Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

Algunas advocaciones palmeras y su relación histórica con la ganadería, el hombre y el medio. (I)

Viernes, 13 de noviembre de 2009
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 287

La cruel historia se repetía una y otra vez: las frecuentes sequías e invasiones de langostas reflejaban un descenso en las cosechas y provocaban muertes, tanto del ganado como de las personas, por la carencia de alimentación. En 1748, Santa Cruz de La Palma, por ejemplo, sufrió calamitosas cosechas de grano, y en noviembre de 1844 la isla es invadida por una plaga de langosta que duró hasta marzo del siguiente año. Estas historias son los orígenes de muchas celebraciones.

Procesión de San Isidro y Santa María de la Cabeza en Breña Alta (La Palma).


 

 

Nuestra Señora de Las Nieves

 

Durante los años 1866, 1867 y 1868 se produjo una gran sequía en toda la Isla de La Palma, lo que forzó al Ayuntamiento de la capital a dirigirse en rogativas a la ermita de Santa Águeda, Patrona de la ciudad. Tres días más tarde, la Corporación en pleno se desplaza al Santuario de la Patrona de La Palma, Nuestra Señora de Las Nieves, con el mismo objetivo. Milagrosamente, una semana después se producen, durante el Jueves y Viernes Santo, abundantes lluvias.


Analizando históricamente, tanto la climatología como la pluviosidad de la Isla de San Miguel de La Palma, se aprecia que, a la monótona ausencia de estaciones bien definidas, hay que añadir periodos de dos, tres o más años durante los cuales apenas llueve; también olas de calor intenso, africano, que de forma recurrente asolan campos y cosechas1.


La imagen de Nuestra Señora de Las Nieves, obra gótica en la que aparecen reminiscencias del románico -la más antigua de las efigies marianas veneradas en el Archipiélago-, ha sido trasladada en sentidas rogativas a la capital palmera fuera de los años lustrales de su Bajada. El motivo siempre era el mismo: pedirle su intercesión ante las furias de la naturaleza, tanto en sequías prolongadas como en erupciones volcánicas, incendios, enfermedades, etc. Así sucedió el 28 de marzo de 1630, permaneciendo en El Salvador nueve días por la necesidad de agua que sufría la isla. También volvió a estar presente en la ciudad: en 1631, 1632 y 1676 (por pertinaz sequía), en 1659 (por una plaga de langosta), y así en otras ocasiones.


Se continuaron con las plegarias y los ruegos a la Virgen de Las Nieves. Un suceso célebre fue el que ocurrió el 6 de abril de 1750, fecha en la que la sagrada imagen se encontraba en el Convento de las Monjas Claras, hoy Hospital de Dolores. Previamente se había señalado este día para hacer las rogativas por el hambre y la falta de lluvias que se padecían en toda la isla. Milagrosamente comenzó a llover copiosamente y llegó a la bahía de la ciudad un buque cargado de trigo, con gran regocijo del pueblo palmero, que atribuyó todo esto a un milagro de su Patrona.


Recordemos que, en la Bajada motivada por la erupción del volcán de San Martín de Tigalate el 22 de junio de 1646, fue cosa pública y notoria que la Gloriosísima Señora de las Nieves con su rocío favorable nevó en el volcán…2. Las erupciones volcánicas y la antiquísima y querida imagen de la Patrona Palmera sostienen una estrecha relación histórica, social, cultural y espiritual. Así, como recuerdo perpetuo de estos prodigios, existen dos cuadros en su Real Santuario, en los que su autor, en su ánimo, quiso parangonar los dos hechos milagrosos de la nieve de Nuestra Señora: el del Monte Esquilino de Roma y el del Volcán de La Palma3. En los cuadros aparecen las siguientes inscripciones: Refugium Pecatorum. Venció al tiempo tu clemencia y para refugio nuestro delineaste con tu Nieve en el Esquilino un templo, Consolactrix Aflictorum: a tu presencia nevado el Mongibelo palmense celos le dio al Esquilino, nuevas glorias a Tu Nieve.


