Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

Prólogo bilingüe a The Poet: Traducir a Domingo Rivero.

Miércoles, 05 de Noviembre de 2014
María del Mar Santana Falcón
Publicado en el número 547

The Poet. Fifteen poems by Domingo Rivero es una de las grandes novedades últimas relacionadas con la Literatura Canaria: la traducción al inglés de una selección de poemas del siempre especial Domingo Rivero.

 

 

María del Mar Santana Falcón ha publicado en las últimas semanas, de la mano de Cam-PDS Editores, Canariasebook y el Museo Poeta Domingo Rivero, una de las más llamativas iniciativas de los últimos tiempos para la Literatura Canaria: traducir una significativa selección de poemas de uno de nuestros más brillantes poetas, Domingo Rivero. Esta edición en formato digital puede ser consultada desde aquí (en el enlace que pueden ver en la zona inferior de este artículo), y como una forma de presentación primera de la misma les ofrecemos el prólogo de la traductora, tanto en español como en inglés.

 

Si bien es cierto que la necesariedad de la traducción de nuestra literatura a otras lenguas es una conversación antigua en las tertulias de los interesados, parece que surge en los últimos tiempos un poco más de preocupación en torno al asunto. Sea como sea, y casi a la par de la traducción al mismo idioma de Las Rosas de Hércules de Tomás Morales, la profesora y traductora María del Mar Santana nos ha traído esta gran noticia que es que los textos de Rivero hayan dado el gran salto hacia otra lengua.

 

 

TRADUCIR A DOMINGO RIVERO

 

Tú me hablas en silencio, yo entiendo tu lenguaje.
Domingo Rivero

 

Presentar a las Letras Universales a un maestro de la Literatura Canaria como Domingo Rivero (1852-1929) a través de su traducción en lengua inglesa se nos antoja una labor de gran envergadura y difícil explicación. Por ello, pedimos disculpas al tiempo que confiamos en no decepcionar al lector si se acerca a este prólogo esperando encontrar un cronológico recuento de la vida y obra del poeta. La divulgación de su producción lírica y de su humilde persona es nobilísima tarea del Museo Poeta Domingo Rivero, promotor de esta publicación. Asimismo, se cuentan incluso entre los miembros de la RAE, en el caso de Francisco Brines, o entre los grandes representantes de los estudios literarios en Canarias, en el de Eugenio Padorno, Jorge Rodríguez Padrón, Manuel  González Sosa o Antonio Becerra Bolaños, quienes nos han aproximado a Domingo Rivero en sus valiosos estudios. De ahí que, además de las notas que encontrará a pie de página, consideremos más oportuno presentar al lector en las siguientes líneas nuestra particular explicación de las soluciones y técnicas traslativas adoptadas para tan sutil empresa: traducir a Domingo Rivero, The Poet.

     Hasta ahora, resultaba difícil no estar de acuerdo con los críticos en que la figura de Domingo Rivero había permanecido velada. En su reconocida Introducción a la Literatura Canaria1, Oswaldo Guerra Sánchez lo considera un «paradigma de escritor canario durante años sujeto a un silencioso trabajo de escritura abocado a la ineditez», refiriéndose al largo tiempo que debió transcurrir hasta que una recopilación completa de sus obras apareciera en 1994. Bien es cierto que esta parcialidad pudo empañar de «una suerte de provisionalidad crítica» a sus observaciones, según defendían algunos hacia 1980, cuando no les deparaba «la sensación de reflexionar en el vacío». Quizás entonces resultara legítimo pensar que «una obra no conocida en su totalidad podría anular, desde un punto de vista estrictamente teórico, cuantas conclusiones se verificasen sobre la parte divulgada»2. Sin embargo, como tan acertadamente lo hicieron sus estudiosos, queremos seguir intuyendo que lo que aún pueda descubrirse en esa zona oscura no habrá de desviarse de la poética contenida en sus poesías publicadas, ni mucho menos en las que aquí se encuentran ya traducidas.

