EVOLUCIÓN HISTÓRICA.
El motete (del provenzal moter) es una pieza a varias voces, principalmente de carácter religioso, con acompañamiento musical o sin él.
Desde la Edad Media, a finales del XII o principio del XIII, es conocido el motete como una bella forma polifónica vocal, formada por dos elementos: en el grave, un tenor o fragmento de pocas notas, sacado del canto gregoriano; una voz más aguda, a cuya melodía corresponden palabras (en francés mots), de donde se origina la palabra motetus. Pronto el nombre designó toda la obra (tenor y motetus), y se transformó en motete. Se conocen muchos anónimos, de incluso dos, tres y cuatro voces.
Ya en el Renacimiento, en los siglos XV y XVI, se asiste a un considerable aumento de cantores de las capillas musicales, lo que favoreció las interpretaciones a capella.
Antes de la segunda mitad del XV, raramente se escribía para más de cuatro voces pero, a partir de ese momento, las grandes capillas eclesiásticas hicieron normales las partituras para cinco y seis voces, sobre todo en el último tercio del siglo XVI.
En este período sólo se da el nombre de motete a piezas polifónicas religiosas -tanto litúrgicas como paralitúrgicas-, o profanas, sobre textos latinos. Para los religiosos se usaron los de las Sagradas Escrituras. En cambio los profanos se cantaban en honor de los grandes personajes, en las exequias de los soberanos, etc.
Varias causas fueron determinantes para acabar con el motete polifónico del siglo XVI. Una de ellas fue la aparición de los instrumentos armónicos capaces de ejecutar tres voces, acompañando así a la cuarta voz, única cantada. Sobrevivió el motete concertante, al que se anexionó el bajo cifrado, los elementos de la ópera y el oratorio… Se cantaba siempre en latín y, en este período clásico, el motete pasó del templo a las salas de concierto.
La decadencia que sufrió la música sacra a fines el siglo XVIII arrastró con ella al motete. En 1830 se inició la restauración de la música religiosa a manos de algunos alemanes como Proske y Haller, quienes escribieron algunos motetes de estilo correcto.
EL MOTETE EN SANTA CRUZ DE LA PALMA.
Las procesiones de la suntuosa Semana Santa de la capital palmera, allá por los años 30-50, eran muy sentidas por una gran parte del pueblo asistente a las mismas debido, en buena parte, a los magníficos motetes que se interpretaban.
En aquella época, las procesiones “visitaban” todos los templos importantes de la ciudad y, durante el descanso en su interior, se interpretaban estas piezas, una para cada día de la semana. Se cantaban a la salida de los pasos, a la entrada y en los descansos en el interior de las iglesias. Las visitas eran breves como breves eran los motetes.
Los intérpretes tomaban algún refrigerio en el tránsito entre iglesias, y una muchedumbre de chiquillos (dicen nuestros padres) seguían la procesión entre los sones de las bandas de música.
Como nos recordaba don Luis Cobiella, en sus apuntes sobre este tema, en el programa oficial de Semana Santa de 1997: Tenían la singularidad de no ser demasiado palmeros, quiero decir fáciles a dúo en tercera, salvo el del Jueves Santo; por el contrario, ofrecían conatos de contrapunto y voces en distancias severas: intervalos de quinta, o de cuarta; los modos eran, en general, menores, tal y como exigía el clima de Semana Santa.
1.- In Monte Olivetti.
Los motetes que se interpretaban en nuestra Semana Santa, tan suntuosa, tan especial, tan cargada de emotividad, se iniciaban con el llamado popularmente “In Monte Olivete” (“En el Monte de los Olivos”) en la procesión del Señor del Huerto. Como nos recuerda don Fernando Leopold, fue obra del Beneficiado de El Salvador, el sacerdote don Manuel Díaz.
Primero desfilaba desde San Francisco el Lunes Santo, luego el Domingo de Ramos.
Recuerda Luis Cobiella: Era un motete singular: forte modo mayor, inicio de primera voz sola en sonido invariablemente sostenido sobre el que, luego, se iniciaba la segunda voz ascendente, ascendencia que, ahora contagiada a ambas voces, alcanzaban agudo ápice.
In Monte Olivetum oravit ad Patrem;/ ’Pater mi, si posibili est, transeat a me calis iste…’ (En el Monte de los Olivos imploró al Padre:/’Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz…‘).