Según el dicho popular, Año de Nieves, Año de Bienes. Respira el hombre tranquilo, tranquilo pace el ganado. Si hay agua suficiente, se dan todas las condiciones necesarias para que los campos y los animales vivan, para que haya buenas cosechas y carne suficiente para abastecer a la población, y para que el ciclo vital siga su curso natural sin sobresaltos.


Un sector básico e importante dentro de la economía palmera era la ganadería, actividad tradicional en todas las islas desde la época prehispánica. En la nueva economía cumplía tres funciones decisivas: por un lado, apoyaba la dieta alimenticia; por otro, los animales mayores eran indispensables en la agricultura, en el transporte y en algunas actividades industriales; finalmente, muchos derivados del ganado daban trabajo a los artesanos en las tenerías y otros sectores.

 

La Virgen de las Nieves de La Palma en su trono.

Virgen de Las Nieves

 


No sólo los ganaderos y agricultores de la isla de La Palma han tenido como especial protectora a la Morenita a través de los tiempos. También los hombres de la mar y sus familias la imploraban en sus vicisitudes. Muchos fueron los beneficios y de ello nos hablan los exvotos pictóricos que se conservan en el Santuario. Allí se custodia el segundo más antiguo de España, fechado el 6 de mayo de 1639, que inicia una serie que son vivo exponente de la fe y agradecimiento de aquellos hombres por el favor recibido. Los demás, formando el conjunto más importante de Canarias, datan de 1704, 1722, 1723, 1757 y 1768. El más antiguo de nuestro país se halla en la Capilla del Rosario de la iglesia de Santo Domingo, también en la capital palmera.


Las datas del Adelantado Alonso Fernández de Lugo avalan la antigüedad de la primitiva ermita de Las Nieves y de esta sagrada efigie que, desde 1496, bautizó el lomo boscoso cerca de los nacientes del Río, sobre la ciudad capital y el puerto. Como indicó el periodista palmero Luis Ortega: Cinco siglos cumplidos revelan la potencia de una devoción que supera los ámbitos del credo y es insignia del país y de los paisanos.


Así comenzaron las célebres y multitudinarias fiestas mayores de La Palma: a través de una rogativa a la Virgen.


Informado de la especial devoción que hay en la isla por la santa imagen de Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de toda ella, de cuyo patrocinio se vale en todas sus necesidades, el Obispo D. Bartolomé García Jiménez dispuso que se trajese a esta ciudad, a su Iglesia Parroquial, para que, colocada en trono decente se celebrara dicha octava con mayor solemnidad y asistencia del pueblo4. Así nació la Bajada Lustral en 1676, como una plegaria unánime de los palmeros a su Patrona, coincidiendo con una época de gravísima sequía en los campos y ciudades. El ganado moría irremediablemente, como también hacían los niños y ancianos. Al comprobar el Prelado la gran veneración que los fieles le tributaban, decidió que este acto se efectuara cada cinco años, comenzando en 1680.


Se recurría con frecuencia a este tipo de rogativas y a solemnes procesiones para que los diferentes santos y vírgenes aplacasen las penurias que ocasionaban estas calamidades. Se reunían todas las clases sociales, los ganaderos y agricultores, los marinos y los regidores, las familias adineradas y las congregaciones de dominicos y franciscanos, los esclavos y los caballeros… El pueblo unido para hacer frente común a tan grave amenaza de la mejor forma que se sabía o podía: el rezo y la veneración a la divinidad.


Con la fe se trataba de minimizar el terrible impacto producido por los diferentes períodos de plagas o sequías. Estos incidieron negativamente en la producción agrícola y ganadera que, reducida drásticamente, castigó al sector social más desfavorecido.


Las pérdidas de las cosechas afectaban a toda la comunidad en general, no sólo a los campesinos y a sus ganados. Téngase en cuenta que, desde el siglo XVI, la base agrícola insular fue cerealítica: trigo, cebada y centeno. Se trataba de almacenar a toda costa la mayor cantidad de agua posible, caída en los meses lluviosos, tanto en los numerosos estanques como en las lagunas que salpicaban todo el territorio insular.


