La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas es el título del nuevo libro escrito por Rafael Álvarez Álvarez y Manuel Abrante Luis. En él se aborda el tipo de educación reservada a niños y niñas desvalidos en el contexto de la política socioeducativa impuesta durante la Dictadura en nuestra localidad. Nos encontramos ante un trabajo serio, necesario y oportuno, realizado de forma impecable en rigor analítico, claridad expositiva y utilización de fuentes documentales de primera mano sobre una temática poco tratada hasta estos momentos en nuestra comunidad autónoma. La Educación Silenciada es un relato histórico valiente pero, sobre todo, destaca por ser un ejercicio responsable de justicia que nos viene a recordar esta parte viva de nuestro propio pasado reciente. Un pasado traumático que ha moldeado la vida de sus protagonistas al igual que la de numerosos conciudadanos y que todavía no ha dejado de seguir influyendo en nuestros días.
Esta pequeña historia cuenta, a nivel local, la experiencia que le tocó vivir a un indefenso grupo de niños y niñas en momentos aciagos cuando fueron condenados al silencio y a la invisibilidad. Al tratarse de un ejemplo más de lucha por la supervivencia recobran su verdadera significación y trascendencia mediante la recuperación de su memoria y de sus voces. Por esa razón forma parte de nuestra historia colectiva y, por lo tanto, es también, sin la menor duda, patrimonio común de todos nosotros. En consecuencia hay que asumirla como tal, mirarnos en ella sin nostalgia, aprendiendo a luchar contra la adversidad y de paso comparar aquella época de sufrimientos y privaciones primarias con un presente innegablemente problemático, pero con turbulencias más llevaderas, para comprobar así cuánto hemos evolucionado desde entonces.
Los clásicos nos recuerdan a cada momento que nada resulta más ignominioso en esta vida que aceptar la amnesia por rutina, por comodidad, por interés o, peor aún, cuando viene impuesta por la superioridad. En este estudio sus autores nos ofrecen un ejercicio de memoria básico frente a los que proponen, a codazo limpio y con premura, la compraventa de olvido a cambio de un perdón incondicional, sin la menor contrición ni propósito de la enmienda. Durante los años del Franquismo se intentó (a veces con saña) ocultar, borrar, negar la realidad descaradamente, creando en medio de una mentira descomunal un enorme vacío vital, en la que fuimos educados los que entonces éramos niños. Debido a ello tuvimos que reinventar nuestras vidas por nosotros mismos, y esa tarea la hicimos, la mayoría de las veces, sin referentes válidos que nos orientaran. Quien más o quien menos tuvo que partir de cero para dar sentido a su existencia replanteándose quiénes éramos, de dónde veníamos, con quién estábamos y a dónde íbamos; otros muchos tuvimos clandestinamente que empezar recuperando valores y derechos universales que el Régimen daba ya por desfasados. Esta ardua tarea por la recuperación de nuestras señas de identidad personal y colectiva se llevó por delante gran parte de nuestro esfuerzo, explica muchas sonoras equivocaciones, nos amargó la niñez y nos hizo desperdiciar nuestro tiempo.
Fachada de la Casa del Niño en una imagen antigua
Con sólo unos apuntes contextualizaremos brevemente la historia que aquí se relata. En octubre de 1936 y por obra de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo (uno de los fundadores de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas), y del exjonsista Javier Martínez de Bedoya, se funda en Valladolid una entidad benefactora llamada inicialmente Auxilio de Invierno. En un principio el modelo de beneficencia adoptado por estos fundadores siguió el patrón alemán de la Winterhilfe. Posteriormente, por Decreto de 17 de mayo de 1940 toma el nombre de Auxilio Social, convirtiéndose en una entidad oficial del Régimen para dar respuesta a las funciones benéficas y político-sociales con independencia jurídica del Estado y del Movimiento, y siendo una Delegación Nacional del Servicio de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional-Sindicalistas. Más tarde pasó a llamarse Obra Nacional de Auxilio Social y fue el instrumento empleado por el Franquismo para atender a la multitud de niños y niñas huérfanos de la guerra del hambre y la represión.