2.- Et Recordatus est Pedro.
El majestuoso paso del Cristo del Perdón salía el Martes Santo en lugar del Lunes, como lo hace actualmente, desde la suntuosa iglesia de El Salvador, titular de la Cofradía de Las Lágrimas de San Pedro. Popularmente se le conoce como la procesión de San Pedro y el gallo. Le correspondía el lamentoso motete, escrito por el sacerdote Manuel Díaz, “Et recordatus est Petrus” (“Y recordó Pedro”).
Su comienzo se parecía al anterior, con un leve y breve contrapunto: voz primera mantenida sobre una misma nota mientras se movía la segunda.
Et recordatus est Petrus verba Jesu qui diserta: ‘Priusquam gallus cantet ter me negabis…’ (Y Pedro recordó las palabras de Jesús, que le había dicho: ‘Antes de que el gallo cante me negarás tres veces…’).
3.- O Vos Omnes.
Las bellísimas efigies del “Nazareno” y de “La Magna”, acompañadas por San Juan Evangelista, “El Alcahuete”, aún toman parte en la teatral escena del Punto en La Plaza. Después de salir de Santo Domingo y de la representación en el Punto en la Plaza de España, en el interior de la Parroquia Matriz de El Salvador se entonaba el motete “O Vos Omnes”, pieza anónima probablemente portuguesa, tal y como informaba Fernando Leopold, a pesar de que se creía obra del Cura Díaz.
Más tarde se interpretaba al aire libre, para imprimir más emotividad al acto del encuentro entre Madre e Hijo en la Plaza. Fue reforzado con los cánticos de la Masa Coral, y tal vez por ello es el que más ha perdurado.
Su anónimo creador lo pensó para dos voces dialogantes: ¡O Vos omnes qui transitis per viam, atendite et videte si est dolor sicut dolor meus! (¡Oh todos vosotros que pasáis por el camino, atended y ved si hay dolor como el dolor mío!).
4.- Dextera Domini.
Sin lugar a dudas, el preferido por todos era el que se interpretaba en el Jueves Santo. Una impresionante y gigantesca procesión con la venerada imagen del “Señor de la Piedra Fría” (algunos lo llaman “El Señor de La Palma”) desfila por las empedradas calles capitalinas acompañada por todas las cofradías de San Francisco, en la antiguamente llamada La Procesión de la Sangre.
El “silencio” sepulcral de esta mágica noche hace que el “ruido” de las cadenas de los capuchinos sea espeluznante.
Entre los cánticos del día, el motete “Tantunergo, Bone Pastor, Pangelingua…” sobresalía (del mismo autor, Don Manuel Díaz) porque era fácil de tatarear y, como decía don Luis, está construido con palmeras terceras.
Se trata del llamado “Dextera Domini” (“La Diestra del Señor”): Dextera Domini fecit virtutem. Dextera Domini exultavit me… (La diestra del Señor hizo la virtud. La diestra del Señor me hizo saltar de gozo…).
5.- Jerusalem!
Los emotivos y valiosos motetes de nuestra Semana Santa, tan particular y tan sobresaliente, finalizaban en el Viernes Santo, con el llamado “Jerusalem!”.
El Sr. Cobiella profundizaba: Y añado el signo de admiración para resaltar la trágica fuerza de su grito inicial con intervalo de cuarta, desusado cuasi hiriente.
Si el tambor con la sordina de luto, puesto la noche anterior, con su especial repique cadencioso, nos golpeaba el oído, el cuerpo... el motete, sin embargo (repetido durante ese día hasta quince veces), nos golpeaba el alma.
Es un motete vigoroso, con entrecruzamiento de voces de forma nada académica y que, al menos eso nos parecía, nos reflejaba el contenido dramático que durante el Viernes Santo nos podía.
Jerusalem, luge et exuete vestibus iocunditatis, induere te cinere et cilicio… (Jerusalén, laméntate y despójate de los vestidos alegres, vístete de ceniza y cilicio…).
BIBLIOGRAFÍA.
COBIELLA CUEVAS, Luis. Los Motetes de Semana Santa. Programa de Semana Santa, 1997. Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.
LEOPOLD PRATS, Fernando. En información proporcionada mediante un correo electrónico fechado el 8 de junio de 2005. Mi agradecimiento.
Si quieres ver el programa completo de la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma pincha aquí.