Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Dientes, aborígenes y palos de ciego.

Domingo, 27 de Febrero de 2005
Ernesto Martín Rodríguez (Profesor Titular de Prehistoria. ULPGC) y Javier Velasco Vázquez (Doctor en Prehistoria por la ULPGC)
Publicado en el número 41

El día 23 de febrero de 2005 publicábamos en nuestra sección Noticias de Tdos dos nuevas noticias en torno a la cultura prehispánica de Canarias. Una de ellas versaba sobre una novedosa investigación en Gran Canaria. Así, el señor J.J. Jiménez González publicaba posteriormente en Canarias Ahora un artículo que cuestionaba la validez de dicha investigación. El texto que aquí presentamos es la respuesta que al señor Jiménez dan dos conocedores del tema: Ernesto Martín y Javier Velasco. Con el fin de que nuestros lectores estén en situación, en el escrito aparece un enlace con el artículo de J.J. Jiménez y, como anexo, dos comentarios significativos a los que dio pie este texto.



La crítica científica es uno de los principios básicos que favorecen la creación de ciencia, si bien, para que así sea, debe estar fundamentada y contrastada. Porque, como a nadie se le escapa, las pataletas que se mueven entre la especulación y el esperpento en nada contribuyen al avance del conocimiento científico. Por ello resulta del todo sorprendente el texto titulado De aborígenes y dientes firmado por D. J.J. Jiménez González, no sólo por su acientificidad, sino por la carencia del más mínimo fundamento y conocimiento de causa. En tan solo seis párrafos revela un profundo desconocimiento del trabajo objeto de la crítica, una total ausencia de método en el sustento de sus valoraciones y un cómodo anclaje en unos puntos de vista caducos y alejados de la realidad que la investigación arqueológica pone de manifiesto para la Prehistoria de Gran Canaria.

Realmente desconocemos qué motivaciones llevan componer una diatriba como la publicada, aunque a juzgar por lo escrito de lo que estamos seguros es que el ánimo que subyace no es favorecer un acercamiento y enriquecimiento al pasado prehispánico de Gran Canaria. Nos permitimos una afirmación de tal contundencia porque cada una de sus aseveraciones son tan laxas como carentes de fundamento.

Lo que, según el autor, algunos despistados denominamos Bioantropología, es decir, las disciplinas dedicadas al estudio de los restos humanos arqueológicos, no es como erróneamente afirma una mala traducción del término anglosajón Bioanthropology. Se trata de un concepto pleno de contenido, ampliamente extendido y consensuado en todo el ámbito hispanohablante, así como profusamente empleado en numerosas investigaciones sobre la materia. Quizá la lectura de alguna publicación sobre dicha temática contribuya a despejar dudas y lagunas formativas. Pero, además, se trata de un término de perfecta construcción en castellano por la unión del prefijo bio- y la voz antropología (como también se hace en otros casos, por ejemplo: biogeografía). Una simple consulta al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua le hubiera evitado el patinazo.

Pero quizá lo más significativo sea el vano intento de fiscalizar un trabajo de investigación, del que, obsérvese la paradoja, no se menciona ni su naturaleza ni sus autores, acaso en una estrategia dirigida más al despiste que al mantenimiento de un “cortés anonimato”.

Con todo pensamos que los lectores merecen que se les explique y aclare tal circunstancia. El trabajo vilipendiado no es otro que la Tesis Doctoral presentada recientemente en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria por Teresa Delgado Darias bajo el título de Economía, salud, nutrición y dieta de la población prehistórica de Gran Canaria. La aportación de la antropología dental. Dicho trabajo mereció, a juzgar por el tribunal que lo evaluó, la máxima calificación académica, además de numerosas alabanzas en lo que se refiere a su calidad, exhaustividad y rigurosidad en las explicaciones históricas propuestas a partir del estudio de la dentición de un amplio repertorio poblacional prehispánico. Pese a ello, D. J.J. Jiménez, sin que ni siquiera se plantee recurrir al trabajo que critica, opta por juzgarlo a partir de una nota de prensa, lo que, desde luego, no parece adecuado por muy prolija que pueda ser ésta. Tal actitud recuerda más a la crítica de cafetería o al “tú difama que algo queda”, que a un talante serio y con aspiraciones de formulación científica.

