Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Alberto Galván: Antropología e identidad canaria.

Sábado, 14 de Julio de 2012
Cirilo Leal
Publicado en el número 426

Alberto Galván Tudela es el responsable del área de Antropología Cultural de la Universidad de La Laguna. Ha realizado trabajos sobre fiestas populares en la isla de El Hierro (la Bajada, la de los pastores), en Gran Canaria (la Rama de Agaete). Ha dirigido estudios sobre medicina popular y estructuras agrarias en La Gomera.

 

Actualmente procede a la recogida de datos sobre comunidades pesqueras en Fuerteventura. EL PUNTAL, en su ánimo de divulgar una serie de estudios e investigaciones que están realizando estos profesionales de la enseñanza universitaria, hasta ahora limitados al ámbito puramente académico, se ha acercado a él con motivo de la inminente aparición del primer libro de antropología editado en Canarias.

 

Cirilo Leal (CL): ¿Qué lugar ocupa tu libro en la producción bibliográfica canaria?

Alberto Galván (AG): En los últimos años ha habido una enorme producción en torno a diferentes temas de ciencias sociales y humanas en Canarias. Temas de  economía, de agricultura, de historia, de geografía, etc., siendo muy escasos los estudios sociológicos y antropológicos. Mi libro, Taganana: un estudio de antropología social, abre una nueva perspectiva en el campo de los diferentes estudios sobre la realidad pluridimensional de Canarias. Esta proliferación de estudios no debe implicar el crearse compartimientos estancos, separados de cada ciencia, sino que habría que, manteniendo cierta especificidad disciplinar, ir hacia un planteamiento de trabajo interdisciplinar.

 

CL: ¿Qué es la antropología cultural?

AG: Antropología significa estudio del hombre, pero a menudo está asociada a la antropoIogía física, que estudia sociedades muertas, esqueletos, cacharros, cráneos, etc. La antropología cultural estudia sociedades, historia, geografía, etc., siendo muy vivas. También se diferencia del folklore, que aunque estudia costumbres y tradiciones, lo hace de una manera aislada del contexto en el cual funcionan, estableciendo la difusión de esos rasgos culturales, de dónde vienen, etc. La antropología cultural estudia esos fenómenos pero atendiendo a su funcionalidad en el momento histórico concreto, a su reproducción, a su mantenimiento, y transformación.

En la antropología identificamos como dos dimensiones de un mismo análisis tanto a la antropología cultural como a la social. Hasta los años cincuenta han tenido como objeto de estudio a las sociedades primitivas y, desde esa fecha, se ha producido un giro hacia el estudio de sociedades campesinas y urbanas; sociedades de pequeño tamaño susceptibles de aplicar un análisis minucioso y detallado.

Uno de los métodos y técnicas para estas investigaciones es el trabajo de campo, prolongado y detallado en una misma sociedad. Si esa comunidad fuera muy grande, el trabajo de campo tendría menos valor.

Cuando estudia una institución, un fenómeno cultural determinado, lo analiza dentro del hecho social total. Por ejemplo, en el estudio de una institución como la muerte, se analizan todas sus implicaciones, sociales, económicas, políticas, religiosas, etc., y no como un fenómeno puramente aislado.

 

CL: ¿Cuál es el papel de la antropología cultural en Canarias?

AG: La antropología cultural juega un papel decisivo en todo el proceso de toma de conciencia de la identidad canaria y del proceso de desarrollo de la conciencia étnica como pueblo diferencial. Puede ofrecer datos estudiados sobre la cultura canaria, sus tradiciones, sus instituciones y analizar fundamentalmente el modo de vida del canario, qué es la canariedad y cuáles son sus manifestaciones, cuál es el problema de la insularidad, la existencia o no de culturas o subculturas insulares, etc.

Además, tiene un papel muy interesante en las posibles reformas agrarias que puede haber en Canarias, las posibles reorientaciones del campesinado. Puede ofrecer una imagen mucho más viva, mucho más detallada y minuciosa de la actitud del campesinado frente a los procesos de modernización, de transformación agrícola, etc. Y no sólo ofrecer a la administración la manera de levantar barreras al cambio social, sino que, en combinación y en contacto estrecho con el propio campesinado, ofrecerle al campesinado la posibilidad de que sea el verdadero motor de su proceso de transformación. Escorar la antropología hacia la actitud del campesino frente al cambio, porque el campesino no es el atrasado, no es el tradicional. El campesino ha dado estrategias ante determinados fenómenos, estrategias que han estado muy bien adaptadas a las condiciones ecológicas, económicas, etc. El antropólogo debe reivindicar que el campesinado tiene que ser el verdadero motor del proceso de transformación económica y el verdadero motor en el proceso de reforma agraria.

 

CL: ¿Cuál es el tema central de tu libro?

AG: El tema central es la problemática de la incidencia del desarrollo del modo de producción capitalista en Canarias. De todos es conocido la existencia del proceso progresivo de asalarización, fundamentalmente, en el sector terciario, que ha producido unas transformaciones sociales, políticas y económicas en el interior de las comunidades agrícolas. En mi trabajo estudio una de las estrategias del campesinado frente a ese proceso de transformación: campesinos que combinan su actividad agrícola con el sector servicios (la construcción en la ciudad). Este tipo de problema es analizado en términos de modos de producción. Cómo ese campesino mantiene dos relaciones sociales de producción diferentes, por un lado actúa de trabajador asalariado en la ciudad y, por otro, se mantiene como medianero o como productor directo y propietario de los medios de producción en el campo.

