Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

¿Qué hay para comer? (I)

Lunes, 05 de Marzo de 2007
Javier Velasco
Publicado en el número 147

La alimentación de los aborígenes canarios ha sido un tema tratado de forma recurrente en cuantas aproximaciones se han venido haciendo a estas sociedades del pasado. Por lo general explicar las conductas alimenticias de los aborígenes pasaba por enumerar listas más o menos pormenorizadas de los productos que formarían parte de su dieta; es como si quisiéramos reconstruir la dieta de la población canaria actual limitándonos a enumerar los productos que podemos encontrar en los estantes de un supermercado.


La alimentación de los aborígenes canarios ha sido un tema tratado de forma recurrente en cuantas aproximaciones se han venido haciendo a estas sociedades del pasado. Por lo general explicar las conductas alimenticias de los aborígenes pasaba por enumerar listas más o menos pormenorizadas de los productos que formarían parte de su dieta, frecuentemente sin distinguir siquiera la importancia de cada uno de ellos en el consumo habitual de estas gentes. Las más de las veces dichos listados –casi menús- eran extractados de las fuentes escritas (textos etnohistóricos) siendo mínima, cuando no inexistente, las referencias arqueológicas. Por ello podemos preguntarnos si es suficiente esta información o si realmente se trata de la perspectiva más idónea para abordar un tema de tanta trascendencia. Si se permite la comparación, es como si quisiéramos reconstruir la dieta de la población canaria actual limitándonos a enumerar los productos que podemos encontrar en los estantes de un supermercado. Acertaríamos, sin duda, en los componentes de la alimentación, pero dejaríamos sin dar respuesta a problemas tales como qué se consume habitual y preferentemente, quién consume qué, si hay diferencias en el acceso a según qué productos por razones económicas, sociales o culturales, qué no se consume…

Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en los últimos años han permitido disponer de nuevos datos sobre la alimentación de los aborígenes, así como despejar algunas de las dudas que habían sido planteadas desde hace décadas. Nos proponemos por ello hacer un repaso somero de algunas de estas cuestiones que pueden resultar de interés y así diversificar nuestros puntos de vista sobre esta cuestión. Algunas de las aportaciones recientes con mayor calado sobre la alimentación de los aborígenes canarios son el producto de las investigaciones paleocarpológicas (estudio de las semillas y frutos) y zooarqueológicas (estudio de los restos de animales) desarrolladas en el Archipiélago en los últimos años. Veamos entonces algunos de los datos aportadas recientemente por estas disciplinas, pese a caer en el riesgo de reiterar cuestiones ya conocidas por quienes lean estas líneas.

 
 Cráneo de oveja de Guayadeque.
Los restos de fauna hallados en los yacimientos prehispánicos canarios no sólo han puesto de manifiesto, grosso modo, un consumo preferente de cabras y ovejas por parte de estas poblaciones, sino también el hecho de que la explotación de estos animales estuviera preferentemente destinada a la obtención de productos secundarios (lácteos y derivados). Se documenta un patrón de sacrifico de estos animales domésticos que sigue una pauta normalmente recurrente, como así apunta V. Alberto (2004: 6-7): “por los datos con que se cuenta, podemos considerar que el sacrificio de cabras es más elevado que el de ovejas, produciéndose de forma mayoritaria entre las hembras adultas, en estrecha relación con la disminución de su capacidad productiva y reproductora. En segundo lugar, se sacrifican individuos infantiles, con poco tiempo de vida o recién nacidos, entre los que se incluye un alto número de machos, lo que obedece a la regulación de las manadas, constituyendo el excedente desechado en la renovación de los ganados. Y finalmente se detectan animales jóvenes que se crían para satisfacer las necesidades cárnicas de ciertas épocas de los ciclos vitales de las comunidades. A grandes rasgos éste es un modelo de explotación orientado de forma prioritaria a la producción
 
 Marcas de carnicería en hueso de cabra.
láctea frente al aprovisionamiento de carne
”. De lo dicho se desprende, entre otras cuestiones, que los productos animales consumidos por los aborígenes con mayor asiduidad, y aunque con diferencias entre islas, serían la leche y sus derivados (manteca de ganado, etc.). El acceso a la carne de estos animales no sería tan frecuente y regular como pudiéramos pensar, al menos para el conjunto de la población como tendremos la oportunidad de valorar en una próxima entrega dedicada a la alimentación aborigen.

