Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

La Rama: La Aldea en el Valle de Agaete.

Lunes, 09 de Julio de 2007
José Miguel Perera y alumnado del IES La Aldea de San Nicolás
Publicado en el número 165

La víspera de San Pedro, tras la Despedida a los Romeros, salimos a buscar la Rama (en muchos casos Ramo) a Tamadaba. Desde 200 m hasta los 1400 m subimos, por el Camino Real de La Rama-San Pedro, donde se eleva el Pinar. La noche, con una luna llena escondida, se torna maravilla con los bucios que suenan (las caracolas). La luna llena camina hasta nuestras linternas, que ahora enfocan el camino vertical y sinuoso, resbaladizo en ocasiones, que lleva a la cumbre deseada.

 

El pasado miércoles, 27 de junio, un grupo de aldeanos nos acercamos al Valle de Agaete a vivir de forma directa sus Fiestas en Honor a San Pedro. El contacto entre el pueblo de La Aldea y la Villa marinera de Agaete, concretamente con el particular núcleo del Valle, viene de tiempo atrás. Así, es normal que muchos aldeanos y muchas aldeanas tengan familiares allí y, en varios casos, mantengan hasta su casa propia en el bello espacio. La relación directa nace, por lo general, en el momento en que muchos del atractivo rincón del Valle se trasladan, en décadas pasadas, a la zafra aldeana.
 

 Rama de La Aldea. 2006

La razón de nuestro desplazamiento era, en principio, el inmiscuirnos de lleno en uno de los actos festivos más llamativos de la zona norte de Gran Canaria. Ya algunos lo hicimos el año pasado, con lo que este movimiento aldeano hacia las Fiestas de San Pedro no es nuevo y, en cierta medida, es hasta significativo pues las relaciones, como decíamos, vienen de atrás en el tiempo.
 

Otra de las razones se esconde en un asunto que tenemos en mente desde hace un tiempo: hacer un estudio comparativo de las principales Ramas del Noroeste grancanario, teniendo como centro la aldeana. Una vez hecho este estudio, tras la vivencia de las mismas, nos centraremos en la que cada año celebramos por las Fiestas de San Nicolás: sus particularidades con respecto a las otras, su idiosincrasia, su historia, las posibles sugerencias de cara a la conservación de la misma como uno de los momentos especiales de nuestra celebración principal...
 

Ya sabemos que el fenómeno festivo de la Rama se ha circunscrito a estos espacios grancanarios nombrados. Desde Guía hasta La Aldea. Bien es verdad que tenemos también Rama en Mogán y Arguineguín, así como en algún otro pueblo de la isla. La cosa es ver hasta qué punto todas estas son de reciente creación o no y cuál es su significación dentro del núcleo en el que surgen.
 

Sí sabemos que especial significado poseen las nombradas del Valle de Agaete (“Rama Chica”), La Aldea de San Nicolás, la Rama de Agaete y la de Guía, ésta en las Fiestas de Las Marías de septiembre. Todas son parecidas, pero todas son diferentes. He ahí uno de los atractivos de nuestro pueblo canario, en este caso grancanario, tan parecido pero tan diverso y enriquecedor.
 

 

 Rama de Agaete. 2006

 

La intención que tenemos es conocer todas ellas desde dentro, interiorizando sus características centrales para poder dar cuenta, realmente, de lo que comparten con la aldeana y de lo que tienen de diferente. Igualmente, tendremos que adentrarnos en las que se celebran en los barrios de Las Tabladas, Tasarte, Tasartico y El Hoyo (en las que ya algunas alumnas están trabajando), qué historia tienen, por qué surgen en el contexto aldeano y qué las diferencia de la principal.
 

La historia oral de nuestros mayores aquí es, como casi siempre, imprescindible. La bibliografía en torno a las Ramas es escasa y, en la mayoría de los casos, tan solo se paran en una descripción del hecho festivo. Por ello la necesidad de acercarnos a la viva palabra de los que guardan ese legado del testimonio histórico, así como la vivencia en primera persona en épocas no tan recientes.

 

 Rama del Valle de Agaete. 2007

El ámbito festivo es un conglomerado de factores históricos, sociales y culturales muy complejos. Sin embargo, la fiesta es la expresión sencilla de un momento necesario en todo pueblo, el instante en el que el día a día agotador se para. Por ejemplo, para las aldeanas y los aldeanos las Fiestas del Charco son, como en otros muchos pueblos pero aquí de una forma especial, el fin y comienzo de un nuevo año, de un nuevo ciclo. Tras El Charco empieza el trabajo, la zafra, comienzan las clases (muchos jóvenes inician su andadura fuera del pueblo en la universidad), etc.
 

