Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

NUEVAS NOTICIAS DEL MUNDO ABORIGEN DESDE LA PALMA Y GRAN CANARIA.

Miércoles, 23 de Febrero de 2005
Diario de Avisos
Publicado en el número 41

Se trata de un inmenso patrimonio arqueológico por estudiar en la isla de La Palma, que requerirá de un minucioso trabajo de excavación. Por otro lado, nuevas investigaciones en Gran Canaria han reconstruido el modelo dietético y nutricional que tenían nuestros aborígenes, a la vez que se demuestra que había un régimen económico estable basado en la división del trabajo y en la especialización de algunas mujeres.

[b]LA EXISTENCIA EN LA PALMA DE MÁS DE DOSCIENTAS CUEVAS DE ENTERRAMIENTO DE LOS ABORÍGENES.[/b] [i]En la Isla existen más de 200 yacimientos funerarios de los antiguos pobladores, los benahoaritas, un patrimonio arqueológico por estudiar que requerirá de un minucioso trabajo de excavación que se iniciará, de forma intensiva, a partir del año 2010, fecha prevista para la finalización de la Carta Arqueológica Insular.[/i] La acción expoliadora que la Isla ha sufrido desde finales del siglo XIX ha afectado especialmente a estas cuevas de enterramiento, por lo que "sólo algo menos de un 10% permanecen intactas". Así lo explicó el responsable del departamento de Patrimonio Histórico del Cabildo, Jorge Pais, quien se refirió al reducido número de restos humanos prehispánicos que figuran en manos de la Administración por esa usurpación que, en algunos casos, fue llevada a cabo con "la sana intención de rescatar". Los municipios donde los expertos prevén encontrar un mayor número de yacimientos funerarios son Tijarafe, Garafía, San Andrés y Sauces y Puntallana, en algunos casos, en lugares de difícil acceso, alejados de los poblados donde se han localizado las denominadas "cuevas habitación". Esa selección inicial de los lugares de enterramiento por parte de los benahoaritas quedó relegada de forma progresiva a un segundo plano, a medida que la población aumentaba, con lo que pasaron a estar en las medianías. Según los datos facilitados por el arqueólogo palmero, el rito funerario más generalizado entre la población aborigen era la inhumación en cuevas naturales, "desde los cejos y covachas más pequeños a las grandes necrópolis en las que se depositaban buen número de cadáveres". "Los benahoaritas también practicaron la momificación, aunque sólo se llevaba a cabo con los personajes más relevantes de la comunidad", indica el investigador, al tiempo que señala que "la única momia que se conoce en La Palma procede de la necrópolis del Barranco del Espigón, en Puntallana". Los antiguos pobladores también llegaron a practicar la cremación como rito funerario, aunque "pudo tratarse de un modo de hacer sitio a los nuevos cadáveres una vez que la cueva estaba llena de restos humanos". La última excavación autorizada llevada a cabo en una cueva de enterramiento de la Isla se remonta al año 1985, dato que Pais resalta como importante por cuanto, una vez se inicien los trabajos de investigación, los hallazgos ofrecerán una información bastante fiable de la época prehispánica a partir de la vestimenta que conservan algunos cadáveres y otros muchos elementos del ajuar con los que los benahoaritas enterraban a sus muertos, como lanzas, cuentas de collar y piezas líticas, entre otros. Los expoliadores, conocedores de esta riqueza, se han cebado especialmente con las cuevas de enterramiento de La Palma, de donde han extraído fundamentalmente cráneos y aquellos elementos del ajuar que se encontraban en un mejor estado de conservación. "La última década del siglo XIX y la dictadura franquista marcaron dos momentos de auge para la expoliación en la Isla", explica Jorge Pais. En el primer caso, la expoliación tuvo que ver directamente con el inicio de la actividad cultural de la centenaria sociedad La Cosmológica, algunos de cuyos miembros entendieron que era necesario rescatar el patrimonio arqueológico de la Isla. Así, un gran número de los restos humanos prehispánicos catalogados actualmente permanecen entre los fondos de esta institución y provienen de los municipios de Santa Cruz de La Palma, Breña Alta y Puntallana, las zonas más expoliadas del territorio. Jorge Pais también se refirió a la organización falangista denominada Juventudes Españolas para explicar la expoliación que han sufrido muchos yacimientos y cuevas de enterramiento. Las Juventudes Españolas pusieron en marcha lo que se dio en llamar "Misión Rescate", cuyo objetivo no era otro que "recorrer la Isla buscando restos aborígenes". Según los expertos, algunos de esos restos forman parte de las colecciones privadas más importantes de la Isla, que pasarán a manos de la Administración una vez se ponga en marcha el Museo Arqueológico en Los Llanos de Aridane. Desde la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma, que dirige Primitivo Jerónimo, se destaca la importancia del minucioso trabajo al que obliga la elaboración de la Carta Arqueológica, uno de los pilares básicos de la labor