Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

El Corpus de Villa de Mazo. 400 años de existencia.

Lunes, 13 de Junio de 2005
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el número 57

El 15 de mayo de 2005 fue una fecha muy importante para el pintoresco municipio palmero de Villa de Mazo. Fue el día en el que se cumplieron los 400 años de la llegada del Santísimo Sacramento a la hoy parroquia de San Blas.



Los vecinos de los catorce barrios sienten algo más que una tradición por estas entrañables “Fiestas Mayores”. Éstas constituyen un profundo sentir que inunda las escarpadas y empedradas calles de un disperso y orgulloso pueblo que sabe mostrar, como pocos, lo mejor de sus tradiciones y su cultura. La Villa entera se une complaciente para crear una de las más espectaculares celebraciones de toda la Isla de La Palma. Fervor y arraigo popular se funden y dan como resultado unas espectaculares formaciones: arcos, tapices y pasillos, que tienen como objeto ensalzar y glorificar al “Cuerpo y la Sangre del Señor”. Son las emblemáticas y esperadas fiestas del Corpus Christi en la Villa de Mazo.

 

Esta primigenia celebración en la Cristiandad parte en 1264 cuando el Papa Urbano IV promulga una Bula Pontificia por la cual se concede indulgencia plenaria a cuantos tomaran parte en la elaboración de altares y monumentos para dignificar la procesión pública del Santísimo. En nuestra Isla esta importante festividad fue tutelada por el antiguo Cabildo en las ordenanzas insulares de 1611. De esta forma, proliferó en todo el territorio palmero un bello y artesanal arte efímero, consistente en altares, alfombras, descansos y arcos triunfales. Entre estos regocijos populares dejaron de representarse los sentidos autos sacramentales y las admiradas danzas en la vía pública al paso del Santísimo en “el segundo jueves más bello del año”.

 

Desde el siglo XVII ya hay constancia de un fervoroso culto al Sagrado Sacramento en el municipio macense, mientras que el empleo de arcos triunfales se inicia el 18 de septiembre de 1774, con motivo de la entronización de la preciosa talla mejicana de la Virgen de Los Dolores en su ermita de Lodero: “se hizieron varios arcos con todo aseo vestidos”. Según las actas municipales, sin embargo, no se les considera como “Arcos del Santísimo” hasta 1895. En las del 18 de agosto de este año se reflejaba un gasto por “un arco y composición de otro para colocar en la plaza, el día del Corpus Christi”. Estas manifestaciones han ido evolucionando a través de los tiempos. Desde 1954 ya tenían un aspecto parecido al actual. Entonces se erigió una sencilla estructura adintelada en el Barrio de La Sabina. Pero, a partir de la sencillez de las primeras formas, es en 1965 cuando se puede hablar de unas peculiares “Fiestas del Corpus” casi como las apreciamos hoy. En palabras de don Cirilo Velázquez, han llegado a convertirse en complicadas estructuras, en verdaderas “joyas singulares de la tradición popular canaria”.

 

En 1605, hace ahora cuatrocientos años, se fundó la cofradía y se colocó el Santísimo en la iglesia de San Blas. En 1680 el visitador Pinto de Guisla ordenó que se hiciera la solemne procesión el tercer domingo de cada mes y se celebrara la fiesta del “Cuerpo de Cristo”.

 

El carácter singular del Corpus de Mazo quedó patente de forma oficial cuando fue declarado, por resolución de 23 de diciembre de 1985 de la Secretaría General de Turismo, como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Una semana después, sin embargo, se promulgó un polémico decreto, el 650 de 30 de diciembre, en el que la Conserjería de Trabajo del Gobierno de Canarias fijaba como festivo para el año siguiente, el Día de Canarias, en sustitución del Corpus. Esto no fue óbice para que la Corporación de la Villa, en sesión extraordinaria, declarara su importante “Jueves” en fiesta local. Así ha sido hasta nuestros días.

 

Las semanas previas a la anhelada festividad han sido de mucho trabajo desinteresado e impagable esfuerzo. Para la exquisita confección artesanal de estas impresionantes formas verticales, llamados arcos, se han invertido muchas horas; ratos alegres y divertidos, pero también penosos y sacrificados. Se endulzan los momentos de trabajo y tertulia con bizcochones y mistelas caseras. Muchos vecinos traen de sus casas postres, chocolate, café, galletas... Así es más llevadera la labor y la espalda duele un poco menos. En las trabajosas tertulias se informan unos a otros de las noticias frescas, de los incidentes, de política, de Venezuela, del Pueblo, de las recientes muertes y bodas, de lo cara que está la vida, de cómo está quedando el arco... Es un pueblo vivo y unido para la ocasión.

