Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Los renombrados Caballos Fufos de Tazacorte. (Incluye GALERÍA DE FOTOS)

Martes, 27 de Septiembre de 2011
María Victoria Hernández Pérez (Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane)
Publicado en el número 385

El regocijo y alboroto populares ante la festividad de San Miguel, Patrono de La Palma y de la Villa y Puerto de Tazacorte, tiene entre sus máximos exponentes festivos la conocida Danza de los Caballos Fufos.

 

A finales de septiembre, durante las Fiestas de San Miguel y al ritmo de la canción conocida en Tazacorte por el Vuela, vuela palomita, se bailan los Caballos Fufos, armazones de ligeras cañas ruecas envueltos en papeles multicolores de seda, que recorren las calles movidos por un “caballero” vestido de jinete. La banda municipal de música, con antecedentes en 1878, y las gentes de la Villa y Puerto que van cantando y bailando, cierran el cortejo.

 

Dispuestos en dos filas paralelas, los Caballos Fufos se entrecruzan bajo la dirección del jinete de la esbelta jirafa que encabeza el grupo, desplazándose hacia adelante y hacia atrás, mientras bromean con los espectadores y les embisten al ritmo de su endiablada danza. Otra figura completaba antaño el colorista cortejo, la llamada burra, con grandes orejones caídos y “vestida” con papelitos de color oscuro. La tierna burrita tenía la misión de recoger, además de las sonrisas, las aportaciones voluntarias de los espectadores.

 

El transcurso de los años ha propiciado la creación de una asociación cultural que fomenta y cuida al detalle este peculiar y colorista pasacalles.

 

Fue Julián Pérez Pérez (1886-1971), conocido por el de Eustaquio, junto a su paisano Antonio Manuel Rodríguez Camacho (1893-1978), ambos emigrantes en Cuba, quienes trajeron  los Caballos Fufos desde la isla caribeña, donde los habían creado para una fiesta de isleños (canarios). Una vez retornado a Tazacorte, Julián contó con la ayuda de su paisano y compadre Antonio Manuel (alias el Piquito) para realizar el armazón de los caballos y correrlos en los  festejos de Carnaval. En opinión del recordado Cronista Oficial de Tazacorte, el grancanario Luis Sánchez Brito, los paisanos bagañetes jugando a la baraja se inspiraron por un naipe que no representaba un caballo natural, sino un equino fingido con piernas de caballero.

 

Desde hace muchos años el hijo de Julián Pérez, el octogenario Pepe Pérez Martín, también corredor-danzante, continuó y continúa la tarea de construir el armazón y decoración con papitos de seda de la figura del Caballo Fufo.

 

 

 

Música de los Caballos Fufos

En el año 1936 se rodó en Méjico la película ¡Ora Ponciano! (1937) con música y danzas tradicionales de este país. La renombrada película de Rey Soria Films se estrenó en Madrid, una vez terminada la Guerra Civil, en 1940 y en Las Palmas (Cine Cuyás y Galdós) a principios de 1941. El film debió tener un éxito extraordinario y lo vuelven a reponer en los cines grancanarios en 1942 y 1944. La película trata sobre la vida de uno de los más importantes toreros mejicanos, Ponciano Díaz Salinas (1858-1899). El título, ¡Ora Ponciano!,  responde a la exclamación de los aficionados mejicanos cuando el torero estaba en plena lidia en la plaza de toros.

 

En 1942 ya se encontraba residiendo en Gran Canaria, de regreso de La Palma, el maestro Andrés Cabrera y Cabrera. En 1943 tomó posesión de la dirección de la Banda Municipal de Telde(La Provincia, 18-3-1943). Durante la Segunda República Cabrera y Cabrera había sido director de la Banda Municipal de Los Llanos de Aridane y fundador de un recordado Orfeón (1935).

 

Por esos años también se encontraba en Tazacorte, donde contrajo matrimonio, dirigiendo la Banda Municipal el grancanario Andrés Cabrera Alejo, hijo de Cabrera y Cabrera, quien falleció en 1946 a los 33 años de edad. No nos consta documentalmente la proyección de la película ¡Ora Ponciano! en La Palma, aunque hay muchas posibilidades de que se llevara a cabo su reproducción, incluso en Tazacorte. Las razones por las que lo decimos estriban, entre otras causas, por la relación existente de estas personas nombradas con ambas islas en el momento preciso de la proyección de la mentada película.

 

Entre los reclamos periodísticos de la historia filmada encontramos el siguiente: Las más bellas canciones mejicanas por los más famosos cantores típicos (1944): evidentemente debió atraer especialmente a los profesionales de la música. Cabrera Alejo, al visionar la película (sospechamos que pudiera haber sido en Gran Canaria durante alguna visita familiar), tuvo la idea apropiada para acompañar los Caballos Fufos, que ya se encontraban en los regocijos populares de Tazacorte. Así, pasó a partitura la canción La Palomita, documento que se conserva. La letra y música de la misma se incorporó a la danza de los caballos y el pueblo le cambió el título oficial por el primer verso del coro: Vuela, vuela palomita. También en Méjico se conoce por el primer verso.

 

Curiosamente Ponciano Díaz destacó en el toreo a caballo. Aunque no hemos visto la totalidad de la película, posiblemente el maestro Cabrera relacionó magistralmente, sentado en la butaca del cine, los auténticos caballos de rejoneo de Ponciano con los Caballos Fufos. Aquí queda una posibilidad para abrir sanos comentarios.

 

Internet  nos hace revivir en este artículo el llamado cariñosamente “himno” extraoficial de los tazacortences, más conocidos por bagañetes.