     En su presentación a la antología Yo, a mi cuerpo, publicada por la editorial catalana Acantilado en 2006, el académico Francisco Brines señalaba que hasta entonces había sido «sólo silencio en el resto de España». Ahora que ven la luz estas traducciones al inglés, lengua universal, la voz de Domingo Rivero podrá ser escuchada más allá de nuestras fronteras. Llegados al año 2014, la publicación de The Poet nos permite creer en la consolidación y la continuidad tanto de su obra poética como de los estudios que se han realizado y de los que se puedan emprender sobre su persona o su poesía. Representa esta selección anotada de quince poemas de Domingo Rivero traducidos al inglés nuestro deseo de salvaguardar al tiempo que expandir su lírica; por ello, traspasando las barreras de su lengua materna a través de la traducción de algunos de sus poemas esenciales, hemos llevado a cabo un delicado ejercicio traslativo, que requería del rigor que a nuestro poeta caracterizaba. En este sentido, se ha determinado la forma de los textos que acabarían conformando la selección, que trata de seguir ampliando los horizontes de la poesía de Domingo Rivero, al tiempo que nos acerca al cada vez menos utópico objetivo de desvelar su figura.

     La lingua franca (de la que Domingo Rivero se sirvió para aproximarse a la milenaria tarea de la traslación y hacer suyo el soneto de corte bélico nacionalista “The Soldier”), debía rendirle justo tributo y homenaje, democratizando su obra, su ideario y su impecable métrica, volviéndolos definitivamente universales y universalizándolo a él mismo. De ahí que esta obra también incluya un Apéndice donde figura un recorte de prensa que recoge dicho poema del autor inglés Rupert Brooke (1887-1915), además de la versión al español que nuestro poeta realiza de «El Soldado», de la cual surge el enfoque de la traducción según Domingo Rivero que hemos tratado de revelar y de acatar en este trabajo. De hecho, la metodología empleada para traducir las quince composiciones que la preceden se basa en las técnicas empleadas por el poeta canario para la traducción de este soneto. A partir del análisis de los métodos empleados por Domingo Rivero en su soberbia versión de “The Soldier”, hemos tratado de adoptarlos, con lo que la principal función de nuestras estrategias traslativas se ha basado en procurar emular lo que el mismo autor habría decidido de haber contado con la oportunidad de traducir sus propios poemas.

     Así, traducir a Domingo Rivero a través de Domingo Rivero nos ha llevado a sumergirnos en sus circunstancias, en su arraigo, en los paisajes del imaginario de su vida, que impregnan los poemas de esta selección, tan representativos de sus visiones. Para empezar, de su isla natal, «La Isla», a la que tanto debió añorar en su etapa de ultramar; de su casa en la calle Torres, labrada en «Piedra canaria»; de su «Silla de junto al lecho»; de los muebles de su cuarto; de su oficina en la Audiencia Territorial, donde en un plazo de ocho años empieza y concluye el poema «Viviendo»; pasando por sus más melancólicos escenarios del pueblo de Guía, de su ermita perdida; o por los viñedos que ve desde la casa de campo familiar que visitara el propio Unamuno, magistralmente plasmados en el soneto «En El Monte»; sin olvidar sus intimísimos textos sobre sí mismo, de su dicotomía cuerpo-alma (como su soneto inmortal, «Yo, a mi cuerpo»), ni otros versos que dedica a su hijo Juan, e incluso a la propia Lady (aunque quizá más bien a Lord) Byron; para finalizar con «Mis pies», en el que Domingo Rivero, tal y como lo hiciera el mismo Federico García Lorca, sella un personal pacto con la muerte, la que habría de llamar a su puerta cinco años más tarde, cuando finalmente fallece sin reclamar ningún tipo de gloria para su nombre, como declara en la majestuosa finale «El Humilde Sendero», que cierra la compilación.

