Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

Se estudia el uso de agua de niebla para riego.

Viernes, 18 de abril de 2014
Redacción BienMeSabe
Publicado en el n.º 518

De resultar viable, esta tecnología tendría una aplicación inmediata en zonas de medianías, fundamentalmente en cultivos hortícolas como la papa. Sería exportable a otras regiones del mundo donde la niebla es frecuente y el acceso al agua difícil.

Captador de aguas de la niebla.

 

La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, a través del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), está desarrollando un proyecto orientado al aprovechamiento de la niebla con el fin de poner a disposición de los agricultores agua para el riego de cultivos. La niebla, ese característico fenómeno que ocasiona atascos en las carreteras o que provoca la cancelación de vuelos en los aeropuertos, puede también proporcionar beneficios al sector primario, al ser empleada como fuente de agua.

 

El estudio que está llevando a cabo el ICIA se centra en el cultivo de la papa en las medianías de las Islas, un tipo de agricultura tradicional, fundamentalmente de secano y muy ligada al paisaje canario, que se vería incrementada con el aporte ocasional de riego de apoyo procedente del agua obtenida a partir de niebla. Aunque su aprovechamiento como agua potable de abasto presenta muchas dificultades, resulta un agua de alta calidad para el riego. En este sentido, el mar de nubes que baña las laderas del Norte de las Islas puede constituir una fuente de gran riqueza si es aprovechada, como ya hacían nuestros antepasados. Así, los cronistas de épocas pasadas relataban que esta labor ya la desarrollaban los antiguos pobladores de El Hierro, donde "en la parte más alta hay árboles que destilan siempre un agua hermosa y clara que se recoge en unos hoyos cerca de los árboles".

 

A través de este proyecto, que dirige el investigador Carlos Regalado, se está evaluando la aplicación práctica de diferentes sistemas de captura; sin embargo, conseguir destilar el agua de las nubes no es un tarea sencilla. Así, una nube del tamaño de una piscina olímpica contiene tan solo dos litros de agua líquida. Ello se debe a que la niebla está formada por gotas de muy pequeño tamaño, tan diminutas que por el ojo de una aguja podrían pasar hasta diez filas juntas de estas microgotas. Para conseguir capturar estas minúsculas gotas se exponen mallas en zonas con niebla frecuente, con las que tropiezan las microgotas y se consigue que el agua precipite.

 

Actualmente, se trabaja en la mejora y optimización de este sistema de recogida y en breve se pondrá en marcha una experiencia piloto en campo. De resultar viable, esta tecnología tendría una aplicación inmediata en zonas de medianías, fundamentalmente en cultivos hortícolas como la papa y sería exportable a otras regiones del mundo donde la niebla es frecuente y el acceso al agua difícil, con lo que Canarias podría convertirse así en un laboratorio de experimentación para la captura del agua procedente de nubes bajas.

 

 

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