Nuevos sonidos.
Rogelio Botanz se encuentra inmerso en la promoción de su último disco, Vuelos, su cuarto trabajo en solitario. Doce temas que fueron estrenados y han formado parte de su repertorio habitual en sus actuaciones en la sala madrileña Libertad 8 desde mediados de los noventa. Canciones cuya llegada periódica en avión esperaban sus seguidores para escuchar en directo, siendo algunas de ellas rematadas durante los vuelos a Madrid.
Varias líneas definen este trabajo: contraste, personalidad, continuidad, experimentación e identidad. A pesar de no haberse grabado hasta ahora, las canciones han sido contrastadas en directo en los diferentes conciertos que Botanz ha realizado en solitario en Madrid y otros puntos de la geografía española. Una docena de canciones que reflejan el lado más personal del artista, con la persistencia de que cada canción, como hasta ahora, constituya un mundo específico.
La experimentación se produce de cara a sus seguidores, pues la mayor novedad está en el tratamiento musical, los arreglos y toda la propuesta sonora en sí misma, explorando con este disco en la búsqueda de un sonido más directo, urbano, ecléctico y austero. El rasgo de la identidad viene dado por las referencias a la realidad canaria en este trabajo, más sutiles que en otros discos, pero sin dejar de lado una de sus principales aportaciones al mundo de la canción de autor: la introducción de la percusión tradicional isleña.
Nacido en Legazpi (Guipúzcoa) en 1956, lleva casi treinta años viviendo en Tenerife. En los ochenta funda, junto a Pedro Guerra y Andrés Molina, el Taller Canario de la Canción, formación de la que fue compositor, arreglista, músico y cantante. A lo largo de los ocho trabajos discográficos del grupo se pueden encontrar colaboraciones de Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Sabina, Luis Morera, Cecilia Todd, Víctor Manuel, Ana Belén, Ismaíla, Polito Ibáñez, entre otros.