Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

Entrevista a Miguel Guerra García de Celis

Viernes, 12 de noviembre de 2004
Redacción BienMeSabe
Publicado en el n.º 26

Hemos entrevistado a D. Miguel sobre la figura de su tío, Pancho Guerra

Pancho Guerra


Son muchas las merecidas celebraciones oficiales que ya se preparan para conmemorar cuatro centenarios de El Quijote, del muy laureado Don Miguel de Cervantes y, sin querer aminorar un ápice de esos reconocimientos, BienMeSabe.org quiere aprovechar el momento para sí acordarse de un lugar del sur de Gran Canaria, Tunte, de donde era natural nuestro entrañable Pancho Guerra, y de su Pepe Monagas literario que en nada desmerece a ese hidalgo creado por el llamado "Manco de Lepanto". Queremos reivindicar el orgullo de reconocernos e identificarnos con el llamado costumbrismo de Pancho en sus obras, así como otros (o nosotros mismos, en cualquier momento y por diferentes circunstancias) con el del Montiel de La Mancha de Miguel de Cervantes o con el costumbrismo del Macondo de García Márquez.

Para ello, nos hemos querido sumar a la iniciativa de un nuevo homenaje (por fin festivo y no funerario), iniciativa que deseamos reconduzca la idea de crear la Fundación Pancho Guerra que suponga, no sólo la revitalización de su figura literaria, sino la creación de un Centro que albergue como museo todos sus recuerdos, que fomente becas de investigación, que promueva nuevas ediciones de sus obras y que sirva para dar, definitivamente, el impulso necesario a uno de los creadores literarios que mejor ha reflejado nuestra idiosincrasia como pueblo canario, convirtiéndose por sí mismo en Patrimonio de los canarios, como uno de los ejemplos más significativos de lo que se ha dado en llamar el “hecho diferencial canario”.

Nadie mejor que su sobrino, Miguel Guerra García de Celis, para testimoniar y darnos a conocer, a grandes rasgos, la trayectoria vital y literaria de Don Francisco Guerra Navarro. Y para ello hemos querido ser fieles a su fluidez como gran conversador y respetar así sus respuestas, permitiendo una lectura fresca y agradable, como su propia oratoria.

¿Dónde empieza Pancho Guerra, Don Francisco Guerra Navarro, y dónde acaba la figura de Pepe Monagas?
Esa misma pregunta se puede ver desde dos perspectivas: una, la gente tiene una idea y te ve por la calle y te dice: si yo conocí a Pepe Monagas, y esta confusión se debe a que Pancho Guerra crea esa figura de Pepe Monagas y, de repente, a partir de los años 41-42, empieza a representar unos ensayos en el Polo, en el Teatro Pérez Galdós, y a llevar algunos de los cuentos a modo de sainetes, entremeses, y se da cuenta de que hay un actor en ciernes, José Castellano Santana, que va a ser el Pepito Monagas que representó el personaje por los pueblos y que la gente conoció. Pancho Guerra elige a José Castellano como la figura que va a encarnar y representar a su Pepe Monagas. Desde ese punto de vista, el que descubre la potencialidad, independientemente de su propia valía, del canario socarrón con las caídas y que de alguna manera dio vida a los cuentos y a su representación, es el propio Pancho Guerra, lo que ocurre es que Pancho Guerra se va en el año 47 a Madrid. Pepe Castellano se identificó tanto con el personaje que prácticamente la gente y él mismo decían que era Pepe Monagas. Entonces Pepe Castellano va a los pueblos, a las fiestas populares y sigue representando a Pepe Monagas.

Tengamos en cuenta también que en esos años el mundo de lo que podríamos llamar el gran espectáculo, la TV, no existe. Este hombre tenía una gracia natural e, incluso, cuando ya el público le aplaudía y entraba en escena, seguía fuera del guión con golpes y ocurrentes caídas. La gente termina creyendo que ese personaje representado por ese actor popular Pepe Castellano es el Pepe Monagas que Pancho Guerra había creado. Hay una simbiosis entre el Pancho Guerra que crea literariamente la figura y el Pancho Guerra que elige un actor que existe realmente y que tiene una gran vocación de actor popular con poca formación, pero con todas las condiciones naturales para representarlo. De ahí nace esa confusión.

