Revista n.º 1061 / ISSN 1885-6039

Argelio Rojas: Maestro de timplistas.

Miércoles, 11 de enero de 2006
Benito Cabrera
Publicado en el n.º 87

Argelio Rojas pertenece a la generación de los timplistas que comenzaron a tocar por los años 40-50 del siglo XX. Quizás fue uno de los primeros que punteó el timple, junto con músicos populares de Tenerife como El Rubio de La Punta o Agrícola Álvarez.

Foto Noticia Argelio Rojas: Maestro de timplistas.



Argelio Rojas pertenece a la generación de los timplistas que comenzaron a tocar por los años 40-50 del siglo XX. Quizás fue uno de los primeros que punteó el timple, junto con músicos populares de Tenerife como "El Rubio de La Punta" o Agrícola Álvarez.

Las primeras melodías que lograron hacerle popular navegaron a través de las ondas de Radio Club Tenerife, en un programa que se llamaba "La emisión del gong". Todo el mundo tenía cabida en dicho programa, cantando, recitando poesía, tocando algún instrumento... Cuando el "artista" no llegaba a agradar demasiado, sonaba un "gong" que marcaba el final del momento de gloria radiofónica del aspirante a estrella popular. Argelio Rojas (cuyo apodo popular era Rojitas) asombró a todos con las melodías que salían de su timple: El sitio de Zaragoza, La Marcha Turca... grandes piezas de la música clásica se combinaban con obras propias compuestas por Rojitas. Se cuenta que la gente llamaba a la emisora diciendo que aquello que sonaba no podía ser un timple, y más de uno se enfadó por el engaño de no poder ver aquel instrumento que se parecía a un timple pero que no era posible que pudiera tocar esas cosas que -hasta entonces- eran impensables para el "camellito".

Rojitas comenzó a tocar por los escenarios sorprendiendo a todos con sus melodías. Por aquel entonces, también comenzaba a sonar los nombres de Totoyo Millares y Casimiro Camacho. Argelio grabó algunos discos de corta duración (por supuesto, ya imposibles de conseguir) con piezas como La marcha de los Timples o Vals. Piezas que llegaron a ilustrar algunos programas de TVE en Canarias y que sonaron en las emisoras de radio locales.

Dada la dificultad de encontrar circuitos de actuaciones y teniendo en cuenta la difícil situación económica y social de la época, Argelio abandonó los escenarios y se dedicó a tocar sólo ocasionalmente en círculos familiares y privados. Su sobrino, el guitarrista Francisco Rojas Sarmiento, tomó el sobrenombre de Rojitas y, acompañado por el profesor Silvestre Álvarez, grabó un magnífico disco en el que incluyó algún tema de su tío. Asimismo, el nuevo Rojitas -su tío nunca le perdonó que le copiara el sobrenombre- también publicó el que sería el primer método de timple, que ha conocido múltiples reediciones y aún se vende en las tiendas de música.



Pasados muchos años y abandonada casi toda actividad como concertista, Rojitas (el viejo) se dedicó a fabricar timples con excelentes resultados. El INEM lo contrató para dar cursos de construcción de timples a desempleados y a personas que participaban en proyectos de rehabilitación (ex-toxicómanos, etc.). Fue por esa época (estamos en los mediados de los 80) que conoce a un joven estudiante de Lanzarote que había venido a Tenerife a estudiar psicología y guitarra, y al que pide que le acompañe a la guitarra en una actuación familiar para la boda de su hija. Ese joven (que se llamaba... y se llama Benito Cabrera) hizo muy buenas migas con el ya anciano Argelio y le animó a volver a los escenarios. De esa temporada fue su corta pero intensa actividad como concertista, en la que se prodiga en programas televisivos como Tenderete (con Nanino Díaz), participa en fiestas como la de San Ginés de Lanzarote, la de San Benito de La Laguna... y es aplaudido por centenares de estudiantes universitarios en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna.

Los años no habían pasado en balde para Argelio que, cansado, no quiso seguir con dicha actividad. Falleció años más tarde, en Santa Cruz de Tenerife.

Su aportación al timple fue de una gran importancia y no ha sido justamente dimensionada. A Rojitas le tocó vivir una época difícil, aunque supo dejar la estela de su magisterio y su pasión por la música desde sus grabaciones hasta los instrumentos que construyó.

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