Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

Bola Canaria.

Domingo, 12 de agosto de 2007
Ulises Castro Núñez
Publicado en el n.º 169

Juego de lanzamiento de precisión perteneciente a la familia de los de bochas, que básicamente consiste en lanzar un determinado número de bolas en dirección a otra bolita más pequeña (miche, mingue, boliche) con la intención de dejar lo más cerca posible de la misma el mayor número que se pueda de las del equipo.

Foto Noticia Bola Canaria.

 

 

El origen del juego parece estar relacionado con acciones de adivinación, encontrándonos con ejemplos en las culturas egipcia (5200 años a.C.), griega y romana. El juego debió llegar a las Islas Canarias con los primeros colonizadores porque, como ocurría con otros juegos como la pelotamano, estamos refiriéndonos a una práctica con una amplia difusión durante el siglo XV en sus lugares de origen. La primera referencia conocida relacionada con el juego de la bola es de la primera mitad del siglo XVI:

E luego se platicó que en el juego de la bola van a jugar muchas personas con armas, lo cual es causa que ayan escándalos, e por los escusar ordena e mandan que agora ni de aquí adelante ninguna persona de qualquier estado e condiçión que sea no sea osado de llevar armas al dicho juego de la bola, so pena de aver perdido e pierdan las dichas armas, e se aplican para el alguacil que con ellas le hallare en el dicho juego de la bola, quier esté jugando, quier mirando jugar o en otra qualquier manera, e que fuese apregonado publicamente. (Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Ordenanza en el juego de la bola no tengan armas ningunas, 19 de abril de 1539).

En el 20 de abril de 1539, estando en la plaça de los Remedios de esta çiudad, e por ante mi Juan López de Açoca, esc. Mayor del Conçejo, Lope Díaz, pregonero público del Conçejo, apregonó la ordenanza del juego de la bola, que de suso se haze mençión, en haz de muchas personas que ende se hallaron. (Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Pregón de la ordenanza de las armasen el juego de la bola).


 

En nuestro archipiélago se señala Lanzarote como el centro más importante de juego de bolas por lo que también se le conoce como bolas conejeras. Desde aquí, se piensa, pudo difundirse a otras islas como Tenerife y Gran Canaria con las emigraciones conejeras de finales del s. XIX y principios del presente, para la construcción de los puertos de ambas capitales. En la actualidad está presente en todas las islas con un aumento muy significativo en la isla de Fuerteventura.
 

El material de las bolas ha evolucionado con el paso del tiempo, teniéndose constancia de la utilización de bolas de piedra, madera y en los últimos tiempos, procedente de Venezuela (a partir de la década de 1940), de pasta. El boliche, que suele ser de madera, recibe el nombre característico de miche o mingue. Las bolas de madera eran de palo blanco o moral por ser éstas unas maderas duras y resistentes. El diámetro de una bola de pasta es de 12 cm. y su peso de unos 1200 gr., siendo las de madera algo más pequeñas y ligeras.



Los espacios para jugar a las bolas suelen estar junto a un bar o cantina, llegando a estar incluso en alguna habitación del mismo. Normalmente se jugaba en campo abierto, atendiéndose sólo a que la superficie fuese compacta, pudiendo estar provista de algunos desniveles. Desde hace unos 25-30 años se comenzó a regular las dimensiones de la misma en torno a 15 x 4 metros. Dentro del espacio de juego se señala el «rayo», lugar desde el que se han de realizar los lanzamientos manteniendo al menos un pie dentro de él.



En el juego se utilizan 12 bolas y es por ello que si se juega por parejas cada uno dispone de 3 bolas y si se juega por tripletas sólo de 2. Esta situación ha llevado a que en algunas ocasiones se juegue con 18 bolas para mantener el ratio de tres por jugador. Para diferenciar las de ambos equipos suelen ir pintadas unas de rojo y otras de verde, tradicionalmente se distinguía por la existencia o no de una raya o pequeño clavo.



Dentro del juego se distinguen dos jugadas principales: brochar, lanzar una bola con intención de golpear o empujar a otra; y arrimar, lanzar una bola con el objetivo de aproximarla lo más posible al miche. Ambas jugadas pueden ser de salto, la bola realiza su trayectoria de aproximación por el aire, y de arrastre, la bola rueda sobre la superficie de juego.



Se suman tantos puntos como bolas de un mismo equipo estén más cerca del miche que la más próxima del equipo contrario. Las partidas suelen ser a 12 tantos y suele mediar en la misma una apuesta que normalmente se corresponde a una copa a consumir en el mismo recinto donde se disputa el encuentro.



En la actualidad conviven la forma lúdica tradicional y la deportiva, esta última integrada en la Federación Canaria de bola canaria y petanca.



Y a continuación mostramos un vídeo, producido por el Cabildo de Fuerteventura, que ilustra de manera didáctica la práctica de la bola canaria.

 

 

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