Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

Chicharrones.

Viernes, 7 de abril de 2006
Marcial González Medina
Publicado en el n.º 99

La elaboración de los chicharrones procede de querer aprovechar todo del cerdo en las matanzas. Era la mejor forma de sacar la mejor manteca y, de paso, preparar un alimento muy suculento que si ahora se usa para el picoteo, en tiempos pasados era muy valorado, por su aportación proteica y calórica.

Foto Noticia Chicharrones.



Desde luego que con un vaso de vino o una cerveza fría, están insuperables como aperitivo. Y no tienen nada que ver con las cortezas elaboradas de forma industrial a saber con qué ingredientes. De igual manera, la manteca, usada con moderación, se puede aprovechar en muchas otras recetas.

Aviso: requieren mucho tiempo y mucha paciencia, por eso es conveniente que la primera vez intentemos hacer unos pocos, por si no nos salen bien. Ánimo, que terminan por salir riquísimos.


INGREDIENTES.

- Una pieza de corteza de panceta de cochino, mejor si es atocinada. Es importante que sea de la piel de la panza, porque si no es así nos quedarán duros o imposibles de masticar.

- Un litro de aceite o una cantidad aproximada de manteca de cochino.

- Una cucharada de orégano .

- El zumo de medio limón.

- Sal al gusto (mejor, poca).

- Un tazón de gofio de millo (opcional).


UTENSILIOS.

- Un sartén o caldero alto.

- Una cuchara grande de madera.


MODO DE PREPARACIÓN.

1) Cortamos la corteza en trozos más o menos cuadrados de 3 ó 4 centímetros de lado, sin quitarle la grasa ni los trocitos de carne de hila que tenga en capas.

2) Echamos un chorro de aceite o sobamos con manteca en el fondo del caldero para que no se peguen los chicharrones.

3) Ponemos entonces los trozos y vamos embadurnándolos en aceite o poniendo trozos de manteca. Cuando están todos en el caldero añadimos aceite que justamente los cubra o le ponemos una capa de manteca que haga la misma función.

4) Guisamos a fuego lento, con el caldero tapado, removiendo suavemente de vez en cuando. Así se irá fundiendo toda la grasa y las cortezas se quedarán blanditas, y se pegarán incluso unas con otras. Es importante no dejar que se quemen las del fondo. A revolver con paciencia.

5) Cuando la mezcla ya vaya tomando apariencia de fritura más que de guiso, destapamos y rociamos con el zumo de limón, para luego espolvorear con el orégano.

6) Subimos el fuego y ahora nos toca revolver despacio pero más constantemente, hasta que los chicharrones floten y se doren.

7) Notaremos que están listos porque flotan y les aparecen las bolsitas de aire. Cuanto más tiempo los friamos, más tostados (achicharrados) y crujientes se nos quedarán. Pero, cuidado, que si se pasan, se nos ponen amargos. Para evitarlo, de vez en cuando sacamos uno y con cuidado de no quemarnos los bezos los iremos probando, para dar con el punto de nuestro gusto.

8) Sacamos a una fuente y salamos.

9) Si los queremos auténticos, espolvoreamos con el gofio antes de que se enfríen.


Cuando estén completamente fríos, al enyesque.

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