Revista n.º 1069 / ISSN 1885-6039

Ezequiel de León Domínguez (1926-2008): el que hacía santitos en La Perdoma, el artesano de las cosas de Dios.

Miércoles, 20 de abril de 2011
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 362

Heredero contemporáneo de los grandes imagineros canarios como Luján y Estévez, fallecía a finales de 2008 legando al Archipiélago Canario, entre otras tantas obras y restauraciones, muchas de las imágenes que en estos días salen en las procesiones de nuestra particular Semana Santa.

Retrato del escultor imaginero Ezequiel de León.

 

Las imágenes, lejos de ser esculturas de madera,

eran para los fieles auténticas plasmaciones de la divinidad

Manuel Hernández González

 

Ezequiel de León nació en la Villa de La Orotava (Tenerife) el 2 de octubre de 1926 en una casa terrera de la Calle Nueva, en la Villa Arriba, cuna de carpinteros, artistas y zapateros. Su padre, Ezequiel de León Valencia, trabajaba como empleado de una fábrica de hielo y gaseosas de la Familia Padrón mientras que su madre, María del Carmen Domínguez -ama de casa-, dedicaba buena parte del día y de la noche al cuidado de sus catorce hijos en su modesto hogar. Ezequiel era el primogénito de una familia en la que no hubo antecedentes artísticos que le sirvieran de referente. Su primera maestra, doña María -conocida en la zona por la Manca-, le enseñó a escribir y leer. Se dice también que de aquella primera escuela el futuro imaginero canario salió con una inquietud insaciable por conocer.

 

Siendo monaguillo de la parroquia matriz de La Concepción de La Orotava ya mostraba mucho interés por la imaginería y por el arte sacro. Se le veía recoger los restos de cera de las velas del templo para modelar figuritas cuando sólo contaba siete años. Se dedicaba a visitar todos los templos de la Villa y disfrutaba de la obra de los maestros imagineros: García Ravelo, José Luján, Fernando Estévez del Sacramento, Pedro Duque Cornejo, Gabriel de la Mata…

 

Bruno Álvarez recordaba una anécdota de un amigo y convecino de Ezequiel, don Leoncio Estévez: Ezequiel, como buen escultor, tenía los santos más bonitos, pero no tenía una buena habitación-iglesia. Su madre le dejaba utilizar la sala. Yo le dejo jugar, decía, pero tengan cuidado con las velas, no sea que me quemen algo. Un día, cuando estábamos en la última procesión, la del Señor Muerto, teníamos que enterrarlo, pero Ezequiel no tenía sepulcro como el de Urbano Sosa. "No te preocupes", le dije, usamos la gaveta de la vitrina, y si la cerramos con fuerza haremos el estruendo apropiado". Terminada la procesión, yo hice la ceremonia como el cura. Metí el Cristo en el lecho de terciopelo, cerré violentamente la gaveta y el estruendo fue terrible. La madre de Ezequiel salió como loca diciendo "¡Fuera a la calle todos, me han roto el par de jarrones que me habían regalado cuando me casé!” (septiembre 2008).

 

Siendo aún muy joven se matriculó en la Escuela Municipal de Artes y Oficios. Luque Hernández, en su biografía del maestro, nos decía que a ella llegó De León impulsado por un temperamento que mostraba positivo interés por el arte. Desde entonces intuyó Ezequiel el camino que debía seguir: ¡ver mucho, aprender mucho y trabajar siempre! Su amor por el modelado de imágenes lo impulsa a trabajar con el maestro Vital, como así llamaban al yesista José García Lima (1901-1974). Este afamado artista se había formado en Cuba. Era un técnico de una honestidad absoluta, conocedor de su oficio como pocos, siempre dispuesto a ayudar y a enseñar.

 

El Señor de la Sentencia de La Laguna, de Ezequiel León.

