En 1896 es movilizado y enviado a Filipinas: denuncia los abusos del ejército y es condenado y encarcelado. Emigra a Cuba en 1900. Colabora allí en el Diario de la Marina. Regresa a Canarias y es de nuevo condenado por sus denuncias sobre la acción del ejército. Amnistiado, funda gremios obreros en el Archipiélago. Viaja de nuevo a Cuba en 1909. Empleado en el ingenio azucarero Central Mercedita, llega a ser nombrado administrador general del mismo en 1918. Funda el Ateneo Canario y la Asociación Obrera de Canarias; en 1924, hace lo propio con el Partido Nacionalista Canario de La Habana. Publica la segunda etapa del periódico El Guanche y colabora en distintos periódicos cubanos. Su activismo político se centra ahora en la actividad cultural, la fundación de una biblioteca y una escuela en la Central Mercedita o en la Asociación de los Amigos del Árbol y el Instituto de Segunda Enseñanza de Güines. Pero su acción más importante es la fundación de la Revista Cúspide, órgano periodístico del Club Mercedita. El gobierno cubano le concede por ello la Orden Nacional del Mérito Carlos M. de Céspedes. Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas. En agosto de 1939, de regreso a La Habana, tras un homenaje que se le tributaba en Matanzas, muere en accidente de automóvil.