Fue su primer director Diego Mesa y López, pero el mismo año de su fundación, y a resultas de una polémica que sostuvo con El Tribuno, Mesa y López hubo de dimitir y asumió la dirección Cipriano de Santa Ana, aunque el primero seguiría inspirando la posición política del diario. A partir de 1916, y coincidiendo con el cambio que sufre el periódico, lo mismo en su formato que en cuanto a las posiciones más críticas que adopta en su línea política, se hace cargo de la dirección Rafael Romero Quesada*, Alonso Quesada. Tras una nueva campaña vejatoria desencadenada por El Tribuno, esta vez contra el propio Alonso Quesada, también este hubo de cesar como director. Además del propio Quesada, colaboraron en Ecos Tomás Morales*, Saulo Torón*, Néstor (Claudio) de la Torre*, Rafael Cabrera, Agustín Millares Carlo*, Juan Rivero del Castillo, Luis Benítez Inglott*, Pedro Perdomo Acedo* o Fernando González*, entre otros. El periódico, además, reprodujo textos de Rubén Darío, de Amado Nervo, de Antonio y Manuel Machado, de Juan Ramón Jiménez, de José Santos Chocano, Villaespesa, Fernando Fortún, Unamuno, Ramón Pérez de Ayala y otros. Desde París, enviaba crónicas Luis Doreste Silva*, a la sazón Agregado a la Embajada de España. En Ecos se publicaron las Crónicas de la ciudad, de Alonso Quesada, que las firmaba con los pseudónimos de Felipe Centeno, Cardenio, Gil Arribato o Máximo Manso. También aparecieron las Crónicas de la noche y Banana Warehouse, del mismo autor que firmaba ya como Alonso Quesada. En la redacción de Ecos se reunía, además, una notable tertulia a la cual acudían las más relevantes personalidades de la vida cultural de Las Palmas de Gran Canaria. En ellas se redactaban las famosas coplillas humorísticas sobre los diversos sucesos de la ciudad y sus gentes, que aparecieron en el periódico durante muchos meses, firmadas siempre con pseudónimo: Arlequín, Polichinela, Pierrot, tras los cuales se escondían, al parecer, los nombres de Saulo Torón, Tomás Morales o el omnipresente Rafael Romero.