     Al margen de otorgar al autor su merecida consideración, lidiar con cuestiones de forma versus contenido supone un dilema para cualquier traductor, de manera que nos vimos obligados a plantearnos la gran disyuntiva que históricamente caracteriza a la tarea de traducir, aquella que confronta la literalidad con la libertad traslativa. Fue de vital importancia delimitar con extremo cuidado la relación entre los originales y nuestras traducciones, con lo que terminó de configurarse la estrategia traslativa que se observa en las versiones finales. Al manifestarse como maestro de la medida y de la rima en sus estrofas, con su particular idiolecto, nuestras versiones de los poemas de Domingo Rivero en inglés tratan de conservar y a veces hasta de romper ciertos patrones métricos, así como de hacer coincidir sus sonidos a final de verso, siempre que no desvirtuasen su contenido, su efecto o su lenguaje.

     Reconocemos, una vez declaradas nuestras intenciones, que nunca sabremos cómo se habría traducido a sí mismo el propio Domingo Rivero, aunque resulta innegable que con su traducción hemos contribuido a que la labor literaria de este poeta canario por fin se haga escuchar en otra lengua, en otras latitudes, en otro público, al que animamos a perderse entre los complejos mecanismos de la traducción literaria y los versos esenciales de nuestro autor en busca de su yo poético más profundo, ahora traducido, en otro intento por perpetuar su figura y su legado lírico, que definitivamente acerca cada vez más a Domingo Rivero, The Poet, a la Literatura Universal.

 

María del Mar Santana Falcón

 

Notas

1. Disponible en: http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/culturacanaria/litera/literatura.htm (11/11/2013).

2. SÁNCHEZ ROBAYNA, A. «Domingo Rivero y la herencia becqueriana» @Aguayro: Boletín Informativo de la Caja de Canarias, 1980-08, n.º 126, p. 28.

 

 

 

 

 

 

TRANSLATING DOMINGO RIVERO

 

You speak to me in your silence, I understand your language.
Domingo Rivero

 

Introducing Domingo Rivero (1852-1929) to the literary world through an English Translation is a herculean task. This is why we apologize in advance should the reader expect this prologue to deliver a chronological account of the life and work of this Canarian poet. Presenting Domingo Rivero’s work as well as his humble demeanour is the primary task of the institution Museo Poeta Domingo Rivero, located in the family house at nº 10, Torres Street, Las Palmas de Gran Canaria. This Museum has promoted the publication of the selection of translated poems which rests in your hands. Moreover, amongst the members of the Spanish Royal Academy of Language, such as Francisco Brines, as well as the most important representatives from the Canarian Literary Studies, like Eugenio Padorno, Jorge Rodríguez Padrón, Manuel González Sosa or Antonio Becerra Bolaños, we can find experts who have helped us understand the personality and the work of Domingo Rivero in many studies which we do not have space to approach here either. Therefore, while additional information is presented in the form of footnotes, the primary goal of this introduction is to demystify the process by which we have translated the poetical works of Domingo Rivero, The Poet.

     Until recently, it was hard to disagree with the critical assessment of Domingo Rivero as an unknown and underappreciated talent. In his well-recognized Introducción a la Literatura Canaria1, Oswaldo Guerra Sánchez considers him a paradigm of the Canarian writer, “destined to remain unpublished”. This assessment is strengthened by the fact so many years elapsed before a complete anthology of his poems first appeared in 1994. The fragmentary nature of Domingo Rivero’s work and the little known features of his writing methods left the critics feeling as if they were “preaching in the wilderness”2. One thing, however, that quickly became apparent to Domingo Rivero’s literary executors was the undeniable lyricism and beauty of his style, something that also shines through in this anthology, even in translation.

     In his introduction to the anthology Yo, a mi cuerpo, edited by the Catalonian publishers Acantilado in 2006, Francisco Brines pointed out that until then it was “only silence in the rest of Spain”. Now that these translations into English are coming to light, the voice of Domingo Rivero will echo beyond our shores. In 2014, the publication of The Poet finally delivers his work to a worldwide audience. This annotated selection of fifteen poems, translated into English, safeguards and projects Domingo Rivero’s literary legacy and as a translative exercise required the same application of rigour that characterized the man’s own working process. This fact determined not only the publishing of this compilation of poems and translations, but also the form of the texts that constitute this selection. The aim was to bring Domingo Rivero’s poetry to as large an audience as possible, and in the process reveal the character and motivations of the writer to the world. Only through translation has Domingo Rivero’s unique voice been released from its undeserved literary confinement and presented for posterity.