El cochino suele estar presente en los yacimientos arqueológicos en unos porcentajes inferiores a los de cabras y ovejas y, como es lógico, su crianza estaría dirigida fundamentalmente a la obtención de carne. Por ello se observa un patrón carnicero en el que suele predominar la presencia los animales jóvenes que, pese a su corta edad, ya han alcanzado prácticamente su peso óptimo para la matanza. Se observan diferencias en las pautas de aprovechamiento de unos animales y otros, lo que, desde luego, se traducirían en diferencias en la participación de los productos obtenidos en la dieta habitual de los aborígenes canarios.

 
 Lagarto de Gran Canaria (Gallotia stehlini).
Los estudios zooarqueológicos también han puesto de manifiesto el consumo, probablemente esporádico, de otros animales, si bien esta vez obtenidos a partir de estrategias de caza. Así, en Gran Canaria se constata en diversos yacimientos insulares el consumo del conocido como “lagarto canarión” (Gallotia stehlini), el cual, y según apuntan algunos estudios, podría alcanzar el metro de longitud, convirtiéndose en una fuente de carne nada despreciable. En Tenerife se han registrado igualmente restos de lacértidos entre los desperdicios culinarios de distintos espacios domésticos prehispánicos, si bien la especie consumida por los habitantes de esta isla fue el Gallotia goliath. Pero no fueron sólo estos los animales capturados para el consumo.

 
 Cráneo de Canariomis bravoi.
Según revelan los datos arqueológicos los guanches también capturaron y consumieron un animal hoy extinto como es la Canariomis bravoi. Se trata de una “rata gigante” que podría haber alcanzado el tamaño de un conejo, y cuyos restos óseos con signos inequívocos de consumo se han recuperado en el yacimiento de las Arenas (Buenavista del Norte). También se ha apuntado, aunque sin datos definitivos, que un animal de aspecto similar al anterior, Canariomis tamaranis, pudo haber sido capturada para su consumo por parte de los antiguos canarios. Para confirmarlo habrá que esperar a nuevos estudios. Más allá de lo curioso que puede ser el consumo de lagartos o el de ratas gigantes, el principal foco de interés de nuestro acercamiento a este tema debe ser el papel de cada uno de estos recursos –y otros a los que no se ha hecho alusión- en la conformación de la cultura alimentaria de los aborígenes.

Así las cosas, pese a que dentro del listado de animales consumidos por la población aborigen podemos incluir especies domésticas y silvestres, el aprovechamiento que se hace de unas y otras no puede ser en absoluto equiparable pues ello nos llevaría a un análisis erróneo de esta realidad histórica. Más aún si tenemos en cuenta, además, que el acceso a los recursos cárnicos no estaría tan generalizado para el conjunto de la población como a veces hemos pensado (o al menos así quisiera valorarse en una próxima entrega de este artículo).

 
 Trigo aborigen.
El estudio de los restos de semillas y frutos que se identifican en los yacimientos arqueológicos también ha significado grandes avances en el conocimiento de los hábitos alimenticios de la población preeuropea de Canarias. Por ejemplo, para la isla de El Hierro no se tenía constancia de la práctica de la agricultura –salvando unas pocas referencias poco clarificadoras- hasta que se identificaron restos de cebada formando parte de las ofrendas en la Necrópolis de La Lajura (La Frontera). Andando el tiempo, nuevos datos no sólo han confirmado el cultivo de esta especie por parte de los bimbapes, sino que lejos de ser algo anecdótico constituyó una actividad que se prolongó a lo largo de los siglos. Una información que ha hecho cambiar la visión que se tenía hasta el momento sobre las actividades económicas prehispánicas de El Hierro y, como no podía ser de otra forma, sobre sus prácticas alimenticias.