que se realiza en materia de patrimonio arqueológico. De forma paralela, se dirigen similares esfuerzos a la labor de protección de varios yacimientos que ya forman parte de la ruta cultural de la Isla. Entre estos destaca el de Belmaco, formado por diez cuevas naturales de habitación y una magnifica estación de grabados rupestres, lo que llevó a declararlo Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica, en 1986. Trece años más tarde se creó el Parque Arqueológico de Belmaco en el que, junto a un Centro de Visitantes, se puede realizar un recorrido que permite observar los detalles del conjunto. Los petroglifos de La Fajana y el Cementerio de El Paso, descubiertos de forma casual en 1982, constituyen otros de los lugares objeto de protección por su espectacularidad. Los grabados rupestres de La Zarza y La Zarcita, descubiertos en Garafía en 1941, también fueron declarados Bien de Interés Cultural en 1985. [b]LOS DIENTES DE LOS ABORÍGENES REVELAN SUS COSTUMBRES[/b]. [i]Un estudio de los dientes de 585 individuos en representación de la población aborigen en Gran Canaria ha reconstruido el modelo dietético y nutricional que tenían y demuestra que había un régimen económico estable, basado en la división del trabajo y en la especialización de algunas mujeres.[/i] [img|der]revista_uploads/jmperera/dientes aborigenes.jpg[/img] Durante seis años, la arqueóloga Teresa Delgado ha investigado la antropología dental de una amplia serie poblacional prehispánica que fuera representativa de la sociedad con un total de 585 sujetos procedentes sobre todo de los yacimientos de Guayadeque (Agüimes-Ingenio), Acusa (Artenara), Cuevas del Rey (Tejeda), El Agujero (Gáldar) y Santa Lucía (Santa Lucía). El estudio parte de una muestra de 585 maxilares y 501 mandíbulas del Museo Canario y revela que la antropología dental es, según Delgado, un "fiel reflejo de la complejidad social de esa población que se materializa en las desigualdades de género en el acceso a los alimentos, en la existencia de una división social del trabajo y en la especialización productiva de algunas mujeres". Delgado explicó que "sólo cuatro mujeres sobre el total de los examinados tenían piezas dentarias que mostraban desgastes vinculados al empleo de la boca en actividades no masticatorias relacionadas con el trabajo de fibras vegetales, materias animales blandas y productos elaborados a partir del junco o la piel". Estos "extraños desgastes" se producían, a su juicio, por el trabajo de un "material de escaso porte y naturaleza flexible, que sería pasado de forma repetida y continua por las superficies de determinados dientes siguiendo una trayectoria lineal" o respondía a "la sujeción con los dientes de un elemento objeto de manipulación", explica. Los modelos de caries, desgaste o sarro Apuntan "inequívocamente hacia unas prácticas substanciales de base agrícola generalizadas para buena parte de la población", según Delgado, quien considera que los resultados son coherentes entre sí y se integran con otras interpretaciones de las fuentes etno-históricas. Así, las prácticas económicas garantizaron un regular abastecimiento de nutrientes, por lo que había un "modelo productivo plenamente consolidado, sin que ello signifique que toda la población tuviera acceso a la misma cantidad y calidad de alimentos", afirma. El modelo de salud dental de la comunidad prehispánica grancanaria "permanece sin grandes variaciones con una fuerte dependencia de los cereales en los distintos estadios de la vida" y las consecuencias en su salud representan "una labor de especial interés porque es el reflejo de la estabilidad de un modelo económico", destaca. En los últimos años la bio-antropología ha proporcionado un importante volumen de datos, pero "no por ello puede decirse que se trata de una vía agotada para ahondar en algunas de las pautas esenciales que determinaron las formas y condiciones de vida de la población prehispánica del archipiélago canario", apostilla Teresa Delgado.
Comentarios
Lunes, 28 de Febrero de 2005 a las 11:52 am - perera

#03 Por si algún lector no se ha dado cuenta, en nuestra sección de 'Opinión' hay un artículo-respuesta al texto del señor Jiménez.

Jueves, 24 de Febrero de 2005 a las 06:26 am - perera

#02 Hay un error en el comentario que envié anteriormente: los núcleos prehispánicos que, para el autor del artículo de opinión, olvida este estudio son los que pongo precisamente anteriormente: Telde, Arguineguín o Agaete. Disculpas.

Jueves, 24 de Febrero de 2005 a las 06:19 am - perera

#01 No estaría mal contrastar la segunda noticia, referida a Gran Canaria, con un artículo de Opinión publicado hoy jueves, 24 de febrero, en Canarias Ahora.com, por José Juan Jiménez González, doctor en Prehistoria. Afirma, entre otras cosas, que la muestra de 585 individuos no le parece suficiente y que el estudio se centra en determinados núcleos prehispánicos (como Telde, Arguineguín o Agaete), olvidando otros importantes de la nombrada isla de Gran Canaria. El debate está servido.