Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

La Cantera: un espacio para la recuperación e interpretación del patrimonio histórico-etnográfico de la cultura del mar en La Gomera.

Lunes, 13 de Agosto de 2012
IES de San Sebastián de La Gomera
Publicado en el número 431

La Cantera era, como La Rajita y Santa Rosalía, el mejor ejemplo de la relación del gomero con el mar desde el siglo XIX, cuando se fundan las primeras salazones de pescado, que luego se convirtieron en factorías de conservas de pescado.

 

 

I. Un proyecto necesario

En la primera reunión que tuvimos, hicimos una valoración sobre aquellos lugares que podrían ser candidatos para llevar cabo una propuesta de actuación, sin olvidar lo que para nosotros era vital, que llevase consigo una declaración de protección como BIC. Partíamos con cierta ventaja; al rico y variado patrimonio cultural de La Gomera, tanto en su variante etnográfica como histórica, no correspondía por igual los expedientes de protección. Observábamos, con una mezcla de tristeza e incomprensión, cómo nuestra isla sólo contaba con tres Bienes de Interés Cultural (BIC). Todos ellos ubicados en San Sebastián, correspondían a un momento determinado de la Historia de La Gomera: el mal llamado periodo colombino. Los dos mil años de historia de la isla quedaban reducidos, por mor de un particular sortilegio, a un periodo que no superaba el siglo. Se intentaba comprimir el rico y diverso patrimonio histórico y cultural de La Gomera a los denominados monumentos colombinos: La Torre del Conde, El Pozo de La Aguada y La Iglesia de la Asunción. Una vez más nuestra historia era analizada utilizando como vector la trascendencia de lo exterior.

 

Las propuestas surgieron con gran rapidez. Se expuso la idea de reconocer, valorar y reformular el patrimonio aborigen. Los inventarios en la década de los noventa nos habían mostrado la riqueza inusitada de éste frente a la idea generalizada de su parquedad. Rápidamente entendimos que caíamos en el error de interpretar el patrimonio histórico únicamente desde el punto de vista arqueológico, aquel que legaron nuestros antepasados aborígenes. Nos sumíamos en el mismo nivel de interpretación errónea de la historia que habían desarrollado los responsables políticos y culturales, al centrarlo todo en torno a la figura de Colón. Tras discutir y analizar, creímos necesario fijarnos en otras etapas. Nos pareció oportuno dirigir nuestro interés hacia el siglo pasado, si bien más reciente en el tiempo, quizás y sorprendentemente más desconocido para el ciudadano gomero. Contábamos para trabajar sobre lo acaecido en ese tiempo con una gran ventaja, y era la posibilidad de rescatar, por medio de las fuentes orales, gran parte de lo acaecido.

 

Evaluamos las principales actividades socio-económicas, así como los vestigios más importantes que habían sobrevivido. Tras señalar una serie de propuestas, observamos cómo existía una actividad que no había sido estudiada con el detenimiento necesario. Siempre se había dicho que La Gomera era una isla que "daba la espalda al mar" y nosotros estábamos en total desacuerdo con tal tesis. Además, se conservaban vestigios arquitectónicos que desmentían dicha afirmación y mostraban la estrecha relación entre el gomero y el mar. Las factorías lo ejemplificaban. Teníamos un enorme inmueble, una pequeña ciudad donde se podía verificar esa relación. Cerrada en la década de los ochenta del siglo pasado, fue un activo dinamizador de la economía insular durante el periodo posterior a la Guerra Civil donde tantas penurias se pasaron. La Rajita, situada en la desembocadura del Barranco de Erques, en el término municipal de Vallehermoso, se convertía en un candidato idóneo para realizar la propuesta. La alegría inicial se trastocó en desolación: la enorme presión inmobiliaria derivada de un turismo que engulle parte de nuestros recursos naturales y patrimoniales había depositado sus garras en dicho lugar. A la factoría de La Rajita le quedaban pocos días de vida, ya estaba en marcha una iniciativa consistente en urbanizar dicho lugar, construyendo una zona turística.

 

Nuevamente nuestro patrimonio sufre las consecuencias de la dejadez y el desinterés. Nuestra propuesta debía ser reelaborada. De las tres grandes factorías, una había sido demolida: Santa Rosalía en Playa Santiago; otra estaba en trance de serlo: La Rajita, y sólo quedaba una que, debido a su lejanía y lo intrincado de su ubicación, había sobrevivido: La Cantera.