Señor de la Sentencia (La Laguna) y Crucificado de San Francisco

 

Ezequiel, incansable, inquieto y luchador, hacía pequeñas obras con cualquier material que se le ponía a su alcance como barro, escayola, madera, cera de abejas, masa de pan… Los modelos para sus obras eran las estudiadas imágenes religiosas de los templos de La Orotava ante cuya visión quedaba extasiado, estudiando cada expresión, forma de ojos, pómulos, labios, entrecejos... El sentimiento de que las imágenes eran para los fieles la plasmación de la divinidad -como dijera Hernández González- lo supo captar a través de su natural capacidad de observación y estudio de la antigua imaginería canaria, etc. Aún se conserva en la iglesia del Rosario de La Perdoma el Nazareno de escayola que moldeó en 1942, realizada aún sin formación académica. De Cruz Franco nos informaba sobre esta primera escultura del maestro diciendo que aparece por todos sus pliegues el talento de este hombre serio, agrio a ratos, cuya inquietud natural para las artes demostrara desde muy temprano… En Granadilla de Abona también se custodia aún la fiel reproducción del Señor de la Columna del maestro Pedro Roldán que de León ejecutó para la parroquia de San Antonio.

 

En su mundo cohabitaban el realismo, el espíritu neoclásico y el enfrentamiento entre el barroco y los ilustrados. En esos comienzos, el orotavense hacía algunos trabajos para casas particulares por las que fue ganando prestigio y fama. Ejemplos fueron los nacimientos confeccionados en barro cocido con escenas de paisajes canarios. Uno muy completo fue el que le encargó César Hernández Martínez y otro fue para Rafael Machado Llarena. Se trata de unos belenes de sabor costumbrista que constituyen singulares vestigios del arte popular.

 

El que fuera su mecenas, el mencionado odontólogo César Hernández, lo asesoró para que ingresase en la Escuela de Bellas Artes de la capital de Tenerife. En aquella época trabajaba también en el estudio del arquitecto Tomás Machado como delineante. Más tarde trabajaría bajo su dirección para la célebre alfombra de la Octava de Corpus de la Plaza del Ayuntamiento. Era el año 1947 y se celebraba el primer centenario del inicio de este arte efímero en la Villa. Dos años más tarde, en Las Palmas de Gran Canaria, cumpliría el servicio militar y aprovecharía para matricularse en la Escuela Luján Pérez, donde llegó a ser un experto en el arte de dorar y policromar. En la capital grancanaria aún se conserva la cabeza de niña en el Gabinete Literario, fruto de su entusiasmo por el arte clásico. Debajo de su apariencia formal, tras su pretendida máscara de hombre reservado, vive un espíritu sensitivo y apasionado, preocupado por su arte y de los suyos (Luque Hernández, 2008).

 

El Señor de la Cañita (La Laguna) y Crucificado de San Francisco (1968)

 

Los años decisivos de su carrera artística vendrían a partir de su regreso a Tenerife, un período definido por realizaciones de técnica mejor resuelta y mayor formato. Luque Hernández también mencionaba -en su trabajo sobre el artista- algunas de sus primeras obras en las que daba muestras de dominar ya la técnica de modelado y de los dibujos del natural. Así, en 1942, modeló en barro el busto de José Antonio Primo de Rivera -por el que recibió a los dieciséis años su primer premio- y los de las niñas María Isabel y María de la Soledad Machado, luego el del obispo Pérez Cáceres, en 1971 el del profesor Tomás Calamita Manteca, etc.

 

A partir de 1953 se dedica con mayor afán a la imaginería religiosa. Por esa época ejecutó la Virgen de la Candelaria para la iglesia de Santo Domingo de su ciudad. Tras las incomodidades de su pequeño taller ubicado en una de las habitaciones de su casa natal, pudo alquilar un local en la calle Nava y Grimón. En este nuevo estudio trabajará durante ocho años. Su taller se convirtió en punto obligado para las gentes más heterogéneas que gustan de su compañía, de su conversación, y sobre todo, de sus animadas charlas, viejos recuerdos de aquellos años de niñez y adolescencia, cuando entre juegos y travesuras, reproducía la principales sacras de la Villa… (Luque Hernández, 2008).

