Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

La musealización de la Cueva Pintada.

Jueves, 10 de Abril de 2008
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 204

Hoy jueves, Luz Caballero, consejera de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo grancanario, presentará a partir de las 20.00 horas, en la Biblioteca Insular, un libro que aborda el complejo y riguroso proceso que ha tenido lugar en la conservación de la musealización de la Cueva Pintada de Gáldar, convertida hoy en un moderno museo y parque arqueológico gestionado por la citada Corporación. El presente libro intenta dar cuenta de estos veinte años de estudios y trabajos que se han desarrollado en el más importante complejo arqueológico de Canarias, en las casi 300 páginas que se documentan con abundantes fotografías y gráficos. El acto también contará con la presencia del Director Insular de Patrimonio, Ernesto Martín, y de los editores científicos del volumen, entre los que se encuentra el director del Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada de Gáldar, José Ignacio Sáez.


La presentación citada forma parte del programa de actos conmemorativo del Día Internacional de los Monumentos y Sitios, que tiene lugar el día 18 de abril, fecha en la que se cumple el 30 Aniversario de la declaración del Cenobio de Valerón como Bien de Interés Cultural, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Monumentos y Sitios. Por dicho motivo, el Cabildo de Gran Canaria desarrollará conjuntamente con el Ayuntamiento de Guía, unas jornadas de puertas abiertas que tendrán lugar en dicho enclave arqueológico, y celebrará una conferencia, en la Casa de la Cultura del municipio, a partir de las 20.00 horas, que impartirá el catedrático de Prehistoria de al Universidad de Alicante, Mauro Hernández, cuya intervención ha titulado De vírgenes y graneros. Mitos, leyendas y realidades.

Más de una treintena de especialistas vinculados a las más diversas disciplinas que hasta la fecha han trabajado en el parque arqueológico de la Cueva Pintada, colaboran en los cuatro bloques temáticos de esta nueva edición que forma parte de los Cuadernos de Patrimonio Histórico, que viene publicando desde hace unos años el Departamento de Difusión de la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo grancanario. El libro, número siete de dicha colección, fue presentado el pasado mes de enero en Madrid.

Desde la gestación del proyecto del Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada, el Cabildo grancanario apostó por un modelo en el que, como principio básico, se encontraran plenamente integrados los conceptos de protección, investigación y divulgación. Un trinomio indisociable que, más que una mera declaración de principios, se ha materializado en cada una de las acciones que han terminado por conformar el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada y que sustentan las bases de su prometedor porvenir. El libro que ahora se presenta explica en sus páginas los criterios de actuación que se han seguido en todo el prolongado proceso que culminó felizmente en la inauguración del museo arqueológico de Gáldar en 2006.

En las páginas de la presentación del libro La conservación en la musealización de la Cueva Pintada, se avanza que “el equipo de la Cueva Pintada ha investigado, e investiga, para conocer, y especialmente, para explicar parte del pasado, pero también para programar las medidas adecuadas que garanticen su conservación, así como implementar los modelos más idóneos para presentar el patrimonio y determinar los contenidos fundamentales que deben ser transmitidos. Ha de reivindicarse, como auténtico modelo a seguir, que el elemento dinamizador de todo este proceso sea la investigación, toda vez que al privilegiar el valor científico de los bienes objeto de trabajo se les ha conferido un sólido contenido histórico que los hace partícipes de una riqueza patrimonial común. Cada jornada de trabajo en el Museo Cueva Pintada es un paso más en el acercamiento a nuestro pasado”.

Asimismo, los editores científicos de este volumen, Jorge Onrubia, José Ignacio Sáez y Carmen Gloria Rodríguez, explican que “los problemas de conservación de la Cueva Pintada se manifiestan muy tempranamente. En efecto, sólo dos décadas después de su descubrimiento en 1862 ya se alzan algunas autorizadas voces que denuncian, con preocupación, un visible deterioro de la toba y de las pinturas murales. Será preciso, no obstante, esperar casi una centuria para que esta inquietud, especialmente presente y comprometida a partir del segundo tercio del siglo XX, cristalice, en 1970, en un proyecto de intervención”.

Los científicos recuerdan que “los efectos de esta imprevisión tardaron muy poco en mostrar su cara más negativa y alarmante, llegándose pronto a una situación límite que sólo admitía una salida: el cierre de la Cueva Pintada y la elaboración, con carácter de urgencia, de un nuevo plan de actuaciones”. Si bien sus precedentes se remontan al mismo año de la clausura de la cavidad, no es hasta 1986 cuando toma cuerpo este nuevo programa. Es entonces cuando nace el proyecto de Parque Arqueológico de la Cueva Pintada. Concebido como una actuación integral que situaba en el centro de sus preocupaciones inmediatas la recuperación de la cámara policromada, y del complejo troglodita del que forma parte, su fin último era, en cambio, mucho más ambicioso: documentar y revalorizar la zona arqueológica hasta ese momento conocida.

Han hecho falta veinte años para ver culminada esta iniciativa. “Sobra decir que durante todo este tiempo, tan necesario para su maduración y ejecución como sin duda demasiado largo para los que veían desfilar los años sin resultados tangibles, los estudios y actuaciones relacionados con la conservación de la Cueva Pintada han ocupado un lugar fundamental. Como también lo han hecho las labores, desde luego menos urgentes y sofisticadas, derivadas de la indispensable protección y preservación de los restos hallados en el curso de los trabajos de excavación desarrollados a partir de 1987”, explican los tres coordinadores de esta obra. “Como no podía ser de otra manera, la prioridad ha consistido en efectuar un diagnóstico preciso de las distintas patologías que afectaban a la zona arqueológica para, a partir de él, definir los criterios y establecer las recomendaciones sobre los que basar la intervención final. El protocolo diseñado y ensayado, que puede convertirse en modelo para otros proyectos similares, ha servido así para primar las tareas encaminadas hacia la estabilización de los procesos de deterioro y las actuaciones de carácter preventivo”, concluyen.


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