También hoy podemos decir que las lentejas f
 
 Lentejas.
ormaban parte de los cultivos de nuestros aborígenes, al menos en La Palma y Gran Canaria. En esta última isla la presencia de esta leguminosa se documenta en varios yacimientos como son el conjunto de La Cueva Pintada y la Plaza de San Antón en Agüimes. Así, las lentejas se suman a las habas (conocidas en Gran canaria y Tenerife) o a los chícharos (La Palma y Tenerife), ampliando en repertorio de especies cultivadas por los aborígenes que conocíamos hasta hace algunos años. La presencia de leguminosas en la dieta, y más aún cuando se combinan con los cereales, está lejos de ser una anécdota pues tiene importantes consecuencias nutricionales ya que la calidad de la alimentación se ve sustancialmente enriquecida.

Los recientes estudios de Jacob Morales han permitido demostrar el cultivo de la higuera, pudiendo hablarse sin temor al equívoco de la práctica de la arboricultura de esta especie por parte de los aborígenes de Gran canaria. Aquella vieja controversia de si la higuera era un frutal introducida por los mallorquines poco antes de la conquista hoy está completamente descartada. Los restos de frutos de la higuera se documentan en diversos yacimientos, fechados varios siglos
 
 Palmeral en Temisas.
antes de la presencia documentada de europeos en las islas. Este recursos alimenticio debió ser ampliamente consumido por los antiguos canarios, hasta el punto de haberse hallado semillas de higos incluso en las cavidades provocadas por las caries en individuos de Guayadeque, Temisas y Acusa.

Los frutos de la palmera canaria también se han registrado en distintos enclaves prehispánicos de Gran Canaria, como en la Cueva Pintada de Gáldar, el Lomo de los Gatos (Mogán), Majada de Altabaca (Agaete), etc. Con menor abundancia se han registrado en Tenerife (Cueva de la Higuera Cota) y en los Altos del Garajonay de la Gomera. En esta última isla hay que destacar que no se identificó en un ambiente doméstico sino en lo que se ha denominado “ara de sacrificio”, acaso formando parte de los productos que allí fueron ofrendados por los antiguos gomeros.

Sin perjuicio de lo dicho en estas breves pinceladas, y a grandes rasgos, puede decirse que tanto la agricultura como la ganadería constituyeron las actividades económicas prehispánicas que proporcionaron a los aborígenes de las islas la mayor parte de los componentes que conformaban su dieta habitual. Pero a la vista de los expuesto podemos empezar a preguntarnos ahora cuestiones tales como si todos y todas comían lo mismo, si habría diferencias en función de la posición social o el emplazamiento de su lugar de asentamiento. Cabe interrogarnos igualmente si a lo largo del amplio espectro temporal en el que ocuparon estos territorios insulares hubo variaciones en el consumo de ciertos productos y a qué circunstancias pudieron deberse tales cambios.

Pensamos que el planteamiento de estas cuestiones es lo que facilitará que los hábitos alimenticios de la población prehispánica se conviertan en un instrumento adecuado para explicar procesos históricos, que es, en definitiva, de lo que se trata. De no proceder de este modo, este tipo de prácticas no constituirían de por sí un elemento singular que nos permitiera aprender algo sobre los modos y condiciones de vida de los aborígenes. Dicho de otro modo, la leche, la carne de cabra, de oveja o de cerdo, los cereales o las lentejas han sido productos consumidos en Canarias –y fuera de las islas- más allá del período prehispánico. Saber no solo qué se consumió, sino también quién, cuándo, cómo y en qué cantidades será la llave para acceder a un conocimiento más certero de nuestro pasado.
Comentarios
Viernes, 26 de Agosto de 2011 a las 15:36 pm - Kaya Kaya

#15 Para volver a la alimentacion de los aborigenes canarios, pues tal es el tema principal del articulo -sin desprecio a la cuestion de las distintas apelaciones de los primeros pobladores de Canarias-, quisiera insistir en dos fuentes: la cabra y la cebada.

