Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

José Franchy y Roca. Un republicano en los orígenes del sindicalismo palmense.

Jueves, 10 de noviembre de 2011
Agustín Millares Cantero
Publicado en el n.º 391

El 15 de noviembre de 1911, sin avisos de cornetas el primer teniente Abella Mastrat dio la voz de fuego por dos veces sucesivas. A consecuencia de las descargas murieron seis militantes del Partido Republicano Federal.

Franchy Roca en una medalla de la colección Millares Cantero.

 

El Pi y Margall canario nació en Las Palmas el 24 de abril de 1871 y falleció en México, D.F., el 7 de noviembre de 1944. Su padre, el rico propietario José Franchy del Castillo, fue diputado provincial leonista y enlace del directorio grancanario con los caciques de la Fuerteventura natal. A los pocos años de fallecer el 4 de octubre de 1899, los caudales de su legado los puso el retoño al servicio de la oposición republicana. Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla en 1894, el joven Franchy había demostrado una pronta afición al periodismo al fundar El Ateneo Canario en 1890, órgano de la pasajera sociedad de tal denominación. Se trasladó a Madrid en 1895, donde adquirió El Gil Blas y lo convirtió en El Curioso Parlante, mientras era redactor del periódico satírico Don Quijote. Entre 1896-1897 obtuvo el título de doctor en Leyes por la Universidad Central, publicando frecuentes artículos en El Defensor de la Patria, Heraldo de Las Palmas o La Crónica. De regreso a Las Palmas trabajó como profesor en el Colegio de San Agustín, abriendo despacho en septiembre de 1897, dirigiendo La Crónica en su tramo final de noviembre y, desde diciembre hasta abril, el diario matutino El Fígaro, que intentó reverdecer con el semanario El Nuevo Fígaro. En enero de 1898 presidió el Círculo Literario y Artístico de Las Palmas y el 4 de septiembre contrajo matrimonio canónico con Rosa Millares Cubas. Las dedicaciones periodísticas siguieron con la fundación de Las Efemérides en mayo de 1899, que dirigió hasta noviembre de 1900 y en donde expresó con claridad sus inquietudes políticas. Por entonces fue censor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y responsable de fomento del Gabinete Literario en 1899-1900. Fundador y primer presidente de la Asociación de la Prensa de Las Palmas en 1901, como directivo del Museo Canario estuvo al frente de su revista quincenal de enero de 1902 a enero de 1903.

 

La carrera periodística del primer Franchy lo inscribió en el regeneracionismo finisecular de la gente nueva. El compromiso político, que maduró en el silencio de su gabinete, hizo de él ese gran líder de los republicanos grancanarios y rutilante estrella en la bóveda del federalismo español, casi lóbrega a esas alturas. En el verano de 1903 contribuyó a establecer en Las Palmas un Partido Republicano Federal que renovó la vida política insular y puso los cimientos del sindicalismo, transformándose en una de las más dinámicas secciones que los discípulos de Francisco Pi y Margall tuvieran en todo el país. Este novel republicanismo de 1903 prolongó su naturaleza casi exclusivamente urbana y central. La imagen que ofrece en los pueblos y en las islas periféricas es la de un diagrama plano. A los federales de Las Palmas les costó mucho tener organización en otros municipios. En diciembre de 1903 actuaba en Telde una comisión organizadora que erigió un Centro de Instrucción y Recreo, perdiéndose al poco ambas entidades. El Grupo de Jóvenes Federales de San Lorenzo funcionó entre 1904-1906, no resolviéndose en un comité municipal. Muy breve fue la existencia del Círculo Republicano Federal de Arucas emplazado en agosto de 1905, que desapareció con su escuela y el semanario La Voz de Arucas en la primavera de 1906 y apenas tuvo prolongación, a los tres años, en un comité del que hay escuetas noticias.