Recordemos lo que sucedió, por ejemplo, el 16 de octubre de 1659, cuando, según el cronista Don Juan Bautista Lorenzo, narra la llegada a la isla de la langosta de cigarrón en esta ciudad, que llenó toda la isla y comió la corteza de todos los árboles y destruyó todos los pastos, con que murió mucho ganado menor y mayor y muchas cabalgaduras y jumentos y destruyó muchas sementeras... Hiciéronse muchos sufragios, procesiones y sermones, trújose a esta ciudad en procesión a Nuestra Señora de la Piedad y al glorioso Apóstol San Andrés, y al glorioso San Juan de Puntallana, a Nuestra Señora de Las Nieves y se tuvo en esta ciudad muchos días, y al Santo Cristo del Planto…5


La creación de pósitos fue otra importante medida para paliar la escasez de granos. Este depósito o establecimiento se creó como un instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlo en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia.


En 1537 Carlos V expedía una Real Cédula en la que autorizaba al Cabildo de La Palma para la construcción de un pósito, después de que esta corporación informara al Emperador sobre la urgente necesidad de contar con este tipo de almacenamientos. En estos ruegos al monarca venían expuestos una serie de motivos que justificaban su fabricación: falta sistemática de granos, debido a la climatología adversa, plagas, incendios y a veces hasta volcanes que arrasaban todas las cosechas y causaban la muerte a los animales.

 

Virgen de la Concepción del Risco

 

 

Nuestra Señora de la Concepción del Risco

 

El 8 de febrero de 1561, el Cabildo dispuso cierta cantidad de trigo de Los Llanos para venderlo a un precio justo por la hambruna que se padecía. Como éste pertenecía a la parroquia y a varios particulares, algunos clérigos y ciudadanos asaltaron la comitiva en el camino de Buenavista y el grano fue arrebatado a mano armada y lo depositaron en la ermita de la Concepción. Desde entonces, esta venerada Virgen (de tamaño y pelo natural), a cuya fiesta del 15 de agosto se acude en alegre romería, también se le ofrendan novenas para que intermedie en cualquier mal que aflija al campo y los ganados.


La ganadería constituyó el complemento a la economía insular, como dieta alimenticia y materia prima, o fuente de energía para el campo, la industria y el transporte. La ganadería se basa en la tradición aborigen, introduciéndose nuevas especies caballares y vacunas6.

 

 

Santísimo Cristo del Planto

 

La pequeña ermita de este Cristo se había fabricado en el paraje conocido como la Dehesa de la Encarnación, una zona destinada al pastoreo de los ganados y propiedad del concejo de Santa Cruz de La Palma. Éste había concedido una fanega de tierra para la fundación, aumentada a fanega y media después de 1674. Su ermitaño Manuel Pérez, en 1757 se quejaba del trato que sus predecesores habían dado al santuario ya que, según palabras recogidas por el profesor palmero Don Jesús Pérez Morera, habían hallado ganados cabríos y serdos dentro de la propia iglesia, como también permitiendo descubrir la santísima imagen sin ninguna luz.

 

Detalle del Cristo del Planto

 

 

Nuestra Señora de la Encarnación

 

Volviendo a las afueras de la ciudad diremos que el santero o ermitaño -que ya en 1589 tenía una casita al lado de la iglesia de la Virgen de la Encarnación en la ciudad (primer templo edificado en la banda oriental de La Palma a finales del XV)-, pedía limosnas por las calles capitalinas, también en eras y entre criadores de ganado. Siempre iba en asno o burra para recoger el vino de limosna.


Una devoción que se tradujo en abundantes dádivas, sobre todo durante las fiestas de la Virgen -una preciosa talla flamenca de finales del s. XV-, a la que acudían romeros de toda la Isla, portando quesos, vinos, granos, frutos, que le daba los cosecheros y con los ganados que compraba y se criaba a partido de media en aquella misma dehesa…7 Las cuentas también citan los becerros y las vacas de Nuestra Señora, dadas a partido de medias de las crianzas que multiplicaren. De esta manera, en 1534 se inventarían ocho vacas con sus nombres (Ligera, Ligera Vieja, Erguida, Rosada, Maldonada…), dos añojas (becerros de un año cumplido) y tres eralas (reses de más de un año y que no pasan de dos); una burra algo vieja y de un pollino hijo suyo. Se subastó en almoneda, por ser bienes poco seguros, para con su producto comprar un trozo de tierra o algún tributo. En 1539 se anota el dinero obtenido de la venta de una erala, un nouillo que uendió a los de las Yndias y cinco vacas a carnicería y sus cueros.

