Revista n.º 1061 / ISSN 1885-6039

La vestimenta tradicional canaria: recreación de otra época.

Miércoles, 5 de octubre de 2005
El Baleo
Publicado en el n.º 73

Podemos afirmar que el Pueblo Canario es desconocedor de su propia historia, de una diáfana y sugerente verdad que los centros educativos e informativos apenas se han ocupado de hacer llegar a la población, la verdadera cultura del pueblo.

Foto Noticia La vestimenta tradicional canaria: recreación de otra época.



Así, tenemos amplios tramos generacionales que viven en la más absoluta ignorancia en relación con su propia realidad, considerando dentro de ella el amplio abanico de apartados que la componen. Uno de esos es precisamente el de la vestimenta tradicional.

Antes de entrar en detalles quisiéramos aclarar algo que, aunque es evidente, parece no estar claro y es que la forma de vestir de las personas ha evolucionado con el tiempo, dependiendo de factores tales como el surgimiento de nuevas modas y de los materiales (tejidos, botones, sombreros...) disponibles en cada uno de los momentos vividos por las generaciones; pudiéndose señalar, además, la posibilidad de adquirirlos según fuera la situación económica de las familias.

Teniendo en cuenta que lo que conocemos cono vestimenta tradicional es la recreación de la forma de vestir de las sociedades que habitaron este territorio otrora, observamos una importante evolución que va desde los antiguos guanches, vestidos con pieles de animales, hasta la actualidad. Por tal motivo, cuando hablamos de este tipo de vestimenta tradicional, debemos centrarnos en una época histórica determinada, sin mezclas de indumentarias, tejidos...

Aunque los lienzos fueran semejantes, la forma de elaborar la vestimenta no era igual, no era un uniforme; las personas tenían un esquema de vestimenta, pero era adaptado al gusto o la posibilidad de cada uno, lo mismo que sucede en la actualidad; nuestro esquema puede ser de pantalón y camisa, es decir, dos piezas, sin embargo no vamos uniformados, podemos hacerlo de múltiples formas.

Los estudiosos de este apartado histórico se remiten a las fuentes que aportan información en este sentido, como son:

- Hallazgos de piezas en antiguos baúles en las que se guardaban.
- Cesión de ropa, botoneras, etc. en testamentos u otros documentos manuscritos.
- Descripciones de antiguos cronistas.
- Dibujos (en plumilla o coloreados) de épocas determinadas.
- Antiguas fotografías.


Haciendo uso de las mencionadas fuentes históricas, los tratadistas de este apartado diferencian tres grandes etapas en relación con la vestimenta tradicional de Canarias: la primera se corresponde con la forma de vestir que tenía el pueblo aborigen antes de la llegada de los conquistadores. Una segunda etapa que comprende desde el siglo XVI hasta, aproximadamente, la primera mitad del siglo XIX, dando paso, poco a poco, a la tercera etapa con la aparición de una nueva manera de vestir que llegará, con su correspondiente evolución, hasta nuestros días, conociendo el cambio más radical, condicionado por la producción industrial de los tejidos.


PRIMERA ETAPA.

Para describirla nos valdremos de un texto de fray Alonso de Espinosa, correspondiente al año 1594: Su traje era (porque no tenían género alguno de lino, ni de algodón) un vestido hecho con pieles de corderos o de ovejas gamuzadas, a manera de un camisón sin pliegues, ni collar, ni mangas, cosido con correas del mismo cuero, con mucha sutileza y primor tanto, que no hay pellejero que tan bien adobe los cueros, ni que tan sutil costura haga, que casi no se divisa, y esto sin tener agujas ni leznas, sino con espinas de pescado o púas de palmas o de otros árboles. Este vestido era abrochado por delante o por un lado, para poder sacar los brazos con correas de los mismos. Este género de vestidura llamaron tamarco y era común a hombres y mujeres: salvo que las mujeres, por honestidad, traían debajo del tamarco una como sayas de cuero gamuzado que les cubría los pies... Este sólo era su traje de grandes y menores, y éste les servía de cobertura para la vida y de mortaja para la muerte.


SEGUNDA ETAPA.

Está marcada por la introducción de nuevos tejidos y técnicas aportadas por los colonizadores -una vez terminada la conquista de las Islas- para la elaboración del vestuario. Durante el amplio periodo de tiempo que abarca ese momento de la Historia, unos tres siglos, Canarias recibió una gran gama de grupos humanos procedentes de diferentes países europeos, africanos e, incluso, americanos, aportando nuevos elementos en la vestimenta; eso sí, con marcadas diferencias entre las distintas clases sociales.




Detalle de manto y saya, de Alfred Diston.


