Para La Gomera, el único que menciona a una mujer adivino es el clérigo portugués Gaspar Frutuoso en un texto del siglo XVI llamado Saudades da terra. En el nos da una versión de la conquista de La Gomera que, según afirma, le facilitó D. Fernando Rojas en los años de 1560. Según Frutuoso “Cantan los isleños de La Gomera una endecha que dice así:
Ana Sánchez, Ana Sánchez,
flor del Valle del Gran Rey,
deseo tengo de cogerte,
mas más saludad tengo de verte;
flor del Valle del Vallete,
flor del Valle del Gran Rey.”
Y repitiéndola muchas veces con gran sentimiento, dicen que la cantan por la hija del Gran Rey, llamada Aregoma o Aremoga, la cual, luego que se volvió cristiana [...] dijo que se llamaría Ana, y así fue, y su padre D. Sancho, de lo que ella tomó el Sánchez por apellido”. (Frutuoso, 1590/1964: 145-146).
Esta Aremoga (si nos fijamos, Gomera al revés, juego malabar que hizo con otras palabras), sería hija del “Gran Rey”, estaba dotada de poderes adivinatorios y fue la que aconsejó a su padre que no habrían de ofrecer resistencia a la gente que vendría por el mar.
“Dios quiere estar con nosotros, pero tú no serás rey; vayamos a verlos para que te honren, y puedes darle obediencia, porque son hijos de Dios. Y luego su padre y ella vinieron, como en andas, a ver los capitanes y naves, avisados todos los otros reyes, que había cinco en la isla (...) Llegados el Gran Rey y su hija Aremoga, con todos los suyos, que los rodeaban, puestos en tierra y salidos de su manera de andas, se fueron, él con las manos tendidas y la hija con traje muy honesto y alegre”.

La leyenda continúa en el sentido de que fue bautizada con el nombre de Ana Sánchez (ó Ana de Valle Gran Rey como se le conoce en otras fuentes) y viajó a la Corte de Castilla, que vivió bajo la protección de doña Isabel y que su honradez y belleza causaron continuos cortejos de los nobles; ella, sin embargo no quiso desposarse y recordó siempre su tierra natal.
Lo realmente curioso e intrigante es que dentro del folklore infantil haya pervivido su figura. Concretamente en una canción de corro como es La viudita del conde Laurel, con la que el investigador Pérez Vidal, tras hablarnos de una versión cubana –La princesa del Valle- y otra puertorriqueña –La viudita del valle del Rey-, plantea la incógnita de tener su raíz en la llorada princesa del Valle del Gran Rey de La Gomera popularizada en la famosa endecha.
FUENTES
A.F. CHÁCARAS Y TAMBORES DE GUADÁ (2001).: La Memoria del Tambor. Ed. Agrupación Folclórica Chácaras y Tambores de Guadá. Excmo. Cabildo Insular de La Gomera, Ayuntamientos de Agulo, Alajeró, Hermigua, San Sebastián y Vallehermoso, AAVV Ajojar.
GONZÁLEZ ORTEGA, Manuel (1988): La canción tradicional en las relaciones canario-americanas. En Canarias y América (Gran Enciclopedia de España y América). Espasa Calpe/Argantonio
PERERA SÁNCHEZ, José: La toponimia, las voces indígenas y los nombres de plantas, animales y hongos de La Gomera. Inédito.
En Internet:
Gomera.com.es