 

Se dice que su hijo Miguel Ángel sirvió de modelo para la ejecución de dos ángeles que irían uno destinado al paso procesional del Señor del Huerto, y otro para la familia de la Torre. Continuaría estudiando la anatomía humana de forma rigurosa y metódica. Moldea un Nazareno por encargo del empresario Álvaro González para el vecino convento de las Monjas Claras. Más tarde otro Cristo para el templo de la Montaña de Taco; el Señor de la Cañita para el templo de San Agustín, que luego sería trasladado a la Catedral. Precisamente para este último gran templo lagunero hizo la Entrada de Jesús en Jerusalén por encargo de la familia Oramas. Una de las obras que lo consagrarían como imaginero de prestigio y por la recibiría grandes elogios de la crítica fue el Crucificado destinado a la iglesia de San Francisco de Asís de Santa Cruz de La Palma. Aún participa en la solemne procesión del Calvario de la mañana del Viernes Santo por las principales calles de esa preciosa ciudad.

 

 

El paso se completa con un Crucificado reciente, debido a la gubia del también escultor orotavense Ezequiel de León Domínguez (n. 1926), quizás el mejor imaginero vivo (de claras reminiscencias estevianas) y el más significativo representante de la imaginería que procesiona en la Semana Santa de La Laguna (Cristo de Burgos, Cristo Predicador, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, entre otras). El Cristo se enmarca en la tercera etapa de la obra del escultor de La Orotava (1961-1976), ya de plena madurez, en la que destacan sus avances en la resolución de la talla y en la policromía…

J.J. Rodríguez-Lewis, 2005

 

 

El escultor, antes de su residencia definitiva en La Perdoma, se hallaba afincado en la barriada de San Antonio María Claret, tras pasar una temporada en la Charca de Ascanio, también en el municipio de La Orotava. Llegó a ser uno de los cuatro maestros alfombristas que confeccionaban el gran tapiz de la plaza del Ayuntamiento orotavense para las fiestas anuales del Corpus Christi. Aparte de pintor muralista y alfombrista, con veinticinco años de trabajo en la mencionada obra de la plaza, hacía otra tradicional alfombra de flores por fuera de la casa de la Familia Pérez Betancourt. Por esta vinculación con las alfombras de su ciudad y por pertenecer a la Comisión de Alfombristas, viajó dos veces a Madrid: en 1959 y en 1963. En la capital visitó numerosos museos, palacios e iglesias.

 

A su regreso -fruto de este enriquecimiento cultural- esculpe la Piedad del templo matriz de San Marcos de Icod de los Vinos. Simultáneamente trabaja como restaurador para el Cabildo tinerfeño. Esta entidad insular lo enviaría en 1976 a Sevilla para que perfeccionara sus conocimientos en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. En la ciudad hispalense trabaja en la restauración del retablo mayor de la Catedral y en la del paso procesional de la Vera Cruz. Pasa mucho tiempo estudiando las numerosas obras de arte de afamados maestros imagineros, como Roldán y Martínez Montañés, etc. Una fructífera estancia en la que sus conocimientos y habilidades artísticas y su formación en la Cátedra de Restauración lo convirtieron en una autoridad en este tipo de trabajos, como apuntaban desde el Área de Cultura del Ayuntamiento de La Orotava. De hecho, ya de regreso en Tenerife, el Cabildo lo nombra director de la restauración de patrimonio insular, proyecto que no prospera -se dijo- por razones económicas.