Con la llegada -deportacion?- de los primeros pobladores de Canarias la vispera de la Era Cristiana, contamos con la cabra que, viva, proporcionaba a los aborigenes leche y manteca llamadas respectivamente en la antigua lengua canaria 'aho' y 'amolan' (Abreu Galindo, La conquista de las siete islas de Canarias).

Degollada la cabra, ademas de las pieles que servian de vestimenta y de los huesos y cuernos que eran utilizados como utensilios domésticos o instrumentos, prorcionaba la carne necesaria a la alimentacion diaria. Pero teniendo en cuenta las clases sociales de aquel entonces, resulta facil comprender que no todos poseian rebanos de cabras. Una alternativa alimenticia eran entonces los distintos platos que proporcionaba el cultivo de la cebada. Me refiero a las variedades culinarias del Gofio que era 'el pan cotidiano de los aborigenes'; aludiria también al 'guachafisco', o sea los granos de cebada tostados. No podemos olvidar a este respecto cuantos otros productos ofrecia la naturaleza islena: de las raices de helecho, pasando por productos posteriores como eran los higos pasados, entre otros.

Miércoles, 29 de Julio de 2009 a las 15:47 pm - Marianne

#14 Sobre el témino aborigen se refiere al origen de la población, no a si uno nació en el sitio o no. Compárese, por ejemplo, con los \"aborigenes australianos\". Para los nacidos en un sitio ya está el término nativo.

El que la población prehispánica llegara o no de otra parte es totalmente irrelevante. Todas las poblaciones humanas tiene su origen último en África y África existía mucho antes de que la pisaran humanos.

Creo que hay varios términos que pueden ser correctos a la vez. Unos serán más a apropiados que otros en ciertos contextos y también se puede usar para variar y no estar reptiendo siempre la misma palabra. Mientras quede claro...

Lunes, 18 de Mayo de 2009 a las 19:09 pm - Javier Velasco

#13 Hola Sunta. Las lentejas identificadas en Gran Canaria en distintos contextos arqueológicos han sido determinadas como pertenecientes a la especie doméstica Lens culinaris (determinación específica de Jacob Morales). La fotografía que acompaña al texto son lentajas del yacimiento de San Antón (Agüimes). Si estás interesada y nos proporcionas un correo electrónico te podemos remitir alguna imagen más de los granos identificados hasta el momento. Un saludo a todo el mundo.

P.D. No se pierdan el nuevo artículo de Ignacio Reyes.

Domingo, 17 de Mayo de 2009 a las 23:46 pm - Sunta

#12 Si, por favor comuníco al igual que el compañéro de la gomera, que el termino aborígen no es correcto, pues aborígenes son lo que desde siempre han estado aquí y nuestros antepasados los guanches llegaron desde el norte de Africa. En concreo la denominación sería indígenas, es deciir, nuestros antepasados, además fúé este termino impuesto por un falangista, y es discriminatorio.Ruego lean la revista de Arqueología Numero 333.

Al igual sucede con prehispánicos, esto tampoco es correto, ni primitivos y otros terminos que suelen emplear mal prestigiosos historiadores y arqueógos. ya está bien, los canarios hemos aprendído ultimamente a toda prisa. ya no nos pueden engañar más.

Un cordial saludo y a estudiar

Domingo, 17 de Mayo de 2009 a las 23:37 pm - Sunta

#11 Por favor si alguien puede decirme el nombre científico de la lenteja guanche, además si se puede conseguir una fotografía, pùes en la flora canaria no encuentro nada al respecto.

Otro caso es el de la fruta conocída vulgarmente por sáquitas, que es muy similar a las guindas, ruego si es tan amable me indíque las zonas en las que se encuentran así como su nombre científico.

çMuchísimas gracias .