Así, no es duda el hecho de que las festividades son un tema motivante de cara al alumnado y a los jóvenes en general, incluso para cualquier humano. Por ello es una de las líneas de trabajo de campo que intentamos llevar a cabo con ellos y ellas. Y el principio es este asunto en marcha de las Ramas, fiesta que, a diferencia de otras, siguen siendo altamente celebradas por la juventud.
 

Las Ramas, teniendo como centro la aldeana, es uno de los proyectos que, como tal, está en marcha en este nuestro apartado de Aldeaeduca llamado Canarias-La Aldea, el portal que quiere reflexionar e ir dando a conocer lo que la cultura aldeana y sus gentes, especialmente los y las jóvenes, aportan al complejo mundo de la cultura del Archipiélago Canario.
 

En definitiva, el estudio de las Ramas grancanarias desde la perspectiva aldeana.
 


La experiencia aldeana en San Pedro. Valle de Agaete



Es el segundo año que nos desplazamos a vivir la Rama del Valle de Agaete. En 2006 fuimos un grupito de seis personas. Este año la cifra subió a 16. Hablamos de grupos formados por diferentes miembros de la comunidad educativa aldeana, desde profesores a algún padre, pero más que nada alumnado de Bachillerato.
 

La víspera de San Pedro, tras la Despedida a los Romeros, salimos a buscar la Rama (en muchos casos Ramo) a Tamadaba. Desde 200 m hasta los 1400 m subimos, por el Camino Real de La Rama-San Pedro, donde se eleva el Pinar. La noche, con una luna llena escondida, se torna maravilla con los bucios que suenan (las caracolas). La luna llena camina hasta nuestras linternas, que ahora enfocan el camino vertical y sinuoso, resbaladizo en ocasiones, que lleva a la cumbre deseada. Si lo llego a ver de día me da que no subo: esto nos decía Esteban, el padre de Dani Navarro, que subía por primera vez después de venir unos catorce años a la fiesta, siempre a la casa que su familia tiene en el Valle.
 

Mochila a la espalda, líquido, saco, algo de comida, linterna y abrigo: lo necesario para una noche de faena.


 

 Efraín, Dani y Stefan en la Rama del Valle de 2006

 

Después de la parada obligada en la Fuente de La Goteras, subimos el empinado repechón hasta la Era de Berbique, punto intermedio del camino que sirve para tomar aire, donde hasta no hace mucho se hacía la trilla de cereales. Claro que sin demorarse mucho pues, a esas horas, las corrientes son intensas y los sudores más. Sigue el camino, y los encuentros constantes con la gente a la que alcanzas o te alcanza, cada uno a su ritmo. Por poner un caso, nuestro grupo iba en grupos, valga la redundancia. Ruth se nos había caído en un momento, y con ella quedaron unos cuantos.
 

Así, Javi se adelantó a todos, incluso subió por la parte de La Tubería, que es más directa pero más complicada. Otros, como Clara o Stefan, se adelantaron y, después de alguna parada, llegamos hasta el Pinar, donde nos reencontramos con Javi.
 

Por allí andábamos ya los nombrados más Victoria, Ángel, Aday, José Carlos, Fran… Luego se fueron juntando Edey, Ayoze (que tocaba unas horas después, abajo, en el pueblo, con la Banda de Agaete), Ruth, Nayra, Vidina, Dani y Esteban. Y Abraham apareció, que andaba perdido.
 

Allí, en medio de los diferentes tenderetes y reuniones varias entre los romeros, encontramos un soco donde descansar, un hueco para comer algo y parar unas horitas. El frío era intenso, es más, la lluvia se dejó sentir tanto en el trayecto de subida como allí arriba.
 

Sobre las 7 de la mañana del día 28 estábamos todos en planta. Al ladito teníamos las ramas cortadas, y cada uno preparó su Ramo, tal como hacían, con una fe que convence, las gentes del Valle que por allí andaban.
 

 

 Edey y Stefan con la gente al fondo confeccionando sus Ramos

 

La bajada en el acto festivo se torna claridad. Lo que en la noche, llena de luces de linterna y voces a lo lejos, era magia y mezcla de fantasía y realidad (junto al dolor de las piernas que se cansan a medida que ascienden), en el día todo es poner el ojo en los detalles: la verticalidad del trazado, las vistas de Agaete, Gáldar desde la costa a sus medianías, ciertos tramos de la carretera Agaete-La Aldea… O sea, una de las visiones más bella de la isla de Gran Canaria en su zona norte. Todo ello ya en conversaciones, de nuevo, con personas que bajan sus grandes Ramas para alcanzárselas al Santo, otras que todavía suben, jóvenes con su garrote, y ese constante olor a eucalipto, a romero, a poleo, a Rama de promesa.
 