Por otro lado, la riqueza literaria de Los cuentos de Pepe Monagas, la obra de Pancho Guerra, va mucho más allá que el golpe fácil o la caída típica. Cuando Pancho escribe el propio prólogo de la obra aparece el sano afán de que la gente se divierta, de que de algún modo detrás de eso hay un reflejo de lo que es el alma canaria, la manera de pensar, de sentir de los canarios, que Pancho recogió. Pero además de eso hay una intención de que la caída del isleño tenga gracia; aunque lo de menos es eso. Si lo analizamos a fondo, refleja la descripción del ambiente, la filosofía del isleño, qué ideas tiene y cómo le da la vuelta a la situación independientemente de que a todos nos haga gracia el final de la salida.

¿Podrías hacernos una semblanza biográfica de Pancho Guerra, que nos ayude a descubrir a la persona y al escritor?
Pancho Guerra nació en 1909 en San Bartolomé de Tirajana, porque su padre, Don Miguel Guerra Marrero, se había ido como Maestro de Escuela desde Tejeda, su pueblo de origen, a Tirajana, donde se casa con Doña Carmen Navarro y allí nacen sus hijos. Allí está Pancho toda su infancia y su primera juventud, donde aprende las primeras letras con su padre, que era un hombre severo, de educación rígida e ideas conservadoras; y Pancho una persona que por sus características, su modo de entender la vida, su bohemia, su afán de libertad, probablemente no congeniase bien con su padre. Sí con su madre, a la que estaba muy entrañado. En el año 1.923 trasladan a mi abuelo como Maestro al barrio de San José en Las Palmas, y como consecuencia, la familia comienza a vivir en Vegueta en la calle López Botas, 20.

El afán de mi abuelo era que sus hijos estudiasen lo que él quería y en el caso de Pancho quería que fuera abogado y Pancho no tenía ningún interés por la escuela, ni por su posterior formación académica, de tal modo que todo su expediente académico eran aprobados rasos. Lo que a Pancho le interesaba era la observación de la calle: en aquel tiempo, la Sociedad de los Amigos del Arte, la Escuela Luján Pérez, el mundo de la cultura, la intelectualidad y de lo que se pensaba fuera de los márgenes estrechos de esa etapa histórica de la dictadura de Primo de Rivera. En ese contexto de ahogo cultural y poca expansión, con quien Pancho mejor se entendía era con el círculo que tenía que ver con ideas republicanas, socialistas, con gente que tenía que ver más con el mundo literario que con gente conservadora.

Después viene la Guerra Civil y Pancho (por temor a esa situación de posible represión a toda la gente que estaba en ese ambiente, con las detenciones de gente conocida, comunistas, socialistas, republicanos...) termina unos años olvidado y escondido en la casa de su hermano, mi padre, en San Mateo, donde también se traslada su madre; y permanece unos años oculto hasta pasados los primeros de la Guerra Civil. Luego aparece públicamente, pero más bien en entornos privados de algunas casas en Las Palmas, donde se empezaban a recrear cuentos y comedias, y donde prácticamente empezamos a tener noticias de Pancho Guerra, etapa en la que coincide con Paquita Mesa, Tomas Cristensen… y lo que de alguna manera era el mundo de la intelectualidad, apagada por la Guerra Civil. Empieza a tomar fuerza y a hacer contactos, para hacer alguna cosa en el teatro hasta el año 47. Es decir, dirigía y representaba algunas comedias, además de hacer otras de autores de fuera. Había parte de producción propia, como Clara Eugenia, una comedia que hizo en tres actos; una pequeña serie de ensayos cortos y ya en esa etapa del año 47, Pancho se va para Madrid, entra en el periódico Informaciones y trabaja como redactor de tribunales.

Por su labor periodística y como cronista de Tribunales en la Audiencia Madrileña recibió el Premio Nacional Manuel Tercero. Aunque en una de las Ediciones completas de su obra, aparecen seleccionados algunos de sus trabajos periodísticos en lo que ha sido una parte de su producción literaria, que apenas se conoce, podemos decir que son auténticas joyitas literarias, porque lo de menos es que el gitano le robara una gallina a no sé quién o que dos se pelearan en la Gran Vía, sino que Pancho convierte esa pequeña crónica del juzgado en un auténtico sainete literario. También hay otra parte de sus crónicas urbanas, del Madrid de la época: Pancho preparó en aquella época, de forma inconclusa, Los barrios del Madrid Galdosiano, en forma de novela, la cual al final se perdió y esto se sabe gracias a la Peña Pancho Guerra.