 

La fama del conocido cariñosamente como el que hacía santos en La Perdoma no paraba de crecer. Guerra Cabrera lo ha definido como un imaginero a destiempo, ya que en su obra predominaban características más propias de un barroco tardío. Se le acumulaban los encargos para crear nuevas imágenes o para restaurar las antiguas. A esta etapa pertenecen la Dolorosa, San Juan y la Magdalena para el conjunto de El Calvario de la iglesia de San Lázaro de La Laguna. También la reposición de las imágenes del Cristo de la Redención, la Dolorosa, San Juan Evangelista, la Piedad, el Señor de la Cañita y el Nazareno tras el incendio de la parroquial de La Concepción de Los Realejos. También es autor de la devota imagen de la Nuestra Señora de los Afligidos de la misma iglesia. En la parroquia de Santiago del mismo municipio restauró la imagen del Nazareno de Martín de Andújar y Cantós, las de San Juan Evangelista -muy acertadamente-, la de San Isidro Labrador y la urna del Señor Yacente.

 

Nazareno de Los Realejos

La Candelaria de la iglesia de Santo Domingo de La Orotava

 

Era tal la cantidad de trabajo que llegó a tener que tuvo que trasladarse en 1995 de su estudio de La Perdoma a otro más grande en la calle de la Isla de El Hierro del Barrio orotavense de La Luz. Le ayudaban sus dos hijos, Jesús y Ezequiel de León, y su discípulo Cristo García. De allí salían numerosas imágenes de Cristos, Santos y Vírgenes, bien de talla completa como de candelero, éstas en las que sólo iban talladas las partes visibles, como rostro y manos, etc. Numerosos párrocos, cofradías, asociaciones y particulares le pedían efigies para sus cultos y devociones, ejecutadas básicamente en madera de cedro. En cuanto a su etopeya, Ezequiel de León es un hombre más bien bajo, macizo, rostro agradable y expresivos ojos negros. Dadivoso, esposo y buen padre. Austero y trabajador, si bien ha sabido saborear los placeres, además de tenaz, vivaz, simpático y dicharachero, siempre amante de animales y plantas (Luque Hernández, 2008). Se casó en 1953 con Evarista Cruz Correa, buena esposa, juiciosa, ahorradora, considerada y alegre aún en las más apuradas circunstancias, haciendo milagros con sus cortos recursos, cuidando amorosamente de los hijos, y, no obstante, lealmente vinculada a la vida artística de su marido. De este matrimonio proceden sus seis hijos, todos nacidos en La Orotava: Miguel Ángel (nacido en 1953); José María (1955); Jesús (1959); Ezequiel (1962); María Candelaria (1967) y Sergio Alejo (1975).

 

De entre su producción escultórica, sobresalen sus más de treinta Crucificados, como el de Santa Cruz de La Palma o el del Cementerio de La Orotava. Bruno Álvarez recogía las palabras de su amigo Juan Manuel Reyes Cornejo: la pieza cumbre de todo imaginero, constituida por el Crucificado, estudio anatómico completo del cuerpo humano, lo ha realizado en una treintena de ocasiones, cambiando sus posturas, cambiando sus rostros e incluso reseñar que no existen dos perisonios iguales…; erigido como difusor del modelo neoclásico de la Patrona de Tenerife y de Canarias, ha realizado numerosas tallas de la Virgen de Candelaria como la que se venera en la parroquia de la Concepción de su ciudad natal, así como en numerosos templos de Canarias e incluso en países hispanoamericanos. Un ejemplo es la imagen de la Virgen de misma advocación de San Antonio de Texas; también fue autor del Resucitado de Santo Domingo y del San Isidro de la parroquia de Benijos, templos de La Orotava, etc. Colaboró junto al padre Siverio en la confección de San Pedro Penitente; así mismo es el autor de la imagen de Santa Bárbara que los Hermanos Toste veneran en su célebre fábrica de pirotecnia.

