El impresionante edificio de la Casa de Los Coroneles, en La Oliva (Fuerteventura), acogió día atrás una mesa redonda y posterior debate en torno a El papel de Los Coroneles en la estructura política, económica y social de La Oliva, un espacio en el patio que despertó a sus recuerdos a través de las explicaciones de Juan Ramón Gómez-Pamo, investigador de El Museo Canario; Manuel Lobo, ex rector y catedrático de Historia Moderna de la ULPGC; José Concepción, profesor de Historia del Arte de la ULPGC; Rosario Cerdeña, encargada del archivo, biblioteca y publicaciones del Cabildo de Fuerteventura; y Carlos Vera, responsable del archivo municipal del Ayuntamiento de La Oliva.
A escuchar a estos expertos acudieron la alcaldesa de La Oliva, Claudina Morales, y algunos concejales de la Corporación, además de numerosos vecinos. Pedro Carreño, realizó una refrescante introducción sobre esa época que ha dejado una huella tan profunda en la isla majorera, y concluyó su comentario con un verso que decía: ”Váyanse los años ruines, y vengan los años buenos, que yo no quiero en mi infancia, raza de malos abuelos”.
A continuación tomó la palabra Juan Ramón Gómez-Pamo, quien precisamente es autor del capítulo denominado Los Coroneles de Fuerteventura. Militares y hacendados, del libro La Oliva. La Historia de un pueblo Fuerteventura, publicación dirigida por Manuel Lobo y encargada por el Ayuntamiento. Gómez-Pamo trazó con destreza las líneas sucesorias de las familias de los siete coroneles, y sostuvo que “la importancia de Los Coroneles queda patente en el paisaje de La Oliva. Lo primero que se divisaba era la torre de la iglesia, el caserón y las lonjas”. El poder de Los Coroneles fue inmenso al aunar en una sola figura el poder político y económico, y en el caso de Agustín de Cabrera, el más influyente de la saga, cuyo poderío duró 60 años, también el judicial.
De hecho fue muy difícil desalojar del poder al quinto coronel y gobernador de Fuerteventura, aclaró Rosario Cerdeña. “Era la máxima autoridad de la isla: coronel y juez militar, controlaba la justicia militar y la civil, a lo que había que unir su inmensa riqueza, lo que provocaba que mucha gente trabajara para él”. Los Coroneles comenzaron a perder influencia en el Gobierno de la isla a finales del siglo XVIII, con Carlos III, las reformas carolinas, y las Juntas Gubernativas de Canarias, explicó Cerdeña. Incluso, “el comisionado Tabares le llegó a procesar porque Agustín de Cabrera no reconocía la autoridad del Cabildo”.
A su vez, Manuel Lobo trazó una imagen de una saga que llega a la isla en 1708 para rebajar el poder de los señores por parte de la Corona. “Son la cúspide social de Fuerteventura, gente principal de origen y hacienda”, señaló Lobo. Calificó el poder que llegó a tener Agustín de Cabrera de “omnímodo” , es decir, “qué abarca todo”, precisamente cuando La Oliva se convirtió en cocapital de la isla junto con Betancuria. “Tenía una corte de esclavos que lo acompañaban a la iglesia, de los que muchos eran sus hijos”, puntualizó Manuel Lobo.
Por su parte, José Concepción sorprendió al asegurar que “la impronta de Los Coroneles en las manifestaciones artísticas está por hacer, debido a que muchos documentos de esa época continúan en manos particulares”. No obstante, enumeró una serie de edificaciones como La Casa del Inglés, hoy en ruinas, o la Casa Alta de Tindaya, cuya última propietaria fue una nieta de Sebastiana Cabrera ‘la Coronela’, ya restaurada. Mencionó asimismo los tesoros de la Parroquia de La Oliva, recordó el desaparecido retablo de Los Dolores, y aseguró que “Fuerteventura es la segunda isla del Archipiélago que más cuadros de ánimas tiene”.
Por su parte, Carlos Vera, coordinador del encuentro y uno de los miembros del Comité de Organización del Tricentenario de la Parroquia de La Oliva, realizó las presentaciones oportunas y condujo con acierto este encuentro sobre la época de Los Coroneles. Vera finalizó agradeciendo tanto a los historiadores como a las instituciones su colaboración desinteresada en los actos del Tricentenario de la Parroquia de la Oliva.