Pero lo peor de todo es que, a costa de visiones parciales y sin contrastar, cae en una censura que, por una parte, se cimenta en supuestos erróneos y, por otra, extrae de un contexto explicativo sumamente amplio frases seleccionadas que cuestionan los planteamientos, a nuestro entender caducos y apriorísticos, que el firmante del texto ha defendido en algunas de sus publicaciones. Merece pues la pena aclarar algunos aspectos, especialmente de cara a ofrecer al lector lo gratuito de las afirmaciones a las que aquí tratamos de contestar.

Si se hubiera molestado en consultar el trabajo se hubiera percatado de que el número de yacimientos estudiados supera los sesenta y no los cinco que enumera. Una ligera lectura le habría evitado la vergüenza de desconocer -aunque los cuestione- los criterios de selección de la muestra y qué procedimientos analíticos fueron los empleados. La ignorancia se convierte en este caso en el mejor escudo del atrevimiento. Pero es más, y en relación a la representatividad de la muestra, si se hubiera molestado en leer algo más que la prensa, sabría que las evidencias analizadas constituyen también un tanto por ciento muy elevado (más del 80%) de los restos humanos aptos para este tipo de estudios que conocemos en la actualidad para la Prehistoria de Gran Canaria. ¿Será necesario esperar a que se recuperen todos los restos humanos de esta etapa de la historia insular para poder empezar a decir alguna cosa?

Claro que hay problemas con algunos de los contextos de procedencia, pero no más que a los que debió enfrentarse D. J.J. Jiménez para elaborar su tesis doctoral. Si hubiera hecho el aconsejable ejercicio de consultar el trabajo que por fuentes secundarias enjuicia, podría haber valorado de primera mano el análisis crítico que se hace de cada uno de los yacimientos sepulcrales de los que procedían los materiales sometidos a examen. Si se hubiera molestado en leer algunas de las 517 páginas de las que consta el trabajo, o haber consultado alguna de las obras de la extensa bibliografía compilada, sabría cuáles son los fundamentos básicos que permiten considerar las calidades y cualidades de la dieta de estas poblaciones prehispánicas. De haberse interesado mínimamente habría visto la nítida concordancia entre los datos aportados por la antropología dental y los obtenidos por otras vías de análisis, fundamentalmente el contenido de oligoelementos en la fracción mineral del hueso. Es una simple cuestión de lecturas. La consulta del trabajo le hubiera evitado sonrojarse ahora ante el hecho de que una parte significativa de los esfuerzos explicativos recogidos en dicho trabajo se dediquen a valorar la importancia de la cronología y cómo las variables analizadas debieron ir mudando en el tiempo.

Si irrisorias resultan las críticas refutadas hasta el momento, igual calificativo merecen sus confusas opiniones sobre las explicaciones históricas defendidas en el trabajo de Teresa Delgado y así, pese a que el espacio sea limitado, no nos resistimos a mostrarle algunos de los notables avances científicos que éste supone. Aunque sea una cuestión de Perogrullo no puede quedar sin contestación el que se estime contradictorio una sociedad capaz de generar un plusproducto y el reparto asimétrico de éste. Si algo particulariza a la organización de la población prehispánica de Gran Canaria son las marcadas desigualdades y la jerarquización social, donde lo sorprendente sería la inexistencia de desemejanzas en el control y acceso a los recursos alimenticios. Así lo pone de manifiesto, entre otras muchas pruebas, la existencia de un porcentaje significativo de individuos en los que se han observado procesos de malnutrición calórico-proteico. Quizá no vendría mal que repasara su propia Tesis, pues en ella se citan algunos de estos trabajos.

Sus palabras finales dejan traslucir cierta inquietud, motivada por el surgimiento de alternativas fundadas al determinismo medioambiental de corte más tradicional del que el autor es uno de sus máximos exponentes. La superación de una visión de los aborígenes como meros “estómagos bípedos” obliga, en el estado actual de los conocimientos, a ofrecer explicaciones históricas y no a seguir vagando por el errático sucedáneo de la “adaptación”. Entendemos que D. J.J. Jiménez no se halle cómodo ante tal tesitura, pero ello no le debe conducir a precipitadas valoraciones de escaso fundamento.

Creemos que el trabajo de Teresa Delgado constituye una aportación de primer orden al conocimiento de las sociedades aborígenes de Gran Canaria -como así lo ha reconocido la comisión encargada de juzgarlo-, si bien su principal mérito sea haber aportado nuevos elementos de juicio en la generación de un conocimiento al que, seguro, le queda aún por recorrer un largo camino. Sin embargo, ese camino no se hace a golpe de inconsistentes y rebuscadas referencias en prensa que persiguen denostar el esfuerzo ajeno en beneficio propio, sino a través de un trabajo serio y riguroso como el que ha desarrollado hasta la fecha Teresa Delgado Darias en todas y cada una de sus aportaciones científicas.