Ahora puede verse, tal como es, y a pocos metros de distancia, el Yacimiento Arqueológico de Montaña de Berbique, con sus innumerables cuevas que, al parecer, fue el mayor asentamiento aborigen del Valle. El verde del Valle todo en nuestros ojos incrustado, junto al placer del camino (aunque las rodillas también se sienten, si no que se lo digan a Esteban), en descenso.
 

Así, hasta la Era del Molino, donde un grupo acogedor del Valle espera con el caldito, los bocadillos y líquido para ofrecerlos a los romeros. Allí mismo donde, en torno a las 10 de la mañana, la Banda de Guayedra empieza a levantar los ánimos con su música que, junto con las otras bandas (Agaete y del Charco), se ha convertido en clásica de la festividad popular grancanaria.


 

 Buena parte del grupo en la bajada, con el paisaje de la costa norte detrás

 

Los Ramos ahora se mueven, juntos todos, al son de la música, camino de San Pedro, por las estrechas veredas y calles del barrio. Una mística, como han dicho los escasos estudiosos. Es un recorrido corto, pero alargado en el tiempo, donde la alegría ya ha hecho mella en todos y todas tras la verdadera hazaña iniciada la noche anterior. Y si no que se lo pregunten a los nuestros, los jóvenes del IES La Aldea, que no pararon de bailar, incluso disfrutaron de la misma fiesta hasta la noche del 28, con la Retreta, momento cumbre en la Fiestas de la Rama de San Pedro del Valle, antes de los maravillosos fuegos de la medianoche.

 Fran, Javi y Abraham en plena euforia festiva en la Rama

Esto es un acto de promesa, como yo he hecho. Porque no es fácil el camino, aunque no hay palabras para expresar todo lo que se vive, más cuando hay familiares que te han hablado de ella a lo largo de los años. Eso decía uno de los nuestros, y esto dicen algunos y algunas de los jóvenes que, sea como sea, ya han interiorizado en parte esta peculiar festividad canaria.
 


Testimonios de las y los jóvenes del IES La Aldea



La Rama del Valle es diferente, incomparable con las festejadas en otros pueblos. La víspera a la Rama se sube al Pinar de Tamadaba, ¡qué pateo!, gracias a que la subida es de noche, no se ve la montaña y nos enteramos de poco. Se llega molía como un zurrón, pero la verdad es que es agradable la caminata y aún más con la compañía de amigos/as.

Al día siguiente se baja al Valle con las Ramas que, por cierto, muchas de ellas no son pequeñas. Por el mediodía comienza lo esperado, la Rama del Valle hasta las cinco de la tarde. Sinceramente, se pasa bien en esa fiesta y son recomendadas… aunque una vez pensé lo que pasé subiendo esa montaña dije que no volvería más.

(Nayra)
 

 

 En la Era del Molino, tras el caldito y antes del baile de la Rama


 

La Fiesta del Valle de Agaete tiene algo especial, algo que no se puede describir y que solo lo siente el que ya ha ido, es decir, hay que vivirlo. Cuando llegas a ese barrio de Agaete ya empiezas a sentir el olor a "buen rollo" que caracteriza sus fiestas y a su gente.

Nos empezamos a preparar para la Despedida de los Romeros (acto que a mí en especial me pone los pelos de punta, al igual que la Retreta) y, sin pensar en lo duro que es llegar hasta el Pinar de Tamadaba, debido a la euforia que produce oír la banda y el bullicio de la gente, empezamos a subir acompañados de caracolas, risas y algún "roncillo" para entrar en calor.

Al llegar arriba nos sentimos muy aliviados y satisfechos de haber conseguido un año más el objetivo, que es subir a buscar la simbólica Rama. A pesar del frío que hace, que además este año nos llovió, nos encontramos ante un ambiente extraño y a la vez agradable debido al suave aroma de pino, eucalipto, poleo y demás arbustos canarios. Ya cuando la luz del alba hace acto de presencia y recordando que algunos no hemos dormido ni dos horas, nos preparamos para hacer la Rama y, cada uno con la suya, en unos casos más grandes que otras, bajamos hacia el Valle con la misma alegría y sorprendidos del trayecto que horas antes habíamos realizado.

