Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Sobre los artilugios para la obtención del gofio.

Martes, 03 de Diciembre de 2013
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 499

Artilugios y maquinarias para la molturación del millo en Gran Canaria es una publicación digital de BienMeSabe.org de la que es autor nuestro colaborador Francisco Suárez Moreno, Cronista Oficial de La Aldea de San Nicolás e investigador del Patrimonio Canario.

 

 

Desde el siglo XVI, los flujos comerciales y culturales entre América y Europa traen a Canarias gran número de semillas y cultivos que, como el millo, echan raíces en el agro isleño. Muy presente en la gastronomía tradicional y en el paisaje agrícola insular, concretamente de Gran Canaria, la piña y el millo se han convertido en parte inseparable de la cultura insular y del imaginario colectivo. Y es por lo que el Cabildo de Gran Canaria celebraba días atrás, en la Casa de Colón, unas jornadas rotuladas Solo-millo, en las que participó el autor, Francisco Suárez, asiduo colaborador de nuestra revista, con esta nueva publicación que ofrecemos.

 

Como bien dice el investigador en el pórtico de entrada:

 

El gofio fue una de las primeras transformaciones agroalimentarias de la economía aborigen canaria, para ello los cereales tostados se molturaban con morteros de piedra y molinillos de mano.

     En los primeros años de la Colonización, la nueva sociedad colonizadora introdujo desde los reinos hispánicos y Flandes nuevos conocimientos sobre artilugios hidráulicos y eólicos para la fabricación del gofio y harina, a lo que se unió una nueva materia prima traída del Nuevo Mundo: el millo. A su vez se transfirió desde nuestras Islas a estas tierras de Ultramar tecnología molinar y algunos elementos de la misma como piedras de molino.

    A tal efecto, pretendemos explicar desde una amplia visión geográfica e histórica la evolución de la industria molinar insular con los diversos artilugios y sus fuentes energéticas: la sangre, el agua, el viento, el fuego, la electricidad… que experimentan nuestros molineros a lo largo de cinco siglos, cuyas evidencias físicas conforman uno de nuestros principales bienes patrimoniales: los molinos de gofio.

 

 

 

 

Foto de portada: molino de agua en una postal coloreada de la Fedac (principios del siglo XX)

 

 

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