Lunes, 6 de febrero de 2012
Esta semana hablamos sobre la escandalosa prohibición por parte de la Consejería de ¿Educación? del GobCan de seguir impartiendo clases de lucha canaria a los escolares del Cono Sur de LPGC. Los monitores del Club de Lucha Adargoma, entidad que cuenta con más de 80 años de historia, a partir del pasado mes de diciembre no han podido seguir ejerciendo sus tareas pedagógicas, a pesar de que cuentan con la debida acreditación de la Federación Nacional de Lucha Canaria y de que esta actividad no supone prácticamente coste alguno para la Consejería de ¿Educación? del GobCan. Partiendo de este escandaloso suceso reflexionamos sobre la lucha canaria y los deportes tradicionales y sobre el lugar que ocupan en la sociedad canaria de principios del siglo XXI, así como sobre el proceso de aculturación (versión españolismo supercool) que está sufriendo nuestro país. La lucha canaria -y Canarias entera- están en pie de guerra: nos jugamos la supervivencia como comunidad en el siglo XXI.