Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

De la Virgen de la Peña y del fondo del mar.

Viernes, 25 de Octubre de 2013
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 493

La Virgen de la Peña volvió estos días a su santuario submarino de El Castillo después de la reproducción sumergida en 1967 quedara sepultada bajo el puerto deportivo. El Ayuntamiento de Antigua (Fuerteventura) y la escuela de buceo Deep Blue impulsaron la inmersión de una réplica de la imagen hecha con texturón naturpiedra por el artesano José Melián.

 

La imagen de la Virgen de la Peña volvió días atrás a su santuario submarino de El Castillo después de que la reproducción sumergida en 1967 quedara sepultada bajo la escollera del muelle deportivo. Después de 46 años, otra réplica de la Patrona de la isla realizada por el artesano José Melián, de 50 centímetros y hecha con texturón naturpiedra y con un barniz especial de alta resistencia, fue sumergida y atornillada en un bloque  de cemento por un grupo de doce buceadores. El acto fue muy emotivo y contó con una gran asistencia de público, tanto turistas como residentes, especialmente de Antigua y Puerto del Rosario, quienes rememoraron el acontecimiento histórico y vieron cumplida la petición de reponer la imagen en el mar. La iniciativa, impulsada por las concejalías de Festejos y Turismo del Ayuntamiento de Antigua en colaboración con la escuela de buceo Deep Blue, fue uno de los actos más significativos del programa de las fiestas de la localidad turística llevado a cabo en las pasadas semanas, así como la exposición fotográfica sobre la sumersión llevada a cabo el 8 de octubre  del año 1967 a las 14.23 horas, cuando apenas se atisbaba el desarrollo turístico de Caleta de Fuste.

 

El artesano José Melián también fue el encargado de tallar otra réplica de la Virgen de la Peña, elaborada en yeso y con las mismas dimensiones que la sumergida. Esta imagen fue la que presidió la misa y posterior procesión de los feligreses que acudieron a la localidad turística para celebrar el día grande de las fiestas. La Corporación prevé instalarla en un futuro en un pequeño altar que se situará en las cercanías de este enclave costero.

 

El escritor canario Juan del Río Ayala (1904-1969) señaló en un artículo titulado “En el fondo del mar majorero hay una perla”, publicado en el periódico El Eco de Canarias el 10 de noviembre de 1967, que la imagen fue tallada por José Melián, fundida por José Lavandera y bendecida por el sacerdote don José Leonilo Molina, ya fallecido. Incluso, detalló con precisión las características y la localización de la pequeña Gran Señora de Fuerteventura. “Una reproducción exacta, fundida en plomo, de la virgencita alabastrina y minúscula de Río Palma que ejerce su patronazgo desde la una a la otra punta de la alargada isla de San Buenaventura ha sido, más que sumergida, asentada en el fondo del mar a ocho metros de profundidad y a veinte y cinco de distancia de los rompientes de las islas en la orilla”. “Luego fue en solemne procesión, a hombros de gente marinera, con sus 450 kilos de peso, desde Puerto del Rosario hasta la Caleta donde, como gloriosa potala para afincamiento de la nave de la fe, bajó de la superficie al fondo aromatizado por las algas y los fucos para asentarse sobre un bloque de cemento al cual ha quedado adherida por tres tuercas de cobre”, precisó en el artículo el que fuera bibliotecario de la sociedad El Museo Canario en los años treinta y autor de Tirma,  romance sobre la conquista de Gran Canaria que sirvió de base para una película, además de un libro de poemas y de una pieza teatral.

 

 

Leonilo Molina. Leonilo Molina, ya fallecido, fue considerado el primer romero de honor de la Virgen de la Peña en el Archipiélago. Arcipreste de Fuerteventura y párroco de Nuestra Señora del Rosario y de Santo Domingo de Tetir durante su estancia en la capital majorera, fue uno de los impulsores de que la Virgen de la Peña tuviera un santuario marino en 1967, junto a un grupo de devotos. Y también colaboró en que se volviera a reponer tras ser sepultada por la escollera del muelle. Recopiló trozos de plomo “desde el faro de Jandía al faro del Cotillo, para fundirlos en imagen de la Peña, y que así la Señora, del mismo modo que presidía como Patrona de Fuerteventura desde el Santuario de la Vega de Río Palma, pudiera presidir también como Patrona del Atlántico Canario y desde las profundidades del mar en las aguas cristalinas de la Bahía del Castillo de Caleta de Fuste”. Así lo relató el 16 de septiembre de 1995, donde valoraba que los pescadores y los submarinistas “pudieran hacer también sus ofrendas como romeros de la Peña en el trono del primer santuario en el fondo del mar del Archipiélago Canario”. “En el acto colaboraron jóvenes turistas alemanes, pescadores y submarinistas isleños, devotos de todos los pueblos, así como entidades oficiales majoreras”, según relató el párroco Leonilo Molina, ya fallecido, en La Provincia el 16 de septiembre de 1990 en un artículo titulado “El santuario submarino de la Virgen de la Peña será rescatado próximamente”.

 

La iniciativa posterior de un grupo de jóvenes majoreros de recuperar el trono submarino fue respaldada por muchos devotos de la Virgen, “con sus voluntarios ingresos en una cuenta abierta para este laudable fin, en una entidad bancaria canaria, que pasan de las 200.000 pesetas”, relató el párroco en el mismo artículo. Sin embargo, no fue hasta ayer cuando se materializó esta actuación. Desde que se construyó el puerto deportivo en la localidad turística se perdió el rastro de la imagen. El periodista Tero Brito, corresponsal de El Eco de Canarias en los años setenta y principios de los ochenta, indicaba en una crónica realizada el 20 de agosto de 1981 que desde que se inició esta infraestructura “nadie ha logrado localizar la imagen de plomo de la Virgen de La Peña, patrona de Fuerteventura, en su santuario submarino de la Bahía de Caleta de Fuste”, especificando que “la creencia general es que pudiera haber quedado sepultada bajo el relleno de las obras”. Igualmente, señalaba hace 31 años que tampoco se descartaba la posibilidad, “más remota pero factible, de que haya podido ser arrastrada por algún barco”, circunstancia “nada fácil si tenemos en cuenta que el peso de la imagen y pedestal es de unos 600 kilos”. Ni siquiera los submarinistas pudieron localizarla “en su lugar de ubicación y zonas limítrofes”. Asimismo, recogió unas declaraciones del concejal de CD y teniente de alcalde de Puerto del Rosario, Juan Jesús Páez Nóbrega, en la que indicaba a la prensa que pudo haber quedado sepultada bajo el muelle. En el supuesto de que ello se confirmara, aclaraba Tero Brito, “hay predisposición tanto por la empresa constructora como por la urbanizadora para reponer una nueva imagen al santuario submarino”. Sin embargo, nada se supo desde entonces.

 

 

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