Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Las Chácaras, el Tambor, el Romance, el Baile

Martes, 21 de Noviembre de 2006
Ramón J. Correa.
Publicado en el número 132

De una forma u otra lo importante es que hoy, en el Baile del Tambor, se juntan dos instrumentos contrapuestos pero inseparables. Por un lado la cantarina chácara, por el otro el constante tambor. Dos espíritus diferentes que son el reflejo de quien los toca. El solista o romanciador va preparando su espíritu desde casa y cuando lleva cantados dos o tres pies (estribillos) su semblante comienza a cambiar llegando a un nivel de abstracción cercano al éxtasis. No se da cuenta de lo que alrededor pasa, excepto si los tocadores de chácaras pierden el paso (ritmo) o si los respondedores (coro) no cantan fielmente su pie.


Los instrumentos.
No sabemos con certeza el origen de los instrumentos utilizados por nuestros aborígenes gomeros. Para los entendidos está claro que el ritmo y la forma del canto son ancestrales y que sus raíces son norteafricanas. La discusión del origen de los instrumentos no nos puede cegar hasta el punto de no ver claro que tanto el tambor como las chácaras pueden tener allí su origen. Lo importante, a mi juicio, es preguntarse si los habitantes prehispánicos acompañaban o no sus cantos con algún tipo de instrumentos. No debemos perder de vista la abundancia de piedras fonolitas y de callaos de mar o de barranco que, golpeados unos con otros les podrían servir de acompañamiento. Tampoco olvidemos que fueron un pueblo de pastores y que, por simple curiosidad o por tradición, se les ocurriera tensar dos pieles aisladas por unas maderas. El encuerdado de ajuste y la cuerda central actuales son innovaciones de la cultura hispana. En cuanto a las chácaras no podemos precisar si los aborígenes las utilizaban porque no hay documentos al respecto y porque no se han encontrado restos arqueológicos. Considero que posiblemente tuvieron algún instrumento similar a las castañuelas hispanas (conchas, tablas) que luego perfeccionaron e hicieron más grandes. El aumento del tamaño hasta llegar al actual viene dado por el aumento del número de asistentes a la fiesta y por el grado de protagonismo que cada tocador quiera jugar en ellas. (Actualmente algunos tocadores llevan dos pares y los alternan para sobresalir del resto del grupo).

La palabra que designa al instrumento, chácara, es de claro origen onomatopéyico. Las chácaras se han hecho siempre de corazón de moral o morera, de viñátigo, de barbuzano o de castaño. Por ser duras y livianas las mejores son de corazón de moral o morera si bien las de barbuzano o de viñátigo no son de lo peor. El secreto del buen sonido de la chácara está en la separación correcta entre una hoja y otra y en la forma de cavar el hueco de ambas. La chácara con sonido agudo se utilizará para el repique, la de sonido grave para majar (llevar el ritmo del tambor). El repique suele ser interrumpido (cuando canta el "romanciaor" ) o seguido (cuando cantan los "respondeores" (coro). No hay acuerdo unánime entre los tocadores para repicar interrumpido o seguido pero se suele respetar lo dicho. El sello de los artesanos está en la forma de cada chácara, sobre todo, en las orejas y en la panza.

Es frecuente entre los tocadores poner nombre a sus pares de chácaras o a los de los otros tocadores. Don Isidro Ortiz, tocador y artesano, hizo unas que las apodó "las remendadas". Esto fue porque cuando las estaba fabricando se le estalló una hoja y, al no poder encontrar barbuzano igual para arreglarla, le puso unas discretas grapas. (Bien bonitas quedaron). Entre los tocadores jóvenes hemos bautizado las de un querido compañero como "gavetas" porque son bastante grandes y con una línea cuasi cuadrada. También, de forma generalizada, se les suelen llamar "palos". Para designar la cara de una persona se suele emplearla palabra "chácara". De ahí la expresión "le rompieron la chácara" o "le dieron cuatro chacarazos".


"El tambor y las chocaras símbolos del folclore gomero".
Foto: Rafael C. Gómez León.


