Revista nº 1036
ISSN 1885-6039

La emigración a Venezuela en el siglo XIX. La emigración reciente.

Martes, 26 de Febrero de 2008
Manuel Hernández González
Publicado en el número 198

A partir del año 1948, y ante las serias dificultades que impuso la España franquista a la migración con trámites penosos y costosísimos, nació la llamada época de los barcos fantasmas. En ella la flota pesquera canaria se destinó al traslado de inmigrantes clandestinos en tales barcos de vela . Entre ese año y 1952 se calcula que la efectuarían unos 8.000. Fue sin duda uno de los episodios más dramáticos y épicos del afán de los canarios por llevar a la Nueva Arcadia Prometida, en las que navíos con una disponibilidad máxima de 50 personas llegaron a transportar 286.


En 1831 el Presidente Páez llama a los canarios en exclusiva a poblar los fértiles campos venezolanos como sustitutos de los esclavos. Una corriente migratoria de familias canarias se estableció especialmente en los años 40. Su influencia fue tan decisiva que ejercieron un papel crucial en la Guerra Federal. Tras la paz la migración isleña vivió su época dorada en el Gobierno de Guzmán Blanco. El auge cafetalero y la crisis bélica cubana la favorecieron en una etapa de grave depresión en Canarias tras el crac de la cochinilla. La trascendencia de ese contingente fue tal que entre 1874 y 1888 de los 20.827 inmigrantes registrados 14.403 eran isleños. En el último decenio del siglo, a pesar de la crisis cafetalera vigente desde 1893, siguieron acudiendo a ese país para huir del servicio militar que les abocaba a ser carne de cañón en Cuba. Serán los años en que Secundino Delgado publique El Guanche.


La emigración reciente a Venezuela.

La emigración a Venezuela volvió a reactivarse a raíz del crac del 29, que cerró las puertas a la migración de Cuba. Con la Guerra Civil Española, un grave período de crisis y autarquía se abrió sobre las islas, del que no se saldría hasta los años sesenta. Pero entre 1936 y 1946 la migración estuvo prácticamente interrumpida, quedando limitada a algunos prófugos políticos. A partir del año 1948, y ante las serias dificultades que impuso la España franquista a la migración con trámites penosos y costosísimos, nació la llamada época de los barcos fantasmas. En ella la flota pesquera canaria se destinó al traslado de inmigrantes clandestinos en tales barcos de vela. Entre ese año y 1952 se calcula que la efectuarían unos 8.000. Fue sin duda uno de los episodios más dramáticos y épicos del afán de los canarios por llevar a la Nueva Arcadia Prometida, en las que navíos con una disponibilidad máxima de 50 personas llegaron a transportar 286. Fue tal el escándalo y la repercusión que tuvo en Venezuela, que Pérez Jiménez presionó a Franco para reducir el 19 de agosto de 1950 los trámites migratorios. Nació así la época de las puertas abiertas. Se calcula que entre 1951 y 1958 entraron en el país más de 60.000 personas. Con la caída de Pérez Jiménez se abre la etapa de la reconstrucción familiar. Las mujeres pasan a ser el 60% de los emigrantes. La última etapa dorada de esta migración serán los años 70. La crisis del 73 en Canarias y la última época dorada del petróleo con su subida constante que permitió triplicar el presupuesto y nacionalizarlo, llevó a numerosos inmigrantes, generalmente jóvenes, parientes de los ya establecidos, a arraigar allí.

La contribución de los canarios a la modernización venezolana fue decisiva en el ámbito de la agricultura. Sectores como el tomate, el plátano, la cebolla o la papa le deben a los isleños en buena medida su activo protagonismo. Regiones como las de Barquisimeto, Valle de Pascua, Orituco o Coro vieron reformadas sus estructuras agrarias con la apertura de pozos y la generalización del regadío. Pero no fueron sólo agricultores, también jugaron un papel importante en la industria, el comercio y el sector financiero. En la distribución al por mayor de productos agrícolas, su hegemonía en mercados como el de coche fue notoria.


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