 

Los federales de Las Palmas configuraron entre 1904-1914 un dispositivo muy ambicioso en sus estructuras organizativas, que no pudieron mantener y acabó en un modelo similar al de Santa Cruz de Tenerife. El Tribuno fue sucesivamente semanario, diario, bisemanario y de nuevo semanario, hasta interrumpirse en mayo de 1909. Los agobios financieros del portavoz franchysta, sostenido por antonomasia con los fondos de una minoría pudiente, no se superaron en esta etapa hasta conseguir una empresa editorial propia. Por fin reapareció el 1 de mayo de 1909, convirtiéndose definitivamente en diario al calor de los trágicos sucesos del 15 de noviembre de 1911. Franchy y sus camaradas, a pesar de todo, prestaron más atención al discurso y a la charla que a la letra impresa, lógica predilección ante unos receptores mayoritariamente analfabetos. Los casinos de barrio serán el principal zócalo proselitista. A partir del Círculo Republicano Federal de Triana, entre mayo y noviembre de 1904 se inauguraron cuatro en otros tantos suburbios periféricos del ensanche o los riscos: la Juventud de Arenales, la Fraternidad de San Bernardo, la Tertulia de San José y el Círculo Instructivo Obrero del Puerto de La Luz. Los tres primeros cobijaron escuelas, donde en mayo de 1905 recibían clases de profesores correligionarios unos 400 alumnos. A partir de 1909 y hasta 1914, únicamente sobrevivieron el Círculo de Triana, la Juventud de Arenales y la Fraternidad de San Bernardo, y en el Círculo tomó asiento la Escuela Benot en marzo de 1911. El tanto más firme asomó con la apertura en julio de 1910 de la Unión Republicana Federal de La Luz y Santa Catalina, que alojó al Colegio Pi y Margall y lanzó sus redes hacia el sindicalismo portuario.

 

Cuadro de los dirigentes del Republicanismo Federal de Las Palmas a comienzos de siglo XX.

Fuente: elaboración propia

 

La primera de las grandes innovaciones que proporcionó el federalismo palmense incumbe a la composición social de sus cuadros rectores. Un muestreo referido a 156 de la etapa de Franchy (1903-1914), abarcando cinco comités municipales, tres de la Juventud Federalista y 24 juntas de los casinos de barriada, demuestra que el federalismo constituyó en Las Palmas una agrupación política que en especial dirigieron artesanos y asalariados de los riscos y de La Isleta, con más de la mitad de los consignados. Solo los carpinteros superaban el tercio de los oficios artesanales y entrañaban el 14,74% del total. En el comité municipal hubo comerciantes acaudalados como el catalán Salvador Cuyás y Prats e Ignacio Cantero Alfonso, si bien proceden los matices: el primero, uno de los grandes businessmen en ciernes del Puerto de La Luz y propietario del Teatro-Circo Cuyás, sufrió el ocaso de sus negocios desde finales de la anterior centuria y estaba al nivel de los restantes consignatarios locales; el segundo, vicepresidente del comité e hijo de un importante mayorista de Triana, se arruinó justamente por sus compromisos políticos, a consecuencia de un mecenazgo similar al de Franchy. La otra renovación del franchysmo se refiere a la dinámica de su propaganda oral a partir de 1903. En el primer bienio de rodaje, organizó 60 veladas y conferencias, ocho mítines y tres manifestaciones en Las Palmas; durante el quinquenio 1910-1914, en esta ciudad y en Telde desarrolló 49 veladas y conferencias, 57 mítines y 18 manifestaciones, sobresaliendo las movilizaciones de los procesos huelguísticos y del 1º de Mayo. Un dinamismo de tal calibre fue algo enteramente inédito en el panorama local y alumbró otro estilo de hacer oposición antidinástica.

 

El republicanismo isleño anudó con el primer gremialismo o sindicalismo lazos dispares. Los puntos de contacto meramente externos predominaron en las capitalidades tinerfeña y palmera desde los albores del siglo XX. En los directorios de la capitalina Asociación Obrera de Canarias de 1900 y de la Asociación Gremial de Obreros de Santa Cruz de La Palma de 1901, hay señales de la presencia de trabajadores que militaron en las Uniones Republicanas e inclusive de algunos custodios de relaciones muy directas con sus comités. Los enlaces fronterizos entre la democracia republicana y el sector gremial de Santa Cruz de Tenerife se conservaron hasta los preludios de la Gran Guerra. Es lícito inferir que una parte de este intervino en la gestación del Partido Republicano Radical en 1911-1912. Sus pioneros integran a dos directivos del Centro de Dependientes del Comercio y de la Industria y a tres cuadros de la extinta Asociación Obrera de Canarias, ligados a los Gremios de Zapateros, Artes Mecánicas y Tabaqueros y Cigarreras. Ninguna de estas expresiones resulta homologable al estado de cosas que originó el franchysmo en Las Palmas. Aquí no asistimos a una pura trabazón superficial y pasajera, sino a la acreditada soldadura de republicanos y sindicalistas que transmutó al partido de Franchy en instrumento de las vanguardias trabajadoras. La lectura obrerista del Programa federal del 22 de junio de 1894, asimiló a su núcleo sindical con la socialdemocracia europea, entendiendo que el ideario reformista era el pináculo de sus convicciones republicanas.