 

En los años ochenta restauró la imagen de la Inmaculada Concepción de Tigaiga, siendo párroco don Ramón Padilla Brito, y gracias a sus consejos, y al valor artístico de los mismos, fueron restaurados los cuatro lienzos franciscanos de la ermita de Tigaiga y un hermoso lienzo de la Inmaculada que antiguamente perteneció a la familia Machado. Es creador también de la Virgen de Las Nieves del barrio de la Zamora-Grimona. Ente sus restauraciones destacan: el Gran Poder del Puerto de La Cruz, el Cristo de Tacoronte y, en especial, la talla titular de la venerada Patrona de Canarias, Nuestra Señora la Virgen de La Candelaria -imagen de candelero de otro orotavense, Estévez del Sacramento- que, a instancia del obispo Domingo Pérez Cáceres, Ezequiel convierte en talla completa de cedro.

 

 

Cae la tarde. La religiosidad y la cultura se entrelazan en el templo de Santo Domingo y su Cristo Resucitado. Al hablar de Ezequiel de León, sus imágenes parecen mirarte cansadas de su hierática postura. Hablan de él y por él. Cobran vida por sí mismas y te dicen cosas. Y nos cuentan anécdotas de una Orotava de ritos, por cuyas rendijas se cuela una religión de símbolos. En conexión directa con la historia. Firmamento mágico y religioso de un pueblo. Una sociedad, a cuyas creencias el escultor dio relieve y color. Y a las que otorgó vida eterna…

Agapito de Cruz Franco, 2008

 

 

Sus críticos sintetizan su trayectoria artística en siete etapas. Doña Juana Isabel Guerra Cabrera (1987), en su tesis sobre la vida y obra de Ezequiel titulada Imaginero a destiempo, subdivide la producción artística del imaginero en cinco etapas, a las que don Juan Manuel Reyes Cornejo añade otras dos. Primera etapa (1936-1947): sus inicios como artista durante la Guerra Civil y Posguerra; segunda (1947-1961): sus comienzos como imaginero, caracterizada por el formato de mayor tamaño y un gran avance en su producción técnica; tercera (1961-1976): avance en la resolución de la talla y la policromía; cuarta (1976-1978): sus contactos con la Escuela de Sevilla; quinta etapa (1978-1986): la reactivación de su obra en el culto mariano y cristológico. En palabras de Álvarez Abreu, este período se caracteriza también por el resurgir con nuevos ímpetus para profundizar en los mismos temas, pero con más seguridad y mucho más desende ver sus obras acabadas; sexta (1986-1994): la dinamización de sus actividades con los trabajos centrados en las imágenes de pasión y de gloria; y séptima (1995-2005): la apertura -junto a su hijo y seguidor, Jesús de León, y su discípulo Cristo García Quintero- del taller en el barrio orotavense de La Luz donde realiza diversas piezas para Semana Santa y para las comisiones de los núcleos poblacionales.

 

Muy desprendido, el maestro atendía y trataba de contentarlos a todos; la cuestión económica era secundaria, muchas veces, ya concluida la obra, quedaba sin cobrar.

 

Fue iniciador en 1981 de la iconografía del primer santo canario, Hermano Pedro de Betancourt, con la imagen titular en la parroquia de San Pedro de Vilaflor, etc. Fue el autor de la réplica de la Virgen de Guadalupe, Patrona de La Gomera -talla en madera de ébano sin policromar- que le fue regalada al Papa Juan Pablo II en Sevilla durante su primera visita a España en 1982. Por ello recibiría el Diploma de Agradecimiento del Arciprestazgo de la Isla Colombina. Ezequiel de León es un artista del más allá. Pero también, el escultor de un mundo de intermediarios entre el común de los mortales y la fe de buena parte de nuestros mayores… (de Cruz Franco, 2008).