Los aros y la caja del tambor actual están hechos de madera de mimbrera si bien se han empleado también los aros de un cedazo o las cajas de madera que antaño venían con sombreros. La mimbrera se utiliza por ser flexible y así poder darle forma redonda. Los parches son pieles curtidas de oveja, baifo o conejo. Deben curtirse y ensamblarse con tiempo fresco o, a ser posible, cuando está lloviendo. El encuerdado se hace con tiña marinera o barquera y la cuerda central para la resonancia es de alambre amarillo. Esta se sujeta por un extremo con un botón o un trocito de palo y por el otro con una clavija de madera. El apretado del tambor se hace con la liña barquera dejando cierta holgura para ajustarlo de acuerdo con el tiempo que haga. Este ajustado se hace con la tiña sobrante del encuerdado o con pequeñas tiras de cuero que unen la liña que sube con la que baja en zig-zag. La caja debe llevar un pequeño orificio y el afinado de la cuerda central se hace con la clavija de madera. El conjunto del encuerdado se llaman "aliños". El palo de tambor se hace de cualquier madera si bien la de brezo es la mejor por ser dura y pesada. La forma del palo del tambor , con una pequeña bola en la punta, muy similar a un alargado pene, es la base del doble sentido cuando se dice ¡arriba palo! Arriba el palo del tambor y el palo del que toca o baila. Hay un pie (estribillo) al respecto; "Recio tambor, recio palo/ recio tambor lleva el mago". Una expresión cariñosa usada por los tocadores de chácaras para con los tocadores de tambores "¡esos cueros!" o "¡esas panzas de burro!" (Indican que han perdido el ritmo) Entre nuestros tambores se dice que el mejor tambor es el que está hecho con piel de gato y con piel de perro (por aquello de la rivalidad) y aseguran que su sonido rompe cristales. Si se insiste preguntándoles sobre la veracidad de su aseveración te dirán que ellos lo han oído siempre pero que no conocen a nadie que se atreva a descuerar un perro o un gato para hacer un tambor.

El canto. El ritmo. El baile. La Fiesta.
De una forma u otra lo importante, a mi juicio, es que hoy, en el Baile del Tambor, se juntan dos instrumentos contrapuestos pero inseparables. Por un lado la cantarina chácara, por el otro el constante tambor. Dos espíritus diferentes que son el reflejo de quien los toca. El solista o "romanciador " va preparando su espíritu desde casa y cuando lleva cantados dos o tres pies (estribillos) su semblante comienza a cambiar llegando a un nivel de abstracción cercano al éxtasis. No se da cuenta de lo que alrededor pasa, excepto si los tocadores de chácaras pierden el paso (ritmo) o si los respondedores (coro) no cantan fielmente su pie. El grupo de tambores y respondedores son la cabeza y punto de referencia para los tocadores de chácaras y bailadores.

Frente a este espíritu de recogimiento y meditación de los tacadores de tambor y respondedores está el espíritu festivo, alegre, y desafiante de los tocadores de chácaras. Representan el desafío, la fuerza, la galantería. Sus ojos emanan sana rabia, lucha, furor, hombría. Esa descarga de adrenalina la sufren las chácaras, sobre todo, en el repique continuo cuando todos los hombres levantan ambas manos para sacudirlas con todas sus ganas. El tocador de chácaras más atrevido saca a bailar a la mujer de su gusto y el resto hace lo mismo o bien observa las mudanzas (diferentes pasos) que hace la mujer o bien está al acecho para relevar al compañero. Este relevo se hace poniéndole una chácara a la altura de la oreja y pasándole la otra a la altura de la cintura del que baila, gritándole "¡voy!, ¡Jiiii! ¡Arriba palo!". Éste debe abandonar y ceder el paso. De no ser así se entenderá como un desprecio. La mujer nunca puede ser relevada. Cuando se retire del terrero es para abandonar. Durante el baile ella va sacándole mudanzas (diferentes pasos) al hombre, quien tiene que imitarlas. De lo contrario ella saldrá victoriosa. Con toda seguridad dirá "a mudanzas no hay quien me gane".
(Personalmente conozco mujeres que no dejan de bailar mientras dure el romance o los romances, desafiando a todos los bailadores cercanos).


"El sello de los artesanos está en la forma de cada chácara".
Foto: Ramón J. Correa.