 

Una de las metas principales del republicanismo palmense consistió en poner en pie el movimiento gremialista, desarbolado al hundirse la Asociación Gremial de Obreros de Gran Canaria en el invierno de 1901. La escolta a los redactores de El Martillo del Trabajo (luego, El Martillo), donde coexistieron tendencias anarquistas, socialistas y republicanas, facultó celebrar ocho mítines entre marzo y mayo de 1904, siendo el arranque conmemorativo de la jornada del 1º de Mayo precisamente la razón del último. Los propósitos de constituir una Federación Gremial de Obreros no prosperaron por ahora. De agosto de 1904 a marzo de 1906 fueron reconstruidas o legalizadas cuatro agremiaciones, que enlazarán con el Centro Obrero de la Plaza de Santa Ana. Los estibadores del Puerto de La Luz, después del fracaso de la huelga de junio de 1901, tardaron en incorporarse al proceso corporativo e hizo falta una labor preparatoria por cuenta del club El Progreso, desde agosto de 1904, y de la sociedad El Trabajo, a partir de julio de 1907. La definitiva configuración del sindicalismo preliminar de Las Palmas fue posible desde que su foco se trasladó de los oficios de la vieja ciudad a los portuarios de La Isleta. Entre enero de 1909 y julio de 1913 se constituyeron 15 sociedades o gremios. Buena parte de ellas, y y significativamente las de mayor afiliación, estuvieron presididos por federales que a menudo desempeñaban en simultáneo responsabilidades partidistas (véase la tabla adjunta). Por otra parte, un 86,6% de los mutualistas de Gran Canaria pertenecían en 1907 a la Asociación de Trabajadores y a La Previsora, presididas por republicanos.

 

Tabla comparativa de personas que militaron a no a la vez en el Republicanismo y en el Sindicalismo de Las Palmas a comienzos del XX.

Fuente: elaboración propia

 

El Círculo Republicano Federal de Triana apareció directamente involucrado en la gestación de varias sociedades y allí tuvieron su sede las de Carpinteros y Ebanistas y de Albañiles y Similares. Las instalaciones del mismo, contiguas a las de El Tribuno, fueron utilizadas con regularidad por las dos sociedades de estibadores portuarios hasta disponer, en abril de 1913, de un local propio en La Luz, compartido con la de Obreros Panaderos. En este montaron Franchy y un joven un consultorio jurídico gratuito, abriéndose una escuela con personal republicano. Los tres mayores casinos y la Juventud Federalista tendieron puentes sólidos con media docena de asociaciones gremiales y con el Centro de Dependientes del Comercio y de la Industria. Y desde diciembre de 1910 había merecido Franchy la presidencia honoraria de las tres entidades del Puerto de La Luz. La doble militancia político-sindicalista atribuyó a los federales unas relevantes funciones en la conflictividad laboral desatada entre diciembre de 1910 y diciembre de 1913, con seis huelgas portuarias y otras tantas de menor entidad en el transporte o en la construcción. En la que declararon los estibadores de la carga blanca en junio-julio de 1911 se produjeron múltiples violencias con esquiroles y hasta una carga a caballo de la Guardia Civil. Desde la primavera de 1912 los republicanos tuvieron en su agenda la creación de una Casa del Pueblo, y Franchy aprovechó su estancia en Madrid durante el mes de junio, como delegado a la VIII asamblea nacional de su partido, para entrevistarse con Pablo Iglesias y recabar asesoramientos. Edificada en La Isleta a partir del 1 de mayo de 1913, la institución fue presidida por Francisco Benítez Cárdenes, pequeño contratista y aguerrido pimargalliano que ocupó una de las vocalías del comité municipal entre 1905-1917. Otra de las aportaciones básicas para la historia del movimiento obrero local partió de la Juventud de Arenales en abril de 1914. Allí se apiñó un colectivo parasindical con el nombre de Renovación, que desde el día 25 y hasta el 10 de octubre lanzó el semanario homónimo intitulado Periódico obrero de acción social. Gracias a esta corriente filosocialista tomó posesión el 9 de agosto el primer comité reglamentario de la Federación Obrera de Las Palmas, alimentado básicamente por el franchysmo.