Al llegar, nos recibe la banda y nos dan una sopa y un bocadillo, que nos sabe a gloria, y es lo que nos reanima para bailar la Rama hasta que el cuerpo aguante. Los lugareños le hacen la ofrenda a San Pedro, haciéndole llegar la Rama que cada uno ha cargado, quedando la fachada de la ermita impregnada de un olor y un color muy característico.

Esta fiesta hay que vivirla y conservarla tal y como es para que también la puedan disfrutar las futuras generaciones.

(Stefan)
 

 

Stefan con su rama en 2006. Yacimiento Arqueológico de Montaña de Berbique al fondo


 

La Rama del Valle en general fue bonita y muy divertida. El miércoles 27 de junio, por la noche, un grupo de amigos decidimos subir al Pinar para luego por la mañana hacer la Rama y volver a bajar. La subida fue muy espectacular, ya que nunca había subido. Fue una sensación muy agradable ver cómo toda la gente subía a buscar el famoso poleo; aunque, eso sí, el camino fue muy cansino.

Una vez allá arriba buscamos un sitio donde cobijarnos para no pasar frío ya que la temperatura era muy baja. Esa noche, muy pero que muy bonita, se nos perdió un compañero y tuvimos que buscarlo hasta que lo encontramos.

Luego, por la mañana, sobre las 7 más o menos, nos levantamos todos y empezamos a hacer nuestros Ramos, cada uno el suyo. Una vez terminados, llegó la hora de bajar. Lógicamente, para abajo el camino era mucho más cómodo, aunque no del todo ya que teníamos que cargar con las tremendas ramas. ¡¡Mucha gente llevaba Ramas de dos metros o incluso más!!

Una vez abajo había varias personas esperándonos en una Era para darnos un poquito de caldo y algunos bocadillos para reponer fuerzas ya que a las 10 de la mañana, desde ese mismo sitio, empezaba la famosa Rama del Valle.

Una de las cosas preciosas era ver cómo toda la gente bailaba la Rama con los gigantescos Ramos, donde no se veían las personas, sino el verde de los mismos. La Rama duró hasta las 5 de la tarde.

Por la noche hubo una verbena en la plaza donde también se concentró mucha gente.

En definitiva, pienso que deberían ir aunque sea una vez a la Rama del Valle, y si puede ser subir al Pinar, por favor, eso sí es una experiencia inolvidable. Y si no que se lo pregunten a mis compañeros (jajaja). Vayan, se los pido.

(Fran)

 En la bajada hacia San Pedro


 

La impresión que me dio la Fiesta del Valle es que la mayoría de la gente sube por alguna promesa, porque es un camino duro, largo ¡y casi todas las Ramas me doblan el tamaño! Otros porque son las fiestas de su pueblo (que si fueran las fiestas del mío, iría sin promesa ninguna); y otros por probar la experiencia de subir hasta el Pinar.

Fue una buena experiencia, tanto la subida como la bajada, pero ahí se queda... ¡Más nunca! -pienso ahora-. O quizá eso diga hasta el año que viene, como hizo mucha gente el año pasado.

Me llevo unos buenos recuerdos, ¡y no lo digo por los moretones de mis caídas! Durante la subida yo decía que no llegaba... y una vez arriba, ¡decía que no bajaba! Pero cuando me vi a medio camino con unas vistas impresionantes, abajo con una Rama, y con la banda detrás, me di cuenta de que había valido la pena.

(Ruth)

 Clara, Nayra y Vidina acabadas de levantar en el Pinar


 

Empezamos la noche con un asadero en casa de mi familia, en el Valle. Luego bajamos a bailar, en la Despedida de Romeros, y a eso de la una de la mañana empezamos a subir. Llegamos todos juntos hasta la fuente, allí descansamos y fue cuando cayeron las primeras chispas que nos mojaron.

Poco después le saqué ventaja al grupo, pues caminé más rápido en busca de un amigo… Por el camino, llegó un momento en que no sabía ni dónde estaba y decidí unirme a un grupo de 4 ó 5 personas que me llevaron por la vía más difícil, que llamaban La Tubería, con fuertes pendientes y estrechos caminos, que con poco despiste caes al precipicio.

Llegué al Pinar media hora antes que todos los de nuestro grupo, pero no encontré al amigo que buscaba y decidí volver atrás por el otro camino en busca de ellos… Entonces, por un grupo de linternas y voces inconfundibles, me di cuenta de que eran ellos y respiré tranquilo, porque estaba pensando que tenía que pasar la noche solo.