 


San Lázaro

 

En esa bella y antiquísima iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, se ha conservado en el ático del retablo colateral de la Epístola, la escultura popular y medievalista de San Lázaro. Su donante, Amador Gómez, en 1553 figura enviando en una carabela vino, ganado y otros productos a las Islas de Cabo Verde a cambio de esclavos. Al Santo se le representa con un perro lamiéndole sus pies. De niños oíamos decir en el barrio que se trataba de una vaquita, curada milagrosamente por Lázaro, un santo que tenía grandes poderes para sanar a todos los animales, incluidos los ganados de los campos.


Es precisamente “en el campo”, durante la visita del Obispo Don Francisco Martínez de 18 de abril de 1603 a la parroquia de San Andrés (municipio de San Andrés y Sauces en el norte de La Palma), cuando dice entre otras cosas lo siguiente, al folio 105 vuelto: Otrosí: Porque a mi noticia ha venido que en algunos de los dichos lugares toman por devoción mayormente en tiempo de necesidad de agua de hacer procesiones fuera del término de su lugar en mucha distancia… muchas deshonestidades entre hombres y mugeres quedándose a dormir por los campos o quedándose atrás en tales procesiones en los barrancos y lugares escondidos con achaque de que no pueden caminar tanto…8. Eran muy curiosas las historias “picantes” derivadas de la manera tan voluntariosa, sobre todo extendida entre parejas jóvenes, de ir a procesiones o a cuidar ganado muy lejos de los caseríos. La relación entre las gentes, el ganado y sus santos produce en nuestra bella isla todo tipo de curiosidades y anécdotas.

 

San Lázaro

 


No siempre se trataba de asuntos jocosos que hacían olvidar momentáneamente la triste realidad. Así, la cruel historia se repetía una y otra vez: las frecuentes sequías e invasiones de langostas reflejaban un descenso en las cosechas y provocaban muertes, tanto del ganado como de las personas, por la carencia de alimentación. En 1748, Santa Cruz de La Palma, por ejemplo, sufrió calamitosas cosechas de grano, y en noviembre de 1844 la isla es invadida por una plaga de langosta que duró hasta marzo del siguiente año9. Las sequías de 1867 y 1868 y las continuas epidemias causaban verdaderos estragos entre la población, cobrándose un buen número de víctimas.


El aumento del tránsito marítimo y las escalas, unidos a los pésimos controles sanitarios, tanto de animales como personas, y la inexistencia de una mínima infraestructura higiénica, contribuyen de forma decisiva a propagar las enfermedades contagiosas.


La capital palmera padeció frecuentes infecciones de diversa índole. El 16 de octubre de 1659 la viruela invade la Isla, falleciendo en la ciudad 145 personas, niños en su mayor parte. El 21 de diciembre de 1667 empieza la fiebre catarral, causando la muerte a 490 personas. Un nuevo brote de viruela provoca la muerte de 104 personas en abril de 1702. Esta grave enfermedad siguió azotando a todos los lugares de la Isla y a su capital en 1720. El 25 de noviembre de 1763 la enfermedad conocida como puntada causa en la ciudad 39 víctimas.

 


Santa Águeda

 

Muy importante fue Santa Águeda que, curiosamente, es elegida por votación, a raíz de una sequía, como abogada y patrona de las mieses. Se trae su bellísima imagen de Sevilla en 1574, y se instituye una solemne procesión el día de su fiesta, 5 de febrero. Comúnmente es intercesora por las desgracias que tienen que ver con el fuego, los volcanes, la castidad, las enfermedades del pecho… Sin embargo, no se le conoce ninguna relación suya con la agricultura y la ganadería, por lo que se presenta como un interesante caso de advocación cambiada producido al azar pues, como relata Viera y Clavijo, echaron suertes y salio por abogada de las mieses la santa mártir10. La importancia de la tierra para la subsistencia explica el sentido trascendente que alcanza esta protectora de la ciudad de Santa Cruz de La Palma. A sus procesiones acudía solemnemente el Cabildo de la isla, así como los pendones de todos los gremios y una gran multitud de devotos. Existía la obligación de la limpieza de todas aquellas calles por las que pasaba la comitiva. Hoy estamos ante una devoción inexplicablemente olvidada.