 

Los federales de Las Palmas ni remotamente amenazaron el fortín de los leonistas y únicamente fueron rivales de peso, durante el lapso de Franchy, en los distritos portuarios de Santa Catalina y de La Isleta. En los distritos por los que compitieron los opositores, los porcentajes de votación republicana treparon del 5,6% en las municipales de 1903 al 19,3% en las de 1905, declinando siempre cualquier trato con el Partido Local. La reserva de votos se localizó por ahora en Triana y en Vegueta, los distritos más equilibrados socialmente. Aquel dio a Franchy en 1905 la primera acta de concejal, perdida en las dos renovaciones de 1909 aun cuando crecieran los electores de la República. Dentro de la Conjunción Republicano-Socialista, la plancha de Franchy-Benito Pérez Galdós en las parlamentarias de 1910 apiló oficialmente el 5,9% de los sufragios en la circunscripción y el 6,4% en Gran Canaria, pero en la capital sería la magnitud del 23,9%; esta casi duplicó, combinatoriamente, los recuentos de Franchy en 1905. La creciente estimación de los trabajadores portuarios hacia el republicanismo en general, y con destino a Franchy en particular, se expresó nítidamente en las municipales de 1911. El montante total de las candidaturas republicano-obreras llegó al 22,3% de los votos, alcanzando el 58,3% el de Franchy y el sindicalista José Montelongo Gutiérrez por el distrito de La Isleta.

 

Cuadro de los resultados de las elecciones municipales de Las Palmas de 1911.

Fuente: elaboración propia

 

Estos comicios provocaron los sangrientos episodios del 15 de noviembre. Hay acontecimientos que sintetizan toda una época y los de tal índole no faltaron en las Islas. El ocurrido a las cuatro y cinco minutos de la tarde del 15 de noviembre de 1911 fue más que un lance circunstancial, más que un incidente episódico: reveló de manera irrefutable las pautas caciquiles de un régimen político que no admitía, siquiera tangencialmente, objeciones dispuestas a reducir el control oligárquico sobre determinados institutos, en esta ocasión el emblemático ayuntamiento de Las Palmas, buque insignia de la flota liberal. A su vertiente antagónica, puso de manifiesto la ascensión de los opositores federales y el despertar de una clase obrera que abandonó para siempre la mansedumbre limítrofe. Nada sería lo mismo a partir de entonces, aun cuando nada fundamental cambiara.

 

El contexto nacional estuvo caracterizado por fuertes ofensivas populares y drásticas reacciones gubernativas. Las campañas contra la intervención en Marruecos y por la revisión del proceso Ferrer Guardia se sucedieron durante la primavera y el verano. Al motín republicano de la fragata acorazada Numancia siguió en agosto una huelga general en Cádiz. El 11 de septiembre estalló otra en Vizcaya con el arreo de la UGT y de la joven CNT, produciéndose acto seguido la declarada por el Sindicato Obrero Minero de Asturias. Los anarquistas y los republicanos de izquierdas promovieron en Levante movilizaciones de tipo insurreccional, durante las que se proclamó la República en diversos puntos. Las sangrientas jornadas de Cullera (Valencia) culminaron en un proceso que deparó siete sentencias de muerte, conmutadas al fin. El gobierno respondió a todos estos fenómenos con la suspensión de las garantías constitucionales, la clausura de locales obreros y la acción judicial frente a la central socialista, dejando a la anarcosindicalista fuera de la ley.

