Revista n.º 1069 / ISSN 1885-6039

La Gomera. La cultura de la palma. (I)

Martes, 11 de marzo de 2008
Aider La Gomera
Publicado en el n.º 200

En la isla de La Gomera, la palma canaria trasciende más allá de su valor estético y ornamental. Se convierte en un símbolo de la subsistencia familiar y del estilo de vida tradicional de los habitantes isleños a lo largo de la historia. Este árbol ha ocupado durante generaciones un lugar capital en la economía y la cultura de la isla, proporcionando a sus habitantes materias primas fundamentales para la vida cotidiana. Sus usos han ido evolucionando a lo largo de la historia de la isla, y así la palma y la cultura asociada a ella representan actualmente en La Gomera un patrimonio vivo, y como tal ha de valorarse y cuidarse.

Palmeras gomeras.

 

 

Di palma quién te ha pintado
con tronco, racimo y rama;
con tus verdes pencas llamas
los vientos más delicados.
Pintor con mucho cuidado
cruza el viento y se desliza,
                                                                     mi tierna frente divisa
                                                                            las montañas más lejanas
                                                                          y al despuntar la mañana
                                                                          me baña la fresca brisa.1
 

La Asociación Insular de Desarrollo Rural de La Gomera (AIDER La Gomera), desde su fundación en 1996, ha trabajado en relación con este tema desde dos puntos de vista: el conocimiento de los saberes etnográficos asociados a la palma, y el apoyo y fomento de las actividades económicas asociadas a la explotación de esta especie en la isla (la obtención de miel de palma, y las actividades artesanales que tienen en la palma su materia prima). Este artículo pretende, a modo de modesto resumen, ilustrar el inmenso valor de este patrimonio, y la enorme responsabilidad que recae sobre los habitantes actuales de La Gomera en conservar y potenciar este legado.


1.- LA PALMA EN LA GOMERA: contextualización botánica, ecológica e histórica. Situación actual. De las 2350 especies de palmeras existentes en el mundo, una es endémica del Archipiélago canario: Phoenix canariensis. La palma canaria alcanza un gran tamaño, y entre sus características destaca que es solitaria (sin retoños) y dioica (con sexos separados sobre plantas distintas). Su tronco es muy grueso, pudiendo superar los 30 metros de altura. Es la palmera con mayor cantidad de hojas en su copa (a veces más de 50), teniendo cada una de ellas aproximadamente unos 400 segmentos alineados en dos planos, que en la mayoría de los ejemplares se curvan lateralmente 90 grados. Los segmentos foliares más próximos al tronco se han modificado y reforzado hasta convertirse en robustas hojas-espinas (acantófilos), que forman una maraña espinosa que envuelve y resguarda el cogollo. El aparato radicular es extenso y no posee raíces principales: cuenta con miles de raíces fibrosas que no aumentan de diámetro con el tiempo y que le permiten aprovechar bolsas de agua subterráneas, sobrevivir a cortos períodos de encharcamiento, fijar el sustrato sobre el que crece y anclarse en los más inestables fondos de barranco. 



Guarapero sobre la palmera.
 El trabajo de guarapero es tal vez el más claro ejemplo de la importancia que ha tenido la palma en la cultura y economía gomeras



Es una especie muy longeva: algunos ejemplares pueden llegar a superar los dos y tal vez hasta los tres siglos de edad. La palmera es clasificada como freatófito por su capacidad de depender de las aguas subterráneas y tolerar el encharcamiento temporal de sus raíces. Esta especie posee una gran amplitud ecológica que le permite vivir en condiciones ambientales muy diferentes. Hoy crece de manera natural en todas las islas formando poblaciones aisladas más o menos densas según la localidad. Sin embargo, en La Gomera abunda en tal grado que es rasgo definitorio del paisaje de esta isla. Prefiere las “medianías bajas”, entre 200 y 400 m de altitud pero ocasionalmente puede bajar por los barrancos hasta cerca del mar; también puede subir hacia las cumbres por los valles térmicos, como es el caso de la población de palmeras de localidades como Arure y Chipude que alcanzan los 1.000 m de altitud.