Miércoles, 08 de Octubre de 2008 a las 12:05 pm - fertf

#10 CANARIOMYS BRAVOI

La Rata Gigante de Tenerife (Canariomys bravoi) era una especie de la familia Muridae. Actualmente extinta, era endémica de la isla de Tenerife (Canarias, España). Se han encontrado restos fósiles de este animal practicamente por toda la isla. Sobre todo en yacimientos en cuevas o tubos volcánicos de la isla, donde a menudo suele aparecer junto con restos de otras especies como por ejemplo, los lagartos gigantes (Lacerta maxima y Lacerta goliath). Sus fósiles datan del Plioceno y Pleistoceno, por lo que se sabe que habitaba antes de la llegada del hombre. Su cráneo alcanzaba hasta 7 centímetros de longitud, por lo que podría haber alcanzado el tamaño de un conejo, y cuyos restos óseos se han recuperado sobre todo en el yacimiento de Las Arenas en el municipio de Buenavista del Norte (en el noroeste de Tenerife).

La rata gigante, al igual que otras especies de las islas, se extinguió por las acciones de los humanos (Guanches) y también por la introducción del gato. En Gran Canaria habitó la rata gigante Canariomys tamarani.

Martes, 24 de Junio de 2008 a las 09:46 am - Aficionado

#09 El tema admite mucho juego. Básicamente pudieron aprovechar cualquier recurso proteinico animal con mayor o menor asiduidad. En cuanto a los perros, habiendo crónicas que lo apuntan me parece que se ha descuidado en general la importancia que pudiera haber tenido este recurso a favor de ponderar siempre a los ovicápridos y suidos y olvidarse siempre de nombrar al perro como animal criado para su consumo. En cuanto al gasto, los perros han sido y siguen siendo consumidos en algunas culturas donde predomina el aprovechamiento de los recursos pesqueros para obtener carne de otro tipo al poder éstos ser alimentados con despojos del pescado, por citar una forma de utilizar perros como recicladores de desperdicios para obtención de proteinas. También con cereales se puede engordar cánidos y esto es hecho actualmente en muchas culturas. Sinceramente, al ser un elemento algo alejado de nuestra cultura occidental actual, pocas veces se hace mención digna del aprovechamiento que pudo haber tenido este recurso.

En cuanto a las codornices, creo recordar que Alvise Ca\'da Mosto hace referencia a la caza de aves no voladoras. Las codornices insulares creo también recordar que eran pequeñas, pero sería interesante pensar en alguna galliforme traída de fuera de las islas o la posibilidad que alguna endémica hubiese podido ser domesticada. No hay lugar para la imaginación en la arqueología, creo, pero hay que otear el horizonte siempre con ojos atentos y ver más allá de la evidencia utilizando la intuición. Si existe una referencia histórica, como la de Ca\'da Mosto y sus aves no voladoras, este es un punto al que hay que darle atención y si al final, parece que no encuentra fundamento, hay que argumentar la posibilidad de descartarlo. También hay referencias de una forma de aparicion del demonio en forma de gallinas o pollos, creo recordar.

Finalmente, creo haber leído que Bethencourt Afonso habla de vacas. Me pregunto si esto tiene alguna cabida en el estado de conocimiento actual. Siempre se debiera contrastar con la presencia de estos animales en Norteáfrica de forma que la poblacion originaria de algun componente poblador de las islas pudiera haberlas conocido. Innevitablemente aparece la cuestion de la navegación y el marco cronológico del poblamiento insular. Quede ahí ese punto.

Lunes, 23 de Junio de 2008 a las 15:14 pm - Javier Velasco

#08 Hola \"Aficionado\" y gracias por tu comentario. Por lo que sabemos desde la arqueología se consumían aves, si bien las que aparecen con mayor frecuencia (teniendo en cuenta los pocos estudios que hay sobre la materia) son la paloma (entre ellas la rabiche), el cuervo, el aguililla, etc. Ahora no se con certeza si se llegaron a consumir aves no voladoras, pero también es verdad que son muy pocos los estudios en relación al consumo de este tipo de recursos y que se pudieron comer otras como la pardela, por ejemplo.