 

Las alteraciones públicas en Las Palmas correspondieron a las huelgas del Puerto de La Luz. Desde 1910 afloró la violencia en los muelles: el 24 de abril, un capataz de las casas carboneras efectuó varios disparos en medio de la tensión entre esquiroles y despedidos; el 5 de junio se practicaron detenciones por amenazas a los operarios de Grand Canary Coaling Company, entre ellas las del presidente y del secretario de la Sociedad de Obreros Cargadores del Carbón; y el día 9 fue asaltado el local de la prevención para liberar a un huelguista arrestado por agredir a un rompehuelgas. El paro de los estibadores de la carga blanca en junio de 1911 dio origen a ocurrencias más graves. Una barca tripulada por sindicalistas abordó y volcó el día 3 a otra que llevaba sustitutos, enfrentándose después huelguistas y esquiroles de Elder Dempster con pistolas, palos y piedras. Ante el acoso de muchos agremiados, el 17 un operador de Blandy disparó su revólver y se refugió en los almacenes del empresario Évora, que a punto estuvieron de ser invadidos pese a la llegada de fuerzas del orden. La culminación de estos encontronazos tuvo lugar el día 22. Más de un centenar de inscritos en la Unión Obrera se embarcaron en lanchones para cortar los trajines en los buques a la consignación de Elder, siendo rechazados por los cabos de matrícula con sus armas de fuego. Al poco, dos parejas de la Guardia Civil interceptaron la marcha gremial hacia las oficinas de la empresa y, desde primeras horas de la tarde, la presentación del delegado gubernamental Gerardo Gavilanes con más efectivos ocasionó apedreamientos y descargas en la carretera del Parque de Santa Catalina. La lluvia de teniques conque los trabajadores respondieron a la conminación de retirarse dio pie a una carga a caballo de la Benemérita, empuñando sables y espadas de montar, efectuándose el arresto de seis unionistas con su secretario al frente.

 

Calle de La Marina de Las Palmas momentos antes de que ocurriera la tragedia del 15 de noviembre de 1911.

Calle de La Marina de Las Palmas momentos antes de que ocurriera la tragedia del 15 de noviembre de 1911.

Instantáneas previas a la masacre, donde se aprecia la actitud pacífica de los concentrados

 

Tales disturbios condicionaron lo que sucedió el miércoles 15 de noviembre en el colegio electoral de Molino de Viento, en la calle de La Marina número 87, entre las arterias de León y Castillo y Carvajal. Las elecciones del domingo en la sección cuarta del distrito de Arenales quedaron suspendidas por rotura de la urna, hecho imputable con toda probabilidad a los testaferros leonistas. De las 25 vacantes a cubrir en el ayuntamiento, el Partido Liberal luchó por 24 (dejando solo un puesto libre en La Isleta) y tenía ya asegurada la designación de 21 de los suyos, mas el alcalde Felipe Massieu y Falcón pretendía humillar a las oposiciones a toda costa, impidiendo que el republicano Ignacio Cantero Alfonso y el independiente Juan Báez Sánchez obtuvieran las dos plazas de aquel barrio popular. Apenas iniciada la votación menudearon las tensiones y empleados municipales y de consumos repartían papeletas monárquicas dentro del recinto. Los candidatos rivales requirieron al notario Agustín Delgado García para que acreditara los incidentes. El presidente de la mesa, el carpintero Juan Álamo García, manifestó sin embargo que no podía consentir su permanencia en el local y le obligó a irse sin levantar acta; será condenado por delito de coacción electoral, el 9 de enero de 1914, a la pena de un mes y once días de arresto mayor y a 500 pesetas de multa. En la cercana sede de los leoninos se detectaron piedras y la denuncia de tal circunstancia no inquietó a las autoridades, practicando únicamente la Guardia Municipal algunas capturas en las filas republicanas por alteración del orden público.

 