 

No existen productos químicos o artificiales. Todo proviene de la naturaleza: musgo, pétalos, semillas, hojas... Incluso el pegamento utilizado es una mezcla de harina, agua y sal: la popular “poliada”. El color de los rostros de los personajes representados, sus vestimentas, los paisajes de fondo, los adornos, etc. viene dado por esos ingredientes naturales. Se trata de un monumento a la Fe, pero también lo es a la Naturaleza.

 

En los cuatro días principales de las fiestas, de Jueves a Domingo, tiene lugar un nutrido programa de actos: pregón, conciertos de música, competiciones deportivas, tómbolas, exposiciones de todo tipo, concursos de dibujo, títeres, juegos infantiles, teatro, verbenas, festival folclórico, homenajes y actos litúrgicos.

 

 

Este año, como todos, la preciosa parroquia de San Blas -origen y fin del recorrido triunfal de la procesión-, se cubrirá de miles de perfumadas flores rodeando al tabernáculo donde se entronizará la valiosa “Custodia de San Miguel”. Un impresionante enrame que varía cada edición. Por doquier flota el olor a flor fresca, a reluciente limpieza, a espirales de incienso, a ocultos nervios, a devoto fervor, a orgullosa tradición, a agotador trabajo y ojos cansados... Todo está a punto para celebrar dignamente una fiesta especial, elaborada con las manos artesanas de un pueblo, que ya piensa en las del año próximo. No hay descanso en Mazo.

 

La custodia de plata sobredorada, usada para las solemnidades del Santísimo, perteneció a la orfebrería del ex cenobio dominico de San Miguel de Las Victorias, hoy templo de Santo Domingo de la capital palmera. Al ser suprimido éste por la desamortización de las clausuras en 1836, pasó a formar parte del tesoro de San Blas. El sol está sostenido por una imagen del Arcángel San Miguel. Es el símbolo del Corpus.

 

Tras la solemne “Celebración de la Eucaristía del Cuerpo y la Sangre de Cristo” el Jueves de Corpus, concelebrada por los sacerdotes de la Isla, con la asistencia de las pías hermandades, autoridades de todo rango, un satisfecho pueblo fiel con sus mejores galas, coros de ángeles... da comienzo la suntuosa Procesión. Acompaña a la “Custodia del Arcángel”- protegida bajo palio granate y oro-, la banda de música “Arecida”, la Hermandad con los faroles encendidos, el estallido de los fuegos de artificio, la admiración ante pasillos empinados y arcos “plantados” con lágrimas de emoción, agradecidos descansos y profundas genuflexiones, abrazos de los reencuentros y sentidos recuerdos por los ausentes... La procesión camina dificultosamente entre alfombras de pétalos, musgos y plantas. Asciende tradicionalmente hasta la Plaza Mayor y allí tiene la lugar la Bendición con el Santísimo con los acordes de la Marcha Real. A partir de allí, las cuestas, hacia abajo, resultan más llevaderas y se palpa un gran alivio general porque no ha llovido y nada se ha deslucido. Termina la procesión pero continúan las fiestas.

 

Son catorce los barrios de Villa de Mazo: Lodero, Callejones, San Simón, Tiguerorte, Montes de Luna, Malpaíses, Tigalate, Monte Breña, La Rosa, Monte, Monte Pueblo, Poleal, La Sabina y el Pueblo. Son catorce orgullosos trozos de un gran municipio que los une en sus Fiestas Patronales. Celebraciones especiales y añejas que cumplen los 400 años de un importante pretexto al ritmo de la naturaleza y el color de las flores, el aroma de un campo verde y fértil que glorifica a Dios, agradecido por tantas bondades recibidas.

 

Ésta es, en definitiva, una auténtica manifestación artística de la cultura popular en la que lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, se funden en síntesis armoniosa en Villa de Mazo.

 


Noticias Relacionadas
Comentarios
Lunes, 01 de Junio de 2009 a las 20:17 pm - Jesús

#01 Es una pena que no se acompañen fotos... son unos arcos y tapices dignos de verlos