Estos son los catorce años que transcurre en Madrid hasta el 62, en que Pancho muere de infarto acompañado por quien fuera su segundo gran amor, con quien se iba a casar en una casa después de vivir siempre humildemente en una pensión de soltero (como dice en los propios libros: llena de carpetas y carpetas con papeles). Vivió pobremente con lo que ganaba de su trabajo, además de trabajar por la tarde en una mutualidad. En aquel contexto, en una última carta a su cuñada, mi madre, quince días antes de morir, cuenta que ya su casa parece un hogar, preparando así su posible casamiento o unión con Luisa Salvador, de la que, según testimonios de personas vivas, se enamoró y, por así decirlo, amortiguó o neutralizó su otro primer amor que fue Paquita Mesa.

La figura de Pepe Monagas siempre ha estado relacionada con el costumbrismo canario, pero ¿existiría costumbrismo sin su figura?
Creo que lo que ha habido es la clásica colocación de Pancho Guerra dentro del costumbrismo y con la connotación negativa, como si hubiera sido un escritor menor, como una cosa costumbrista de tipo local. Hay gente de aquí que ha conocido su obra (Yolanda Arencibia, Alfonso O´Shanahan, Luis García de Vegueta como cronista, Margarita Sánchez, Emilio González Déniz), gente que ha opinado y se cuestionan hasta qué punto está encuadrado Pancho Guerra, como costumbrista.

Porque: ¿qué es el costumbrismo? De alguna manera la referencia a lo local, a los usos, los modos y las maneras de las costumbres de los pueblos, siempre han estado presentes en la literatura. ¿O es que García Márquez o Valle Inclán, o cualquier autor de la Literatura Universal, no es de alguna manera costumbrista cuando referencia lo local? Diferente es cuando se dice que es una cosa menor y para ello yo siempre cito, porque creo que es una referencia obligada, a Marcial Morera, que ha ayudado a que la universidad descubra el léxico y el modo de hablar de los canarios. Marcial Morera, en una obra publicada por el CCPC, Enciclopedia de las Islas Canarias, habla de Pancho Guerra y dice que en su Contribución al léxico de Gran Canaria no sólo recupera, sino que va mucho más allá que el mero significado, de equivalencia mecánica de los términos; refleja una enorme riqueza en cada uno de los vocablos, los llena de contenido; no sólo del significante y del significado, sino dice que nuestra gente ha utilizado este término donde otros pueblos lo han dicho de otra manera. Por ello, en lo que Pancho terminó, es un léxico eminentemente rico.

De Pancho Guerra se desconoce igualmente su obra dramática. En una de sus obras “Tres Lunas Rojas” sucesos en el sur de Gran Canaria, va mucho más allá y refleja la estructura social de la Canarias profunda. En definitiva, el arquetipo de Pepe Monagas se sale de lo que podemos llamar costumbrismo, es una auténtica creación literaria porque lo que termina sintetizando es el modo y la manera de sentir de ese pueblo que vivió en aquel momento. Carmen Laforet, que prologa una de las obras de Pancho, llega a decir que hasta ahora no se ha escrito un libro mejor sobre las Islas Canarias. Este Pepe Monagas, mutatis mutandi, puede ser como el arquetipo del Quijote para los castellanos: porque no deja de aparecer como un personaje con sus caídas, sino que describe una filosofía y modo de entender la vida, de expresarse, de los afectos de los canarios. También en el libro de Yolanda Arencibia sobre Pancho Guerra hay cosas interesantes a propósito de la descripción o los cambios de vida, los procesos de urbanización, los transportes, una serie de cuestiones que yo creo que decir que Pancho Guerra es un escritor costumbrista es hacerlo un escritor menor.

También hay una serie de cosas que no se conocen sobre Pancho y es que en Madrid él se relaciona con Álvaro de la Iglesia, Mingote o Cipriano Rivas Sheriff. Este escritor y director teatral, y la propia Carmen Laforet autora de la Novela “Nada”, llegan a considera la adaptación teatral que Pancho Guerra realiza de la obra de dicha escritora, mejor que la propia novela y ello se debe a la vocación dramaturgica de Pancho. Lamentablemente de esa adaptación teatral nada más se supo.