 

 

San Sebastián

 

El Patrón de la Salud Pública, el Glorioso San Sebastián -una magnífica talla flamenca, inventariada en su ermita desde 1558-, salió en procesión hasta El Salvador el 5 de junio de 1851, donde comenzaron las rogativas públicas para que la isla se librara del cólera morbo que se declaró en Gran Canaria11. El 13 de noviembre de 1888 se declaró oficialmente la existencia de la fiebre amarilla, cerrándose el puerto y viéndose desiertas las calles, paseos y centros de reunión; pocos establecimientos abrían y las casas se abandonaron. Estos son tan sólo unos ejemplos de los intensos azotes que tienden a remitir a finales del siglo XIX y, definitivamente, a principios del XX. También los rebaños y vacadas sufrieron las devastadoras consecuencias.


El terror generalizado ante la posible pérdida de varias cosechas seguidas -que podían desencadenar verdaderas catástrofes entre la población palmera-, constituía una verdadera obsesión. Durante la época del Antiguo Régimen, la alimentación estaba basada en los cereales y en sus derivados, por lo que cualquier incidencia negativa de este alimento básico, influía irremediablemente sobre la economía isleña. Este hecho fue un detonante para iniciar la emigración a las Américas. Hay que tener en cuenta la situación de La Palma, a un mes largo de arriesgado viaje con los principales puertos de la Península.


En otro orden de cosas, la limpieza y la salubridad formaron parte de las necesidades que, desde un principio, el Cabildo palmero intentó cubrir. La recopilación de ordenanzas de 1611 ofrece en este sentido una serie de mandatos tendentes a velar por la higiene pública. Al respecto figuran prohibiciones que venían a proteger los lugares donde se obtenía o por donde discurrían las aguas de abasto, con frecuencia utilizados como lavaderos o abrevaderos para las bestias. La limpieza de las vías públicas se estableció mandando a que no anden lechones por las calles…12

 

 

 

NOTAS.
 

1. GARRIDO ALBOLAFIA, Manuel. Puntallana. Historia de un pueblo agrícola. Ilmo. Ayuntamiento de Puntallana, 2002. p. 224.

2. DÍAZ LORENZO, Juan Carlos. “Una mano protectora sobre el pueblo palmero”. Diario de Avisos, 2 de mayo de 2004, p. 32.

3. FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto-José. Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las Nieves. Everest. León, 1980, p. 62.

4. PINTO DE GUISLA, Juan. Archivo de la Parroquia Matriz de El Salvador. Libro Tercero de Mandatos, Santa Cruz de La Palma. Desde 1965 este mandato se ha publicado ininterrumpidamente en el programa oficial de las Fiestas de la Bajada de la Virgen de Las Nieves.

5. LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma. Santa Cruz de La Palma, 1975. p. 197.

6. MARTÍN GONZÁLEZ, Miguel Ángel. La Historia de Santa Cruz de La Palma. CCPC, 1999. p. 96.

7. PÉREZ MORERA, Jesús. Magna Palmensis. Retrato de una Ciudad. CajaCanarias, publicación nº 242 - arte 27. Santa Cruz de Tenerife, 2000. p. 164.

8. LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Op.cit., p. 109.

9. MARTÍN GONZÁLEZ, Miguel Ángel. Op.cit., p. 46.

10. MARTÍN RODRÍGUEZ, Fernando Gabriel. Santa Cruz de La Palma. La Ciudad Renancentista. [s.l.]: Cepsa, D.L. 1995, p. 120.

11. RODRÍGUEZ ESCUDERO, José Guillermo. “Historia de la ermita de San Sebastián”. La Voz de La Palma, del 15 al 29 de enero de 2004. p. 17.

12. VELÁZQUEZ RAMOS, Cirilo. Historia General de Villa de Mazo. CCPC, La Laguna, 1999. p. 348.

 

 

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