 

La Cantera no presentaba un menor interés por ser la última opción elegida. Su ubicación en la desembocadura de un barranco del Suroeste de la isla, en las cercanías del Espacio Natural de Los Acantilados de Alajeró, nos situaba en un espacio con un indudable valor ecológico, acrecentado por la presencia del Monumento Natural de La Caldera, el único cono volcánico conservado en la isla. Las Lomadas del Sur representaron a lo largo de los siglos precedentes un espacio de gran importancia donde se cultivaron los cereales de secano y legumbres; allí germinaron lentejas, chícharos, garbanzos, etc. A pesar de su aridez, fueron sorribadas y quedan todavía como testigos los pequeños bancales de piedra cuyo cometido era impedir que los fuertes vientos y las aguas violentas se llevaran la escasa y fértil tierra. En los riscos, donde no podía brotar la simiente, se construían las casas, los corrales, las eras; hoy sobreviven formando parte del legado de aquellos tiempos. La Cantera era, al igual que La Rajita y Santa Rosalía, el mejor ejemplo de aquella relación del gomero con el mar que hundía sus raíces en la tercera década del siglo XIX, cuando se fundan las primeras salazones de pescado en el sur de la Isla. El dinamismo de la actividad reconvirtió esas primeras salazones en factorías de conservas de pescado, comenzando un tímido proceso industrializador en la isla. En La Cantera, apartada, se establece una fábrica donde, junto a los últimos adelantos técnicos en el proceso de manufacturado de las conservas, coexisten las pequeñas falúas a vela y/o a remos de los pescadores. Una fábrica donde, junto a la casa de dos pisos de los dueños con todos los adelantos en cuanto a habitabilidad se refiere, perviven pequeños habitáculos donde malviven los pescadores y, junto a su prole, las empleadas de la fábrica.

 

Hoy quedan como testigos mudos unas máquinas oxidadas, unas paredes de piedras que se derrumban, una casa de madera cuyo piso es saqueado por inconscientes, una enorme cantidad de papeles tirados por el suelo: las cuentas, los prospectos de las nuevas máquinas, las facturas, los cheques, los vales de compra de pescado, los nombres de los trabajadores, las etiquetas de las latas, alguna que otra camisa con el anagrama de la empresa, cientos, miles de latas que se oxidan inexorablemente gracias a la maresía que corrompe lentamente el latón. El pozo aún tiene agua, pero ésta ya no circula por sus atajeas y las palmeras se secan, agonizando. La fuerza del mar va devastando el puerto, ya nadie lo repara a la espera de otra embestida del oleaje. Algunas máquinas, por mor de un escultor aficionado, se han transformado en la simulación de un pequeño robot en la plaza de la factoría, homenaje lúgubre a su primacía en épocas pretéritas. Los caminos de acceso, otrora de piso y muros de piedra, amplios, serpenteantes, van cayéndose, llenándose de tierra, dificultando el tránsito. Los postes abandonados ya no portan los cables del telégrafo, único medio de comunicación con el exterior. La vida se detuvo, pero parece que el recuerdo también. Nosotros queríamos revitalizar el lugar, mostrar para las generaciones presentes y venideras cómo vivieron, lucharon y trabajaron nuestros mayores. Nosotros pretendíamos, con este proyecto, que otro pedacito de la Historia no corriese el mismo proceso de olvido y oscuridad en el cual están sumidos muchos. Ya no se oirá el ruido infernal de las máquinas; el olor a putrefacción no violentará nuestras glándulas nasales; no volverán a pasear el señor con acento italiano junto a su hija educada por una institutriz de origen inglés; no corretearán los niños cuyas madres trabajan largas jornadas enlatando el atún traído por sus maridos, familiares, amigos; ya por sus caminos no bajarán mujeres a cuya cabeza se alzan enormes "haces de leña" que se intercambian por un puñado de sal, por la espina de un atún, o quizás por unas cuantas sardinas saladas. No, ya no.

 

El edificio, testigo mudo, aún queda. Es nuestro deber conservarlo y hacer de él el libro que nos acerque y enseñe nuestro pasado.

 

Mapa de localización de las antiguas factorías gomeras

 

 

II. Objetivos del proyecto

Se elaboró una propuesta con una serie de objetivos que definían el proyecto:

 

COGNITIVOS:
• Fomentar el conocimiento del pasado de La Gomera.
• Conocer la importancia que tuvo la actividad pesquera en La Gomera, y las distintas estrategias diseñadas por el gomero para aprovechar los recursos del mar.
• Analizar las distintas modalidades de pesca desarrolladas en la isla: artesanal e industrial.
• Analizar la importancia que tuvieron los primeros intentos industrializadores en La Gomera.
• Implementar la relación que tuvieron los núcleos de las factorías con el resto del espacio, actividad productiva y población en La Gomera.

CONCIENCIACIÓN:
• Concienciar al ciudadano sobre la valoración de sus recursos patrimoniales.
• Concienciar a los alumnos y las alumnas sobre la importancia del pasado para reflexionar sobre lo presente.
• Reflexionar sobre el estado actual de conservación del patrimonio histórico en La Gomera. Una riqueza que no conlleva, por igual, la ejecución de las necesarias medidas de protección.