     Analysing Domingo Rivero’s approach to his own translation of Rupert Brooke’s “The Soldier” provided us with a roadmap to carry out a more systematic translation of his own poetic output, especially in regard to meter and structure. Hence the decision that this book also features an Appendix where we have included a press cutting including the original by Rupert Brooke (1887-1915), as well as Domingo Rivero’s handwritten translation of this war poem.

     As translators we strove to rigourously apply the methods gleaned from Domingo Rivero’s own work on Rupert Brooke’s poem, emulating what the author himself would have been likely to do if translating his own work. Therefore, translating Domingo Rivero accurately ended up becoming a complex and delicate job, going far beyond the purely linguistic or more strictly translative boundaries. Indeed, it morphed into a metaliterary, historical and etnographical exercise. We were forced to dive into his biography, honouring him while, at the same time, making an expansive contribution to Canarian Literature.

     Translating Domingo Rivero has required from us a reading and a re-reading of his poetry, an immersion into his circumstances and his roots, into those landscapes that made up his life’s imagery and determined the structure of this selection of poems. Gran Canaria, the home he missed so much, is brought to life in “The Isle”. The geography and layout of his house in Torres Street whisper to us from “Canarian stone”, “The chair” and “To the furniture of my room”, while the sonnet “Living” evokes the sight and sounds of his office at the Territorial Court. The hauntingly melancholic vistas of “The lost chapel” in Guía mirror the silent seclusion of the vineyards, masterfully captured in the sonnet “In El Monte”. In his immortal “Me, to my body”, Domingo Rivero explores the very concept of self, taking this idea to its nexus point as he lays bare the dichotomy of body-soul relations in “From my body to my soul”. The people who enriched his life also feature heavily in this work: his son Juan, his ageing barber maestro Pepe, even literary predecessors such as Lord Byron speak to us from his verses. The selection finishes with “To my feet” and “The Humble Lane”. The former is a haunting rumination on old age and death, while the latter is a paean to posthumous remembrance, foreshadowing in hope, the literary memorial this very collection represents. This translation hopefully provides Domingo Rivero with the audience and recognition he so undeservedly was denied in life.

     Consequently, we have attempted to see his world, his people and his life through the eyes of Domingo Rivero, The Poet, striving to capture the purest essence of the man and his deepest existentialism through translation, although ever mindful that reading Domingo Rivero in his native Spanish is infinitely preferable.

     Form and content present a difficult hurdle to overcome for any translator. It is our hope that Domingo Rivero’s unique idiolect, sense of rhythm and rhyme, and the personal susurrations of his lyricism have been respected, without overtly distorting the flow, effect and metric structures of his poetry. The results, in our opinion, are not incompatible with the author’s plan or his poetic project, not even with the translation principles, although these statements should still be agreed or refuted.

     In conclusion, putting the eternal debate of translation aside, we may finish by stating that we have tried to keep the essence of what we consider the core of Domingo Rivero’s work, which now finds its pure voice at last. We recognize, given our intentions, that we may never find out how Domingo Rivero would have translated these poems himself, although we can hope that the literary work of this Canarian poet, The Poet, will finally be appreciated in another language. Domingo Rivero, at long last, has the audience he deserves. New readers can finally meander through the poetic landscapes he created, losing themselves in the words of a man, The Poet, who might have been lost forever to shadow. The building blocks of his legacy have been laid. Domingo Rivero is no longer a poet toiling in silence. His letters now belong to the world.

 

María del Mar Santana Falcón

 

Notas

1. Available at: http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/culturacanaria/litera/literatura.htm (11/11/2013).

2. SÁNCHEZ ROBAYNA, A. “Domingo Rivero y la herencia becqueriana” @Aguayro: Boletín Informativo de la Caja de Canarias, 1980-08, n.º 126, p. 28.

 

 

 

 

 

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Comentarios
Miércoles, 05 de Noviembre de 2014 a las 17:45 pm - dailos

#01 ¡Qué bueno! Felicidades a la traductora y a los editores, y sigmos en el ejemplo