Su territorio se extiende desde la cumbre hasta la costa, flanqueado por dos extraordinarios barrancos, el de Moya y el de Azuaje. En lo más alto destaca el Montañón Negro (1774 msnm) y la Caldera de los Pinos, muestra de recientes manifestaciones volcánicas (3.000 años aproximadamente) que se caracterizan por su singular belleza. Partiendo desde esta zona más alta, el resto de su superficie se extiende hacia la costa sobre lomos de pendiente moderada, llegando al mar por medio de una plataforma de abrasión marina consecuencia del continuo retroceso del acantilado por la acción erosiva del mar.
EL PATRIMONIO NATURAL
La naturaleza en este municipio se presenta como uno de sus mayores atractivos, no en vano un 65% de su territorio está protegido por la Ley de Espacios Naturales de Canarias, contando en su superficie con áreas que se enclavan hasta en seis espacios protegidos diferentes; la Reserva Natural Integral de Barranco Oscuro, la Reserva Natural Especial de los Tiles de Moya, el Monumento Natural del Montañón Negro, el Parque Rural de Doramas, la Reserva Natural Especial de Azuaje y el Paisaje Protegido de las Cumbres.
Los cuatro primeros extienden una amplia superficie en suelo municipal, veamos:
La Reserva Natural Integral de Barranco Oscuro con más de un 70% de su superficie en el municipio de Moya acoge alguna de las más excelentes representaciones de la laurisilva canaria. Se trata de un pequeño tramo de barranco que desemboca en el de la Virgen. El abandono de la actividad agraria desde hace ya años, la dificultad de acceso y una extraordinaria capacidad de regeneración convierten a este enclave en uno de los lugares más prometedores de cara a la recuperación del bosque de laurisilva en Gran Canaria. Además en sus laderas se crían gavilanes y al anochecer se pueden observar búhos chicos y murciélagos (gen. Pipistrellus).
La Reserva Natural Especial de los Tiles de Moya se ubica en casi un 99% dentro del municipio de Moya. En ésta se pueden apreciar también especies del monte verde, con una muestra de los árboles más centenarios y notables de la laurisilva como son los Tiles (Ocotea foetens) y algunos de sus endemismo más originales; la Cresta de gallo (Isoplexis Chalcantha), la salvia blanca (Sideritis discolor) o el bicácaro (Canarina canariensis) son algunos ejemplos.
El Monumento Natural del Montañón Negro con 193,6 hectáreas totales tiene en el municipio de Moya unas 166,2 Ha., se localiza en el ámbito de cumbre de Gran Canaria y corresponde junto a la Caldera de los Pinos a la zona más alta del municipio. Se trata de dos geoformas que son resultado de los últimos episodios volcánicos acaecidos en esta isla. Un manto de picón (piroclastos) se extiende por toda esta área que a su vez está cubierta por una vegetación de pinar y retamar. En la ladera norte de la Caldera de los Pinos aún pueden apreciarse algunos ejemplares de Pino canario (Pinus canariensis) centenario.
El Parque Rural de Doramas con 3.586 Ha. y un 42% de superficie en este municipio, es un ejemplo de integración entre actividades agropecuarias y naturaleza. Entre zonas de cultivo pueden apreciarse pequeños bosquetes de laureles (laurus novocanariensis), de fayas (Myrica faya) y brezales (Erica arborea), además de codesos y escobones. En su interior se localizan algunos de los caseríos y barrios más bonitos de Moya; San Fernando, El Laurel, Doramas, La Jurada, Corvo o El Tablero. El nombre de este espacio se debe al héroe canario Doramas.
LA PREHISTORIA
Lairaga se llamaba parte de la costa norte de la cual hoy un tramo corresponde a Moya, y Argumastel era el territorio interior en donde actualmente se asienta el municipio de la Villa. No obstante, no podemos decir que Moya fuese una zona muy habitada por los antiguos canarios, ya que las condiciones climáticas dominadas por una temperatura media anual baja, elevadas precipitaciones y una fuerte humedad hizo que este territorio se convirtiese en un ámbito de escaso interés desde el punto de vista de la ocupación.
Es por debajo de los 500 mts. en donde se localiza la presencia de algún yacimiento arqueológico importante, destacando el de “La Montañeta”, conformado por un conjunto de cuevas habitación, silos, e incluso alguna cueva de carácter funerario y una posible cámara-santuario, espacio que cuenta ya con un anteproyecto para la creación de un Centro de Interpretación y de una senda guiada e interpretada que posibilite la visita a las cuevas. Por otro lado, sería imperdonable no hacer mención al famoso guerrero Doramas, canario que dio nombre al bosque de laurisilva que antaño cubrió estas tierras, y que curtió con sus hazañas la leyenda. Este año el municipio brindará homenaje al amor que este noble Canario demostró por su tierra, elevando en el casco de la Villa escultura a su magnánima figura.