ANEXO: Comentarios significativos al texto "De aborígenes y dientes" de J.J. Jiménez González.

Quisiera efectuar tres consideraciones: La primera tiene que ver con la honda preocupación que manifiesta el Dr. J.J. Jiménez por el uso del lenguaje. Al respecto, espero que tome a bien que le recomiende la lectura de las páginas 39 a 41 del magnífico libro de D. Fernando Lázaro Carreter, El Dardo en la Palabra, en las que se valora el “mal uso” de lo que este autor denomina “pulcro sucedáneo preposicional”, refiriéndose a la expresión “a nivel” y que el Dr. Jiménez emplea en el último párrafo de su desafortunada crítica.

La segunda consideración, si se me permite, se refiere a la idea contenida en ese mismo párrafo. Me sorprende que se critique el uso de la expresión “sistema de distribución supraterritorial” y se reclame su sustitución por un concepto: “redistribución”, supuestamente aceptado por la terminología antropológica. Me resulta sorprendente que el autor obvie que los conceptos están vinculados a determinadas posiciones teóricas y que la “redistribución” constituye un mecanismo de circulación de productos descrito desde valoraciones procesuales, que nada tiene que ver con el concepto planteado por la Dra. T. Delgado. Se podrá estar o no de acuerdo, pero una controversia que radica en la teoría sustantiva desde la que se efectúa la investigación nunca debe reducirse a un asunto de esnobismo lingüístico.

La tercera consideración me lleva a pronunciarme en el mismo sentido en que lo ha hecho la persona que firma como “Carmela”. Verdaderamente lamento que el Dr. Jiménez considere que una nota de prensa es la mejor manera de profundizar en un trabajo de años. Yo no he leído la Tesis de la Dra. Delgado, pero sí conozco otros trabajos publicados por ésta y por el equipo con el que trabaja y, desde luego, su calidad me permite estar convencido de que, en cuanto pueda sumirme en las páginas de ese trabajo, aprenderé muchas cuestiones sobre la economía, salud, nutrición y dieta de la población prehistórica de Gran Canaria.

Cristo Hernández Gómez.



DE PRECISIÓN Y OTRAS CUESTIONES.

Reconozco que, una vez pasada la sorpresa y estupefacción tras la lectura del artículo "De aborígenes y de dientes" del Doctor Jiménez, lo único que me queda es una profunda decepción frente a la irresponsabilidad profesional demostrada por el autor. Si de objetividad y sensatez se trata en pro de una recomendable y sana deontología en el ámbito de la investigación prehispánica, cabe esperar que la crítica versada acerca del trabajo de Teresa Delgado Economía, salud, nutrición y dieta de la población prehistórica de Gran Canaria. La aportación de la antropología dental, recientemente presentado como Tesis Doctoral, se ajuste al contenido de dicho trabajo y no al de una nota de prensa cuyos modos y objetivos de divulgación difieren del método científico.

Se me escapa por qué el autor en un acto de total precipitación se lanza a verter afirmaciones que no coinciden con la realidad, haciendo de su detracción una inconsistente opinión sustentada sobre falsas premisas. Ante esta situación, como integrante del colectivo de profesionales vinculados al estudio de las sociedades aborígenes de Canarias y por la ventaja que supone conocer muy de cerca la trayectoria investigadora de Teresa Delgado, creo necesario reivindicar la gran calidad y el extraordinario interés de su Tesis Doctoral. Así lo afirmo porque los resultados que ofrece son fruto de un escrupuloso y profundo análisis aplicado a un vasto repertorio dental que cumple con creces todas las garantías de efectividad y buen hacer metodológico, colocándose a la vanguardia de protocolos de estudio en este tipo de disciplina. Y si resaltar la precisión y exhaustividad metodológica no debiera ni tan siquiera considerarse si no fuera por la recurrencia con que esta indispensable condición de la actividad científica se pervierte, mayor mérito deviene en el tratamiento de la información logrando realmente evidenciar la dimensión histórica de los procesos sociales que se derivan de los materiales arqueológicos y que tan pocas veces se alcanza en este campo del saber. Además, me consta que esta opinión es unánime entre todas las personas que en la actualidad desarrollan su actividad investigadora en Gran Canaria.