 

Esta distribución ecológica se explica también en gran medida a las potencialidades y usos que los habitantes de las islas encontraron en la especie. En Canarias, y al igual que todas las especies que componen el bosque termófilo canario, la palmera y los palmerales sufrieron desde la Conquista un duro exterminio por ocupar las tierras más fértiles, que eran destinadas a la agricultura. Sin embargo, los nuevos colonos de las Islas fueron comprendiendo el valor de esta especie: aprendieron a aprovechar todas y cada una de sus partes siguiendo, probablemente, técnicas ya conocidas por los aborígenes. Así, la palma se convirtió en un complemento excelente en las economías de subsistencia, y originó una industria rural ligada a sus variados productos, convirtiéndose para la población isleña en un bien, que llegó en tiempos a heredarse y a ser objeto de arriendo. Desde la cestería tradicional hasta el uso forrajero, los mil aprovechamientos de las palmeras permitieron que muchas de ellas ya no sólo se respetaran sino que fueran cultivadas. La utilidad de Phoenix canariensis en el mundo rural de La Gomera, tan fragmentado y tan abierto a una gran diversidad de cultivos, ha hecho que en nuestra isla las palmas sean determinantes en los paisajes.

 

Sin embargo, en las últimas décadas y debido principalmente a los cambios socioeconómicos, esta Isla ha vivido un extenso abandono de la agricultura de abastecimiento, lo que ha provocado que un importante superficie de terrazas de cultivo haya quedado en barbecho. Así, los palmerales abandonados comenzaron a desmejorarse, especialmente los que estaban asociados a las actividades de agricultura de regadío, sufriendo muchas pérdidas de ejemplares al dejar de recibir agua. El fuerte retroceso de la industria artesana ligada a la palma ha sido también cómplice de este abandono. Si a esto se le añaden políticas desacertadas de “aprovechamiento” de agua como algunas canalizaciones, se entiende que actualmente muchas palmas agonicen y mueran, quedando los troncos erguidos durante años. Por otra parte, muchos de los terrenos tradicionalmente agrícolas se han convertido en zonas residenciales y turísticas, por lo que los ejemplares de palmera son vistos como competidores a la hora de ocupar el terreno, y en consecuencia es más frecuente el envenenamiento y/o tala de ejemplares.




 Curado de palma: diariamente se rebaja una delgada capa del cogollo hasta que comienza a manar el guarapo
 


Además, la palma canaria se ve amenazada en la actualidad por otros factores que pueden hacer que tanto las poblaciones naturales como las asociadas a cultivos se vean seriamente perjudicadas. Por una parte, la introducción de ejemplares de otras especies del género Phoenix, principalmente, P. dactylifera, está provocando la hibridación de ambas especies y la consecuente erosión genética de la palma canaria. Por otro lado, y también asociada a la introducción de palmeras exóticas, la aparición de distintas plagas en palmas canarias en otras islas (la más famosa y grave hasta el momento, la del picudo rojo, Rhynchophorus ferrugineus, en Fuerteventura y Gran Canaria) amenaza gravemente el futuro de esta especie -así como de los paisajes de la Isla-, y el mantenimiento de la cultura y de las actividades tradicionales ligadas a ella, que en la actualidad aún perviven en La Gomera.

 

Han sido contabilizadas más de 110 000 palmas en la isla. La distribución por municipios sería de unas 30 000 en San Sebastián (de las que unas 5000 son datileras), casi 4800 en Hermigua, más de 2800 en Agulo, unas 6300 en Alajeró, cerca de 24 000 en Valle Gran Rey y más de 43 500 en Vallehermoso. Véase Figura 1.



Tabla de palmeras gomeras.
 


2. USOS TRADICIONALES. Como ya se ha expuesto, la distribución de la palma canaria en la isla de La Gomera no se puede entender si no se tiene en cuenta la cantidad ingente de usos y utilidades que los habitantes de la isla importaron, descubrieron o aprendieron. Desde la raíz hasta el cogollo, el isleño fue bautizando, trabajando y aprovechando todos los recursos que esta planta ofrecía.

