A aquellos que nos dedicamos al teatro, la danza, los títeres, etc., se nos sigue considerando “la gran María” del proyecto cultural, sumiéndonos desde hace tiempo en un circuito de exhibición inoperante que en cada cambio político se ve sujeto a los antojos de cada nuevo dirigente. A esto se suma la nueva coyuntura económica que supone un ajuste de cinturón para todas las inversiones públicas. Y tal y como se nos plantea desde los dirigentes de las diferentes instituciones, el recorte en cultura se prevé drástico. ¿Para todos? No.
No para el
Festival de Música de Canarias. No para el
Septenio Canario. No para la
Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje. No para la entrega de los
Premios Max. No para el dinero destinado a la Sociedad Filarmónica. No para el Teatro Cuyás. Etc.
El recorte se aplica, una vez más, sobre el más débil; sobre los que sustentamos parte de la estructura de la cultura en Canarias; sobre los creadores y los productores.
Esta situación evidencia, consideramos, una carencia de política cultural desde las instituciones, la falta de un verdadero proyecto político en esta materia, lo que significa también una verdadera ignorancia sobre el papel de la cultura en el desarrollo de una sociedad. No sólo en sentidos humanistas o morales, sino en aspectos -claramente demostrados ya- también económicos y empresariales (creación de empleo estable, fortalecimiento del tejido empresarial y sinergias entre sectores económicos).
Nuestros dirigentes han demostrado poseer la capacidad de apostar por proyectos culturales (entendida esta apuesta como el hecho de sentar sobre la mesa objetivos, bases de proyectos y mecanismos -económicos e infraestructurales- para su consecución) con los ejemplos antes expuestos del
Septenio Canario, la ceremonia de los Max, la
Bienal de Arquitectura... Entonces, si la capacidad está demostrada, ¿el problema es de voluntad?
Seguimos con políticas que centralizan la cultura en la capital y que olvidan a los verdaderos ciudadanos, los municipios, etc. La apuesta actual demostrada por los responsables políticos concibe la cultura como una herramienta de maquillaje y voladores que está primando nuevos eventos o eventos puntuales en detrimento de proyectos estables y consolidados.
Es por todo esto que exigimos que se realice un proyecto cultural sólido, una apuesta digna, hacia un sector denostado y abandonado habitualmente por los dirigentes.
Que se apueste por la verdadera cultura hecha en Canarias generando una industria sólida y consistente que nos permita que proyectos como
Septenio, en un futuro, sean apuestas absolutamente necesarios.