HISTORIA Y PRESENTE
Moya es uno de los pueblos más antiguos de Gran Canaria, con la aparición de la primera parroquia el 18 de abril de 1515, pronto tuvo también su primera escuela pública para niños, en 1806, y un alcalde que no fue nombrado hasta finales del siglo XVI. Sin embargo, la condición de Ayuntamiento no la obtuvo hasta el año 1835. Moya, que como núcleo de población, apareció tras la conquista por razones de asentamiento agrícola, no vivió un aumento de cierta importancia en su población hasta el siglo XVIII, en el que el sector agrícola impulsó el proceso urbanizador. Aún en la actualidad Moya sigue siendo un municipio eminentemente agrícola y ganadero, especialmente en las zonas de medianías y cumbre se cultivan papas, hortalizas, frutas, y en la costa aún pervive el cultivo de la platanera. La ganadería tiene también una importancia relevante, siendo muy importante su feria de ganado, así como afamados sus quesos.
En los últimos años, y aunque aún escasa su presencia, se ha introducido también el cultivo de la vid y la elaboración de vino, por cierto, con muy buenos resultados. Como municipio de carácter rural y gracias a sus excelencias naturales, posee unos atractivos y potencialidades para el desarrollo de la actividad de turismo rural.
El municipio cuenta con doce casas de turismo rural, todas de arquitectura tradicional canaria, una buena red de senderos que próximamente va a ser mejorada, buena restauración en donde degustar los mejores platos, y una afamada repostería.
Además, bancales y terrazas de cultivo, muros de piedra, alpendres y casas de cubiertas a dos aguas, canterías, acequias, lavaderos, eras y otros elementos más que rememoran aún ese devenir ligado al sector agrario, convirtiéndose en un atractivo más del paisaje.
Sin embargo, no podríamos finalizar esta breve descripción del municipio de Moya sin hacer mención a su franja costera, pues Moya también es mar, casas de una o dos plantas se apilan cercanas a la marea, en la primera línea de costa o en el Roque, junto a la brisa marina y al arrollo del mar, zona de ocio y baño en la piscina artificial, deportes acuáticos como el Surf, y como no, magníficos restaurantes en donde degustar por ejemplo un buen pescado. Mención aparte, por su especial importancia, hay que hacer del sector artesanal.
En la Villa de Moya existen muy buenos artesanos; caladoras, modistas, ebanistas, tallistas, loceras, cestero de cañas, decorador de telas, jaulero o fabricantes de perfumes entre otros. Toda una extensa gama de artículos de elaboración artesana que pueden ser comprados en los diferentes talleres que se reparten por toda la geografía municipal.
EL PATRIMONIO ARTÍSTICO
En la actualidad Moya cuenta con artistas de reconocido prestigio, algunos pintores despuntan desde hace años en el escenario cultural, no sólo del archipiélago, sino también de España; Juan Antonio de la Nuez, Touria Alaoui, Álvaro Henríquez, Arnoldo Rodríguez Cabrera y otros muchos a los que pido disculpa por no nombrar, tanto de esta manifestación artística como de otras disciplinas, dan fe de un municipio vivo en el escenario de las artes.
En el casco de la Villa podemos visitar la Casa Museo Tomás Morales, situada en la calle del Ayuntamiento, en donde podremos acercarnos a la figura indiscutible de la poesía contemporánea española, Tomás Morales. El mar y sus islas fueron algunos de sus principales motivos, y por citar alguna de sus obras, mencionemos las “Las Rosas de Hércules”, que nos acerca a una de las obras cumbres de la lírica canaria.
Frente a esta Casa Museo podemos apreciar la Iglesia de Moya, templo dedicado a Nuestra Señora de Candelaria, cuyo origen se remonta a finales del siglo XV cuando se erigió una primera ermita, que pasó por siglos de modificaciones, ampliaciones y penurias. El 19 de marzo de 1944 se puso la primera piedra de la que hoy es la actual iglesia, proyectada por el arquitecto grancanario Fernando Delgado León, en la actualidad se trata de un edificio neorrománico caracterizado por su monumentalidad.
Sin embargo, el casco y resto del municipio, aunque especialmente la calle principal del casco y alrededores, ofrece también otros alicientes, desde el punto de vista arquitectónico, de sumo interés, tenemos balcones de todo tipo y estilo, y en muchas fachadas el resultado de una adopción de la estética modernista de principios del siglo XX, con edificios alicatados de cerámica o con abundante volumetría escultórica.
El Edificio de la Heredad de Aguas, sita en el casco de la Villa, destacada arquitectura construida en el siglo XIX, en piedra labrada bajo los cánones del Eclecticismo, nos sitúa en la existencia de algunas obras más relacionadas con la cultura del agua, como son, por citar a algunas, el antiguo molino de agua, antaño destinado a la molienda de grano para la alimentación de los naturales, o el acueducto localizado en el barrio de Trujillo, muy cerca de la Montañeta.
Por último, reseñar también la Ermita de Fontanales, antiguo y emblemático edificio reedificado y ampliado en reiteradas ocasiones, la última actuación finalizó en el año 1872, en su interior alberga la imagen de San Bartolomé atribuida al escultor Lujan Pérez.
Por último, sólo me resta agradecer la oportunidad que nos brinda esta revista digital, que por cierto tan elogiable labor está desarrollando en pos de la cultura canaria. Evidentemente, siempre es difícil resumir en tan pocas líneas tantas cosas de una tierra que tiene tanto que contar y que enseñar, Moya hoy surca los nuevos tiempos del siglo XXI, pero lleva aún en sus alforjas el valor de las tradiciones, la naturaleza, y a sus gentes tranquilas y hospitalarias.
Sólo me cabe decirte, en nombre de este maravilloso pueblo, que nos vengas a visitar, de buen seguro que serás bien recibido.