Ir de parranda en nuestras Islas es ir de fiesta, de jarana, de romería. Una parranda, en cambio, es un grupo de amigos; personas que cantan con el acompañamiento de las guitarras, de los timples, de los laúdes y bandurrias, de los violines y acordeones. Así, se le llama parranda y parrandear a quienes ofrecen serenatas, y a aquel otro personal, generalmente mozo, que anda de rondalla, de fiesta o de jarana.
Si clasificamos a las diferentes parrandas que existen en Canarias, sin la consideración de grupo folklórico o rondalla, por supuesto, la dividiremos en parrandas antiguas y parrandas modernas. Antiguas, porque conservan el sabor de antigua tradición, donde las guitarras furrunguean y los violines con éstas se afinan en otro registro que parecen desafinados, y donde las voces de los cantadores suelen estar hasta perdidas, algo semitonadas y a veces descompasadas. Modernas, porque incorporan un estilo más evolucionista en el conjunto del grupo y donde se hace notar la forma más técnica y academicista de ejecutar e interpretar los instrumentos que utilizan, más puros, más limpios, aunque conservando en su repertorio musical canciones muy antiguas, viejas; pero con sabor a nuevo, porque a veces lo viejo sabe a nuevo con una buena conjunción de todos sus elementos.
Una parranda festiva puede interpretar de todo, tanto lo viejo como lo nuevo, lo actual, lo que esté de moda.
En el caso de la Parranda El Cerrillal, nos sitúa este grupo de amigos en un lugar, Las Breñas, y en una época muy concreta: finales del siglo XIX. En las canciones que fueron moda en otros tiempos, centrándose en el repertorio musical y cancionístico que abundó en nuestras Islas procedente de Centroeuropa, El Caribe y el proveniente en su mayor parte de la España peninsular, y que fueron la comidilla hasta la aparición de la radio, transmitiéndose en su mayor parte oralmente, de boca en boca, de generación en generación, de padres a hijos.
Es nuestra cultura viva. Son muchos los viejos tocadores de nuestro municipio de Telde (Gran Canaria) los que se reunían en determinadas épocas del año para tocar en las fiestas o en los bailes, o bien para crear ambiente festivo participando en reuniones de veladas de paridas o velorios, o en alguna que otra junta, en una descamisada (desgranar la mazorca, el maíz, o millo en nuestras Islas).
Antes de la aparición en nuestras Islas de las actuales rondallas y grupos folklóricos, sólo se conocían las parrandas, compuestas por tocadores y cantadores de distintos barrios y pueblos cercanos. Eran grupos de personas homogéneos, uniformes. Se iban incorporando a las parrandas según aprendían a cantar y tocar algún instrumento, generalmente de cuerdas, y en otros casos por la necesidad de asistir a alguna fiesta importante en nuestro municipio o de la isla.
En el municipio de Telde hay mucho parrandero. De las personas mayores que participan en estas parrandas, como don Pedro, recabamos el carácter muchas veces solidario de las mismas, pues en muchas ocasiones organizaban un baile para ayudar a algún enfermo y en otros para poder recaudar dinero y para la compra de semilla para el campo y así poder sembrar la próxima cosecha; o, incluso, para colaborar en la construcción de una Ermita o Iglesia o algún que otro vecino necesitado. En la zona de Las Breñas se celebraban en cuevas o en un local, generalmente pequeño, de algún vecino. Casi siempre constituían verdaderas taifas.
Otras veces, estas gentes de parrandas se reunían simplemente para pasar el rato, para aprender unas de otras. Era la única forma de transmisión y conocimiento antes de la llegada del transistor.
La Parranda El Cerrillal, a través de la persona de don Pedro Rodríguez Martel, recoge elementos de nuestra cultura musical canaria y los combina con el espíritu que tuvieron las antiguas parrandas que amenizaban nuestros bailes, incluyendo los de sociedades de hace cuatro o cinco décadas. Lo viejo nunca está reñido con lo nuevo, siempre que se mantenga la pureza en su origen, aunque haya un cambio evolutivo, y eso lo consigue perfectamente la Parranda El Cerrillal.
Esta parranda ha recuperado, en sus años de trayectoria, la celebración en Telde de los llamados bailes de cuerda y de taifas, siendo una de las actividades más presentes en las fiestas locales y de nuestros barrios desde finales de los años noventa.
Recuperando esas antiguas tradiciones, también les vemos en cualquier celebración que se precie, buscando en esas fiestas populares y locales un nacionalismo y regionalismo, que cada pueblo, cada isla escarba en sus propias raíces a través de las mismas, buscando una forma de identificación.
La Parranda El Cerrillal no deja de ser menos, tratándonos de demostrar con su participación en estas fiestas y romeríassu personalidad, su forma de ser, que se refleja en su manera de tocar y de cantar.
Por último, añado con mi testimonio, el valor etnomusical que representa el trabajo de recuperación de la parranda, rescatando temas musicales que se han quedado perdidos en el tiempo, en la sabiduría popular, encontrándolos desde la misma fuente en la que quedaron y trayéndolos a una época más actual, sin por ello perder su esencia como tales, recreándolos en un tiempo nuevo, moderno, y en el que los conceptos y sabiduría musical están más avanzados y al alcance todos.
Nino Jiménez es Animador Sociocultural y Músico.