Está muy arraigada en Canarias la costumbre de criar y adiestrar palomas, tanto mensajeras como buchones, en sus distintas variedades. La información para la elaboración de este artículo ha sido proporcionada por don José Alberto de León, Presidente del Club ALPARU de palomos deportivos de la raza buchona, en Tegueste (Tenerife). Fue fundador de la sociedad ALPARU en el año 1973 en La Laguna. Hace 15 años se trasladaron al municipio de Tegueste.
Don José Alberto nació en Venezuela en 1951, hijo de emigrantes canarios, llegó a Tenerife a los 8 años de edad; al poco tiempo, hacia los 10 años, comenzó a tener palomas, pero fue a los 14 años cuando entró a formar parte de la federación de colombicultura.
Actualmente cuenta con 150 ejemplares, de los cuales 50 son machos y 100 hembras. Ha recibido -a lo largo de toda su trayectoria como colombicultor- infinidad de premios y reconocimientos que está intentando organizar en un espacio de 70 metros cuadrados en su propia casa, promoviendo con ello un Museo del Palomo, en el que se muestran los numerosos trofeos y una colección de imágenes, tanto de colombofilia como de colombicultura; además, dispone de una pantalla y proyector de videos que le servirán para las reuniones con otros criadores, así como un minibar...
Hay que tener en cuenta que existen dos deportes diferenciados, relacionados con la práctica deportiva de las palomas:
- La colombofilia. En esta actividad se entrena a palomas mensajeras para que puedan viajar de un lugar a otro. La diferencia que existe en estos entrenamientos de palomas en territorios insulares, con relación a los territorios continentales, son obvios, ya que estas últimas pueden permitirse descansar y reponer fuerzas cuando quieran; sin embargo, las insulares deben estar en plena forma para sobrevolar el tramo de mar que separa las Islas, e incluso, desde el Norte de África. Las cualidades que se valoran en esta modalidad deportiva son las distancias recorridas y la velocidad alcanzada en sus trayectos.
- La otra línea de trabajo es la colombicultura. Es el arte de criar y adiestrar palomas buchonas de raza de palomos deportivos. Se trata de un trabajo básicamente genético. Los animales actuales son producto de una larga selección, aprovechando las características físicas y de comportamiento adecuado de los progenitores. En torno a esta raza de Buchones Canarios se ha establecido toda una cultura, tan amplia que podríamos escribir un gran libro para poder recoger todos los elementos que la componen. Sin embargo, las limitaciones de espacio de una revista apenas permiten esbozar sus contenidos.
La colombicultura está organizada, a nivel nacional, a través de la Real Federación Española de Colombicultura con sede en Madrid, formada por las diferentes Federaciones a nivel provincial. En Canarias existen dos, una en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y otra en la de Las Palmas. Cada una de las Federaciones provinciales aglutinan los distintos clubes, repartidos por todo el espacio en cada una de las Comunidades Autónomas. En todo el territorio nacional existen unos 22.000 criadores federados; de ellos, 970 están localizados en Canarias.
En la colombicultura se diferencian dos tipos de competiciones: exhibición y competición en el sentido estricto de la palabra. Los palomos destinados a la exhibición son los que más se aproximan al prototipo racial de su especie. En este caso se hace una valoración morfológica de todos sus caracteres físicos, en los que puntúan cada uno de ellos. La modalidad de competición está relacionada con la aproximación a una hembra entre unos 100 palomos. Se realiza de la siguiente forma: se suelta una hembra, identificada con dos plumas blancas (postizas) que sobresalen de su cola; los diferentes palomos -coloreados de la forma que sus dueños decidan con la intención de identificarlos- localizan a la paloma e intentan conquistarla. Cada competición dura dos horas, los palomos puntúan 2 puntos por cada minuto que permanezcan con ella.
Todo ello acontece bajo la supervisión de un jurado. Por su parte, los animales están diferenciados por sus colores; pero además, tienen sus nombres; éstos han sido elegidos por sus dueños y no responden a ningún criterio determinado, como por ejemplo: Salto a la fama, Sopla Pepe, La niña, El guapo... Sin embargo, el color natural del plumaje también los identifica, tiene su propio nombre como puede ser Gavino, Azul, Toscado, Ahumado...
El campo de entrenamiento de la Sociedad ALPARU está situado en las mismas instalaciones del campo de fútbol del municipio de Tegueste. Se llevan a cabo dos competiciones semanales. El palomo que más puntúe a lo largo de la temporada, que va desde noviembre a junio, será el campeón.
Aunque este deporte es genuinamente español, ha sido llevado por emigrantes a los distintos países receptores; así, podemos encontrar federaciones en países como Cuba, Venezuela, Argentina... y, hasta hace algunos años, se celebraban concursos internacionales en España.
Elementos fundamentales para su crianza son la higiene y la sanidad. Para ello, don José Alberto cuenta con unas instalaciones diseñadas por él mismo, con un sistema de limpieza automatizado donde el agua usada para limpiar va directamente a la red de alcantarillado; las vacunas y otros correctores para su alimentación y crianza se disponen directamente en el agua de bebida, la cual llega, a través de un sistema de reparto, donde su criador considere.
Estas instalaciones cuentan con conexión a Internet, laboratorio, incubadora e hilo musical para atenuar el sonido del arrullo de los animales. Sin duda, aquí se puede hablar de bienestar animal ya que posee todos los elementos necesarios para la cría y conservación de esta especie.
Por otro lado, cabe destacar la mala fama de las palomas salvajes. Éstas se reproducen de manera incontrolada, sin vacunas, defecando sobre monumentos de piedra, en plazas, parques públicos, en granjas... Problemas que tienen solución y que están en manos de las Administraciones Públicas.
Este texto fue publicado previamente en la revista El Baleo (nº 67).