El tornaviaje del emigrante palmero incorporó a la vida cotidiana de las familias canarias los más variopintos útiles. Las bodegas de los veleros La Bella Engracia, La Fama de Canarias o La Verdad, salidos de los astilleros insulares, o los trasatlánticos Alfonso XII, Raimunda, Conde Wifredo o Pío IX llegaron a puerto repletas de muchos objetos que escaseaban o eran desconocidos en La Palma. Hoy en día, forman parte del recuerdo, cuidadosamente conservados por generaciones actuales; su origen continúa vivo en la memoria de sus poseedores, quienes, cuando se les pregunta por una caja de cedro o una sillita de comedor, siguen respondiendo automáticamente la ya tradicional frase Esto lo trajo mi bisabuelo de Cuba.
Entre las piezas de que se compone la exposición, destacan unas tenazas, calentadas en agua hirviendo, para marcar tirabuzones en el pelo; unas guayaberas de algodón; el cinturón reforzado para trasportar los centenes de oro; las tarjetas conmemorativas del bautizo de los palmeros-cubanos, el reloj de pared o los apreciados Cuervo y Sobrino de bolsillo, casa fundada en La Habana en 1882; una curiosa y elegante sillita para dar de comer a los niños; los baúles de cedro dotados del escanillo o cajoncillo secreto para ocultar las joyas y el oro en el viaje de retorno; pequeñas balanzas para pesar el oro; coquetos bolsitos y monederos de filigrana de plata cubana; las primeras cocinillas de petróleo; planchas de hierro y aluminio...
Otro aspecto primordial en la vida cotidiana palmera influenciada por el ciclo migratorio caribeño recogido por esta exposición lo protagoniza la flora tropical incorporada a la isla: el laurel de Indias, que hermoseó tantas plazas y parques; la cubalonga, de la que existe la creencia de que portar una semilla permanentemente evita los dolores; el cubano, árbol de jardín... De los productos de la huerta venidos de la Gran Antilla no es difícil ver cultivados en los campos palmeros los hermosos boniatos bejucos, las judías negras o el tabaco.
Los documentos son también parte importante de ese devenir entre las dos orillas. La exposición muestra pasaportes, pasajes, recibos de pago de los socios de la Asociación Canaria de Beneficencia, Instrucción y Recreo de La Habana, algunos ejemplares de la revista Islas Canarias (La Habana), fotografías familiares y una curiosa colección de postales con vistas de Zaza del Medio del fotógrafo aridanense y más tarde librero Dionisio Castro Carmona (1896-1978), emigrante en los años ‘20 del siglo pasado.
Muestra de Fotografías de Cuba, la Linda
Cinturón de centenes de oro
Primeras cocinas de petróleo
Balanza para pesar oro
Útiles del tornaviaje
Tarjetas de bautizos del siglo XIX
Recibos de pago y reglamento de la Asociación Canaria (1908)