En general, la vida en estos centros es inseparable de las condiciones en que vivía la mayoría de los españoles y que corresponde a una época postbélica enormemente difícil, marcada por el miedo, la represión, el exilio, el dolor por los muertos en la contienda, los desaparecidos y encarcelados. Su ideario se centró obsesivamente en la reeducación de los residentes. Se trataba de instituciones de adoctrinamiento en la nueva moral del Estado nacionalcatólico, como se puede apreciar en las declaraciones del entonces gobernador de la provincia de Las Palmas, Antonio García López:
Yo quiero que tengan preferencia en esta nuestra primera “Casa del Niño”, los huérfanos de los infelices cuyos errores sancionó la Justicia de España con la pena suprema. Porque nuestra España es justa y el concepto de justicia, si encierra rigor, guarda también piedad. Esos huerfanitos serán los mimados del Nacional-sindicalismo para hacer de ellos hombres dignos que lleven la frente alta por todas partes con decoro y reivindiquen en sí mismos, con una actuación española, la memoria de sus pobres padres equivocados
(En Falange. Diario de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, en su edición de 21 de octubre de 1937).
|
Allí estuvieron en efecto, desde un primer momento, los huérfanos del bando perdedor junto a los niños de los represaliados, a los que luego se fueron añadiendo los hijos de las familias más pobres (tan numerosas en los peores tiempos del período autárquico del Franquismo). Se trataba de críos cuyos padres no podían alimentarlos y dispusieron que lo mejor era confiarlos a un organismo donde al menos tuviesen asegurado el sustento y una mínima formación. En aquellos centros, los niños y adolescentes de ambos sexos eran internados bajo un severo régimen disciplinario en el que la norma era el trato hosco y la falta de cariño, al mismo tiempo que se impartían enseñanzas elementales y aprendizaje de oficios. La rutina diaria se componía de rezos, formación a filas, educación física, entonación de cantos patrióticos y unas enseñanzas donde se enaltecía a los vencedores con un tipo de formación maniquea inspirada en la retórica altisonante conocida por “espíritu nacional”. No hay exresidente que guarde un recuerdo grato de haber pasado por allí o que deje de culpar a los internados de haberle arrebatado la infancia. Describen además estos ya antiguos jóvenes cómo los instructores y la mayoría del personal responsable, con raras excepciones, solían dispensarles un trato despectivo y brutal prodigándoles castigos físicos y psicológicos desproporcionados. La mayoría de exinternados coinciden en que pasaron hambre porque apenas les daban comida, que estuvieron mal vestidos y que echaron mucho de menos a su familia debido a que el régimen de visitas era muy limitado.
En junio de 1938 entra en servicio el primer centro que se crea en la provincia de Las Palmas con estas características. Se trata del Hogar Virgen del Carmen o Casa del Niño de Arucas que acogió al principio a 84 niños y niñas hasta que fue inaugurado en 1944 la Casa del Niño Mario César en el barrio capitalino de San José, destinada exclusivamente a varones. Desde ese momento, el Hogar acogió sólo a niñas porque los varones fueron derivados al nuevo internado de Las Palmas de Gran Canaria.
Salvo un corto período de tiempo, estuvo siempre regentado por las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl, con la ayuda de las “camaradas del Auxilio Social de Arucas” y del personal de servicio contratado al efecto. En el transcurso de varias décadas, desde finales de los 40 hasta que esta institución fue abolida con la Democracia, pasaron centenares de niñas por las instalaciones en Arucas del Auxilio Social de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. En el libro de Rafael Álvarez y Manuel Abrante se cuenta con todo lujo de detalles cómo este internado se instauró en un edificio donado por los primeros Marqueses de Arucas y sus herederos para Hospital y Asilo de Pobres, situado justamente en la calle Marqueses de Arucas y que, con anterioridad, durante un corto período de tiempo, había sido una checa de retensión, aprisionamiento y tortura de republicanos durante los primeros meses siguientes al golpe de estado del General Franco.