 

Es de suponer que esta cultura era común para otras islas del Archipiélago, como así lo recoge la cita de Pedro Agustín del Castillo (1737) para Gran Canaria: “Cortaban las palmas por los cogollos y disponiéndoles el corte de suerte que destilaba en un odre que hacían de piel de cabrío, recogían mucho, pues este árbol destila con abundancia hasta esquilmarse, y de él hacían vino, vinagre, miel y azúcar.” Sin embargo, debido a la cantidad de palmas y a otras razones socioeconómicas e históricas, en La Gomera esta cultura ha pervivido hasta la actualidad, modificándose y evolucionando. Ya en los textos históricos nos encontramos abundantes referencias a la importancia de la palma para los antiguos gomeros; así, hemos escogido estos dos testimonios relativos a sus aprovechamientos tradicionales:

Los otros palmerales de Chipude son muy extensos pues se extienden hacia la parte del sur, casi hasta el valle de Santiago. (…) Se aprovechan mucho estas palmas datileras, pues haciéndolas una cortada en el tronco destilan por ella un tipo de licor, que se usa como vino, muy agradable y bueno para degustar. Existen tabernas donde se vende. Para aprovecharlo mejor ponen un tubo desde la cortada hasta la entrada del envase que va a llenar. Lo demás es beberlo.

(Gaspar Frutuoso,1590)


De las palmas que como hemos dicho se crian en abundancia en toda la Isla y sobre todo en Venchigigua se estrahe un Liquido por medio de una sangría que se le hace al pie del cogollo (o palmito) curándola todos los dias antes del obscurecer en las 24 horas se toma dos veces «y es bien seguro que» da de 18 a 20 cuartillos castellanos de dicho liquido el mejor refresco conocido sobre todo si se toma al pie de la pal¬ma. Del indicado liquido se hace la miel muy fresca y pectoral, véndese a 14 o 16 cuartos el cuartillo, ala par que el guarapo se vende a 2, para hacer la miel ha de hervir el liquido hasta reducir¬se a una quinta parte sin otro ingrediente que el de tomar bien el punto.

Segun el vulgo, los antiguos antes de la conquista usaban apasto este liquido, pero ninguno dice como lo conservaban, asi por el contrarío tenían palmas constantemente abiertas pues bien sabido es que una palma esta dando liquido con mas o menos fuerza «dos me¬ses por lo menos» cuanto mas calor mucho mejor. Yo he pro¬bado su conservación en botellas y no he podido guarecer ninguna tal es la fuerza de la fermentación, se provo en un barrilito y cuando transcurridos 4 meses se abrió resulto un brevaje fétido que no se podía tragar, luego el secreto de los antiguos no es conocido.

(Juan de Castro Ahita, 1856)




 Colmenas tradicionales realizadas a partir del tronco de las palmas
 


2. 2. La palma desde la raíz: La cultura de la palma parte a parte.


 

 1.ª   2.ª
 
Tenemos en La Gomera
una planta prodigiosa
produce un millón de cosas
no es un vegetal cualquiera.
Es la espléndida palmera
de la que sacan la miel
dátiles para comer
pencas para las esteras
corchos para las colmenas
y guarapo pa’ beber.
Ella produce también
material de artesanía
cestos de toda medida
y escobas para barrer.
Pirguanes para jacer
cercas para los corrales
con los tiernos talajagues
todos hacían barquitos
de Tamargada, penquitos
pa’ ofrecer en los altares.2




Como ya hemos señalado, aunque es muy posible que esta auténtica cultura de la explotación de la palma fuera algo común al resto del Archipiélago, sólo en La Gomera, ha quedado instalada formando ya parte de la identidad de los gomeros actuales, al haber recorrido un camino que hunde sus orígenes en períodos prehispánicos. Restos de dátiles quemados se han encontrado en el yacimiento arqueológico del Alto del Garajonay, asociado a elementos rituales de los antiguos gomeros. Y la palma también se manifiesta en la abundante toponimia relacionada con ella y en relatos populares como el de la palma del diablo en Valle Gran Rey: “La Palma del Diablo, es el nombre que recibe un ejemplar de palma que se encuentra en un lugar inaccesible de Valle Gran Rey y de la que se cuenta que un día ésta apareció con las pencas cortadas, como si alguien hubiese subido a este lugar para cortárselas, una historia que se cuenta también para otra palma situada en un risco de La Fortaleza (Chipude)” (Relato popular).

