Ezequiel de León (La Orotava, 1926) ha tenido un papel fundamental en la historia del arte y de la cultura de Canarias; su obra, enorme, tanto en número como en variedad y calidad, lo hace acreedor de una posición de privilegio dentro de los grandes artistas canarios. Pero al margen del reconocido trabajo como escultor, es de resaltar que durante muchos años confeccionó también el magno tapiz de la Plaza del Ayuntamiento para las tradicionales fiestas que se celebran anualmente en la Villa en honor al Corpus Christi.
Ezequiel de León ha tenido siempre un talento e inquietud natural para las artes, que se demostró desde muy temprano. Desde pequeño se entretenía modelando con bolas de barro, y esta técnica formó parte de sus juegos y pasatiempos de la infancia como algo natural. Y antes de recibir su primera formación artística reglada en la escuela Luján Pérez de Las Palmas de Gran Canaria en 1947 ya había demostrado su habilidad natural para el moldeado con la elaboración de sus célebres belenes costumbristas y las miniaturas de los antiguos pasos de la Semana Santa orotavense, sin contar que ya había realizado su primera escultura religiosa de gran formato en 1942, el Jesús Nazareno de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de La Perdoma.
Su enorme capacidad natural de observación y estudio de la antigua imaginería canaria, junto a la formación académica que recibió a lo largo de su vida artística, le hizo tener un dominio absoluto de la escultura. Y ello se corrobora en sus más de doscientas obras escultóricas, que se reparten no sólo a lo largo y ancho de nuestro Archipiélago sino que también se encuentran en lugares dispares como en el continente americano. En Venezuela tiene más de veinte, así como en Cuba, Argentina o Estados Unidos como la Virgen de Candelaria de San Antonio de Texas. También cabe mencionar la réplica de la Virgen de Guadalupe que se conserva en el Vaticano, Roma.
La acción de Ezequiel de León ha sido fundamental además en la conservación del patrimonio artístico canario, ya que hasta hace pocos años era en Canarias el único técnico en restauración. Sus conocimientos y habilidades artísticas y su formación en la Cátedra de Restauración en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla lo convirtieron en una autoridad en este tipo de trabajos en el Archipiélago. Asimismo, destaca su faceta como dibujante y alfombrista.
Toda esta trayectoria avala a este gran imaginero canario del siglo XX, para que se le otorgue el Premio Canarias 2008. Y por todo ello ya ha recibido también algunos reconocimientos como el título de Villero de Honor (de La Orotava), el Premio de Artesanía y Patrimonio 2007 que otorga la Asociación Cultural Pinolere y el Pétalo de Oro de la Asociación de Alfombristas. Y en estos días el Cabildo ha propuesto también que se le nombre Hijo Ilustre de Tenerife.
El Pleno de la Corporación Municipal villera también aprobó, basándose en el acuerdo adoptado en la última Comisión de Educación, Cultura y Deportes, proponer otra candidatura a los Premios Canarias 2008, como es al doctor en Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González, para la modalidad de Patrimonio Histórico.