PROCEDIMENTALES:
• Rescatar el patrimonio inmueble y mueble de La Gomera.
• Fomentar el trabajo de investigación utilizando distintos tipos de fuentes: documentales, bibliográficas y orales.
• Realizar un amplio inventario de los recursos históricos y etnográficos existentes en La Cantera.
• Sentar las bases de posibles estrategias de conservación y recuperación del patrimonio histórico gomero.
• Facilitar unas herramientas básicas de trabajo para los investigadores interesados en el patrimonio cultural de La Gomera.
• Desarrollar espacios lúdicos y de interpretación.

 

 

III. Fases del proyecto. Estrategias de actuación.

Una vez establecido el marco de trabajo, el proyecto se dividió en cuatro fases, las cuales no se desarrollaron siguiendo un orden cronológico.

 

El primer apartado fue el diagnóstico y la documentación. Se trató de analizar no sólo la situación actual en la que se hallaba sumida La Cantera, sino enmarcar la factoría dentro del proceso histórico en el cual se generaron esos tímidos pasos de industrialización en La Gomera. Tratamos de reconstruir el pasado, haciendo especial hincapié en las relaciones que vinculaban al gomero con el mar, desmintiendo el aserto que señala que los gomeros daban la espalda al mar. Para ello utilizamos diversos tipos de fuentes, caso de las bibliográficas, documentales, los testimonios orales, así como las visitas al lugar para conocer de primera mano dónde tenían lugar los procesos que queríamos reconstruir.

 

En segundo lugar, nos propusimos llevar a cabo un trabajo de índole más práctico. Se trataba de levantar una maqueta sobre el lugar. Reconocimos que de los integrantes del grupo ninguno era especialista en el arte de las manualidades, fue sin duda alguna la inestimable ayuda de Tanagua Ferrer, artista, quien hizo realidad sobre planchas de corcho la representación del lugar.

 

La tercera fase era el rediseño de La Cantera. Con tal fin se elaboró un plano del lugar, se midieron las distintas estancias y se recrearon las futuras dependencias así como sus nuevas funciones.

 

La última fase consistió en elaborar una estrategia para el nuevo uso y gestión de La Cantera. Coincidimos en convertir La Cantera en un sitio alternativo, donde tuviesen cabida las actividades lúdicas junto a las cognitivas. Por ello se estableció un triple uso: por un lado convertir la antigua nave industrial en un Centro de Interpretación de la Cultura del Mar, la casona de dos pisos se habilitaría como una casa de turismo rural, y todo el edificio, junto a las cuarterías, se podría aprovechar como un espacio lúdico donde establecer un campamento para realizar actividades con los jóvenes.

 

III.1. Documentación y diagnóstico. En la primera fase del proyecto, decidimos establecer una metodología para llevar a cabo el proceso de investigación. Convenimos en utilizar todas las fuentes posibles. Queríamos que el trabajo se convirtiese en una buena excusa para enfrentarnos a los problemas con los cuales se encuentra cualquier investigador en la isla. Se trataba de familiarizarnos con esas dificultades y observar cómo, en cualquier labor de investigación histórica, es fundamental contrastar las fuentes. Trabajamos, sincrónicamente, con testimonios orales, recursos bibliográficos y documentales.

 

El uso de la fuente oral, a través de las entrevistas, resultó dificultoso. No encontramos, como pensábamos, muchas personas que hubiesen trabajado en La Cantera. Ello tenía su explicación: la emigración en la década de los sesenta y setenta hizo auténticos estragos, despoblando gran parte de La Gomera. Muchos de sus hijos e hijas optaron por irse ante las dificultades económicas y sociales que tuvieron que soportar, la emigración fue la vía o válvula de escape. Ésta se cebó en la zona Suroeste, más pobre, al basarse en la agricultura de secano, y ello a pesar de los tímidos procesos de industrialización que representaban las factorías, que actuaban como importantes polos de atracción de mano de obra. Contábamos con algunos pescadores de San Sebastián que habían trabajado llevando pescado a dicha factoría. Tanto Ramón Herrera como Rafael Cabillo, dos viejos lobos de mar, fueron de suma importancia para contestar algunos interrogantes que nos habíamos planteado desde un principio. A través de sus descripciones, hicimos las primeras reconstrucciones históricas. Nos sumergimos con ellos en la dura realidad del trabajo del pescador. Nos mostraron una visión dual sobre su vida, en principio contradictoria, pero si profundizamos en ella podremos entender que, frente a la dureza derivada de su trabajo cotidiano, coexistía una mirada romántica producto de la lejanía temporal con respecto a lo acaecido, las cicatrices fueron limadas con el transcurrir del tiempo.