Durante el baile entre los tocadores o bailadores se oyen expresiones como: ¡Arriba Palo! (Doble sentido ); ¡Oído! (cojan el ritmo), ¡Emparejen! (cojan el ritmo), ¡Esos tambores! (cojan el ritmo)... Lo más rico en este baile es que nadie toca el tambor del mismo modo, nadie baila de la misma forma, nadie toca las chácaras de la misma manera. Todos cantan en tonos diferentes y con variaciones del mismo ritmo. Cada uno le imprime su estado anímico.

Nuestros mayores cuando van a una fiesta lo primero que se echan al hombro son las chácaras o el tambor "por si alguien se ajunta". Al llegar a la fiesta buscan a los de su gremio para brindarse e ir templando "los instrumentos" (entiéndase el doble sentido de la expresión). Hecho esto, y según el ánimo que se tenga (jiribiIla), los tambores comienzan a sonar haciendo de reclamo para el resto de los compañeros desperdigados. Cuando hay un número suficiente de tambores, de respondedores (coro) y de chácaras se comienza la "juelga". Un romanciador (solista) entona un pie de romance (estribillo), improvisado en el momento, repitiéndolo dos o tres veces hasta que los respondedores lo aprenden. Una vez que el romanciador considera que todos han respondido bien su pata o pie comienza el romance. Al punto se meten las chácaras y los bailadores de forma progresiva iniciándose el Baile del Tambor. Los romanciadores se van turnando bien por la extensión del romance o bien por cansancio. Cuando el romance es muy largo y se corta se dice "esrabar el romance". Para indicar que ya no sigue cantando el romanciador repite el pie y hace señas con la cabeza a los respondedores. Al punto las chácaras dejan de sonar y el baile cesa. Otro romanciador, bien de forma espontánea o bien por indicación del resto de tamboreros, comienza de nuevo y de la misma forma el "chasquío" , "la juelga" o "el chasquío de juelga".


'Nuestros mayores cuando van a una fiesta lo primero que se echan al hombro son las chácaras o el tambor, por si alguien se ajunta'.
Foto: Ramón J. Correa


El canto son romances con una estructura de dieciséis versos que pueden rimar de forma tanto asonante como consonante. El pie o pata de romance (estribillo) es un pareado octosílabo cuya rima debe ser igual a la del romance cantado. El pie de romance, improvisado por el solista, debe ser repetido por los respondedores (coro) al acabar aquel cada secuencia de dieciséis sílabas. Muchas veces estos pies de romance fueron instrumentos de protesta social. (Cuando se quitó el ganado del monte un atrevido pastor cantó: Son las cabras nuestra madre/ y el alcalde nuestro padre). Las letras que se cantan son romances llegados a La Gomera a fines del siglo pasado o bien son coplas hechas por los mismos que cantan con un marcado tema local. El monótono ritmo de este baile es constante en chácaras y tambores mientras que el romanceador tiene que adaptarlo a la letra del romance que está cantando y también a su propio estilo. En ciertos puntos de cada verso el ritmo no encaja bien con la letra. Esto me hace pensar que este ritmo es muy anterior a los romances. La base rítmica la marcan el tambor y la chácara que maja.

El baile presenta una fila de parejas enfrentadas que, con una mano más levantada que la otra, avanzan de derecha a izquierda moviendo los pies al ritmo de los instrumentos. La mano levantada es la opuesta al lugar hacia donde se está bailando, es decir, si se baila hacia la derecha se levanta de forma arqueada la mano de la izquierda. Esto depende mucho del estilo personal de cada bailador/ a. Este/a tiene que ingeniárselas para vencer esa monotonía rítmica creando diferentes pasos o "mudanzas" que, a su vez, tiene que mostrárselas a su pareja, quien debe intentar reproducirlas.

Las chácaras y los tambores están presentes en casi todas las fiestas de La Gomera. Se usan también para acompañar el Santo Domingo y para cantar los Años Nuevos y Reyes. Estos ritmos tienen como ritmo base el del baile del Tambor.