 

Entre 1989 y 1992 -perteneciente a la llamada Escuela Perdigón- se hizo cargo del espectacular tapiz del Corpus Christi que, para la Octava de esta festividad, se extiende anualmente en la gran plaza del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava y se confecciona con arenas del Teide. Se le consideraba uno de los últimos artistas de la vieja escuela. Estuvo trabajando veinte años antes con Pedro Hernández Méndez y sucedió a José González Afonso, un gran maestro alfombrista. Tras él cogió el relevo Domingo Expósito. Como artista que se encuentra en la escultura su medio de expresión más idóneo, estacan en él los rasgos escultóricos que no se encuentran en ningún otro período, y que ejemplifica a la perfección el tapiz realizado en 1989 con motivo del bicentenario de la Iglesia de La Concepción (Pedro J. Hernández).

 

 

Hizo muchas manos y perfiles, pequeñas y grandes tallas e imágenes, escorzos medio insinuados y otros proyectos que no verían la luz, etc. Más de doscientas obras que han llegado a EE.UU., Cuba, Venezuela, Argentina, Colombia y otros lugares de Iberoamérica; el Vaticano y otros países de Europa; Japón y otros países de Asia, amén de numerosas regiones españolas, etc. Ezequiel es un hito fundamental en la historia artística y cultural del Archipiélago. Un largo catálogo de impresionantes obras, tanto en variedad como en calidad, que lo hacen acreedor de una posición de privilegio dentro de los más importantes artistas estatales. Extrae de la madera las calidades precisas para recrear antiguas formas, dotándolas de un estilo ajustado a su personalidad y carácter. Son figuras al modo de Luján y Estévez, si bien con aliento propio y ademanes que se dibujan con precisión en el aire (Luque Hernández, 2008).

 

Para la doctora Guerra Cabrera, resulta muy difícil comprender cómo un artista autodidacta, careciendo de base teórica y artística, pudo reconstruir el concepto básico de imagen religiosa más propia del siglo XVIII, que se define como Barroco tardío. Por ello lo califica de imaginero a destiempo, como el título de tu tesina, que dijimos más arriba. Recordemos que para el Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, de Santa Cruz de La Palma, talló las manos y restauró el rostro de la sobrecogedora Virgen de la Soledad (s. XVII), imagen de candelero de tamaño natural que desfila procesionalmente en torno al templo cada Miércoles Santo por la tarde.

 

Otras distinciones recibidas en vida fueron el Premio de Artesanía y Patrimonio 2007 que concede la Fundación Etnográfica de Pinolere; la Medalla de Oro de la Peña Deportivo Benéfica de Salamanca; el Pétalo de Oro de la Asociación de Alfombristas de La Orotava… Era Villero de Honor de La Orotava; Miembro de Honor de la Hermandad de la Vera Cruz de Sevilla… Ezequiel cuenta, además, con una calle que lleva su nombre en La Perdoma. El Cabildo Insular lo ha propuesto como Hijo Ilustre de Tenerife y el Ayuntamiento de La Orotava para los Premios Canarias de Bellas Artes 2008

 

 

La obra de Ezequiel de León, contemplada con la perspectiva general de la escultura canaria, es continuación de los movimientos pretéritos. Su imaginería guarda una marcada vinculación con la escultura tradicional, pero adopta una actitud propia ante el arte y sus problemas estéticos. Las hechuras de León están primordialmente creadas para mover a devoción, no obstante, la cuidada anatomía y elegancia de las formas tienen siempre algo que decir. Sabe recrear la realidad, hasta insuflarle una nueva vida. Su obra no es copia servil de lo que ven sus ojos, sino una personal interpretación que, al respetar lo que la naturaleza ha dado a cada cosa, supone una nueva entidad, que viene a sumarse a las que ya existen en el paisaje humano y natural…

Luque Hernández, 2008

 

 

El gran maestro -uno de los artistas más representativos de la imaginería religiosa del siglo XX y conocido mundialmente por sus extraordinarias obras patrimoniales- permaneció en activo hasta los 79 años. Una trombosis en 2005 forzó a abandonar su trabajo al que hasta entonces era el único técnico en restauración en Canarias. Sin duda alguna, el amigo León y Domínguez tiene una amplia y brillante nómina que debe ser valorada por quienes conceden los Premios Canarias y que muchísimos realejeros apoyamos esperando que se haga justicia con su larga y fructífera obra. Méritos le sobran si se obra inconciencia por quienes tienen el deber de ser justos con los justos (Esteban Domínguez; marzo, 2008).