 

Se elaboró un cuestionario previo donde dimos cabida a todos aquellos aspectos importantes que se querían analizar. Si bien el cuestionario estaba establecido por escrito, nos pareció de suma importancia no hacerlo cerrado, no someter al entrevistado a un interrogatorio. Había que dejar libertad al consultado, ello facilitaría el contacto. Se estableció que era necesaria una primera entrevista de acercamiento, siendo fundamental una segunda donde, ya establecida la confianza, se podía llevar a cabo una recopilación más detallada de la información necesaria.

 

En el cuestionario se trataba de indagar sobre aspectos referentes a la economía, producción, técnicas, etc., y también sobre temas de carácter social. Se comenzaba con una pregunta general sobre qué industrias relacionadas con la pesca conocía. Nos interesaba descubrir los aspectos materiales, pero sobre todo qué vivencias se escondían tras las edificaciones: cómo se respiraba en el día a día, qué relaciones se establecían entre los dueños y los trabajadores, cómo era el trato, cómo eran las jornadas laborales, qué diversiones tenían, etc.

 

Doña Carmen, una trabajadora de la factoría

 

En las entrevistas iniciales se utilizaron cuadernos, en algunos casos éramos conscientes de que la grabadora podía llegar a cohibir al entrevistado, una vez establecida la confianza era más fácil poder grabar. Se establecieron entrevistas con todos los sectores implicados: pescadores cuya labor era dejar lo capturado en las factorías; mujeres que trabajaban directamente en las cadenas de producción, procedentes de los pueblos cercanos, nos aportaron una gran información referente al funcionamiento de la fábrica: cómo se hacían los enlatados, la funcionalidad de cada uno de los espacios, para qué servían las distintas máquinas, etc. Fueron estas trabajadoras, que vivían en las cuarterías, quienes nos acercaron al día a día de La Cantera. Nos recordaron el trabajo monótono de limpiar el pescado, la dureza al transportar el carro con las capturas, y también aquellos episodios más lúdicos: la hora de la comida y las charlas consiguientes alrededor del mantel donde las papas guisadas, el trozo de atún y el cacho de gofio eran el sustento diario. De esas vivencias, si bien fueron transcritas en el trabajo, no pudimos, ni por asomo, mostrar esos rostros, esas sensaciones revividas por nuestros entrevistados. Al reconstruirse un pedacito de nuestra memoria colectiva renacen viejas sensaciones, viejas vivencias que el tiempo ha ocultado en el olvido, pero que están prestas a ser de nuevo sentidas.

 

Contactamos con la heredera de la factoría, la viuda de Novara. No poseía una gran información documental, pero sí nos expresó la perspectiva de los dueños. Tuvimos la ocasión de entrevistarla dos veces y siempre se mostró muy receptiva.

 

Una de las experiencias más singulares fue la radiofónica. Invitados a Onda Tagoror, cuya señal llega al Sur de Tenerife y a El Hierro, y gracias a la complicidad de Sito Simancas, tuvimos la ocasión de disfrutar de una provechosa tarde de tertulia. Explicamos nuestro proyecto y dejamos abiertos los teléfonos para quien quisiese intervenir, y así ocurrió. Algunos oyentes, reconvertidos en tertulianos, nos aportaron interesantes informaciones sobre La Cantera y sobre las artes de pesca tradicionales.

 

En cuanto a las fuentes bibliográficas, la primera conclusión que hemos extraído es la gran escasez de material publicado. Si bien La Gomera es una isla que destaca sobremanera por la carencia de estudios científicos y publicaciones, el problema se hace más latente cuando tratamos temas de carácter histórico y, sobre todo, del periodo referido a la Historia Contemporánea. El vacío es enorme. Nos sorprendió que un tema de tanta importancia para la vida de La Gomera durante los siglos XIX y XX como fueron las fábricas conserveras, no tenga la bibliografía y los correspondientes trabajos de investigación. Tal situación no hace más que incidir en la necesidad de reconstruir todo nuestro pasado y no sesgarlo centrándolo en la etapa colombina.

 

La primera referencia sobre el lugar la encontramos en el libro de Gloria Díaz Padilla El Señorío de las Canarias Occidentales, donde se señala La Cantera como una zona donde se extraen piedras. Lógicamente esta referencia de finales del siglo XVIII, y explicaría el topónimo. Sobre las actividades pesqueras, o de salazón de pescado, no existen en el libro referencia alguna. En el trabajo de D. Antonio Macías Hernández, titulado El Sector pesquera en la economía Canaria del pasado inmediato (1800-1970), que se desarrolla desde un punto de vista economicista, no se hacen referencias concretas a la isla, careciendo de referencias de carácter social.

