La singularidad del yacimiento originó, desde el mismo momento de su descubrimiento, reportajes periodísticos, trabajos, informes, etc. Prueba de ellos se recoge en el diario La Tarde de Santa Cruz de Tenerife: importante hallazgo en Guargacho, San Miguel, calificándolo incluso como tesoro histórico.

Según el Dr. Juan Álvarez Delgado, el topónimo Guargacho se compone de dos elementos frecuentes en el habla aborigen canaria: guara (pedregal, piedras); y gacho (cabeza, morro), lo que significaría las piedras del cabezo, correspondiendo con la topografía árida y pedregosa del lugar. Área de pastoreo hacia Las Galletas, difícilmente podemos imaginar que hace poco más de 30 años era como un cabezo cubierto de piedras y hoy se ha convertido en importante núcleo poblacional.

Este yacimiento fue estudiado por el arqueólogo Luis Diego Cuscoy, en cuya monografía El conjunto ceremonial de Guargacho documentó un área excavada de aproximadamente 150 m, donde se hallaron los restos de una estructura formada por un hexágono regular de piedras de basalto, llamado fosa de incineración, dos grandes piedras volcánicas planas y de anchura irregular definidas como ara de sacrificios, y una serie de hogares y hornillos. Los hogares consistían en un ángulo formado por tres piedras volcánicas: dos alargadas que se unen, y una tercera más pequeña que se coloca en el vértice; su función está ligada a la cocción de alimentos. En cuanto a los hornillos eran pequeñas excavaciones con una piedra superior cuya función principal sería la conservación del fuego. En la fosa de incineración se han encontrado huesos calcinados; en los hogares, restos de alimentación como huesos de cabra, cerdo y pescado, sobre todo viejas. Destacan también materiales cerámicos como cuentas de collar y fragmentos de vasos; de piedra, como útiles de obsidiana e instrumentos de basalto; de hueso, como punzones, agujas, espátulas, y piezas tubulares; y conchas, como caracoles perforados, cuentas de collar y discos.

Debido a las notables diferencias técnicas, constructivas y espaciales, que individualizan este yacimiento del contexto general de las Islas, llevó a Luis Diego Cuscoy a la conclusión de que se trataba de un lugar de culto y ritual, relacionado con los ritos de carácter propiciatorio o gratificador, con sacrificio de animales y banquetes colectivos.

Aunque cabe la posibilidad de que fuera un asentamiento de población aborigen insular formado por un conjunto de viviendas, no se destaca en ningún momento que en el ámbito doméstico se celebraran los rituales vinculados con las creencias religiosas de la población. Pese a no haberse definido con claridad su función ceremonial o habitacional, la datación de este importante yacimiento arqueológico, a través de los restos carbonizados de conchas, lo sitúa hacia el 750 d. C.

Lamentablemente, Guargacho hoy poco nos puede aportar sobre el pasado aborigen, sobre las raíces de nuestra identidad cultural. Tendremos que conformarnos con el legado de los investigadores que trabajaron en la excavación, dándole la importancia y el respeto que este lugar merecía. Y es que tal y como afirma José Manuel Álamo González, somos conscientes de lo fácil que resulta maltratar aquello que se desconoce, lo que por ignorancia deja de importarnos.

Bibliografía

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. BRITO, Marcos (coord.): Homenaje a Salvador González Alayón. Aportaciones y experiencias basadas en la transmisión oral de Salvador González Alayón. Santa Cruz de Tenerife. Ilustre Ayuntamiento de Arona, 2002.

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Publicado en la revista La Tajea, del Ayuntamiento de San Miguel de Abona (Tenerife), en el número de Mayo/Junio de 2004. Foto de portada: www.loquepasaentenerife.com, donde también puedes leer Guargacho: ¿arqueología o vertedero?