¿Qué grado de implicación en la identidad canaria aprecias en la obra de Pancho Guerra?
Hombre, no sé si recurrir a algo que Pancho, en algunas de sus obras, dice: Oiga, mire, parece que nos vamos a embarcar otra vez en publicar esto. Entonces Pepito le contesta: Oiga, Don Pancho, mire a ver si esto por fin nos da alguna perra y funciona. Y luego Pancho dice: Yo he hecho esto porque, entre otros motivos, además de para que la gente se divierta, para que los modos y maneras de ser de los canarios puedan conservarse y ser investigados posteriormente, y además porque amo la luz, la tierra...

Así hay, en expresión medio poética, un afán de aferrarse a la identidad. Pancho Guerra había empezado a escribir su obra en el Diario de Las Palmas y en un semanario deportivo, donde empezaron a salir los cuentos. Luego se va a Madrid. Así empieza a destilar toda aquella observación, todos aquellos registros que le identificaban plenamente con el alma de nuestra gente y que curiosamente en la distancia refleja magistralmente.

¿Cuál crees tú que es el concepto que los llamados intelectuales canarios tienen de la figura literaria de Pancho Guerra?
La intelectualidad (entendiendo "el mundo universitario"), la pedantería, suele hacer que la gente olvide escritores o intelectuales de la talla de Pancho Guerra, porque la connotación de lo popular y encima hacer gracia (incluso habérsele ocurrido hacer algo de folclore como el "Somos costeros") esa pedantería académica no lo puede soportar. Ha habido, y dentro de lo que yo considero, ese medio complejo nuestro de pensar que lo nuestro tiene poco valor, que hay que opacarlo, taparlo; cuando lo nuestro es lo que es y ya es hora de que lo respetemos nosotros mismos: son nuestras raíces, lo que somos y sentimos. Mucho del "reconocimiento" de Pancho Guerra tiene que ver con esa pedantería y estupidez del mundo académico y lo digo habiendo sido profesor universitario y sigo en la UNED, y de alguna manera hay cosas tan absurdas como cuando se reconoce haber leído a García Márquez, pero no parece muy aceptado haber leído a Pancho Guerra o a algún autor nuestro.

Aunque ya has comentado algo al respecto, en su prolija obra abunda un espectro amplio de canarismos. ¿Qué aportó Pancho Guerra al léxico canario?
Es curioso porque el otro día contrastaba con fuentes orales vivas y, pensando en alguien más que hubiera conocido a Pancho Guerra, hablé con Don Luis García de Vegueta y me decía que los Hermanos Millares Cubas habían hecho un esfuerzo inicial por recuperar el léxico de Gran Canaria, y dice que después Pancho le llamó Léxico Popular de Gran Canaria cuando ya ellos habían empezado algo de esa lexicografía. Y yo le dije: Don Luis, yo le recuerdo que el título original de ese libro es Contribución al léxico popular de Gran Canaria, con lo cual Pancho está perfectamente situado en que hay unos antecedentes.

Pancho no es un experto en lexicografía pero sí es un observador de la realidad y toma la precaución y la cautela de contrastar los términos que ha vivido en Tirajana, que ha oído en los barrios de San José, El Risco de San Nicolás, San Juan, la zona portuaria; en definitiva, todos los barrios de Las Palmas, empapándose de la periferia (donde transcurren muchas de las anécdotas) contrastando también con algunos “correpueblos” y con los canarios emigrados a Canarias y Cuba para ver ese término o ese giro que los canarios empleaban aquí. Por eso Pancho y Don José Prado Benítez y Bravo de Laguna tuvieron la posibilidad de contrastar por carta lo que sucedía en otros lugares, si se utilizaban términos similares, etc. Parece que ya se ha empezado a respetar sin complejos estos estudios e incluso la Academia Canaria de la Lengua debe incidir en nuestro modo especial de hablar el español diferente, que se habla en Canarias.

