Revista n.º 1073 / ISSN 1885-6039

La Victoria de los Finaos: sello de calidad cultural y costumbrista.

Martes, 30 de octubre de 2012
Jonay Iván Guerra Romero
Publicado en el n.º 442

Se acerca la víspera del Día de Todos los Santos y las costumbres vuelven a reaparecer entre jóvenes y adultos de nuestro Archipiélago. Cualquier lugar es idóneo para la reunión amistosa entre vecinos y entre familiares; bien sea en una solar, en una cueva, en una montaña, en un barranco o en la playa.

Rancho de Ánimas de Teror en 1968.

 

Nuestro ecosistema nos ofrece múltiples lugares para conversar, cantar y hacer, sobre todo, nuestros asaderos, acompañados de frutos de la época, predominando las castañas, pero también las nueces, las almendras, las manzanas del país, etc.; todo en armonía con el suave sabor del ron miel, vino dulce o anís y con el frescor de la neblina que nos invade cuando cae la tarde.

 

Algunos pueblos de Gran Canaria mantienen la tradición de los Ranchos de Ánimas, que proviene de una costumbre del siglo XVII en el que las Cofradías pedían por las Ánimas. Entre éstos destacan: Teror, Valsequillo y La Aldea de San Nicolás. Otros la mantuvieron en el pasado y anhelamos el preciso momento en que las recupere (como hizo recientemente La Aldea de San Nicolás): hablamos de Ingenio y San Mateo. Los Ranchos de Ánimas estaban compuestos de hombres que dominaban la improvisación y poseían habilidad mental. Éstos iban por el campo cantando con guitarras y triángulos mientras pedían dinero para entregárselo a las iglesias, con el fin de celebrar unas misas a las personas fallecidas, a las cuales les rendían un culto piadoso. No obstante, eran las propias familias de aquellos enfermos que mostraban su disposición momentánea ante la muerte quienes encargaban a este grupo la presencia en la casa del enfermo.

 

Por otra parte, jóvenes de diferentes barrios de cada pueblo de nuestras Islas se dedican a pasar por las casas con una talega y preguntan al abrir la puerta: ¿hay santos? En caso de que la respuesta sea afirmativa, éstos reciben almendras, higos pasados, nueces, castañas…

 

En los últimos años, debido a la publicidad, marketing y demás destructores de costumbres, provenientes de países lejanos y poco cercanos a nuestras raíces, la noche del 31 de octubre ha ido adquiriendo una connotación muy diferente a la acostumbrada. El trick or treat (truco o trato) intentó apoderarse de las voces de nuestros jóvenes cuando se acercaban a las casas de los vecinos para pedir ahora chucherías. También, los centros escolares, en el área de inglés usan este evento como parte indispensable de su programación anual de actividades, sin saber si quiera que también nuestras costumbres son buenos eventos para la enseñanza de cualquier cosa, entre ellas el inglés (solo tenemos que analizar muchas palabras de nuestro léxico que provienen del inglés directamente). ¿Acaso no podemos usar el inglés para enseñar los Finaos?

 

Pese a que las fiestas de Halloween se han asentado en la misma fecha en la que celebramos nuestros queridos Finaos, cierto es que tenemos la esperanza de que la voz popular reafirme su posición en la defensa de nuestras costumbres por encima de cualquier cosa; tal como se está haciendo cada vez más, y que se manifiesta, afortunadamente, en el empeño de amantes de esta tierra o de instituciones públicas de nuestras Islas como Santa Brígida, San Mateo, Moya, Firgas, Tejeda, Arucas, Valsequillo, Las Palmas de G.C., así como muchos otros del resto de las Islas, y de centros escolares de primaria como el CEIP Benito Pérez Galdós de Ingenio o CEIP Artemi Semidán de Arguineguín, entre otros, de mantener nuestros valores culturales en el lugar que se merecen, y nuestra identidad como parte vital de nuestra forma de ser y vivir por encima de cualquier moda que llegue del exterior.

 

Para la conservación de nuestro importante y carismático legado cultural y costumbrista debemos adoptar una posición tajante y necesaria para la defensa de nuestros eventos populares. Es menester enseñar nuestras costumbres desde nuestras instituciones públicas, padres y centros escolares para seguir manteniendo el pulso ante las oleadas de fiestas extranjeras, que por intereses de marketing intentan hacer sucumbir las tradiciones populares de nuestros pueblos, y que podrían conseguir exterminar sin el apoyo de los antes mencionados. Afortunadamente, yo he vivido en un pueblo que sus vecinos me han mostrado el buen sentir de nuestros actos populares, entre ellos Los Finaos, y desde muy pequeño comparto con amigos unas castañas, unas risas y un bienestar que solo deseo que otras generaciones tengan la misma oportunidad de vivirlo en un espacio único en el mundo como éste. No, gracias, no necesitamos fiestas extranjeras, tenemos Los Finaos, y muy agradecido.
 


http://www.culturatradicionalgc.org/Grupos-Musicales/Rancho-de-Animas/


http://www.bienmesabe.org/noticia/2005/Noviembre/en-torno-a-los-finaos-bienmesabe-de-noticias

 

 

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