Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

La tradición del dulce. Rosquillas fritas glaseadas.

Sábado, 21 de Abril de 2012
Juan Carlos González
Publicado en el número 414

La repostería es una de las debilidades del isleño, no hay comida sin postre, y lo ideal es que éste sea algo dulce. Las múltiples influencias externas en las Islas explican gran parte de la riqueza de posibilidades en lo que a repostería se refiere.

 

La repostería tradicional de Tenerife se remonta a los años posteriores a la Conquista, cuando la influencia portuguesa y la presencia de ingenios azucareros alumbró una repostería dulce basada en un azúcar de gran frescura. De aquella época nos queda no sólo la costumbre de llamar dulcerías a las pastelerías, sino también una excelente tradición dulcera. Esta predisposición al dulce tampoco es ajena a otra realidad aún vigente como es la presencia de frutales en las medianías y cumbres que, por ejemplo, en el caso del almendro, ha dado de sí una variada gama de productos de arraigada tradición. El turismo gastronómico se presenta actualmente como una opción cada vez más valorada por quienes nos visitan, de tal forma que si viajamos a una ciudad para admirar sus monumentos, ¿por qué no hacerlo para disfrutar de su gastronomía ?

 

En el caso de Tenerife, son dignos del más exquisito paladar los huevos mole y el frangollo, elaborados en toda la isla, junto con los rosquetes laguneros, las tortas de Vilaflor, los rosquetes de Guía, los turrones de Tacoronte, las rosquillas fritas, los almendrados, las truchas de batata o los pasteles de La Orotava y Los Realejos. Todos ellos, elaborados a partir de ingredientes naturales como huevos, almendras, miel, harina y cereales diversos, conservan el encanto de lo tradicional, que se ha ido transmitiendo de generación en generación acompañando las romerías, los carnavales o las fiestas navideñas. Sorprende la cantidad de viajeros que disfrutan recorriendo los diversos pueblos, encontrando el lado más dulce de cada rincón con el toque personal de las elaboraciones propias de cada lugar.

 

No debemos olvidar que la repostería, al igual que la gastronomía, no puede considerarse un campo cerrado, sino una tradición que mantiene su carácter vivo gracias a la incorporación de nuevas técnicas, sabores y texturas que gracias al buen hacer de numerosos profesionales de la Islas, sin dejar de lado nuestras señas de identidad, nos permiten seguir disfrutando de la tradición del dulce. Mención aparte recibe la repostería creativa que, sin abandonar los orígenes, se ha ido implantando como una repostería innovadora. Citamos como ejemplo mantecados de gofio, helados de higo o gofio, espuma de queso, etc. Todo ello para satisfacer a un sector exigente, el turístico, que ha traído consigo una marcada influencia de los países de origen.

 

La variedad de rosquillas fritas que a continuación presentamos puede considerarse como una mezcla entre lo tradicional (por los ingredientes empleados) y lo moderno (por la técnicas de elaboración empleadas), y que esperamos sea del agrado de todos los lectores.

 

 

Rosquillas fritas glaseadas

 

Ingredientes (para un kilogramo de rosquillas)
550 gr. de leche
20 gr. de ron blanco
150 gr. de mantequilla
270 gr. de harina
10 gr. de azúcar lustre
350 gr. de huevos

 

Ingredientes para el glaseado
800 gr. de azúcar glas
200 gr. de agua
Unas gotas de limón

 

Preparación

Ponemos a cocer la leche con la mantequilla, el ron y el azúcar y lo apartamos cuando rompa el hervor. Seguidamente le añadimos la totalidad de harina.

A la masa obtenida se le van añadiendo y mezclando los huevos muy lentamente y trabajando la masa hasta que queden bien incorporados.

Posteriormente introducimos la masa en una manga pastelera con una boquilla rizada y dándole forma de rosquilla, la dispondremos en un papel de horno (cortado de forma cuadrada y de tamaño inferior al diámetro de la sartén). Cuando el aceite alcance los 180º, tomamos los papeles y los colocamos hacia abajo, de modo que las roscas queden flotando sobre el aceite, se desprenderán fácilmente del papel y procedemos a freirías por ambos lados.

Una vez fritas y todavía calientes, las pasamos por el glaseado, que habremos preparado previamente mezclando los ingredientes del mismo, las dejamos escurrir. Quedarán listas para degustar cuando estén frías.

 

 

 

Artículo publicado en Mundo Rural de Tenerife en septiembre de 2010 (nº. 8).

 

 

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