Natural de La Orotava, es Profesor Titular de Historia de América de la Universidad de La Laguna. Ha sido Profesor invitado y becario postdoctoral de la Universidad de John Hopkins de Baltimore. Participado en numerosos congresos nacionales e internacionales y publicado artículos en revistas científicas españolas y extranjeras. Además de diferentes distinciones, tiene más de 40 libros publicados. Entre ellos: Diego Correa, un liberal canario ante la emancipación americana, Religiosidad popular en Tenerife durante el siglo XVIII, La Ilustración en Canarias y su proyección en América, La esclavitud blanca, Los conventos de La Orotava, La emigración canaria a América (1765-1824), Los canarios en la Venezuela colonial (1670-1810), Canarias libre, Permanencia en Tenerife (sobre Humbolt), Enfermedad y muerte en el siglo XVIII, El Corpus Christi en La Laguna a través de la historia, etc. En los dos últimos, Francisco de Miranda y Canarias y Fiestas y creencias en Canarias en la Edad Moderna, donde, alejado de visiones etnocéntricas, ofrece una visión de conjunto, haciendo hincapié en la evolución de las mismas en el tiempo, tratando de eliminar muchos tópicos.
Este enorme potencial es, de todos modos, el comienzo de lo que Manolo puede aportar a la cultura y a nuestra común historia Canarias-América. Es un libro andante. Con una capacidad portentosa para los acontecimientos, relacionar hechos históricos y mostrar cada época en su contexto. Sin intereses políticos imaginados con los que otros reiventan el pasado a su imagen y semejanza. Historia. Ciencia histórica. Vive entre la Universidad, su Biblioteca y los archivos de medio mundo. Es humilde y sin las alharacas que suelen acompañar a personas relevantes. Al contrario, él pasa desapercibido.
La Virgen de Chiquinquirá, la Merced, Guadalupe, de tanta importancia en las revoluciones americanas. Bolívar, Sucre, Secundino, Miranda o San Martín. Todo un corolario de personajes y familias a caballo del mito que con él se vuelven humanos. Venezuela y Cuba. Santo Domingo, Uruguay, Nuevo Méjico, Florida… configuran destinos donde el canario dejó su impronta y que rescata de esa memoria histórica perdida. Memoria, que durante siglos configuró nuestra cultura canaria hecha de pueblos unidos por el Océano. Mijo, farrobo, piche, guagua… Cientos de vocablos de un universo lingüístico compartido por tantas geografías mestizas.
Esta visión ecológica de la historia le debe venir de su juventud como miembro del MEVO, organización pionera que inició un ecologismo que hoy impregna toda la sociedad. Su compromiso quedó patente en sus aportaciones contra la Vía Diagonal que en La Orotava hubiese sesgado su patrimonio histórico. Sus críticas a la remodelación de los Jardines Victoria y su arquitectura masónica. O, en los años 80, encadenado en el Teide para impedir el expolio geológico de nuestro patrimonio natural. Fue a Manolo a quien primero oí eso de la cadena trófica en los seres vivos. La relación de interdependencia entre estos y los elementos del ecosistema y en el que la historia juega un papel primordial. Si lo quieren comprobar, recorran con él la ruta de los molinos de agua de La Orotava en torno a los que se configuró la Villa. La humilde arquitectura de reminiscencias portuguesas de las casas de la Villa de Arriba. La solariega y aristocrática de la Villa de Abajo. La Iglesia Matriz de La Concepción. La de San Juan Bautista del Farrobo y sus recuerdos infantiles con su tío Don Domingo el Cura. En 1936 su abuelo Manuel González Pérez había hecho historia al convertirse en el último alcalde democrático previo a la Guerra Civil y que ésta condenó al exilio. Hoy, su nieto, rescata de éste el patrimonio histórico de un mundo que nos permite conocer el pasado, entender el presente y pensar el futuro.
Puedes leer los textos de Manuel Hernández González de nuestra revista pichando aquí.
Puede encontrar aquí buena parte de su obra.
Este enorme potencial es, de todos modos, el comienzo de lo que Manolo puede aportar a la cultura y a nuestra común historia Canarias-América. Es un libro andante. Con una capacidad portentosa para los acontecimientos, relacionar hechos históricos y mostrar cada época en su contexto. Sin intereses políticos imaginados con los que otros reiventan el pasado a su imagen y semejanza. Historia. Ciencia histórica. Vive entre la Universidad, su Biblioteca y los archivos de medio mundo. Es humilde y sin las alharacas que suelen acompañar a personas relevantes. Al contrario, él pasa desapercibido.
La Virgen de Chiquinquirá, la Merced, Guadalupe, de tanta importancia en las revoluciones americanas. Bolívar, Sucre, Secundino, Miranda o San Martín. Todo un corolario de personajes y familias a caballo del mito que con él se vuelven humanos. Venezuela y Cuba. Santo Domingo, Uruguay, Nuevo Méjico, Florida… configuran destinos donde el canario dejó su impronta y que rescata de esa memoria histórica perdida. Memoria, que durante siglos configuró nuestra cultura canaria hecha de pueblos unidos por el Océano. Mijo, farrobo, piche, guagua… Cientos de vocablos de un universo lingüístico compartido por tantas geografías mestizas.
Esta visión ecológica de la historia le debe venir de su juventud como miembro del MEVO, organización pionera que inició un ecologismo que hoy impregna toda la sociedad. Su compromiso quedó patente en sus aportaciones contra la Vía Diagonal que en La Orotava hubiese sesgado su patrimonio histórico. Sus críticas a la remodelación de los Jardines Victoria y su arquitectura masónica. O, en los años 80, encadenado en el Teide para impedir el expolio geológico de nuestro patrimonio natural. Fue a Manolo a quien primero oí eso de la cadena trófica en los seres vivos. La relación de interdependencia entre estos y los elementos del ecosistema y en el que la historia juega un papel primordial. Si lo quieren comprobar, recorran con él la ruta de los molinos de agua de La Orotava en torno a los que se configuró la Villa. La humilde arquitectura de reminiscencias portuguesas de las casas de la Villa de Arriba. La solariega y aristocrática de la Villa de Abajo. La Iglesia Matriz de La Concepción. La de San Juan Bautista del Farrobo y sus recuerdos infantiles con su tío Don Domingo el Cura. En 1936 su abuelo Manuel González Pérez había hecho historia al convertirse en el último alcalde democrático previo a la Guerra Civil y que ésta condenó al exilio. Hoy, su nieto, rescata de éste el patrimonio histórico de un mundo que nos permite conocer el pasado, entender el presente y pensar el futuro.
Puedes leer los textos de Manuel Hernández González de nuestra revista pichando aquí.
Puede encontrar aquí buena parte de su obra.