En lo que respecta al perro, o más bien su consumo, estaría probado arqueológiamente en La Palma y Tenerife, si bien siempre aparenta ser un recurso al que se accede esporádicamente. También se apunta la existencia de conofagia para el caso de Gran Canaria, auqnue yo no conoczco ningún dato más allá del aportado por algunas fuentes escritas (Viera y Clavijo en el siglo XVIII llega a decir incluso que los perro eran castrados para facilitar su engorde).

Desde luego que el perro tiene más carne que una rata (aunque sea del tamaño de un conejo como la comentada) pero la diferencia entre uno y otro es que mientras que esta última es una animal salvaje (y por tanto no hay que criarlo), al perro habría que alimentarlo y cuidarlo de cara a que obtuviera un peso adecuado para su sacrificio y aprovechamiento cránico. Ello supondría un \"coste\" que no se daría en el caso de la rata. Con todo el consumo de perro y rata no es excluyente entre sí. En cualquier caso el avance de los estudios zooarqueológicos en los próxims años, seguró que permitirá tener más datos. Un saludo

Lunes, 23 de Junio de 2008 a las 14:53 pm - Aficionado

#07 El tema es siempre interesante y permite aportar muchos datos desde la arqueología. Creo que hay mencion de pájaros no voladores, quizá incluso alguna Coturnix spp.(codornices extintas)

que se comian y me gustaría apuntar que sería fácil suponer que se consumian perros, pero bueno, esto quizá es estéticamente algo poco relevante por lo que parece, aunque por otro lado, un perro tiene más carne que una rata.En fin, cuestion de gustos.

Domingo, 09 de Marzo de 2008 a las 15:24 pm - paco aleman albañil

#06 bravo xavi tu dialectica y conocimientos siempre se agradecen en estas páginas en las que con frecuencia se escribe desde el desconocimiento, menos mas que hay doctores que bajan a la arena.

Sábado, 03 de Noviembre de 2007 a las 14:51 pm - blanca

#05 esta informacion esta genial pero me gustaria saber que hacian con ellos en la prehisyoria

Jueves, 04 de Octubre de 2007 a las 16:04 pm - javiera

#04 deberia salir un pelin mas de informacion me lo e leido y me parecio bien bueno esto me sirvio mucho para un trabajo del cole

graciasssssssç

chaooooooo

X_x

Jueves, 02 de Agosto de 2007 a las 20:47 pm - Javier Velasco Vázquez

#03 En primer lugar quisiera agradecer los comentarios, tanto por lo que podemos y debemos aprender de ellos y, lo que es más importante, por que se genera el sano ejercicio del debate. La verdad que lo planteado por gomero como por C.B.V. es un tema muy interesante y que requiere de nuevas discusiones, por lo que ahora tan solo plantea algunas cuestiones que creo que pueden resultar de interés.

Los términos empleados para designar el período histórico que comprende desde la llegada de las primeras poblaciones humanas hasta la Conquista de Canarias en el siglo XV han sido muy diversos y no siempre exentos de polémica. Por lo general se suelen usar indistintamente los conceptos de prehistórico o prehispánico, si bien también han tenido cabida los de protohistórico, precolonial o preeuropeo por citar algunos. Se trata de un convencionalismo que, como para otras épocas o contextos, surge de la necesidad de enmarcar bajo un término una etapa distinguible de otras por razones diversas (hitos históricos, cambios tecnológicos, etc.). En el caso de Canarias normalmente se han empleado prehistoria o período prehispánico para hacer referencia al lapso temporal previo a la conquista europea del Archipiélago, con independencia de las etapas descritas para los contextos próximos como el africano continental o el europeo. No obstante, algunas de estas denominaciones, como Protohistoria o protohistórico, han sido utilizados ocasionalmente para servir a intereses particulares de cara a justificar determinadas teorías sobre el primer poblamiento humano de Canarias, lo que, entre otras cosas, no ha hecho más que introducir elementos de confusión en la percepción de ese remoto pasado.

