El Gobierno de Canarias concedió al Ayuntamiento de Arucas una subvención de 300.000 euros para llevar a cabo una intervención arqueológica en el Pozo de don Paulino Granados. Hasta el momento, se ha podido constar la presencia de restos humanos en el interior de este pozo que están siendo analizados meticulosamente por los investigadores.
En 1937 el pozo era denominado Pozo de don Paulino, puesto que así se llamaba su propietario (Paulino Granados Marrero, que lo fue hasta 1945). Este pozo, que emplaza a unos 185 metros sobre el nivel del mar, data de finales del siglo XIX y su estructura es la típica construcción tradicional canaria.
Los restos humanos exhumados están siendo analizados gracias a un convenio de colaboración con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria según un acuerdo adoptado en la Junta de Gobierno Local en enero del presente año. La intervención arqueológica no sólo consiste en la exhumación o extracción de los restos documentados sino que también incluye la realización de un estudio exhaustivo de todos los restos recuperados, que serán identificados y devueltos a sus correspondientes familiares. Un equipo amplio de arqueólogos y antropólogos está llevando a cabo las labores extractivas en colaboración con bioantropólogos, médicos forenses y genetistas.
Otro de los objetivos de las labores que se están llevando a cabo es completar y documentar, con los estudios resultantes, el expediente de incoación de declaración de Bien de Interés Cultural a favor de los pozos de los desaparecidos durante la Guerra Civil en Arucas, en la categoría de Sitio Histórico.
Según algunas personas mayores, este pozo no dio nunca agua, pues se excavó en un lugar no idóneo para este tipo de extracción. Además, según varios testimonios, el nombre que recibe el Llano de Las Brujas, topónimo que se ubica a menos de cien metros del citado pozo, procedería de los hechos allí acaecidos relacionados con los desaparecidos, pues por las noches se veían, desde Cardones, las luces de los faros de las camionetas y se escuchaban voces y ruidos. Los habitantes del pueblo creían que aquellas luces eran de las juntas de brujas. De los cuatro pozos de la zona, es el único que no presenta agua en su interior.