Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Bailes de San Pascual

Lunes, 13 de Septiembre de 2004
Julián Melián
Publicado en el número 18

La otra característica particular de este baile, es que era el único en que las mujeres estaban obligadas a dar el primer paso.



De bailes, de tocadores,……la memoria de nuestros mayores está llena de vida de personas. Entre Guía y Gáldar, el barrio de la Goyá alberga una gran cantidad de anécdotas. El hecho de que mucha gente trabajara en la loza y que hasta hoy en día se sigan aprovechando para vivir las cuevas que ya usaron los antiguos, unido a que siempre fue el lugar de paso obligado desde la medianía hasta Guía o Gáldar, ha hecho posible que este pequeño barrio esté igualmente presente en la memoria y en las anécdotas de no pocos viejos de otros puntos de los dos municipios. De su memoria y por supuesto principalmente de la de nuestros vecinos y vecinas de más edad, se recogen a cada momento pequeños trozos de la vida de las personas y del barrio.
Aquellos momentos de bailes, de novios y novias, de peleas y de risas, son los que mejor se recuerda. La Gollá y la Hoya, han sido cuna de grandes tocadores, bailadores y cantadores, que participaron en los bailes que durante la posguerra se hacían en el barrio para aguantar mejor el duro trabajo diario. Las penas y necesidades eran espantadas los sábados por la noche, por las cuerdas de los timples, guitarras y laúdes, en nuestras cuevas, abiertas a pico y sudor también tenían cabida las risas y los cantares picaos. Cuevas alumbradas por candiles y por velas y después por lámparas de carburo.

La gente mayor dice que en más de una ocasión las velas se mantenían con el mismo barro que ha servido a mucha gente de nuestro barrio como forma de vida. Entre aquellos tenderetes aparecen bailes particulares, diferentes, que son elementos que se muestran como únicos.

Uno de los bailes de los que se hablan, es el de San Pascual. Este baile de San Pascual no se celebraba en una fecha determinada, sino que se ofrecía en cualquier momento del año. Eran ofrendas, promesas que la gente hacía al Santo a cambio de que éste hiciera caso a alguna súplica.

La otra característica particular de este baile es que era el único en que las mujeres estaban obligadas a dar el primer paso. En el primer baile de la noche, la mujer era la que debía invitar al hombre a acercarse a bailar. Eso era un momento crítico tanto para ella, por que tenía que hacer algo que normalmente no se hacía, dar la cara e invitar a un hombre a bailar, como para los hombres, ya que perdían el control del baile y podía acercársele cualquier mujer aunque no le gustara. Y eso se hacía porque La promesa es así y así tiene que hacerse.

Como dijimos el principio era difícil y podían tocarse una o dos piezas sin que ninguna se animara a sacar a bailar a un muchacho, pero poco apoco se iba calentando el ambiente y todos y todas participaban. Después el baile continuaba con normalidad y eran los hombres que invitaban a las mujeres a salir a bailar.

Los bailes se hacían en cuevas particulares que normalmente no eran usadas para vivir, se les pedía permiso a los dueños y se hacían. Hubo muchas anécdotas, pero sin duda eran los pleitos lo más comentado. Así sucedió en más de una ocasión que en medio del baile llegaban los “machotes del barrio cargaditos de ron y decían: se acabó el baile, aquí no baila más nadie“, y claro en muchos casos la gente se callaba y se iba, pero también hubo bailes en que se armaban grandes peleas, que acababan con los participantes en las broncas con algún hueso roto y con sangre en la cabeza.

En una ocasión hubo un baile en la cueva de Juliana “y estaba todo el mundo bailando tranquilito, llegaron unos cuantos y se armó allí fuerte pelotera, que además de piñas también hubo ropa que salió volando para el barranco”. De esta bronca la gente hizo un cantar que todavía se recuerda mucho:

En la cueva de Juliana
se formó una pelotera
a Vicente el Barrigú
le robaron la cartera
y la chaqueta de Maximiano
apareció en la ladera.
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Comentarios
Martes, 10 de Noviembre de 2009 a las 23:38 pm - juan pepito pedrasa pinares

#04 La otra característica particular de este baile es que era el único en que las mujeres estaban obligadas a dar el primer paso. En el primer baile de la noche, la mujer era la que debía invitar al hombre a acercarse a bailar. Eso era un momento crítico tanto para ella, por que tenía que hacer algo que normalmente no se hacía, dar la cara e invitar a un hombre a bailar, como para los hombres, ya que perdían el control del baile y podía acercársele cualquier mujer aunque no le gustara. Y eso se hacía porque La promesa es así y así tiene que hacerse.

en estos bailes no se utilizaba una vela y una cinta roja, cuando la vela llegara a la cinta roja se cambiaba, es decir en primer momento invitaba la mujer, y al pasar la cinta roja la vela invitaban los hombres? No sé si es así, sólo lo he escuchado y me gustaría sbaer que tiene de cierto

Jueves, 22 de Noviembre de 2007 a las 00:08 am - agustin

#03 para PERERA la goyà es la deformaciòn linguistica que la gente de esta zona empleamos cuando nos referimos a la DEGOLLADA lugar enclavado entre los municipios de Guìa y Gàldar y a la que se llega por la carretera que lleva hasta San Josè del Caidero. Julian,sigue dejándonos perlas como estas que siempre nos aporta nuevos conocimientos de nuestro pasado

Miércoles, 21 de Noviembre de 2007 a las 08:18 am - jose

#02 en estos bailes no se utilizaba una vela y una cinta roja, cuando la vela llegara a la cinta roja se cambiaba, es decir en primer momento invitaba la mujer, y al pasar la cinta roja la vela invitaban los hombres? No sé si es así, sólo lo he escuchado y me gustaría sbaer que tiene de cierto.

Lunes, 13 de Septiembre de 2004 a las 16:27 pm - perera

#01 En verdad, uno aprende bastante con artículos como éste. Me refiero a que, supuestamente, a veces se le da importancia suprema a los textos y estudios con un aparato crítico ingente, con una bibliografía todavía mayor... Pero no debe ser así. Hay trabajos de campo o, simplemente, testimoniales que (como éste de Julián) enseñan bastante. Y más a gente como yo, tan poco versado en determinadas historias como éstas.

Por otro lado, señor Melián (y perdone mi ignorancia), ¿dónde se encuentra el lugar del que nos hablas? ¿A qué municipio pertenece? Un abrazo.