 

Se hizo un vaciado de los libros de crónicas de viajeros que pasaban por La Gomera. Ni George Glas en su Descripción de las Islas Canarias (1764), ni Olivia Stone en su libro Tenerife y sus seis satélites (1887), ni Rene Verneau en su célebre Siete años de estancia en las Islas Canarias, escrito a finales del siglo XIX, llevaron a cabo referencias a dichas actividades, y ello a pesar de las buenas descripciones de la isla realizadas en sus escritos. Fue en el manuscrito del Gobernador de Armas don Juan De Castro, titulado La Isla de La Gomera en la actualidad. Año 1856, editado por Gloria Díaz Padilla, donde encontramos unas referencias muy interesantes. Ubica cinco salazones en el Suroeste de la isla y señala la importancia que tenía el pescado salado en la dieta alimenticia de los sectores más desfavorecidos y populares en La Gomera, o sea, la mayor parte de la población. Igualmente de gran interés son las referencias de K. von Fritsch en Las Islas Canarias. Cuadros de viaje (1867) y de B. Carballo Wangüemert en Las afortunadas (1865).

 

Mejor suerte nos deparó el trabajo de investigación editado en el n° 13 de la revista El Pajar, titulado "La pesca del atún en el suroeste de Tenerife: Guía de Isora y la vecina isla de La Gomera". Su autor, José María Mesa Martín, plantea un trabajo donde se describen los aspectos más significativos de la actividad pesquero industrial desde el siglo XIX. En gran medida, dicho trabajo se convirtió en la columna vertebral del diagnóstico de tipo histórico. Durante una semana fue trabajado y discutido en clase. Se llevó a cabo un esquema y se elaboró un resumen, todo ello para facilitar la extracción y comprensión de las ideas.

 

Se consultaron las fuentes periodísticas en la hemeroteca, y el autor del anterior trabajo, José María Mesa, nos facilitó copia de los originales de los artículos con los que había trabajado, siendo éstos la base fundamental de su investigación publicada en El Pajar. En lo publicado en el periódico La Prensa el 9 de mayo de 1926 encontramos descripciones muy interesantes sobre la actividad pesquera en La Gomera.

 

Consultamos los fondos del archivo del Ayuntamiento de Alajeró, municipio donde está ubicada La Cantera. En sus archivos, que parten de mitad del siglo XIX, no existen referencias concretas a la factoría. Sin embargo, en las actas de los plenos, desde mitad del s. XIX hasta principios del s. XX, sí se hacía alusión a la existencia de salazones y llamaba la atención que uno de los contribuyentes asociados que participaba fuese Francisco Grasso, con toda seguridad familiar de don Federico Grasso, fundador de la salazón de La Cantera. Ello manifiesta la existencia de una clase social que controla los resortes del poder en la isla, tanto a nivel económico, político como social, una clase oligárquica de suma importancia en el devenir de La Gomera.

 

Estado de las instalaciones

 

Se examinaron planeamientos insulares, llamando poderosamente la atención que en el PIOG (Plan Insular de Ordenación de La Gomera) no apareciese, en su apartado dedicado a los recursos etnográficos, ninguna referencia a La Cantera. Por contra, se establece la fábrica de La Bajita como una entidad patrimonial cuya conservación es excelente, su interés patrimonial alto y su fragilidad extrema, con un nivel de necesidad de protección 11. La Rajita, curiosamente, fue demolida tras salir a información pública el PIOG.

 

Otra fuente documental muy interesante fueron las fotografías, aunque más bien escasas, y aportaron información complementaria.

 

Parte fundamental del trabajo de diagnóstico fueron las visitas realizadas al lugar. Al ser una zona alejada no fueron continuas, o al menos no con la frecuencia que nosotros hubiésemos querido. Las dificultades derivaban de las dos vías de acceso: una era a través de un camino empedrado en un estado lamentable, la otra era hacerlo por mar. Éramos conscientes de la importancia no sólo de conocer el lugar, sino de acercarnos al marco natural donde se insertaba la factoría. Ello facilitaría el estudio en detalle de las estancias, máquinas, etc. Las visitas realizadas nos ayudaron a comprobar el lamentable estado en el que se encuentra la actual factoría, a ver in situ la degradación que sufre el patrimonio histórico de la isla.

 

El espacio donde se ubica La Cantera tiene un gran valor, tanto desde el punto de vista natural como cultural. En sus cercanías destaca la presencia del único cono volcánico existente en la isla, con cerca de cuatro millones de años de antigüedad. La Caldera se nos presenta como uno de los edificios geológicos más singulares de la isla, no sólo por ser uno de los últimos episodios en la actividad constructiva sino porque la erosión, como ha pasado en el resto de La Gomera, no se ha cebado destruyendo la forma derivada de la actividad magmática. El hombre ha transformado el paisaje, y como testigo quedan la eras y las casas de piedra que poco a poco se derrumban incapaces de hacer frente al paso del tiempo. Más grato fue el encontrar en el camino, para nuestra sorpresa y alegría, yacimientos aborígenes. La presencia de tres estaciones de grabados y un ara de sacrificio revelan una ocupación humana desde tiempos inmemoriales. Los yacimientos muestran un aceptable estado de conservación. Los reticulados y los huesos calcinados son frutos de una sociedad principalmente pastoril, que lleva a cabo sus rituales en lugares prominentes como los roques o roquillos.