Campesinos (Tenerife). Finales del siglo XIX. José Aguiar: Romería de San Juan.
Salón de Plenos del Cabildo Insular de La Gomera.



Las principales materias primas de esta época eran: la lana y el lino, hasta finales del siglo XVIII, fecha en la que se introdujo el algodón. Estos tejidos eran utilizados según las piezas de que se tratara; por ejemplo: la lana en sus colores propios o coloreada con tintes naturales, estaba destinada a la confección de faldas, capas, mantas...; el lino, más fino y suave que la lana, era utilizado para ropa interior o del hogar, el cual, poco a poco, fue sustituido por el algodón.


TERCERA ETAPA.

Los nuevos tejidos, formas y colores no se introdujeron en la sociedad de forma repentina, convivieron con los anteriores hasta que fueron generalizando, lo que acaeció a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Es la etapa en la que se conocieron las mayores novedades, relacionadas con los aportes de los emigrantes retornados de Cuba, y con el desarrollo industrial y del transporte.

Una de las imágenes más expresivas de las primeras décadas del pasado siglo, la podemos encontrar en el cuadro de José Aguiar expuesto en el Salón de Plenos del Cabildo Insular de La Gomera, representando la Romería de San Juan en el municipio de Hermigua (La Gomera). En este caso los hombres están desprovistos de sombreros y las mujeres con la cabeza cubierta únicamente por pañuelos al encontrarse en un templo. El colorido de la indumentaria se corresponde con el tejido de algodón y las alforjas que portan los hombres, de lana.


VESTIMENTA TRADICIONAL. En los apartados anteriores sólo hemos hecho una aproximación a la indumentaria tradicional de las épocas expuestas, sin detallar, las marcadas diferencias entre la población campesina y la más adinerada, además de otras formas de vestir relacionadas con el luto o los hábitos por promesas a determinados Santos o Vírgenes.

La vestimenta tradicional está relacionada con la forma de vestir de épocas pretéritas, concepto que hay que aclarar con respecto a lo conocido como “traje típico“. Este último es una recreación de modelos originales, al que se le han incorporado una serie de elementos con el fin de hacerlo «más vistoso». Estos trajes se crearon en el seno de una organización conocida como la «Sección Femenina» a mediados del siglo XX, bajo el régimen dictatorial. Con esta vestimenta, un tanto carnavalesca, concursaban los grupos canarios en festivales folklóricos que se celebraban en Madrid, en los que se premiaban este tipo de cosas. Hasta nuestros días ha pervivido ese concepto de traje típico, que bien poco tiene que ver con la vestimenta tradicional.

Si queremos vestir bien, respetar la época que queremos recrear, debemos hacerlo siguiendo las mismas pautas que nuestros antepasados mantenían. Aquí presentaremos algunos conceptos claves:

• La enagua no debe asomar por debajo de la falda.
• El delantal es grande, casi del tamaño de la falda, para poder cumplir con su función: proteger la falda de la suciedad.
• El calzado debe ir acorde con la vestimenta y se evitará en todo momento la inclusión de calcetines o medias sintéticas.
• El sombrero ha de ir colocado en el centro de la cabeza, no ladeado; los hombres lo llevarán siempre. El pañuelo y el sombrero han de ir colocados en la cabeza, cumpliendo su función.
• Debe prescindirse de maquillajes de todo tipo; los adornos (zarcillos, rosarios...) tienen que ser los propios de la época, evitando los de nuestro tiempo (relojes modernos, pulseras, collares, anillos...).


Las dimensiones de la ropa elegida han de ir acorde con el momento histórico; recordemos que abrigaban del frío y respondían a los patrones de belleza del momento, donde se primaba una imagen de la mujer bastante voluminosa.

En los trajes de época correspondiente, los hombre harán uso de las polainas (de lana o de cuero, según el caso), que deberán cubrir la parte inferior de la pierna, ya que cumplían una doble función de protección y abrigo. Se prescindirá de llevar bolsos o cualquier otro complemento que no corresponda con el momento histórico. Se puede hacer uso, sin embargo, de talegas de pastores, alforjas, etc.


Bibliografía.

De la Cruz, Juan: Las indumentarias tradicionales de Canarias. CCPC y Cajacanarias. 2002.
Los Alzados: Trajes tradicionales de lcod el Alto. Comunidad Educativa del Colegio Público “La Pared”. Icod el Alto, Los Realejos, Tenerife, 1987.
Alfred Diston y su entorno. Una visión de Canarias en el siglo XIX. Organismo Autónomo de Museos y Centros, Cabildo de Tenerife y Cajacanarias. Santa Cruz de Tenerife, 2002.



Este artículo ha sido publicado en el número 25 de la revista El Baleo, editada por la Sociedad Coopertiva del Campo La Candelaria, en julio de 2005.

 

 

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