Pies de Romance.
Inserto para terminar varios pies de romances:
Dile al sol que no se ponga que me da frío en la sombra. Llamada de atención al amado/a
Yo no quiero nada ajeno que es lo mío lo que quiero. Protesta por la incorporación de elementos ajenos a la tradición gomera.
Si me das la salud vuelvo a verte reina del cielo. Tema religioso
Yo vide correr el agua del Realejo a la Orotava. Gratitud por ser invitado a una romería en el Realeio
Dichoso aquel que navega para volver a su tierra. Añoranza
Los suspiros de mi dama vienen para que yo vaya. Amor

Este artículo ha sido previamente publicado en la revista El Pajar. Cuadernos de Etnografía Canaria, editada por la Asociación Cultural Pinolere.
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Comentarios
Jueves, 28 de Agosto de 2008 a las 18:58 pm - Miguel

#11 Los Años Nuevos no llevan aperajado baile.

Jueves, 28 de Agosto de 2008 a las 14:15 pm - Florencio

#10 Una pequeña duda.

Los años nuevos.... eran acompañados de baile?

Viernes, 02 de Mayo de 2008 a las 04:55 am - PÉREZ

#09 Hola a todos. estoy buscando psartitura del tajaraste, para flauta y tambor...lo más sencilla posible, para trabajar en el colegio. GRACIAS

Martes, 06 de Marzo de 2007 a las 03:34 am - nmygfchh

#08 chale!!!!!!!!!!!!!

Lunes, 05 de Marzo de 2007 a las 13:48 pm - David Díaz Reyes

#07 Enhorabuena y muchas gracias al amigo Ramón. Seguimos aprendiendo. Lo único que no comparto es cuando dice que la palabra chácara es \"de claro origen onomatopéyico\". Tan claro no, hay otras hipótesis argumentadas, como el origen guanche, de investigadores como Francisco Ossorio. Que quede claro que me quito el sombrero ante este artículo.

Miércoles, 27 de Diciembre de 2006 a las 15:55 pm - Adargoma

#06 LARGA VIDA A NUESTRA AUTENTICA Y ANCESTRAL CULTURA CANARIA.

Mi más sincera enhorabuena al autor de este reportaje.

Artículos como estos son totalmente necesarios para mantener viva nuestra cultura entre el pueblo llano, para darla a conocer y divulgarla por todo el archipielago.

A seguir en esa línea, saludos.

Lunes, 27 de Noviembre de 2006 a las 11:38 am - Mulao

#05 Antonio de Viana:

'Resuena el tono acorde de la musica

Los instrumentos son tres calabaças,

secas y algunas piedrecitas dentro,

Con que tocauan dulce son Canario,

Vn tamborin de drago muy pequeño,

Vna flauta de rubia y hueca caña,

Y quatro gaytas de los verdes tallos

Y ñudosos cañutos de ceuada,

Y con la boca vn estremado musico,

Hazia vn ronco son algo entonado. '

http://www.mundoguanche.com/portada/articulo.php?id_articulo=97&idtipo=25&id=

Lunes, 27 de Noviembre de 2006 a las 00:00 am - Mulao

#04 chácara.

šakar, s. m. sing. de [S·K·R > Š·K·R] 'zarpa, garra', 'pezuña, uña, casco (animal)', 'aguijón (de escorpión)'.

1. f. Tf. Pezuña (de la res vacuna).

2. f. Go, Hi, Tf. p. ext. Instrumento músico de percusión, hecho de madera o de hueso, parecido a la castañuela.

http://www.mundoguanche.com/pages/amawal.htm#C

Viernes, 24 de Noviembre de 2006 a las 14:06 pm - Benito Cabrera

#03 Querido amigo Ramón, muchas gracias por este maravilloso artículo. Aunque algunas de tus hipótesis pueden ser discutibles (lo cual lo hace aún más interesante), a todos nos ha rendido siempre tu sabiduría de 'observador participante' en una cultura que conoces desde dentro como nadie. Seguimos aprendiendo de ti y de los maravillosos folkloristas que nombras en tu texto. Un fuerte abrazo y, como dice nuestro común amigo Ricardo ¡Arriba palo!

Martes, 21 de Noviembre de 2006 a las 22:18 pm - Ricardo Reguera

#02 Estupendo artículo en todos los aspectos. Un fuerte abrazo desde Lanzarote para Ramón y todos los suyos y..........¡arriba palo!

Martes, 21 de Noviembre de 2006 a las 10:22 am - Güicho

#01 Ramón me quito el sombrero por tus palabras en este precioso articulo. El Romance,el baile,las chacaras y el tambor nos llegan hasta el alma.

Saludos desde Tenerife y enhorabuena.