Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

El poeta ingeniense de Ceres don Juan Nuez Vega (1876-1963).

Jueves, 10 de mayo de 2012
Jonay Iván Guerra Romero
Publicado en el n.º 417

Su limitada oportunidad para estudiar y su única y necesaria tarea de trabajar en el campo no le impidieron aprender cuantos más y originales poemas. Al igual que sus propios frutos, que plantaba y recolectaba en su parcela de Lomo Algodones, sus poemas eran también de su propia cosecha. Podía asimismo recitar de memoria gran parte del Quijote de Cervantes y obras de Rubén Darío.

El poeta de ingenio Juan Nuez Vega.



En el trascurso desde el barrio de El Cuarto hacia el barrio de Las Leonas, en el pueblo de Ingenio (Gran Canaria), caminando por la calle que une ambos barrios, el vecino de a pie, en su distraído y apacible recorrido rodeado de terrenos agrícolas a ambos márgenes de la rúa, puede denotar que esta calle ha sido bautizada con el nombre de Poeta Juan Nuez tras comprobar que los diferentes carteles que encontramos a lo largo de la vía nos manifiestan dicho acontecimiento.

 

Según analizamos, en el libro Trapera, de D. José Sánchez Sánchez, nos habla de la citada vía de la siguiente manera: El Ayuntamiento, reconociendo los méritos y la popularidad alcanzados por nuestro añorado poeta, ha perpetuado su memoria dedicándole una calle, la que diariamente recorría en su ir y venir a la labranza, en cuyorótulo se lee «Poeta Juan Nuez», y nosotros, desde estas líneas, le rendimos un cálido homenaje al conversador ameno, al poeta analfabeto, al patriota consumado, al amigo entrañable, al honrado y hacendoso labrador, al actor singular, al..., que todo esto y mucho más, fue nuestro inolvidable y llorado «JUANITO NUEZ».

 

Poco después, dirigiéndonos al barrio agrícola de Lomo Algodones por la calle de Camino del Parralito nos percatamos de que el libro Agricultor y Poeta del Reverendo José Sánchez Sánchez argumenta que él mismo visitó al agricultor Juan Nuez, conocido como Juanito Nuez, cuando yacía haciendo labores de la agricultura en su cercado de Lomo Algodones. El objeto de la visita no era otro sino el de recopilar libros o apuntes de los poemas del propio agricultor, los cuales habían trasmitido una armoniosa sintonía en los oídos de los habitantes de Ingenio y que ensimismaban a cualquier persona de este pueblo con sus melódicos recitales poéticos.

 

El Reverendo D. José Sánchez quedó sorprendido tras escuchar sus palabras: Deben saber que los poemas están escritos sólo en mi mente, porque yo no sé leer ni escribir. Así que, si quieren, pueden sentarse para que escriban. El reverendo, atónito, se sentó junto a su compañero seminarista D. Manuel Guedes Quintana y comenzaron a escribir lo que el maestro les dictaba.

 

Propiamente este reverendo hizo un libro sobre sus poemas, pero antes que él la propia familia de D. Juan Nuez colaboró para publicar dos ediciones, una en 1962 (aún vivía el poeta) y otra en 1985. Posteriormente surgieron otras, de las cuales subrayamos la importancia de la obra literaria del filólogo ingeniense D. Carmelo Sánchez Cabrera La Estrella del Rabo, cuya trama argumental está basada en el célebre poema del mismo nombre del título de esta obra de Juanito Nuez, y en la que este poeta es también un personaje de dicha trama. Se recomienda encarecidamente la lectura de esta interesante obra.

 

Su limitada oportunidad para estudiar y su única y necesaria tarea de trabajar en el campo no le impidieron aprender cuantos más y originales poemas. Al igual que sus propios frutos, que plantaba y recolectaba en su parcela de Lomo Algodones, sus poemas eran también de su propia cosecha. No obstante, cuenta el reverendo que Juanito Nuez podía asimismo recitar de memoria gran parte del Quijote de Cervantes y obras de Rubén Darío, que anteriormente había escuchado de sus tres hermanos que asistían al colegio. Juanito Nuez no solo se quedaba con la lección, sino que, por último, corregía los ejercicios que mandaba el maestro a sus hermanos.

 

El sentido de la responsabilidad que Juanito Nuez transmitía a su madre con tan solo ocho años, tras el fallecimiento de su padre, hizo pensar a su madre que éste con diez años ya debía encargarse del control de la labranza y, por consiguiente, de la subsistencia de su propia familia.

 

Comenta el reverendo que este poeta, nacido el 31 de diciembre de 1876, desde su infancia componía versos en su mente y éstos se le quedaban tan grabados que era capaz de recitarlos cuantas veces fuera preciso, sin olvidar ni una sola palabra.

 

D. Juan Nuez era una persona carismática, inquieta e inteligente; analizando sus propias cualidades, a la edad de 18 años decidió formar parte de representaciones teatrales con sus amigos. Continuaba inventando y recitando poemas de una manera vertiginosa; todos éstos tenían que ver con hechos reales acaecidos en el municipio de Ingenio, aunque también se atrevía con alguno de fuera de los límites municipales.

 

Calle Poeta Juan Nuez, en Ingenio (Gran Canaria).

Calle Poeta Juan Nuez. Barrio de Las Leonas (Ingenio)

 

Era tal la expectación que levantaba en sus obras reales en salones de casas particulares, que los propios vecinos le encomendaban una improvisación sobre un hecho puntual en el que dicho vecino había estado inmerso. Juanito Nuez, siguiendo los patrones satíricos e irónicos de los escuchados cuartetos o romances de versos octosílabos de Quevedo y Alarcón, innovaba un poema de este tipo procurando cambiar los nombres de los protagonistas para evitar así herir la sensibilidad de algunos de sus personajes improvisados. Como premio a ese acto, los propios vecinos le regalaban nuevos libros que él atentamente memorizaba en su recopilatorio tras la lectura de sus hermanos.