En esta publicación se recogen los acontecimientos más importantes que se van produciendo en el centro de referencia en las primeras décadas en paralelo a los sucesos históricos que están sucediendo en el mundo, en España y en nuestra Comunidad. Algunas niñas internadas en aquellos años relatan sus vivencias sobre cómo era la vida cotidiana en este Hogar. Cuentan que el día a día en el internado estuvo siempre sumido en un quehacer reglamentado bajo el silencio, la obediencia, el sometimiento a una disciplina colectiva, a una vigilancia constante que hizo que estas criaturas crecieran en un ambiente autoritario y en muchos casos coercitivo, lo que marcaría para siempre sus vidas. Estos testimonios orales en la voz de sus propias protagonistas confieren a este trabajo una emocionante credibilidad. La formación “instruccional” ofrecida en este hogar femenino garantizaba la promoción del modelo tradicional y decimonónico de mujer defendido tanto por Falange como por el gobierno franquista, pues se centró fundamentalmente en el aprendizaje de las tareas domésticas. Hay que tener en cuenta que estas niñas a lo más que podrían aspirar es a ser futuras madres y amas de casa y, por lo tanto, desde pequeñas se les acostumbraba a un mínimo de quehaceres propios de su sexo. Recibían enseñanzas del hogar y prácticas derivadas de esta materia como bordado, corte y confección y se las habituaban para ejercitar destrezas que les convertían en buenas amas de casa. Repasan sus ropas, hacen sus camas y cuidan de la conservación y buen estado de su calzado y vestido.
Se tendrá que esperar a los últimos decenios para que desde dentro de la misma institución se empiecen a promocionar otras alternativas más aperturistas. Es cuando vemos cómo algunas internadas son autorizadas a salir para realizar estudios de Bachillerato superior, Magisterio o Enfermería.
Los aires de cambio se empezaron a notar en los 70. Con la muerte de Franco y el referéndum constitucional de 1978 la Democracia se hace sentir en este internado con una mayor liberalización de sus estrictas costumbres hasta su ulterior reconversión en los años 90. El libro no termina sin antes narrar las aventuras literarias del capellán del Hogar Virgen del Carmen, don Pablo Artiles Rodríguez (1906-1983), curioso escritor de novelas costumbristas donde describe, en alguna de ellas, las vicisitudes de este centro, denunciando ciertos excesos con las niñas internadas por parte de las personas que lo regentaban y que causaron un gran revuelo en su momento.
La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas es un nuevo libro que ahora se añade al prestigioso catálogo de publicaciones realizadas por el Excelentísimo Ayuntamiento de Arucas. Doy fe de que su contenido es incapaz de dejar indiferente a nadie que tenga un mínimo de sensibilidad y de conciencia social. Por esta razón recomiendo su lectura al público en general, pero particularmente a tutores, padres y madres de alumnos, y de forma muy especial a los docentes y discentes, en la seguridad de que no se sentirán defraudados.
Pero La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas es, además, un proyecto de investigación socioeducativa de mayor calado si cabe emprendido por profesionales vinculados al mundo educativo y cultural que buscan conocer la historia de la enseñanza en Canarias; pero no sólo como un ejercicio académico de recuperación de la memoria (objetivo valiosísimo en sí mismo), sino también como elemento comparativo y de estudio de las diferentes soluciones pedagógicas y didácticas empleadas ayer y hoy en nuestro sistema de enseñanza y aprendizaje.
Por todas las razones expuestas este proyecto persigue una mayor difusión de sus trabajos utilizando las posibilidades que brindan los distintos recursos, tanto en formato analógico (es decir, el clásico libro de papel) como las potencialidades que permite Internet (libro virtual, audiovisual, sonoro, etc.). Sin embargo, esta publicación se ha efectuado en última instancia porque quiere igualmente hacerse eco de las casi un millar de “niñas inocentes o víctimas” que pasaron por ese Hogar (el primero que se abre en Canarias, y precisamente en Arucas, con ese estigmatizante sentido de orfanato) para testimoniarles con todo su afecto una pública manifestación de homenaje a todas ellas cuando se cumple el 76 aniversario de su apertura.
Termino este prólogo felicitando a sus autores por el esfuerzo y acierto de culminar este libro, animándoles a seguir en esta línea de trabajo. Y al Ayuntamiento de Arucas por dar muestras de sensibilidad social con la edición de este nuevo estudio que sin la menor duda tendrá una acogida entre el público lector proporcional al de los grandes méritos que atesora.
Ver el reportaje La Educación Silenciada. La Casa del Niño de Arucas