Añgunos autores \"clásicos\" de nuestra bibliografía arqueológica, como Luis Diego Cuscoy (y hasta la actualidad), más que prehistórico o prehispánico han optado por emplear el término “aborígenes” para referirse a estas poblaciones y sus manifestaciones culturales, si bien en los últimos años hay quien cuestiona la validez u oportunidad de su empleo. De tal suerte otros investigadores han optado por emplear indígena, como así ha defendido recientemente J. farrujia aportando argumentos que, sobre todo, inivitan a la reflexión.

Personalmente creo que es difícil pronunciarse sobre cuál de los términos habitualmente empleados puede ser el más idóneo, más aún cuando buena parte de ellos se encuentran muy generalizados en la literatura arqueológica canaria y son empleados con un mismo valor. En cualquier caso es necesario persistir en la reflexión sobre esta cuestión como una forma se seguir avanzando en el conocimiento. En este sentido, parece observarse en algunos trabajos recientes una tendencia a la vindicación del empleo del etnónimo de cada población insular para su designación histórica, acaso como una forma de recuperar el grupo étnico como objeto de conocimiento histórico, lo que, desde mi punto de vista, es sumamente interesante. Así, pese a que para hablar del conjunto de la población del Archipiélago antes de su sometimiento armado a la Cornona de Castilla se empleen los términos de prehispánico, precolonial e incluso prehistórico, creo que resulta muy oportuno hablar de guanches, canarios, gomeros, majos, bimbaches o bimbapes, etc.

Jueves, 02 de Agosto de 2007 a las 01:25 am - C.B.V.

#02 -Población prehispánica. Aquella población existente en la isla antes de la conquista castellana de la misma. Término bastante preciso para ubicar cronológicamente la cultura desarrollada en una isla como Gran Canaria antes de que fuese conquistada.

-Aborígen. Según el diccionario de la RAE, originario del suelo en que vive. También, primitivo morador de un país, por contraposición a los establecidos posteriormente en él.

En él primer caso, yo, nacido en la isla sería un aborigen de Gran Canaria y el hijo de mis vecinos nacido en la misma isla, pero de padres sevillanos también. Sería un aborigen una persona nacida en Canarias hace 1000 años que otra nacida hoy. De lo expuesto se deduce que él término aborigen no sitúa cronológicamente a una cultura, por lo que su utilización, pese a que todos los empleamos, plantea problemas.

En la segunda acepción, sólo serían aborígenes aquellos que llegaron en primer lugar y por lo tanto, por poner un ejemplo, los individuos del segundo poblamiento palmero, que realizaron los grabados rupestres más característicos de la palma, no serían aborígenes, ni yo tampoco porque ignoro desde cuando están mis antepasados en la isla de Gran Canaria.

-Antepasados: Según el diccionario de la RAE, ascendiente más o menos remoto de una persona o de un grupo de personas. Tampoco es un termino preciso porque no acota cronológicamente el momento sobre el que se habla; tan antepasado es mi bisabuelo que nunca conocí como un individuo que vivió en Canarias hace 1500 años.

A un investigador de Nápoles o de Berlín le hablamos de una aborigen o un antepasado de Canarias y no sabría si estamos hablando de un hombre que vivió hace 100 o 1.500 años. Sin embargo si le añadimos la palabra prehispánico, se sitúa cronológicamente. Otro ejemplo significativo lo encontramos en América; los investigadores hablan de culturas prehispánicas y todo el mundo automáticamente sabe a que periodo se hace referencia.

No obstante, también debemos apuntar, que si bién el término prehispánico es correcto para realizar ese primer corte entre la cultura que se encontraron los europeos al llegar a las islas para su conquista efectiva y la que surgió a continuación y hasta la actualidad, los investigadores deberan consensuar y afinar en como llamar a esos primeros pobladores de las islas y a los que siguieron viviendo en ella durante cientos de años hasta que se produce la conquista de la isla y se impone el nuevo modelo cultural.

Domingo, 22 de Julio de 2007 a las 20:20 pm - gomero

#01 ¿Población prehispánica?aborígenes o antepasados cuidado con el lenguaje.Por lo demás excelente artículo sr.Velasco.