Una nueva cita con la cultura isleña llegó a Madrid de la mano de Canarias Crea, el programa de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, dentro de su ciclo Diálogos entre islas. En esta ocasión, se encontraron dos artistas que comparten Archipiélago: el pintor tinerfeño Cristino de Vera y el escultor grancanario Martín Chirino, moderados, como viene siendo habitual, por el escritor Fernando G. Delgado.

Fue la tercera convocatoria de Diálogos entre islas, ciclo caracterizado por reunir personalidades de la cultura de Canarias y otras islas del mundo para compartir vivencias, reflexiones y opiniones. De esta forma, Chirino y De Vera, dos artistas contemporáneos y con ciertos paralelismos en sus trayectorias, pusieron en común sus puntos de vista y experiencias como isleños.

En la década de los cuarenta el interés social por el arte abstracto era tan escaso que muchos de los artistas comprometidos con la vanguardia se vieron obligados a abandonar Canarias para establecerse en Madrid, confiando en que la gran ciudad les daría las oportunidades que no encontraban en las Islas. En este contexto social se enmarcan De Vera y Chirino, quienes se desplazaron a la capital de España para ampliar su formación artística, curtirse creativa y profesionalmente y dar salida a sus obras. Ambos consiguieron el aplauso y el prestigio como pintor y escultor respectivamente.


Chirino: hierro y expresionismo.

Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925) está considerado como uno de los escultores más sobresalientes de las últimas décadas. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, se establece definitivamente en la capital en los cincuenta, donde estudia la cultura de las herramientas de hierro, en las que centrará sus series artísticas.




Sus reflexiones sobre la materia, el oficio y la estética, su interés por las tradiciones más remotas y el primitivismo quedarán plasmados en las esculturas de hierro forjado que integran la muestra de 1958 Los hierros de Martín Chirino, en el Ateneo de Madrid que, al ser visitada por los artistas de El Paso, desencadena su incorporación al grupo, compuesto por críticos y artistas que abogan por la apertura al arte contemporáneo y que se convirtieron en paladines del informalismo y del expresionismo más desgarrado. Ya en los años sesenta comienza a trabajar sus series de Espirales y Vientos. Recibe en 1980 el Premio Nacional de Bellas Artes, en 1985 la Medalla de Oro de Bellas artes y en 1986 fue Premio Canarias de Arte. Su obra puede verse en varios de los museos y colecciones más importantes del mundo.


De Vera: intimismo y tradición.

Cristino de Vera (Santa Cruz de Tenerife, 1931) estudió con el pintor Vásquez Díaz y en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Allí se instaló de forma definitiva en 1951. Realiza una obra intimista con influencias de la tradición barroca y seducido por ciertos misticismos de raíz hispana. Géneros como el bodegón le permitirán avanzar en la conformación de su universo personal, marcado por la presencia obsesiva de la muerte y la búsqueda de la austeridad pictórica.

La inestimable y tenaz trayectoria de Cristino de Vera, llevada a cabo durante más de cincuenta años, ha sido reconocida por la crítica especializada y le ha hecho merecedor del Premio Canarias de Arte en 2005. Asimismo, recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el premio Nacional de Bellas Artes en 1998.

Como artistas que han conocido la realidad social de Canarias del último medio siglo, que han salido al exterior teniendo siempre presente el Archipiélago y cuya labor ha contribuido al enriquecimiento de la cultura canaria, el encuentro de Cristino de Vera y Martín Chirino fu una perfecta oportunidad para conocer aspectos de la historia social, política y cultural de un Archipiélago visto desde dentro y desde fuera.