 

Pudimos comprobar la importancia del camino que se desarrolla a lo largo del cantil del barranco, frecuentado por los trabajadores de La Cantera y por aquellos que querían intercambiar sus productos con la factoría.

 

En La Cantera llevamos a cabo una inspección rigurosa, reconociendo cada una de las estancias, fotografiándoIas. Posteriormente, con metro y cuaderno en mano, se realizaron las mediciones oportunas para elaborar los bocetos que nos servirían para los futuros planos de cada uno de los habitáculos y habitaciones. Con ellos intentamos la reconstrucción del edificio tal como era cuando estaba en activo.

 

En las visitas realizadas pudimos observar la gran cantidad de documentos que había sobre distintos aspecto de la vida de La Cantera. Todos ellos por desgracia desperdigados por el suelo. Entendemos que para llevar a cabo una investigación más profunda sobre el lugar, habría que clasificar toda esa importante masa documental. Las máquinas oxidadas se convirtieron en testimonios muy valiosos para la reconstrucción del lugar, muchas de ellas no se encontraban en su ubicación original, y otra gran cantidad -y ello nos fue relatado en los testimonios orales- fueron saqueadas.

 

Elaborando la maqueta

 

III.2. Elaboración de la maqueta. Patricia Da Silva Serra, Itahisa Darías Sánchez, Juan Rubén Herrera Valentín, Mario Armas Darías y Carmen Delia Cruz Hernández han sido los auténticos protagonistas de este proyecto. Para la realización de la maqueta se trabajó con plotters. Ésta se levantó durante dos semanas, a partir de jornadas de ocho horas. Poco a poco, utilizando las curvas de nivel, se fue cortando y pegando el corcho y por arte de magia el relieve gomero fue tomando forma. El perfil de los roques se levantaba, se ahondaba en la profundidad de los barrancos. Sin duda alguna, sin contar con la ayuda de Tanagua Ferrer, los trozos de corcho no hubiesen adquirido formas semejantes a la rotunda orografía insular.

 

III.3. Rediseño de La Cantera. Propuesta para una nueva distribución de los espacios. Convenimos en que la futura rehabilitación se realizaría teniendo en cuenta criterios de construcción sostenible, respetando y comprometiéndonos con el Medio Ambiente. Ello implicaría el uso eficiente de la energía y del agua, así como recursos y materiales no perjudiciales para el Medio Ambiente. Los objetivos eran la reducción de los impactos ambientales y el desarrollar una arquitectura más "saludable".

 

Los nuevos espacios propuestos, aprovechando los antiguos que serían reacondicionados, son:

 

 

- Plaza: Función. Zona de esparcimiento: reunión, multiusos.

- Zona lúdico-deportiva: Función. La zona lúdico-deportiva (campito de fútbol, voleibol, etc).

- Terreros de juegos tradicionales: Función. Deportes tradicionales y juegos canarios: lucha canaria, palo, garrote, astia.

- Barracones: Acondicionar las antiguas cuarterías donde pernoctaban los pescadores y trabajadores. Función. Pernoctar. Capacidad para 42 personas.

- Cocina-comedor: Comedor: adecuar con dos mesas largas de madera donde puedan comer 25 comensales.

- Cocina industrial: Función. Comedor para 50 comensales. Autoservicio.

- Centro de Interpretación de la Cultura del Mar: El museo se debe dotar de todas las artes y aparejos que el pescador artesanal gomero utilizase, conservando las máquinas para la transformación industrial, ubicándolas donde estarían en la fábrica originariamente. Función. Crear un espacio donde se puedan observar los objetos más importantes de la cultura del mar a través de los objetos materiales e imágenes. Lugar donde tendrán cabida los distintos tipos de pesca que se han desarrollado en la isla.

- Sala audiovisual: Sala con cañón de luz, proyector de video y DVD. Función. Didáctica. Se proyectarán vídeos sobre la pesca y sobre temas de etnografía, así como celebrar charlas diversas.

- Aula del mar: Dotarla con una biblioteca con información referente a la cultura del mar. Función. Sala de actividades diversas. Multiusos.

- La casa: Función. Se trata de restaurar la casa para convertirla en un hostal para visitantes, así como en una zona de oficinas.

- Almacenes: Acondicionar los cuartos. Función. Guardar y conservar material deportivo y otro tipo de materiales: tiendas de campaña, colchones, etc.

 

 

 

III.4. La futura gestión del espacio.