 

Una vez casado el 28 de julio de 1904 en la iglesia de La Candelaria de Ingenio, de cuyo matrimonio tuvo seis hijos, continuó con sus afamadas representaciones teatrales en el pueblo de Ingenio. Ahora con más de sesenta años, el antiguo alcalde del municipio de Ingenio D. José Sánchez y Sánchez y director del conocido Cine Universal, lo citaba en dicho lugar para hacer representaciones teatrales, tales como las de Gustavo Adolfo Becquer, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Rubén Darío y, sobre todo, sus obras preferidas, la de Médico a Palos de Molieré, o bien Otelo de Shakespeare, traducidas al español, donde los asistentes abonaban una reducida cuota que financiaban campañas benéficas o proyectos para ayudar a familias necesitadas del pueblo, así como los que se basaban en subsanar problemas culturales.

 

El propio anterior Alcalde D. José Sánchez y Sánchez nombra que por el año 1925 y 1926 representó nuestro inagotable artista un drama en verso titulado Hijo por hijo, y encarnó al personaje de Polier de un modo tan maravillo, que la gente no se cansaba de repetir las innumerables representaciones que se dieron. Además, matizó que siempre gesticulaba de un modo maravilloso, tanto en sus actuaciones teatrales como en sus amenas conversaciones. A esto hay que añadirle las diferentes tonalidades que daba a cada frase, y la exactitud con la que aplicaba gestos y acentos; diríamos que nos encontramos ante un erudito.

 

El Reverendo José Sánchez cuenta que el entonces Alcalde del municipio de Ingenio, D. José Sánchez y Sánchez, envió a un empleado municipal a la casa de Juan Nuez para leerle el papel de una de las obras que representaría en el pueblo, y tan pronto terminó de leerlo y pensando que tendría que volver más veces, el propio Juan Nuez no le era necesario venir nuevamente para leerle la obra, pues ya se la tenía memorizada.

 

Como bien explica el mismo D. José Sánchez y Sánchez en su obra Trapera, con motivo de la confección de un programa para las fiestas de San Pedro, tuvimos ocasión de escribir algo sobre él. La íntima amistad que nos unía, permitió que en esta ocasión nos dictara una de sus composiciones poéticas.

 

Ella hace referencia a la aparición del corneta Halley. Los vecinos de un barrio de este pueblo, el más antiguo y típico, denominado «El Sequero», gente buena y sencilla, pero que vivía un poco de espaldas a ciertos preceptos del Decálogo, fueron víctimas de un horrible pánico y, en masa, acudieron al confesionario para ajustar sus cuentas con Dios, ya que ellos suponían que la aparición del cometa iba a ser «la fin del mundo». Con su peculiar estilo, relata este acontecimiento con las siguientes estrofas. Su título es:

 

 

LA ESTRELLA DEL RABO

Cuando la estrella del rabo
apareció en El Sequero,
sus habitantes se fueron
al novenario asustados.
Por el temor humillados
dijeron a sus queridas;
a confesar hijas mías
y no morir en pecado.
Esa estrella misteriosa
que se ha visto en estos días
inicia el fin de las cosas
y el término de la vida
Por las maldades y envidias
y la tanta corrupción,
Dios, con su justa razón
el castigo nos envía
y el dieciocho será el día
que el mundo se hará carbón.
Al oir la amancebada
tan triste lamentación,
se le oprimió el corazón
quedando muy asustada.
Exclamó: "soy muy culpada;
¡misericordia, Señor!"
A los pies del confesor
hace una confesión buena
e igual que la Magdalena
me arrepiento con dolor.
Sí, el mundo se va a pique,
encomiéndate al Señor
no quiero que por mi amor
tu alma se perjudique.
Y deja que te suplique
por última vez ahora
que si la fin se demora
y tu valor acá te vuelva,
sabrás que en esta humilde celda
tu hijo vive y te adora.
"Sí, volveré, prenda mía",
el joven le contestó
y un yeso al niño le dio
con lágrimas que vertía.
De él al punto se desvía
y marchó a cumplir con la Ley,
olivo, palma y laurel
repiten en la solana
el triste adiós de la dama
y el tierno beso a Manuel.
De aquel barrio la atención
a cualquiera le llamaba;
se veía de madrugada
puestos en observación.
Otros con gran devoción
al templo se dirigían
y a la Virgen les decían
entre salvas y oraciones:
"¡no nos mates, Madre mía!
¡ no nos hagas «chicharrones»!"
Estos temores calmaron
y todos se han convencido
al ver que el astro ha seguido
y ningún daño ha causado.
Aunque todos confesaron,
ninguno perdió la saca,
y de nuevo se lanzaron
a robar piñas y papas.
Brevas, muy pocas quedaron
de sus avances primeros;
por el tiempo que perdieron
le cayeron como clavos,
ya sin temor al lucero
ni a la estrella del rabo.

 

 

Con 86 años, el 8 de agosto de 1963, fallece nuestro magnánimo y apreciado poeta, que ante todo era un ingeniense dedicado a su familia y villa, y como sabiamente puntualizó el desaparecido reverendo José Sánchez, Dios le favoreció con el don de una mente prodigiosa.

 

acontecerdeingenio.blogspot.es

 

 

Bibliografía

Sánchez Cabrera, C. La Estrella del Rabo. Las Palmas, 2003.

Sánchez Sánchez, J. Agricultor y Poeta. Las Palmas, 2001.

Sánchez y Sánchez, J. Trapera: Aportación a la historia de Ingenio. Las Palmas, 1987.

 

 

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