Tomando en consideración el oscuro panorama en el que se encuentra subsumida la cultura en Canarias y, en concreto, la investigación sobre las poblaciones prehispánicas, la calidad del trabajo de Teresa Delgado lo convierten en un referente indispensable y así debiera ser incluso para otras posiciones desde las que se ha intentado explicar la prehistoria de Gran Canaria. Finalmente, como el Doctor Jiménez, reclamo el buen uso del lenguaje y la precisión en el empleo de los términos, pues las palabras entrañan significados precisos que expresan ideas y han ser utilizadas con propiedad. Y no es ésta una cuestión baladí, muy al contrario el dominio en la expresión no está al alcance de todos, por eso resulta tan difícil participar del arte de la ironía que, de no mediar el ingenio, puede terminar convirtiéndose en una patética muestra de sarcasmo.

Verónica Alberto Barroso.

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Comentarios
Jueves, 25 de Septiembre de 2008 a las 23:44 pm - bea

#03 Me parece una vergüenza lo de este señor, ojala su \"libro\" titulado Gran Canaria prehistórica, tuviese la mitad de rigurosidad e informase tan bien como el publicado en su momento por la Señora Teresa. Sin ningún ánimo de ofenderlo me parece que la crítica que hace tendría que aplicársela a usted mismo.

Me da la impresión de que usted tiene cierto coraje por que los Profesionales que se han ido formando posteriormente a usted lo han superado con creces y han dejado su artículo, \"libros\" etc. bastante desprovistos de información, como sucede con su \"libro\" antes mencionado, el cual la mayoría de las veces se limita a citarnos a autores que han investigado sobre el tema y se queda hay, habla por ejemplo cuando habla en el anexo II sobre la caries dental se limita a enviarnos a Larsen, Miller, White, Huss-Ashmore....y se queda hay ni siquiera usted es capaz de mencionar algo sobre la idea del autor simplemente hace una mera referencia a estos, y muchas veces nos quedamos en las mismas, por que parece, o mas bien hace un corta y pega de lo que han dicho estos autores, y no se sabe que es lo que usted opina o a investigado.

Y podrá pensar que no me he leído el libro pero es así y la verdad de ja muchísimo que desear, por que desde el punto de vista de mas personas que hemos leído su libro da la impresión de que se limita aun corta y pega y a un abuso constante de referencia a autores que hace un gran relleno en el libro. Que gran diferencia la Gran tesis de la señora delgado. No se por que pero me parece normal que usted solo se haya limitado a leer un articulo de prensa de la señora Darias he hiciese la critica mediante ese modo, por que su libro da esa impresión que hace una breve lectura de un determinado autor y hace unos breves cambios o añade información para rellenar. en fin yo, al igual que usted escribió en su articulo en su momento no me dedico a criticar, ofender ni descalificar a nadie, ya que la opinión es un derecho del que todo ser humano gozamos, yo me limito a plantear mi opinión.

En fin me quedo tranquila sabiendo que sí tenemos grandes profesionales en el campo de la bioantropologia y de la arqueología que son precisamente a los que usted ataca, que gran contrariedad señor Jiménez.

Jueves, 03 de Marzo de 2005 a las 12:19 pm - perera

#02 Comparte lo dicho por Estudiante. Y, más que nada, que se guíe (como dicen Martín y Velasco) por una simple nota de prensa. Que ya sabemos cómo funciona esto: el periodismo, tantas veces, es una reducción significativa del hecho descrito.

En fin, que la opinión de J. J. Jiménez se cae por su propio peso insignificante. Por lo menos según lo leído en su artículo, impertinente e insustancial; y mucho más me parece después de lo leído en la respuesta que aquí se publica.

Jueves, 03 de Marzo de 2005 a las 09:41 am - Estudiante

#01 Éste solo es el punto de vista de una estudiante ,creo que el artículo de J.J. Jiménez tiene un transfondo, el de aburrir a los investigadores para sacarlos de sus casillas y que no sigan descubriendo ciertos aspectos que quizás no convengan. Considero a dichos investigadores personas serias y competentes que se ciñen a utilizar datos científicos para realizar sus trabajos y no la mera especulación, a partir de unos datos publicados en prensa. Además la de este señor es una postura muy cómoda, que los demás realicen sus investigaciones para él criticarlos.

Esta persona pretende desprestigiar a todo un grupo de trabajo y estudiosos, simplemente porque éstos no sean de su agrado, eso no hace más respetable su condición.

Señor mio dese cuenta que no sólo desprestigia a una persona sino a todo un Tribunal que lo valoró, la buena nota con la que este trabajo fue calificado, no creo que se deba al capricho...