III.4.1. Centro de Interpretación de la Cultura del Mar. El Centro de Interpretación de la Cultura del Mar es el componente más importante del proyecto que presentamos. En él intentamos explicar, de manera pedagógica, los distintos aspectos referentes a la pesca en La Gomera. Se podrá observar desde las distintas especies de peces que se capturaban, las técnicas utilizadas, hasta los procesos de industrialización derivados, como las salazones y las factorías. Hemos diseñado un Centro de Interpretación donde se combinan los objetos materiales junto a los paneles explicativos, todos ellos enmarcados en un espacio de singular valor.

 

El recorrido comenzará en la oficina de recibimiento ubicada en el exterior. En ellas tendremos la información y folletos sobre el Centro de Interpretación, así como las publicaciones sobre estos temas realizadas en La Gomera y en el resto del Archipiélago. El panel introductorio estará en el exterior. Sobre la imagen de La Cantera se redactará brevemente la historia de dicha industria, una de las más florecientes de la isla a principios de siglo XX. Seguidamente, y ya en el interior, se comenzará el recorrido, visualizando un gran panel (panel 1) con las distintas factorías y salazones de la isla. A continuación se dispondrán las calderas donde se guisaba el pescado antes de limpiarlo. La leña utilizada era acarreada desde El Cedro. En el Centro de Interpretación encontraremos las distintas máquinas utilizadas en la fábrica. Cada una de ellas contará con un cuadro explicativo de su uso y manejo. En medio de la nave, como pivote para el recorrido circular, se situará una falúa restaurada de remos y velas de 6 m de manga y 1 m de eslora. En ella podremos observar los distintos aparejos que se utilizaban, tanto en la pesca artesanal como en la captura de túnidos. Constará de un panel explicativo con las distintas especies y técnicas.

 

Para facilitar la comprensión se conservarán y restaurarán todas las máquinas que sirvieron en los procesos manufacturados. Asimismo, se dispondrán de fotos antiguas alusivas a las tareas y a los aspectos más significativos de la cultura del mar, siendo los protagonistas anónimos los principales argumentos visuales.

 

Uno de los paneles realizados

 

IIII.4.2. La casa rural. La casa rural consta de dos pisos, y se trata de la antigua casa de los dueños de la fábrica. Su función será de hospedaje, disponiendo de una serie de habitaciones en la parte superior para los visitantes, y la parte inferior se utilizará como oficinas y dormitorio para los monitores.

 

En la primera planta nos encontraremos con cuatro habitaciones. La primera, en dirección hacia el mar, funcionará como oficina de cara al público. En ella se atenderá a aquellos que deseen información o pernoctar, tanto en la casa rural como en las demás estancias del campamento. A continuación encontraremos un recibidor donde las personas puedan esperar su turno acomodándose en unos sofás y disponiendo de revistas, folletos de información sobre el campamento, etc. A su izquierda encontraremos una segunda oficina que será privada. Funcionará como dirección del campamento, y es donde se administrarán todas las actividades y se ejercerán los controles sobre las diferentes estancias. Junto a ésta, se dispondrá un cuarto donde podrán instalarse los monitores con dos camas individuales, mesilla de noche, armario, etc. Todo aquello necesario para una buena estancia. Al fondo del pasillo se ubicará un pequeño baño para los funcionarios y monitores. Al otro lado del pasillo se dispondrá una cocina privada para los monitores, donde se cocinará también para los visitantes de la casa rural. Frente a ésta se ubicará un comedor tanto para los monitores como para los visitantes. Anexas al comedor encontraremos unas escaleras a través de las cuates podremos acceder a la parte superior de la casa.

 

En esta estancia, cuya función únicamente es de alojamiento, encontraremos cuatro habitaciones. La primera de ellas poseerá una cama de matrimonio, disponiendo de todo aquello que sea necesario para su comodidad: armario, mesillas de noche, etc. Las demás habitaciones constarán de dos camas individuales en cada una de ellas. En frente de éstas, un pequeño baño en el patio para el aseo de los visitantes que permanezcan en la casa.

 

III.4.3. Campamento-campo de trabajo. Debido al estado en que se encuentra la zona y las instalaciones, se debería programar un primer campamento que funcionase como campo de trabajo. Convendría contar previamente con una zona acondicionada con lo mínimo indispensable para albergar a los participantes: dormitorios colectivos (antiguas cuarterías), cocina, comedor y aseos. Para empezar no es necesario contar con instalaciones sofisticadas. Con un terreno limpio y llano para poner las tiendas, un cobertizo que funcione como comedor, duchas colectivas sencillas, un par de baños y un lugar a cubierto donde montar una cocina precaria, y una zona a cubierto donde hacer reuniones o resguardarse de una hipotética lluvia copiosa. Entendemos que para el bagaje personal vital, para la adquisición de hábitos solidarios, para estimular la convivencia, para el aprendizaje de conocimientos y, sobre todo, de actitudes, no es necesario -al contrario, puede ser un obstáculo- el contar con instalaciones cómodas.