 

Con motivo de su 80 cumpleaños -el 2 de octubre de 2006-, colectivos culturales y vecinos de su barrio rindieron un merecido homenaje a nuestro artista en el Cine Perdoma. La iniciativa partió del coordinador de los grupos, Luis Hernández Melo, con el objetivo de resaltar la labor profesional y humana del escultor, que ha dedicado su vida a este arte. Un programa completo en el que se incluyó la lectura y proyección de su biografía; la exposición de vivencias y anécdotas del taller, a cargo de Juan Manuel Reyes Cornejo; la disertación de la doctora Juana Isabel Guerra Cabrera, autora de la tesina sobre el orotavense universal y la actuación de la Coral Polifónica de La Orotava. Durante el emotivo acto se dio a conocer la programación de proyectos para la concesión del anhelado Premio Canarias 2007 de Bellas Artes. Lamentablemente no se llegó a conceder. Recordemos que la institución ya había realizado una propuesta similar en el 2001 con el respaldo de todos los grupos que conformaban la corporación municipal. Consideraba ya que este imaginero, pintor y restaurador merece recibir esta importante distinción en la modalidad de Bellas Artes. Una candidatura que también presentó el Ayuntamiento de Adeje.

 

El 17 de octubre de 2008 los vecinos y colectivos socioculturales del pago de Higa-La Perdoma (La Orotava), con la inestimable colaboración del Orfeón La Paz, realizaron en la sede social de dicha institución lagunera, un acto-homenaje a nuestro escultor-imaginero, acto que fue presentado por Álvaro Hernández Díaz. Tras el saludo de Esteban Afonso, presidente del Orfeón, se hizo una reseña biográfica del homenajeado a cargo de su hijo Ezequiel de León Cruz. Según sus palabras: mi padre ha sido un referente para mí en su quehacer diario. Sin él, yo no hubiera sido nada. Disertaron Manuel Rodríguez Mesa, Juana Guerra y Manuel Reyes Cornejo; la actuación musical corrió a cargo de la Orquesta de Pulso y Púa del Orfeón La Paz y cerró el acto Pedro Gutiérrez.

 

 

… Otro motivo que me anima a realizar esta obra es ver también afectado con el Alzheimer a don Ezequiel de León Domínguez. Actualmente residente en Santa Rita II. Yo lo conocí cuando estudiaba dibujo en la academia que dirigía don José Perdigón. Yo era un chiquillo y él era un joven. Yo admiraba su extraordinaria cualidad como escultor, además de dibujante. al principio me ayudaba a hacer los primeros trazos para que el maestro Perdigón me diera modelos más avanzados, en lugar de tanto plátano, peras, etc. Luego yo estudié dibujo técnico o dibujo lineal, como se decía en aquel entonces. Ya siendo sacerdote, le encargué varias imágenes, entre otras el Cristo de la Agonía de Punta Brava, y la Virgen del Valle en el Rincón, y muchos encargos que nunca se hicieron. Es para mí uno de los mejores escultores de todos los tiempos que ha tenido Canarias. La historia lo dirá. Muchas veces bromeábamos porque su madre fue la primera novia de mi padre y gracias a que se pelearon existimos él y yo. Es duro ver que aún todavía joven nos quedamos sin escultor. Fuimos siempre grandes amigos. Es otra víctima del Alzheimer…

Antonio María Hernández, 2006

 

 

 

Merece por todo una gran recompensa del pueblo canario en general. Últimamente, con asiduidad me lo tropezaba en la plaza de Franchi Alfaro, en su silla de ruedas, siempre acompañado de su querida fiel esposa Evarista Cruz […], se despedía con una sonrisa en sus ojos de la buena amistad, y así regresar a su flamante residencia de El Llano de San Sebastián de La Orotava, para ser atendido por su personal sanitario cualificado, pero últimamente le han reproducido controversias en referencia a su salud y ha tenido que ser hospitalizado…