 

 

 

Origen de la danza

Los caballos Fufos en un primer momento estuvieron en las parrandas tradicionales del Carnaval de Tazacorte; más tarde se incorporaron a las fiestas de San Miguel. Ya en el programa de estos festejos del año 1944, para el día 28, se encuentran la danza: a las 10. Los renombrados Caballos Fufos tendrán su acostumbrado recorrido. Por esos años ya debían ser muy renombrados para que así lo hicieran constar en el programa de mano y en el periódico Diario de Avisos.

 

En una crónica, que debió escribirse con anterioridad al 29 de septiembre de 1944 (fecha que la publicaba el Diario de Avisos), el corresponsal daba cuenta de los grandes preparativos de los festejos de Tazacorte, entre los que figuraban los Caballos Fufos, aunque “disfrazados” por una persona posiblemente recién llegada al municipio, diciendo: Mientras se multiplican las verbenas y se acoplan los altavoces y el micrófono, se preparan los caballetes de madera con sus papeles de colorines. Ha sido una idea genial esta de los altavoces. Gracias a cuatro mil pesetazas se puede bailar desde todas las plazas del pueblo a donde llegan los acordes de la Orquesta. Evidentemente esos caballetes con papeles de colorines son los Caballos Fufos.

 

Existen documentos gráficos de jinetes bailando los caballos de caña rueca, cartón, hilo de bala y papel en Carnaval -van empolvados- en medio del baile de pareja o de gala y celebrando el triunfo de la temporada de las riñas de gallos contra el pueblo vecino de Los Llanos de Aridane. Para esta última ocasión solían cambiar la cabeza de caballo por la de un altanero gallo de pelea.

 

Los niños y las niñas se han incorporado a la fiesta y salen con caballos, iguales a los de los mayores adaptados a su tamaño, en día diferente que los adultos. Este año los niños y las niñas bailarán el viernes 23 y los adultos el 28, víspera San Miguel.

 

Es una danza donde “oficialmente” los protagonistas son varones, pero los tiempos cambian y, al regreso del cortejo al punto de salida, espontáneamente y desde hace unos años, las mujeres suben a los alegres “equinos” y bailan la última tocata, hasta el próximo año. En este último momento de la danza afloran emociones contenidas -lágrimas- y recuerdos.

 

 

 

Los caballitos en las Fiestas Canarias

Desde muy antiguo los palmeros han sentido una atracción especial hacia los caballos, magnífica estampa de un animal de carrera, paseo y labor. Recordemos que por iniciativa particular a mediados del siglo XIX construyeron en Santa Cruz de La Palma un recinto dedicado a riñas de gallos e exhibiciones encuentres, nombrado con el sugerente nombre de Circo de Marte.

 

Las noticias de la participación de caballitos en las fiestas y espectáculos en Canarias son abundantes. A mediados del siglo XIX y principios del XX  numerosas compañías de circo llevan caballitos -estos deben ser de carne y hueso- en su programa. En las exhibiciones pirotécnicas se encuentran los llamados caballitos de fuego; en las famosas ferias caballitos de madera y en las ofertas de bazares -hoy los podríamos llamar jugueterías- caballitos de cartón.

 

Lo más aproximado y semejante que conocemos a los Caballos Fufos de Tazacorte lo encontramos en los festejos de Nuestra Señora del Rosario de Fuerteventura, en el lejano año de 1865. Por ese entonces la capital insular, Puerto de Cabras, hoy Puerto del Rosario, entre otros populares regocijos -reseña el periódico grancanario El País el 25 de agosto [en la hemeroteca digital Jable]-: A las nueve reímos no poco con las carreras de los caballitos de papel. Juego que al vulgo divierte, entusiasma, y comenta luego. Resaltamos lo de caballitos de papel aunque ignoramos el diseño de los “equinos” en este espectáculo que al igual que en Tazacorte divierte, entusiasma, y comenta luego.

 

En 1916, en el rotativo Diario de Tenerife [27 de abril de 1916 en la hemeroteca digital Jable] firma una crónica Manuel de Cámara titulada "Siempre lo mismo", en referencia a las hoy famosas Fiestas de Mayo santacruceras. Aprovecha para hacer una crítica de las mismas y aporta referencias a pasados años de estos festejos diciendo: Retretas o pandorgas con caballitos de papel, con gigantones, jaula de pájaro canario, casita china, et. etc., no sé qué mayor interés puede ofrecer que la cabalgata histórica de mi chifladura ó los infantes al estilo de los de Fernández de Lugo marchando delante en columna de honor, de la procesión cívica.

 

Evidentemente el columnista parece no estar de acuerdo con los caballitos de papel, que forman parte de las pandorgas famosas y generalizadas por las Islas, y especialmente en La Palma. De una lectura rápida parece ser que la llamada retreta o pandorga precedía la tradicional procesión cívica del llamado Pendón de la Conquista y Manuel de Cámara era partidario de una cabalgata histórica al estilo de los Fernández de Lugo.

 

Para nosotros la polémica chicharrera, pasados tantos años, poco importa; nos quedamos con los caballitos de papel que, al igual que los de Fuerteventura, nos llenan de emoción y reencuentro por lo que significan de hermanamiento con los actuales Caballos Fufos de Tazacorte.

 

La cultura popular es la más universal de las culturas. De aquí para allá, de allá para acá con el tornaviaje de los emigrantes, por las ilustraciones de un libro o una revista (muy pocos sabían leer), las iniciativas de los eruditos maestros y curas y tantas otras anónimas personas, han sido las fuentes en las que se han nutrido nuestros antepasados para hacer aportaciones particulares y únicos números a las Fiestas Populares, en este caso los renombrados Caballos Fufos de Tazacorte.   

 

 

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Las fotos son de la autora del artículo

 

 

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