Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Premios Canarias de Literatura.

Lunes, 17 de Abril de 2006
Nicolás Guerra Aguiar
Publicado en el número 101

Y viene a cuento lo inmediatamente anterior porque el Premio Canarias de Literatura de este año le fue concedido a un escritor al que admiro desde mucho tiempo atrás: compartí con él las aulas universitarias de La Laguna, condiscípulo por edad y amigo por coincidencias ideológicas en aquellos finales de los sesenta y primeros de los setenta.



El Boletín Oficial de nuestra Comunidad (28.03.97) especifica que el Premio Canarias de Literatura será “concedido a aquellas personas o entidades cuya labor creadora, utilizando como instrumento el lenguaje, represente una contribución relevante al enriquecimiento de la cultura canaria”. Por esa razón lo han recibido -y cito de memoria- ensayistas como Ventura Doreste, María Rosa Alonso, Domingo Pérez Minik...; poetas (Agustín Millares, Pedro Lezcano, Arturo Maccanti, Manuel Padorno, Luis Feria, Carlos Pinto Grote...) y novelistas (Isaac de Vega, Rafael Arozarena). Este año fue premiado Juan Manuel García Ramos: lo avala la calidad de su obra narrativa, ensayística y periodística.

Si aceptamos el planteamiento teórico de la maquinaria generacional de Petersen (entre el más joven componente de un grupo y el mayor no puede haber más de quince años de diferencia), concluiremos que los premiados canarios pueden ser localizados en distintas generaciones literarias habidas a lo largo del siglo XX. Así, desde el de más edad, Domingo Pérez Minik, nacido en 1903, hasta el más joven, Juan Manuel García Ramos (1949), podríamos hablar de vanguardistas, fetasianos, poetas sociales, generación escachada, grupo universitario de La Laguna..., hasta lo que se denominó la narraguanche a partir de los años setenta. Pero esto no es más que un esbozo discutible surgido por la tradición de agrupar a los autores para estudios generales, no pormenorizados. Dejo su análisis para los especialistas.

Sin embargo, dentro del rigor con que los distintos jurados han actuado no sólo para seleccionar a los candidatos sino para premiarlos, echo en falta a un poeta vivo -José María Millares (1921)-, cuya obra no sólo recrea la exquisita riqueza del lenguaje en lo formal (dominio de las imágenes, bellísimas metáforas, osados símbolos) sino que impacta con logradas armonías en lo fonético (ritmo, rima, musicalidad). Y la conjunción de ambos elementos técnicos impresiona y emociona en la sensibilidad del lector porque, además, José María dice, y hubo una etapa de riguroso compromiso social que le costó (finales de los cuarenta) ser víctima de la barbarie franquista a manos de matones enviados desde Madrid para reprimir las palabras nobles y elementales de quien sufrió castigo físico porque fue capaz de elevar su voz muy por encima de otros.

Pero retomando el hilo del planteamiento general, descubro que el tiempo se me ha echado encima con la misma velocidad y presteza reflejadas desde Jorge Manrique, allá en el siglo XV, cuando el autor de Paredes de Nava concluye nuestra estancia en la Tierra con cuatro versos: Partimos cuando nascemos,/ andamos mientras vivimos,/ e llegamos/ al tiempo que fenecemos.

Y viene a cuento lo inmediatamente anterior porque el Premio Canarias de Literatura de este año le fue concedido a un escritor al que admiro desde mucho tiempo atrás: compartí con él las aulas universitarias de La Laguna, condiscípulo por edad y amigo por coincidencias ideológicas en aquellos finales de los sesenta y primeros de los setenta. Me alegro muchísimo por Juan Manuel porque su valía literaria es indiscutible, muy al margen -por supuesto- de azarosos vaivenes en su actividad política, hoy superados a causa de lo que más me impresiona: el rapidísimo paso del tiempo.

Que se haya entrado en autores de la segunda parte del siglo XX para conceder el premio me hace concluir, en fin, que nuestra generación ya es -más que madura- juvenilmente senecta, distendidamente templada, con la apacible y sosegada mirada a los diarios aconteceres que da el saberse miembro de un grupo que comienza a ser reconocido con Juan Manuel García Ramos, a pesar de que eso refleje una carga en trienios administrativos. Pero reconforta saber que mi generación se encuentra no sólo en la cuidada efervescencia de aquella producción literaria premiada sino también reflejada en todo lo que hemos sembrado en las aulas, serena vocación de los veintitantos que formábamos aquel grupo de Románicas (Nazario, Charo, Nelly, Yolanda, Jesús, el otro Manolo, Ponciano...).

Y como los años transcurridos en la vida vivida nos han dado una experiencia reconocida en Juan Manuel, podemos también permitirnos pensar en alta voz sobre el propio Premio Canarias de Literatura, con más de veinte años de tradición y con algunos altibajos propios -supongo- de concretas circunstancias humanas y particulares maneras de enfocar las realidades de las palabras, aquellas imprescindibles para crear, recrear y hacer ensoñaciones que hagan palpitar no sólo los sentimientos sino las propias cualidades estéticas.

Y con esa confianza que me da el saberme miembro de la generación de Juan Manuel García Ramos, concluyo que a lo mejor sería prudente ampliar los períodos de concesiones de este premio, toda vez que la anualidad o la bianualidad pueden condicionar a los jurados. A lo mejor podrían otorgarse cada cuatro o cinco años a la espera, siempre, de las calidades literarias que conforma el paso del tiempo. Puede resultar peligroso que, alcanzada ya la generación nacida en torno al medio siglo, la necesidad de cumplir con el Canarias de Literatura reste valor al mismo.


niguea@telefonica.net
 

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Comentarios
Domingo, 05 de Agosto de 2007 a las 10:19 am - Amokaxen

#02 En el archipielago de los ciegos e ignorantes, cualquier bizco es su rey.

Miércoles, 07 de Junio de 2006 a las 12:32 pm - Jose Almeida Afonso

#01 Mi opinión no difiere en esencia de la de don Nicolas Aguiar Guerra -profesor del que guardo gratos recuerdos cuando me dió clase en La ALdea. Fíjense como era don Nicolás que en un examen me cogió copiándome, me llamó a su mesa, me quitó la chuleta y me dijo 'ande, siéntese y continúe haciendo el examen'. Por supuesto no me dió tiempo a copiarme, pero aprobé.- en fin, lo que quería comentarles es que aunque Juan Mnauel García Ramos es un buen escritor, pienso que don Jose María Millares Sall tiene muchos más meritos pra ser el ganador del premio de Canarias de Literatura de este año. Él o don Francisco Tarajano Pérez.

Don Juan Manuel García Ramos todavía debería peinar más canas para ser merecedor del premio canarias de Literatura...en fin es una opinión y como decía el tal Rajoy ¿Es que en España ya no tenemos ni derecho a opinar?.

Ya lo decía mi madre, lo que debe ocurrir en 'las altas esferas' más vale ni saberlo....