 

 

CL: ¿Qué otros temas pueden interesar al lector de la calle?

AG: Otro de los temas que yo trato, a nivel de estructura familiar, es el problema del zorrocloco o covada, una costumbre en Canarias ya desaparecida. La covada hace referencia al momento en que el hombre se acuesta al lado de su mujer cuando va a dar a luz, para reproducir sobre sí el fenómeno del parto. Este fenómeno tiene una doble finalidad: por un lado es un intento de atraer sobre el hombre, el sexo fuerte, los males posibles que pueden aquejar a su mujer en ese estado de transición (el mal de ojo, las brujas, etc.); y, por otro lado, es una demostración de que la paternidad en Canarias no es sólo biológica sino social; es una manera de refrendar ante la sociedad que él es el padre.

Otros temas tocados con detalle son algunas de las fiestas populares y rituales como la quemada de Judas y los lloros o malgareos.

 

CL: ¿Qué es el malgareo?

AG: El malgareo es una denominación que se utiliza fundamentalmente para la isla de El Hierro. Los lloros o tocar el bucio es más generalizado para Canarias. Es una forma de control endogámico, es decir, control por parte de los jóvenes de la comunidad de las muchachas casaderas. Cuando venía el momento de los esponsales o el de las amonestaciones, los jóvenes se subían a las montañas más cercanas, por la noche, tapándose los rostros, cambiando las voces y desde lo alto cantaban las faltas y pecados de la chica que se iba a casar.

 

CL: Háblanos de las dificultades que tuviste para llevar a cabo el trabajo de campo en esa comunidad de Anaga.

AG: Desde las estrictamente financieras hasta las propias del trabajo de campo. La investigación de campo es muy costosa y exige ir a residir al interior de la comunidad durante un periodo anual, como mínimo. Tuve que combinar la investigación con la elaboración de los datos y con la docencia. Al no poder estar todo el año en la comunidad, iba en determinadas épocas para poder seguir el ciclo agrícola. Mi trabajo comenzó en el año 71 y la tesis doctoral la presenté en el año 77.

El trabajo de campo es una especie de rito de paso en la antropología y quien no lo realice no se puede considerar antropólogo. El trabajo de campo está muy determinado por las características personales del investigador, tener una actitud abierta, saber guardar secretos, participar de una manera activa y total como uno más del pueblo, observar detalladamente cualquier fenómeno que pudiera ser significativo, etc.

Aunque se habla de la hospitalidad del canario, la entrada a la comunidad plantea muchísimos problemas, desde cómo entrar, vivir fuera o dentro del pueblo, vivir solo o dentro de una familia, etc. También se plantea el problema de las clases sociales. Si entramos por medio de las autoridades, el cura o alcalde, es muy posible que demos una imagen demasiado equilibrada, demasiado funcional, donde no hay conflictos, etc. En mi caso concreto, entré por medio de la clase obrera de la construcción, obreros-campesinos. Es la única manera de dar una imagen dinámica y de elaborar una teoría de la posible transformación social, de la capacidad revolucionaria o política de la clase dominada frente a la clase dominante.

Mi trabajo puede pecar un tanto de machismo en cuanto toco más los temas del hombre que de la mujer. El propio sexo, la propia formación del antropólogo hasta cierto punto va a determinar la posibilidad de acceder a una serie de fuentes.

 

CL: ¿Situación institucional de la antropología en Canarias?

AG: Total escasez de recursos. No existe un departamento de antropología cultural, sólo un conjunto de asignaturas que están dentro del departamento de Filosofía y creo que esa es su situación ideal, porque sería un disparate crear una sección o facultad. Existen una serie de trabajos, investigaciones, tesis doctorales en curso que no se pueden publicar por la penuria de los medios. Tengo que agradecer al Aula de Cultura y al Cabildo de Tenerife el que haya financiado la publicación de esta primera investigación.

 

CL: ¿Proyectos de investigación en marcha?

AG: Hemos montado un proyecto global de investigación que está a caballo entre el departamento de Teoría del Estado y Sociología y el departamento de Filosofía, donde se va a estudiar el fenómeno de la insularidad, las culturas insulares y la transformación socio-económica existente en Canarias. Concebimos como cultura canaria no una cultura fosilizada del pasado, sino una cultura que arranca del pasado y que tiene una recreación continua en el presente y que lo tendrá en el futuro.

Con respecto a la insularidad tengo en proyecto publicar un libro sobre la cultura insular herreña. Se están realizando multitud de trabajos sobre la cultura insular en La Gomera. Ya se ha presentado una tesis de licenciatura sobre el municipio de Hermigua, en la que se analiza la adaptación al medio ecológico gomero y el poder político local. Otro estudio en proceso de investigación es el papel de la insularidad gomera en el desarrollo de la zona Sur de Tenerife, a través de la participación como mano de obra en los cultivos del plátano y tomate.

Asimismo, el proceso invertido del sistema obrero-campesino, por el cual la gente que vive en la periferia de las ciudades vuelve de nuevo al campo los fines de semana para trabajar la tierra; es un fenómeno reciente, agudizado por el paro.

También se está investigando sobre fiestas populares canarias, fiestas de tanta importancia como la toma de conciencia e identidad étnica, como puede ser la de la Rama en Agaete, la fiesta de Pares y Nones de Güímar, la de los Diablos en Tijarafe, la rivalidad entre calles en Los Realejos, la quema del Judas en Gáldar, Telde, Taganana, etc.

 

 

Publicado previamente en la revista El Puntal nº 15 en febrero de 1981.

 

 

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