 

El objetivo del campo de trabajo sería realizar trabajos que conduzcan a tener las instalaciones mínimas adecuadas para poder realizar campamentos con niños, donde las actividades relacionadas con el mar tendrían la preponderancia pero no la exclusividad. Así que habría que recuperar o acondicionar caminos y veredas; aquellos caminos históricos desde los que se llegaba por tierra; establecer las zonas deportivas y de juegos (no los acuáticos); restaurar una de las casas cercanas al muelle como un lugar que sirva de almacén para el material que será utilizado en los campamentos; y acondicionar y/o hacer las instalaciones básicas para la realización de actividades acuáticas, recuperar el muelle, la rampa, el varadero...

 

 

Anexo. Guión de entrevistas.

Salazones: ¿Qué salazones conoce en La Gomera? ¿Trabajó en alguna de las salazones? ¿Desde qué año y hasta qué año? ¿Cómo eran los edificios de las salazones? ¿Qué estancias tenían? ¿Cómo se llevaba a cabo el proceso de salar el pescado? ¿Qué especies de pescados eran las más comunes y dónde se capturaban? ¿Qué aparejo utilizaban? ¿Los jornales de los pescadores eran a través de salario o por capturas? ¿A los trabajadores de la salazón les pagaban en dinero o especies? ¿El barco era propio o de la empresa? ¿Se dedicaban a otras tareas o sólo trabajan en la salazón? ¿Se vivía bien de la pesca? ¿Quiénes eran los dueños, de dónde eran y dónde vivían? ¿Se intercambiaban los productos de la salazón por otros? ¿Cómo eran los trabajos en la mar? Su dureza. ¿Por qué desaparecieron las salazones v en qué año?

Factorías: ¿Qué factoría de conservas de pescado conoce en La Gomera? ¿Cómo eran los edificios de las factorías? ¿Qué estancias tenían? ¿Cómo se llevaba a cabo el proceso de enlatar el pescado? ¿Qué máquinas usaban? ¿Qué especies de pescados eran las más comunes y dónde se capturaban? ¿Qué aparejo utilizaban? ¿Qué productos se elaboraban y cómo? ¿Los jornales de los pescadores eran a través de salario o por capturas? ¿A los trabajadores de las factorías se les pagaba en dinero o en especies? ¿El barco era propio o de la empresa? ¿Se dedicaban a otras tareas o sólo trabajaban en la factoría? ¿Cuántas personas trabajaban, y a quién se le destinaba cada tarea? ¿Vivió en la factoría? ¿Cómo eran las cuarterías? ¿De dónde venían los trabajadores y/o trabajadoras? ¿Era duro el trabajo? ¿Cuáles eran las diversiones? ¿Por qué cree que desaparecieron las factorías? ¿Cómo era La Cantera? ¿Quién era el dueño?

 

 

Bibliografía

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Realizado por los alumnos de 2° Bachillerato de Historia de Canarias del IES de San Sebastián de La Gomera, coordinados por el profesor Rubén Martínez Carmona. El texto fue publicado en Educación Patrimonial. Propuestas creativas desde el espacio educativo, coordinado por Sanjo Fuentes Luis. Editado por la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias. La foto de portada es la maqueta del proyecto expuesta en el Tagoror de Estudiantes.

 

 

Comentarios
Sábado, 24 de Octubre de 2020 a las 19:04 pm - Enrique

#05 Hola Raúl Ros, podemos hablar? Mi correo enrique.sibey@gmail.com

Sábado, 20 de Julio de 2019 a las 20:07 pm - Patricia

#04 Buenas tardes, buscando información sobre las fábricas de pescado en la isla,estaría interesada en conocer más sobre La Cantera, Rajita o la de playa Santiago. Gracias

Lunes, 02 de Octubre de 2017 a las 13:58 pm - Hans

#03 Hola,

Por casualidad hablando con una mujer en el Puerto de Playa Santiago, me conto de esa Fabrica.

Soy un aficionado de fotografia y propongo ir al Barranco, en primer lugar por el Aguila Pescador y los Delfines.

Supongo que la fabrica sigue siendo propiedad privada no?

Es posible el acceso para hacer fotos y, por supuesto, no dejar nada mas que las huellas de mis pies?

Si es posible contactar por email.

Gracias.

Lunes, 14 de Marzo de 2016 a las 22:41 pm - David Herrera Mendoza

#02 Buenas noches, soy nieto de Angel Mendoza y Maria Plasencia, vivieron en Los Almacigos y mi madre estuvo trabajando en La Cantera en los años setenta. Me gustaria contactar con alguien para poder escribir algun articulo sobre la historia de aquel lugar.

Sábado, 15 de Febrero de 2014 a las 11:42 am - RAUL ROS

#01 Buenos dias , yo soy bisnieto de D.MARIO NOVARO PARODI , fundador de la fabrica de conservas , si necesitáis alguna referencia en cuanto a las actividades o historias sobre la fabrica podría seros de ayuda