Bruno Juan Álvarez Abreu; septiembre, 2008

 

 

El artesano de las cosas de Dios -el que logró que se viera en la expresión de su obra la imagen de lo divino- nos dejó el 22 de diciembre de 2008 a los 82 años. Sin embargo su obra sigue viva en su taller del Barrio de La Luz de La Orotava. De la mano de los herederos del maestro, su hijo Jesús de León Cruz (especialista en escultura y restauración) y Ezequiel (en alfombras, escultura y pintura), así como de su aventajado discípulo Cristo García Quintero (en pintura), se mantendrá vivo el espíritu luchador, enérgico y bueno del gran hombre y maestro, de aquél que hacía santitos en La Perdoma.

 

Interior del Templo de La Concepción de La Orotava

 

 

Bibliografía

 

ÁLVAREZ ABREU, Bruno Juan. «Ezequiel de León Domínguez. Escultor del siglo XX», publicado en: http://tertuliavillera.blogspot.com/2008/09/ezequiel-de-len-dominguez-escultor-del.html (consultado el 20 de diciembre de 2008).

ALZOLA, José Miguel, El imaginero José Luján Pérez, La Guagua, Las Palmas de Gran Canaria, 1981.

BARRETO, R. «Un referente de la imaginería del siglo XX», El Día (01 de octubre de 2006).

CALERO RUIZ, Clementina. Escultura barroca en Canarias (1600-1750), Aula de Cultura de Tenerife, 1987.

DE CRUZ FRANCO, Agapito. «Ezequiel de León Domínguez», en http://canarias24horas.com/index.php/2008040147327/firmas/ezequiel-de-leon-dominguez.html (consultado el 27 de diciembre de 2008).

DOMÍNGUEZ, Esteban, «Ezequiel de León debe ser firme candidato a los Premios Canarias 2008», El Día (11 de marzo de 2008).

Editorial. «Fallece Ezequiel de León, referente del arte sacro isleño», El Día (23 de diciembre de 2008).

FUENTES PÉREZ, Gerardo. Canarias: el clasicismo en la escultura, Aula de Cultura de Tenerife, 1990.

GUERRA CABRERA, Juana I. Ezequiel de León y Domínguez. Imaginero a destiempo, Tesis Doctoral, Universidad de La Laguna, inédito, 1987.

HERNÁNDEZ, Antonio María. «Por qué hacemos la obra del Alzheimer», Como las abejas, nº 28, julio-agosto de 2006.

HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Fiestas y creencias en Canarias en la Edad Moderna.

LUQUE HERNÁNDEZ, Antonio. «Ezequiel de León, tallista e imaginero», El Día/La Prensa (8 de marzo de 2008).

- Ídem. La Orotava, corazón de Tenerife, Ayuntamiento de La Orotava, 1998.

PADRÓN ACOSTA, Sebastián. El escultor canario D. Fernando Estévez (1788-1854), Santa Cruz de Tenerife, 1943.

RODRÍGUEZ-LEWIS, J.J. Apuntes sobre la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma, Mas Canarias, 2005.

RODRÍGUEZ MAZA, José Manuel. Las alfombras de La Orotava. Una historia de arte y devoción, La Orotava, 1997.

 

 

Debes indicar un comentario.
Debes indicar un nombre o nick
La dirección de mail no es valida

Utilizamos cookies, tanto propias como de terceros, para garantizar el buen funcionamiento de nuestra página web.

Al pulsar en "ACEPTAR TODAS" consiente la instalación de estas cookies. Al pulsar "RECHAZAR TODAS" sólo se instalarán las cookies estrictamente necesarias. Para obtener más información puede leer nuestra Política de cookies.