En ese sentido, Pancho ha sido fundamental. No ya para que nosotros reivindiquemos nostálgicamente términos, que a tenor de los academicismos se diga que están mal dichos, porque a lo mejor sólo está dicho de otra manera. ¿Dónde está escrito que la norma hegemónica del español que se habla en el conjunto del estado o en Castilla especialmente, tengamos que aceptarla; que otros vocablos de Méjico, Perú o Ecuador son válidos y los nuestros no, si la lengua es algo vivo de aquí y de allá? Pancho recogió el modo de expresarse de los canarios, de ahí que Marcial Morera diga que el único que ha hecho, que ha puesto las bases de lo que se podría llamar “literatura canaria” en el uso de términos, es Pancho Guerra. Los demás han hecho algún recurso puntual, pero no una obra tan completa desde el punto de vista de lo que ha escrito, para poder decir que hay un antecedente de lo que se puede llamar literatura canaria con esas bases de un lenguaje y manera de hablar diferenciados.

¿Qué fue y qué queda de la Peña de Amigos Pancho Guerra?
La Peña se autodisolvió a partir del año 92, cuando ellos empezaron a ver que una institución como el Plan Cultural del Cabildo asumió la edición de las obras completas; dijeron que, como habían nacido para que no se perdiera la obra de Pancho Guerra, ya estaba cubierto su objetivo, y deciden disolverse. Eran gente extraordinaria y eso se resaltó en el homenaje porque es justo reconocer que, además del homenaje a Pancho, habría que hacerle uno a la trastienda de Pancho, a una serie de personas, que son canarios del alma y que por circunstancias de la vida eligieron o les tocó estar fuera y supieron reconocer lo que Pancho había hecho y decidieron hacer algo que permitiera que esta obra no se perdiera. Gracias a eso aparecieron los primeros trabajos publicados y luego hicieron las gestiones para que finalmente, en el año 87, la Mancomunidad de Cabildos retomara las publicaciones. Después de esa fecha, y haciendo una crítica a la no política cultural canaria, no creo que muchas comunidades autónomas, si tuviesen un Pancho Guerra, patrimonio del pueblo canario, lo dejaran en el olvido

¿Crees que ha habido un reconocimiento oficial a la figura de Pancho Guerra? En otras palabras, ¿para cuándo la Fundación Pancho Guerra?
Portada del Libro Los Famosos cuentos de Pepe Monagas de Pancho GuerraNo. Ha habido reconocimientos puntuales, como la edición por parte de la Mancomunidad de Cabildos a instancias de Don Agustín Millares Carló, que dirigió la edición en aquel momento. Puntualmente también la edición fascicular de La Provincia, alguna iniciativa privada como Edirca, que publicó sus Obras Completas. Todos los intentos han salido de forma momentánea, han emergido y se han apagado. Por ejemplo, se hace la Casa de la Cultura “Pancho Guerra” en San Bartolomé y empieza con una funcionalidad determinada, se hace alguna actividad concreta, se inician los Premios literarios anuales Pancho Guerra y se hacen dos ediciones: se publica la de Josefina Mújica, que ganó el primer premio; y Mª Dolores de la Fe gana el segundo, y no le publican el libro.

Me preguntas también por la Fundación. Para la Fundación existiia un preacuerdo que la Moción de Censura política en San Bartolomé impidió. No existe porque se frustró. Nosotros habíamos acordado con la corporación anterior que el destino final de una obra y de un autor como Pancho Guerra tendría que tener una Fundación pública que llevara ese legado, ese patrimonio que es de todos, para que nosotros los canarios nos respetemos a nosotros mismos a través de algo que institucionalice la obra y la figura del autor canario. Que se siga investigando; que potencie, por ejemplo, el que Pancho Guerra se lea en las escuelas, es decir, la posibilidad de que reconozcamos nuestras raíces. Y al decir Pancho Guerra digo cualquier otro de nuestros creadores ,artistas o pensadores. Desde ese punto de vista no se ha hecho lo suficiente, se le ha puesto nombre a una calle, a algún colegio... pero sin ninguna continuidad.

Desde BienMeSabe Redacción sólo nos queda mostrar una vez más nuestro apoyo a la iniciativa de la Orden del Cachorro de reivindicar la figura literaria de Pancho Guerra, ofrecernos para colaborar en lo necesario con tal difusión y, por último, solicitar a las autoridades, representantes oficiales del pueblo, que faciliten el que se cree una Fundación Pancho Guerra que refleje la memoria viva de este pueblo; no desde la nostalgia, sino desde la presencia activa de los que nos sentimos identificados como pueblo.
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