 

Esta especie ha sido utilizada tradicionalmente como mojón y guardarraya en linderos de propiedades debido a la longevidad que puede alcanzar, a su resistencia al frío y a su porte esbelto y vigoroso. Igualmente, se ha utilizado como auténtico “reloj”: en algunos sitios de la isla, se realizaban determinadas actividades como “entrar las aguas” a la llegada de la sombra de la tarde a un determinado ejemplar de palma.

 

La enorme diversidad de sus usos muestra lo señalado:

- Las raíces: Se machacaban hasta convertirse en fibras, que eran torcidas a mano para fabricar sogas. Este material también era utilizado y trabajado para formar la suela de las alpargatas (calzado popular).

- El tronco: Vaciando y ahuecando la médula del tronco de las palmas, el habitante de la isla construyó diversos objetos de gran utilidad en la vida tradicional: pesebres para el ganado, taños para guardar los granos de las cosechas y colmenas.

“Le pregunté a Don Salvador si había muchas abejas y esto hizo que nos llevara a ver algunas en un jardín cercano. Las colmenas, de espaldas a una pared, estaban todas fabricadas con un trozo de tronco de palma ahuecado y con sólo una piedra plana en la parte alta. Esto parece ser lo único en lo que se pueden emplear los troncos de palmera.” (Olivia Stone,1885).

También era utilizado en el suelo y como material de revestimiento de algunas casas, de muros de contención y en la fabricación de linderos.

- El talajague: Esta parte basal de la penca es la que contiene las espinas que protegen el cogollo. En tiempos de penuria, fue utilizada como leña o combustible para tostar gofio o cocinar. También ha sido tradicionalmente utilizada en la construcción de cercas para evitar el paso de los animales. Ha tenido además otros usos, ya que con el talajague se construían juguetes (barcos, animales, etc.) o los tapones de las barricas y de los garrafones.

- El pírguan: Es la penca ripiada, es decir, el palo donde se insertan los foliolos que componen la penca. Ha sido tradicionalmente una de las riquezas de la palma: “pírguan verde, verde pírguan, pírguan verde, verde pírguan…” (trabalenguas popular). Una de las utilizaciones más comunes es la fabricación de distintos tipos de cestos, sobre todo en la zona de Valle Gran Rey: [“Vas pa Taguluche// a esas razones, // allí aprenderás// a hacer ceretones.” (Copla de Años Nuevos]. También en la realización de construcciones relacionadas con la agricultura los pírguanes jugaron un papel fundamental (en cercas, liños o en la confección de parrales) o en las construcciones humanas (en los tejados, al construirlos, sirviendo para sujetar las tejas, clavados o atados perpendicularmente a las ticeras). Por supuesto, es destacable su uso como combustible. Además ha tenido otros usos como: la confección del juercan, utensilio hecho para remover el grano al tostarlo en el proceso de la elaboración del gofio, consistente en un pirguan con trapos amarrados en un extremo; como palo de escoba de barrer; o como una peculiar caña de pescar (en Cuevas Blancas cazaban la cría de los pardelos con un anzuelo amarrado a la punta de un pírguan).

- El arropón o jarropón: El jarropón es la vaina que rodea las hojas y que está conformada por fibras reticuladas. Este material ha tenido un papel asociado a la agricultura de exportación al ser utilizado como material protector en el empaquetado de los plátanos. También fue usado como cama de ganado, para ser aprovechado finalmente como fertilizante en forma de estiércol.




 El jarropón, esto es, el conjunto de fibras leñosas que cubren el cogollo de la palma, ha sido utilizado

como cama de ganado y como protección en el  empaquetado de plátanos
 

- Las hojas o pencas: Es otro de los materiales de más valor que dona la palma. Han sido fundamentales para la supervivencia de los ganados de la isla al ser utilizadas para su alimentación, siendo aún hoy en día un magnifico complemento alimenticio para los rebaños.

