Opinión | Personajes | Tornaviaje | Batijero | Folclore | Historia Canaria | Jolgorio | Pueblos | Vestimenta | Literatura Canaria | Más... |
Sábado, 22 de Septiembre de 2007
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 175
El consejero de Agricultura, Pesca y Ganadería del Cabildo de Fuerteventura, Antonio Mesa, subraya la importancia que tiene la aprobación de la Reglamentación Específica del Libro Genealógico de la Raza Asnal Majorera, realizada por el Gobierno de Canarias, y que publica el Boletín Oficial de Canarias. El consejero explicó que “es la culminación de un trabajo muy importante desarrollado gracias al impulso de especialistas y asociaciones de propietarios y estudiosos de estos animales, que han luchado para evitar que esta raza no desapareciera e ir avanzando poco a poco en su mejor definición e identificación. Además de su valor como patrimonio genético, el burro majorero fue vital durante siglos en la isla, no sólo en las tareas del campo, sino como medio de transporte, carga, etc. Se trata además de un animal muy adaptado a las características de la isla”.
#01 Sólo un recuerdo de niño
Hacia 1959-1960, cuando mi padre sorribó la finca de La Hoya y la puso en cultivo compró en Las Palmas un burro majorero, caneloso, fuerte y algo arisco, con la cruz en el lomo bien pronunciada y a ver quién era capaz de tocársela, distinto a los dóciles burros grises estilo platero que por aquel entonces había en el muladar de cualquier labrador. Nos causó una gran expectación aquel burro distinto pero la desilución de no podernos montar en él pues quizás no estaba domesticado. Nuestro medianero, José Pestana, con su sabiduría lo enseñó a obedecer como lo hizo con Leal, aquel perro policía que mi padre también se lo trajo de Las Palmas y que lo enseñó tan bien que era capaz de hacer cualquier mandando como el llevar la cesta con el almuerzo a más de un kilómetro a donde trabajaba su hijo Juanito y volver a casa con la misión cumplida.
Pero lo que iba a comentarles, lo del burro majorero, a propósito de esta noticia. Los conocíamos bien porque de vez en cuando venía un fila de burros y burras con sus burrillos guiados por unos majoreros vendedores de esta mercancía, venían del Norte y seguían para el Sur, dejando a lo lejos las polvareras y rebuznos fuertes y roncos. Solían hacer estos recorridos aquellos majoreros vendedores de burros que no conocían a los majoreros que vivían aquí en La Aldea en tiempo de zafras cosa rara para nosotros porque pensábamos que todos se conocían. Majoreros conocimos a tantos en aquellos años del boom del tomate, que venían a trabajar en los almacenes de empaquetado como a la familia de maestro Juan Roger aún de grata memoria en mi familia.
Saludos
La Aldea de San Nicolás a 23 de septiembre de 2007