Por la mañana bajamos y nos tomamos un caldito y a bailar la Rama, que terminó sobre las 5. En mi vida había bailado tantas horas seguidas de Rama. En fin, ¡el año que viene otra vez!

(Javier)

 La Era de Berbique al amanecer


 

En la víspera de San Pedro, un grupito de jóvenes aldeanos nos convertimos en tradicionales romeros, y después de unas copillas, nos dispusimos a subir al Pinar de Tamadaba a buscar la Rama.

Es un trayecto largo y duro. Mientras iba subiendo decía que me moría y que no iba a llegar más nunca, pero después de unas cuantas paradas por el camino, llegamos al Pinar. Allí pasamos la noche a la intemperie.

Un bocadillo de tortilla y un saco de dormir era lo único que teníamos. Tampoco faltó la lluvia, que no dejó dormir a muchos. Durante el sueño oí “risas y fiestas” que me despertaron. ¡Ya eran las 7 de la mañana! Ahora tocaba coger la ramita y bajar. Al final del camino nos regalaron un buen bocadillo de chorizo de Teror y un caldo calentito que me llenaron la barriga pa’ bailar la Rama.

No puedo olvidarme de los enormes Ramos, que eran más grandes que nosotros. Algo curioso para mí, pues es totalmente distinta a nuestra Rama de la Aldea. Fue una buena experiencia, sin duda para repetir. ¡El año que viene iremos para allá de nuevo!

(Victoria)

 Esteban con su Rama en la Fuente de Las Goteras


 

Las Fiestas de Valle, como todos los años, para mí son super divertidas, y lo mejor es la Despedida de los Romeros que van a subir al Pinar. Este año había muchas más gente de La Aldea que nunca y, después de haber subido ellos a buscar la Rama, me quedé abajo en el kiosko hablando con la gente y pasando el rato.

Como todos los años, mi tía, mi padre y mis primas nos reunimos en El Lomo hasta que sean las 12 para ver los voladores y siempre los vemos desde lo más alto del Valle. Son muy bonitos y duran bastante tiempo. Luego vienen las verbenas, sin peleas ni jaleos.

(Ellen)

 Matías y un vecino del Valle en 2006
 Hasta los más pequeños suben al Pinar
















 San Pedro enramado. 2006
 
 Baile de la Rama. Valle de Agaete. 2007















 

 

 

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Comentarios
Domingo, 30 de Junio de 2013 a las 03:25 am - Stefan

#06 La inigualable Rama del Valle.

La primera vez que fui a esta fiesta fue con catorce años, acompañado por familiares y amigos. Nunca olvidaré el olor que desprendían los formidables ramos que con enorme habilidad y fortaleza portaban muchos de los asistentes, y que a medida que pasaban las horas se depositaban en forma de ofrenda a los pies de San Pedro. Desde ese entonces, la Rama del Valle ha tenido y tiene un gran significado en mi vida y estoy seguro que lo seguirá teniendo.

Muchas gracias a Bienmesabe por transmitir a través de los diversos artículos y publicaciones la esencia de nuestro pueblo.

Viernes, 28 de Junio de 2013 a las 12:54 pm - Bentayga-7

#05 Al 01: Igual de importante, o mas, es conservar el habla de los canarios. Le recuerdo que aquí se dice "tienen" en vez de "teneis", amiga "vállense".

Viernes, 18 de Julio de 2008 a las 17:33 pm - clara

#04 ¿eh! la Nury anterior es mi sobrina? conejera

Jueves, 17 de Julio de 2008 a las 12:59 pm - nury

#03 es la mejor fiesta k ay m la gozo todos los años y bien k la gozo la erdad nunca e subio a buscar la rama ejej pero ya m toka el proximo añito ya:D eje

Lunes, 07 de Julio de 2008 a las 11:09 am - clara

#02 Esta es una de las fiesta que mejor se conservan en su naturaleza y las gentes que van, se saben acoplar a ella.

¡¡¡ VIVA LAS FIESTA DE SAN PEDRO DEL VALLE DE AGAETE Y COMO NO SU RAMA !!!!

Viernes, 04 de Abril de 2008 a las 16:02 pm - coraima(el valle)

#01 sin lugar a dudas teneis muxa razon al desir eso del valle para una vallensa como yo es un orgullo nuestra fiesta y x supuesto la gente k puedes llegar a conocer sin esperartelo admiro muxo a los aldeanos k con esfuerza,valentia y alegria subieron y bajaron a buscar esa rama k sin lugar a dudas !!!!es la mejor!!!!