Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Vegueta y mis rincones.

Jueves, 26 de Enero de 2012
Auxiliadora Rodríguez Suárez
Publicado en el número 402

A esa vieja señora, llamada Vegueta, la conocí hace años, cuando era niña. Nací muy cerca de ella y pronto me hizo sentir parte suya e interior de su alma porosa y de piedra, pues Vegueta tiene la facultad de que en todos se queda, aunque quizás en un rincón medio olvidada por vieja, añeja y señora.

 

 

 

(Escuchar texto en Canarias Audio)

 

Vegueta me acogió en mis más tiernos juegos infantiles y conmigo se embarcó en la aventura de descubrir nuevos espacios. Gracias a ella monté animales salvajes y cazadores de revuelos, requietos y verdes, que impertérritos ven pasar sus gentes y sus paisajes, sus días y sus noches, pero siempre en el centro de Vegueta.

 

Sus plazas y rincones me recuerdan el rincón del alma de aquellos isleños que huyeron de la ínsula, por pobre o por ricos en conocimiento pero negados por los medios; su recuerdo lúcido quedó en su retina, en sus versos, en sus verbos, como palabras llenas de polvo hay en una de sus viejas bibliotecas o museos. Rezuma esa señora cultura, que no por vieja es más culta sino por sabia y digna o solemne muestra de lo que en su tiempo fue nuevo y se hizo viejo al pasar los siglos, los arquitectos, los poetas y literatos, los alumnos de la vida y los de sus colegios, que en sus plazas encuentran aves en reposo o en revuelo, aún alimentadas por manos anónimas, con las que jugar a espantar perspectivas imposibles en sus recovecos. Esos pasillos sin concierto, de lo más antiguo, que dice alguno pasa si puedes, tienen su eco en viejas ciudades de donde llegaron sus pobladores; no los primigenios, pero sí los que la construyeron y dieron nuevo sentido a lo que era palmar verde y luego real al que nombre dieron.

 

En su origen fue, desde viejo, desde que no recuerdo, un concierto de gentes nuevas y viejas que arribaban y marchaban por nuevos y viejos caminos para nuevos y viejos mundos, pero siempre ella, Vegueta, estaba en medio. La nombrada Vegueta, de cuyo nombre siempre me acuerdo, aunque ni su palabra conozco en su origen, es amiga de nuevos exploradores de soleados y bellos rincones que, por ser populares y típicos, estampados están en aquella o en la otra imagen de las que toman esas lentes severas, a las que no se les escapa ni el detalle del movimiento ni el estatismo de su empedrado, de sus canterías, de sus colores brillantes -como la luz que lo inunda todo en estacionales días-, de sus arcos ojivales, de sus detalles neoclásicos, de sus latiguillos modernistas, de sus columnas salomónicas; en fin, de sus todos, de sus rincones innumerables que no acierto a describir más que en el sentimiento que esta señora muy querida en mí provoca.

 

Panorámica de los años 30-40 del siglo XX

 

A ella acudo diariamente, con ella me confieso, con ella trabajo, con ella me paseo, con ella me divierto en mis salidas nocturnas, me alimento; ella me acompaña en mi quehacer cotidiano, en mi formación cultural, como si de ella no pudiera prescindir; intocable señora se deja ver por todos los curiosos que a ella se acercan, con respeto, en grupo o en único acercamiento, y alberga lo viejo y lo nuevo con gran acierto. Pero en sí, ella, a mí y a otros, alberga generosa, querida por muchos y olvidada por otros.

 

 

Este texto fue uno de los ganadores del I Concurso de Textos Canarios, organizado por BienMeSabe.org. Fotos de la Fedac. La de portada es la Calle de los Balcones en 1890.

 

 

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Comentarios
Viernes, 10 de Febrero de 2012 a las 10:49 am - Auxiliadora

#02 Muchas gracias, Juan Ramón y familia. Un abrazo y seguro que nos vemos pronto, porque me encantó reencontrarnos el otro día. Telde es otra gran ciudad de la que se podría escribir con una larga historia desde el faycanato. Hermosa en su casco histórico, que recuerda también los aires de Vegueta.

Viernes, 03 de Febrero de 2012 a las 17:54 pm - Juan Ramón y Sarito Martin

#01 auxiliadora, soy Juan Ramón, de parte de mi madre, te mando éste escrito, nó pensé, que mi primo Juan, tuviese una nieta con tanta inteligencia, pero seguro, que desde arriba donde está, te ilumina, para hacer cosas tan bonitas, muchas felicidades a tí y a tus padres, José Manuel y María josé. un abrazo de tus primos de TELDE, sarito y familia, y nó olvides, que nos debes una visita.