Los foliolos, deshojados de las pencas, escogidos y trenzados, son el elemento fundamental en la fabricación de multitud de enseres domésticos: en la confección de esteras y mamparas [Como expresa la adivinanza: “Este era mi pensamiento para adivinar las cosas, que de la cama a la mesa es cosa menesterosa”, o diversos cantares: En el pueblo de Alojera// llamado San Borondón, // me hicieron esta esterita // para el Niño Redentor (popular)]; en la confección de sombreros y escobas para barrer; en la confección de empleitas, para hacer el queso, o en la confección de patacones (embalaje para el pescado).

- El palmito: Los palmitos, es decir las pencas más jóvenes y tiernas situadas en la parte apical de la palma, son trabajados y trenzados para ser empleados durante el Domingo de Ramos y otras las celebraciones religiosas.

- La palanqueta: La palanqueta es el pedúnculo de la escoba de palma (inflorescencia femenina) y era utilizada principalmente para hacer juguetes. Con la corteza rojiza, coriácea y maleable son ribeteadas tradicionalmente las cestas de caña.

- La escoba y las varas: La escoba es la inflorescencia femenina y las varas, las ramillas que la componen. La escoba se emplea aún en la actualidad para barrer suelos rústicos y rugosos (empedrados o carreteras) o como antorcha en las matanzas tradicionales de cochino (para eliminar las cerdas). Las escobas de las palmas macho (mucho más pequeñas y enclenques que las femeninas) eran utilizadas como antorchas durante la castración de las colmenas.

Las varas de escoba eran utilizadas en la fabricación de pequeñas cestas y como instrumento de castigo: “Más de un sayón se llevó un variscazo con ellas”.

- Los dátiles: Los dátiles de la palma canaria son más ovoidales y mucho más pequeños que los dátiles de la palma datilera (también llamados en La Gomera con el nombre de támbara o támara), con mucho hueso (cuesco) y muy poca carne. Fueron y son utilizados como alimento de los animales, especialmente de los cochinos. Sin embargo, fueron comidos por los habitantes de la isla en épocas de escasez, tanto maduros y crudos, como verdes y guisados con sal (gamames): [“De la palmera se aprovechaba todo, se daban los dátiles a los animales, los tiernos se guisaban con sal y se comían como aceitunas.” (Información de Pilar García, Macayo, Vallehermoso)].

- La savia: Es sin duda el recurso obtenido de la palma más valorado en la actualidad, y su obtención el exponente más genuino de la cultura de la palma, una práctica muy antigua que se ha conservado en la isla y que conecta con las culturas del Norte de África. Para obtener esta savia, el guarapo, la palma no se corta: se sangra en la parte apical. [“Yo no sé de qué manera // el primitivo inventó // y en que forma le sacó // el guarapo a la palmera.” (cantar popular)]. El guarapo como tal es utilizado como refresco, tanto solo, como combinado con bebidas alcohólicas. En épocas de necesidad y escasez era consumido, tras una ligera cocción, como alimento mezclándolo con gofio: [“Hoy no, hoy lo pasan de guarapo a miel pero en aquellos años por los 30 o 40, como faltaban alimentos, faltaba comida, se echaba el guarapo al fuego y llegaba a un punto que decían, ya está arropado, no era guarapo ni era miel todavía le llamaban arropado, guarapo arropado y entonces se comía con gofio...” (Información de José Antonio Aguilar, Taguluche, Valle Gran Rey)].

De su cocción se obtiene la miel de palma, producto estrella de la gastronomía gomera, y que en la actualidad está suponiendo un recurso económico de cierta importancia en algunas partes de la Isla (Alojera y Taguluche).


El gofio en polvo
la miel de palma
hay que amasarlo
con mucha calma.
En Tamargada
pesqué a mi novio
con miel de palma
y gofio en polvo.

(Coplas populares de Santo Domingo).
 


___________________


1. Décima de Manuel Navarro Rolo (1907-1979).
2. Décimas de Tanagua Hernández Ferrer.


 

 

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