En 2008
El Carnaval tradicional de Canarias se escenifica en cada una de nuestras Islas de manera diferente. Teniendo como piedra angular del mismo la tradicional mascarita o las piñatas, se diversifica y enriquece con los Buches y Diabletes en Lanzarote, los Carneros de Tigaday (El Hierro), los Indianos en La Palma, el Mataculebra en Tenerife, el Carnaval tradicional de La Aldea de San Nicolás en Gran Canaria o los novedosos Achipencos en Fuerteventura...
Al mismo tiempo, los originales Entierros de la Sardina han dado paso a una amplia exhibición de diferentes espectáculos que han arraigado en el pueblo con más o menos acierto: en el norte de Tenerife en La Orotava se quema de San Crispín o al Tío Pepe, en Los Realejos se llora en el Entierro del Señor Rascayú, y en Garachico el Entierro de la Sardina se convierte en la Quema del Sansusino.
Mientras, en Güímar, al sur de Tenerife, en los últimos años ha renacido el tradicional Entierro de la Sardina, recuperando el auge de años pretéritos con el nombre Las Burras de Güímar. Se trata de una escenificación teatral, que surge con el ánimo de recopilar distintas tradiciones locales, vinculadas a leyendas y creencias de antaño en las que las brujas se podían transformar en burras con la finalidad de hacer los hechizos y entrar en las casas de la gente del pueblo.
Este espectáculo teatral, que se viene realizando desde 1992, comienza con el desfile de la comitiva fúnebre del Entierro de la Sardina, acompañada por una corte de campesinos y viudas. A su paso unas extrañas mujeres se asoman a las ventanas y balcones de las casas y, mientras tienden la ropa, se peinan o se acicalan; empiezan a prepararse para salir al oscurecer. Con ello comienza el mal augurio de la noche, ya que al pasar la comitiva fúnebre de la Sardina por delante de ellas se transforman en burras.
Cuando llegan a la plaza las burras comienzan a enfrentarse con un grupo de campesinos que las increpan por sus aspectos extravagantes, y es entonces cuando deciden descubrir si se trata de las famosas Burras. La gente del pueblo las pinchan con sus cuchillos para saber si son o no. Una vez acuchilladas recuperan su aspecto original de mujer-bruja y comienza el aquelarre.
Representación de 2009
Se desata la locura cuando las brujas invocan al demonio, que aparece en forma de una gran calavera, con el acompañamiento de una gran corte de diablillos. Junto a ellos también desfila la Baulén, una antigua aristócrata. Todos bailan con las brujas hasta que aparece, en la plaza, la Santa Inquisición al son de su música religiosa. También surge un grupo de frailes que acompañan al Señor Obispo, quien solicita la ayuda del arcángel San Miguel, que aparece en el cielo junto a varios ángeles para luchar contra el demonio y sus diablillos.
Preparación del espectáculo de 2010
Finalmente, el demonio es abatido en el suelo y el obispo ordena la quema de las brujas en la hoguera, al mismo tiempo que se consume la tradicional Sardina del pueblo. Una vez más, se escenifica la connotación religiosa de la lucha entre el bien y el mal, y adopta un papel de espectáculo popular.
Este acto no tendría sentido, con el arraigo popular que ha adquirido en los últimos años, sin el empuje organizativo de la Asociación Cultural Las Burras de Güímar y los colectivos juveniles y estudiantes de los centros educativos del municipio, quienes con la colaboración del Ayuntamiento de Güímar son los verdaderos protagonistas de un espectáculo callejero de esta magnitud, desde la elaboración de las máscaras, trajes y complementos hasta la escenificación teatral de ensayos, música, luces, sonido…
Más información en:
http://www.infoguimar.org/2009/03/18/las-burras-de-guimar/