Así las cosas, al mediodía circuló por La Luz el bulo de la detención de Franchy y cientos de estibadores abandonaron el trabajo para marchar en dirección a Arenales en tartanas o en tranvías. El propio dirigente desmintió el rumor en la Juventud Republicana Federal de la Plaza de la Feria, invitando a los concentrados a reintegrarse a sus labores por temer que existiese de por medio alguna provocación. Una minoría lo hizo, pero la mayor parte decidió conocer el resultado de la lid y se esparció por las calles inmediatas al colegio o ante sus puertas. Bajo el mando del primer teniente Juan Abella Mastrat, una sección de la Guardia Civil estaba allí concentrada con órdenes de impedir cualquier alboroto. Hacia las dos de la tarde, el delegado del gobierno agradeció a Franchy la actitud de sus correligionarios y, hora y media después, el referido primer teniente le solicitó que procurase la retirada de los portuarios, al tener noticias de que iban a promover una manifestación ilegal; se le brindaron desmentidos y garantías de repliegue una vez que practicado el escrutinio. Poco antes de las 16 horas, cuando debía cerrarse el colegio, le fue denegado el voto a un elector y hubo gritos e insultos. En ese momento cayeron una o dos piedras cerca de los uniformados, arrojadas al parecer desde la azotea del inmueble donde radicaba el comité del candidato Báez. Sin avisos de cornetas, sin previas intimaciones, el primer teniente Abella Mastrat dio la voz de fuego por dos veces sucesivas. A consecuencia de las descargas murieron en el acto Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández y Juan Torres Luzardo; al día siguiente expiraron Vicente Hernández Vera y Juan Pérez Cubas, y a los tres, Juan Vargas Morales. La autopsia demostró que cinco recibieron los balazos por la espalda. Todos ellos eran militantes del Partido Republicano Federal, cuatro casados y dos con descendencia.

 

Duelo obrero en 1911 en una foto de la FEDAC.

 

El domingo 19 de noviembre participaron más de 1.500 personas en el entierro de las víctimas en Las Palmas. Las numerosas exigencias de responsabilidades planteadas por los republicanos a continuación no llegaron lejos. Al delegado Gavilanes, incurso además en una causa por juegos prohibidos, se le sustituyó en abril de 1912. A finales de enero de 1913, un consejo de guerra de oficiales generales, presidido por el general de división Diego Figueroa Hernández, absolvió en Las Palmas al primer teniente Abella Mastrat de la acusación de homicidio por inducción, sentencia confirmada por el Consejo Supremo de Guerra y Marina el 2 de julio. Enseguida fue ascendido a capitán y destinado a Aranjuez; y pues el que a yerro mata, a yerro muere, el refranero vino a cumplirse en los inicios de la guerra civil, cuando al teniente coronel Abella lo asesinaron en la Almería republicana. Año tras año, la efeméride del 15 de noviembre pasó al calendario de las izquierdas grancanarias como un acicate de lucha anticaciquil hasta 1935. En plena transición democrática tornó a recuperarse la conmemoración de la fecha por sus más consecuentes sucesores.

 

Los actos de protesta culminaron la venida a Gran Canaria de tres eminentes repúblicos en enero de 1912: los legisladores Julián Nougués y Rodrigo Soriano y el concejal madrileño Aniceto Llorente. A partir de aquí, los franchystas toleraron la aplicación del artículo 29 de modo puntual. Con este procedimiento hubo dos federales en el primer Cabildo de enero de 1913 por el partido judicial de Las Palmas. Otro ganó el acta de diputado provincial por esta demarcación en marzo, llevándose en el distrito de La Isleta un conteo que doblegaba el de los postulantes monárquicos conjuntamente y descubría las razones de la tolerancia liberal, hasta entonces ilusoria. El dúo Franchy-Montelongo del ayuntamiento aumentó en noviembre con tres ediles de La Isleta, Triana y Arenales, aquí por mediación del artículo 29; en Telde, a la inversa, lucharán sus correligionarios solo para impedirlo. La candidatura de Franchy en las parlamentarias de 1914 absorbió el 10,9% de los votantes, proporción ampliamente desbordada en los municipios de Las Palmas (24,5%), San Lorenzo (17,0%) y Telde (16,1%). Al marchar aquel arruinado en diciembre, dejaba al republicanismo insular con una minoría de cinco concejalesde Las Palmas, un diputado provincial y dos consejeros del Cabildo. Fueron sus mejores laureles hasta la Segunda República.

 

Lápida en el cementerio de Las Palmas de los obreros asesinados en 15 de noviembre de 1911 en La Isleta.

 

 

Tomado de MILLARES CANTERO, Agustín: “Oligarcas contra ciudadanos”, en MILLARES CANTERO, Agustín, MILLARES CANTERO, Sergio, QUINTANA NAVARRO, Francisco y SUÁREZ BOSA, Miguel (Dirs.), Historia Contemporánea de Canarias, en prensa.

 

 

Foto de portada: Medalla con la efigie del joven José Franchy y Roca (Colección Agustín Millares Cantero)

 

 

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